3. Sólo una noche. (Especial de San Valentín Rubegetta 1/4)
(@All_of_Saku)
Ocho de la tarde...
Habían terminado el evento totalmente agotados, en esos instantes se dedicarían claro a disfrutar de su mutua compañía.
Le había gustado su regalo, realmente le había impresionado ese detalle de su parte, tanta fue su emoción que quería que esa noche estuvieran juntos mirando las estrellas en la casa del árbol.
Una vez llegó al hogar del Alfa, tocó el timbre y espero a que el contrario abriera, cuando lo hizo se dedicaron una sonrisa antes de ser guiado hacia su lugar de descanso.
—Sabía que te gustaría—declaro Vegetta subiendo primero, resaltando más la caballerosidad de Rubius
—Me encanto — fue lo último que dijo antes de llegar hasta arriba, sentándose en la mesa mientras charlaban y claro comían un poco de tarta.
—Y me timaron en las tiendas— charlaba animadamente mientras mantenía la mirada de Rubius a su persona, este mismo simplemente miraba esos labios carnosos moviéndose a cada palabra que el contrario decía.
—Bueno, vamos a ver las estrellas — dijo de repente el de ojos morados.
—Claro... — después de un rato turnándose para poder ver el firmamento de repente. Vegetta se separo del telescopio para después mirar al Alfa que no le despegaba los ojos de encima. Justo en ese instante, cuando sus miradas se cruzaron, Rubius pudo percibir un brillo tan encantador, un reflejo de las estrellas junto a el color de sus ojos.
No supo que decir, no supo qué hacer o que estaba haciendo, simple me notó como sus manos acariciaban las mejillas del omega mientras este se dejaba hacer, cerrando los ojos y frotando su mejilla en la mano del Alfa.
Ambos lentamente se acercaron, entrelazando sus dedos mientras su atención estaba en cómo sus manos se encontraban totalmente unidas para casi de inmediato volver a mirarse a los ojos. Ninguno se atrevía a dar ese paso, el acortar distancia y sentir sus labios sobre el otro.
—Vegetta... — hablo el Alfa acariciando su pulgar en los rosados labios del nombrado.
—Rubius... — esta vez los nombres eran correctos, esta vez se habían olvidado de aquella persona a la que le pertenecía su corazón, ahora en sus mentes y sus cuerpos solo existían ellos, Rubius y Vegetta.
—No quiero usarte —habló con la voz temblorosa el el más alto.
—No lo harás — finalmente Vegetta había tomado la iniciativa, besando al Alfa que no tardo en cerrar los ojos y responder, sus manos tocaban el cuerpo del omega tanto que la camisa se levantaba y volvía a su lugar cuando bajaba nuevamente a la poción inicial. Con cuidado avanzaron hacia atrás hasta que sintió sus pantorrillas chocaban en la cama, dejándose caer con Vegetta encima suyo.
Las caricias continuaron, un va y ven que lentamente levantaba cada vez más la camisa, hasta que por fin decidió quitársela, dejando al descubierto su pecho. Se incorporo mientras su mano pasaba lentamente por el mismo, teniendo una reacción de vergüenza por parte del omega al ser analizado de esa manera.
—¿Por qué se ve diferente? — no era la primera vez que veía a Vegetta semi desnudo.
—Ah... No lo se... Siento que— tomó su pecho con ambas manos — siento que crecieron — era extraño, o quizás estaban iguales pero por el momento simplemente ambos veían algo que en realidad siempre estuvo igual.
Con una de sus manos mantuvo su agarre a una de sus atributos mientras que su lengua devoraba de manera feroz su pezón, chupando de repente de tal manera que lo hizo gritar por la sorpresa y claro el pequeño dolor.
—No va a salir nada... — declaro manteniendo su agarre en el hombro del Alfa. Sentía que todo eso lo hacía porque al final quería algo a cambio.
—Lo sé, es casi obvio.
—Entonces deja de hacer eso — mencionó mirando hacia abajo encontrándose con los ojos del Alfa mirándolo fijamente, manteniendo entre sus labios, aun, su pezón ya rojito.
Ambas manos se posaron dentro de los pantalones del contrario tomando sus nalgas y apretándolas fuertemente, terminando por bajarle la ropa hasta sus muslos. El omega, por su parte, no se opuso, no dijo nada acerca de que estaba a punto de estar completamente desnudo mientras su acompañante mantenía a un toda la ropa encima.
Se apartó un momento para admirar ese cuerpo tan perfecto ante sus ojos. Esos músculos prejnados de una fina capa de sudor que lo hacía que la tenue luz de la habitación le diera un pequeño brillo. Su abdomen, sus brazos, sus piernas, su rostro, todo era analizado tan minuciosamente quería recordar a detalle ese cuerpo que ahora se entregaba a él.
Salió de sus pensamientos cuando Vegetta comenzó hacer movimientos tan insinuantes y sexys con sus caderas, pasando sus manos por su cuerpo, una manera de provocar al Alfa que no paraba de mirarlo.
—Quiero que dure más y te pones así — regaño el Alfa sintiendo ahora el frote a su parte baja, sin duda alguna ese omega sabia como mover las caderas.
Vegetta río suavemente, una pequeña risilla que tan solo enamoro más al Alfa.
—Entonces no haré nada — declaró, esas palabras fueron un pequeño detonante para Rubius que lo tomó por los hombros para acostarlo en la cama, abriéndole las piernas mientras se colocaba en medio de ellas.
Besos feroces devoraban su boca y sin pensarlo se separó lo suficiente para poder quitarse por completo la ropa, al hacerlo la arrojo al suelo sin importarle en donde cayera, volviendo a inclinarse y devorar los labios del contrario nuevamente.
Al separarse, Vegetta sintió sus labios húmedos incluso un poco debajo de ellos.
—¿Acaso me quieres comer los labios?
—No... — se inclino, susurrándole cerca de su boca — te quiero comer entero — dicho eso volvió a besarlo, bajando a su cuello, mordiendo suavemente su hombro acariciando sus piernas casi al mismo tiempo que las abría frotándose entre su recto.
—Rubius...— no pudo decir más ya que la mano del Alfa cubrió su boca mientras lentamente entraba en el interior del omega, este simplemente arqueo un poco su espalda sintiendo como su recto se abría, si bien no era la primera vez que hacia eso, si lo era con Rubius, ambos tenían su pasado y aceptaron que eso no tendría que importarle a ninguno de los dos, y así era.
Cuando dio una mínima señal de que ya estaba listo comenzó a moverse cerrando los ojos mientras sus caderas chocaban contra el cuerpo de Vegetta, este tan sólo gemía tan deliciosamente que provocaba las estocadas más fuertes y profundas, su cuerpo se retorcía y sus manos se aferraban a las sabanas, a menos hasta que Rubius tomara sus muñecas para poder incorporarlo colocándolo ahora encima de él, el omega comenzó a moverse mirando fijamente esos ojos fieros.
Cambiando de posición una vez considero que no tenía la suficiente velocidad, al menos lo que su cuerpo quería del Omega. Sus uñas se encajaban en la piel ajena, dejando la marca de su apasionado encuentro. El Alfa recobro la conciencia una vez sintió como estaba a punto de correrse.
Manteniendo a Vegetta en una posición de entrega a su Alfa. El omega, aferrándose a las sabanas sintiendo como sus rodillas comenzaba a perder el equilibrio, una posición en cuatro patas mientras su Alfa le daba tan duro que no sólo movía su cuerpo sino también un poco la cama, elevando la cabeza mientras su lengua salía de sus labios sintiendo la saliva derramarse por su barbilla. Había recobrado la conciencia una vez sitio que Rubius se había alejado más de lo que o hacia para envestirlo, dándose cuenta de lo que quería hacer, lo detuvo como pudo.
—No salgas...— pidió
—Pero estoy apunto...
—Dentro... dentro, Rubios— sabía que estaba perdido o eso pensaba ya que sus palabras no eran fluidas sino incoherentes y casi perdidas por el placer, por el momento de la calentura.
—No... — Vegetta se había inclinado, dejando que su pecho tocara el suave colchón mientras sus manos abrían su trasero mirando de reojo al contrario.
—Dentro, dentro Rubius... — lo miraba con suplica pero detrás de esa mirada ahogada en el placer había una pisca de seguridad, de saber lo que estaba haciendo y lo que estaba pidiendo, entro nuevamente, tomando sus caderas y dándole una fuerte estocada hasta sentirse por completo dentro, de nuevo.
Abrió la boca por el grito que dio ante el movimiento del Alfa, abriendo más los ojos y manteniendo su lengua fuera de sus labios, sus pupilas se dilataron mientras se perdía en el placer, disfrutando en cómo se abría aun más su entrada dándole paso al nudo.
Sólo bastaron unos segundos después de la tremenda estocada para sentir ese liquido espeso y caliente, gritó nuevamente, siendo atraído por el Alfa para callar su grito con un beso tan húmedo que la saliva manchaba todo el camino de sus labios hasta su barbilla. Quedaron exhaustos, dejándose caer pero sin que el Alfa saliera de su interior, Vegetta no se quejo, incluso sintió que esa noche seria una de tantas que disfrutaría al lado del contrario.
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