Prólogo

La suave brisa de la noche movió con sutileza las hojas de los árboles, produciendo un ligero sonido casi inaudible. Para aquel chico de sudadera negra y cabello castaño no fue ninguna molestia ese sonido, al contrario, le relajaba bastante, cerrando los ojos mientras caminaba por en medio de aquel bosque sin ningún lugar en específico, simplemente paseando por ahí.

El aullido de los lobos y algún que otro cerdo le hacía abrir rápidamente los ojos para comprobar si había algún peligro cerca, sacando su espada en caso de alguna pelea, siendo esta inexistente. Miró al cielo, observando las estrellas brillando con fuerza en un hermoso paisaje galáctico, hipnotizando momentáneamente al de ojos rojos.

Luzu suspiró, seguramente era muy tarde y mañana tenían un importante evento los nueve juntos, y lo último que necesitaba era un Vegetta enfadado gritándole sobre la puntualidad y la educación, aunque al final acababan en risas. ¿Qué evento les esperaría mañana? Nadie lo sabía, y eso definitivamente era lo que más le llamaba la atención. ¿Un templo, un nuevo bioma, un enemigo maligno mamadísimo? Mañana lo descubriría.

Soltando un suspiro, dio media vuelta para dirigirse a las escaleras de su casa, iba a necesitar descansar lo máximo posible. Su mente estaba sumida en sus pensamientos, mirando al suelo mientras pensaba, últimamente estaba más pensativo de lo normal, empezando a tener dudas sobre él mismo. Estaba cambiando, a pesar de seguir siendo frío y distante como era al principio de Evil Luzu también estaba empezando a ser más amigable y amable con sus compañeros, como en sus inicios en Karmaland. ¿Estaba bien eso?

Antes de poder contestar a su propia pregunta, un ruido a sus espaldas le sorprendió, alertándolo enseguida de un posible peligro. Giró justo a tiempo de detener un ataque que iba directo hacia él, escuchando el chasquido que hizo su espada de diamante con un arma posiblemente del mismo material, haciéndolo retroceder.

Miró a su alrededor, escuchando varios arbustos moverse al compás del viento y los lejanos aullidos de los lobos de lejos. Sea lo que fuere, era muy rápido y ágil, eliminando que fuera un enemigo típico como esqueletos o zombies. Unos pasos a su izquierda, suficiente para hacerle reaccionar y lanzar un fuerte golpe hacia ese lado. Ahí lo vio, una sombra grande y negra mezclándose en el oscuro bosque donde se encontraban, con dos brillantes puntos amarillo oro en su cabeza, siendo posiblemente sus ojos. 

Su espada chocó contra él, haciendo que por desgracia saliera disparada de las manos de Luzu para incrustarse en un árbol a varios metros de su posición.

Shit.

Sacó su arco, agradeciendo ser, posiblemente, el mejor arquero de la ciudad. Tensó la cuerda, apuntando directamente a la misteriosa figura.

No reaccionó a tiempo del siguiente ataque, viendo la afilada punta de un arma golpeándolo en el pecho. Su cuerpo se echó hacia atrás, cayendo al suelo mientras veía su vida.

Medio corazón, le había dejado a medio corazón con solo un golpe.

-What?- Luzu se levantó con dificultad, sintiendo fuertes temblores en su cuerpo mientras apoyaba su mano en el pecho, le ardía horrores. Sus ojos se conectaron, viéndose fríamente durante unos largos segundos, hasta que la sombra simplemente desapareció.

El de sudadera miró esto confundido. ¿Le atacó para dejarlo a punto de morir y luego simplemente irse? Ladeó la cabeza, sacando unas barras de pan para empezar a comer.

Volvió a caminar a su casa, aún con esos recuerdos en su cabeza. Incluso al entrar a su hogar y tumbarse en su cómoda cama, no dejó de darle vueltas al asunto.

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-Frederick, quédate quieto coño, para una vez que te saco de tu cuarto.

Auron miraba con enfado al animal mientras volvía a mirar al cielo, estando sentado en el techo de su inexpugnable casa con su querido 'hijo' en su regazo, acariciando la cabeza de este. Hoy la Luna era apenas imperceptible, viendo únicamente estrellas de diferentes tamaños y colores. El de piel naranja suspiró, ahora mirando a la nada.

Mañana tenía una importante misión, al parecer para celebrar una noche también importante, 'la noche blanca', una noche en la que la Luna no se ve, ni siquiera si se utilizan telescopios. 

-Hacer una misión por que la Luna no se ve. ¿Tú te lo puedes creer, hijo mío?

La gallina soltó un pequeño ruido, cerrando los ojos mientras se acurrucaba en la sudadera blanca de su padre. Auron soltó una pequeña risa, observando al cielo otra vez.

-Mañana va a ser genial, con la Saqueadora no hay enemigo que pueda conmigo. Es que estar tan mamadísimo debería ser ilegal, al igual que ser extremadamente sexy.

Un rayo cayó a pocos metros de su casa, asustando al chico.

-Tranquilos Dioses, era broma. Aún no quiero morir.

La gallina levantó de repente la cabeza, empezando a gritar mientras señalaba con el pico a las espaldas del anaranjado.

-¿Qué ocurre, hijo?- preguntó confuso volteándose a mirar. Durante unos milisegundos juraría haber visto una especie de puntos amarillos al fondo del tejado, para luego desaparecer. Se levantó con rapidez, sacando su espada para defenderse, perdiendo el equilibrio.

-¡MIERDA!

SrAuronPlay está sangrando... 

Frederick, asomándose por el tejado, ladeó la cabeza mientras veía el cuerpo del contrario tirado en el piso, moviendo sus alas.

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SrAuronPlay ha caído desde muy alto.

-¿Pero este que hace?- Vegetta vio la notificación de la muerte de su amigo, sacudiendo la cabeza mientras cerraba los ojos.

-¿Ya lo viste, Vegetta?

-Sí, vi que cada día sois más tontitos- contestó el de pantalones morados volviendo a mirar por la ventana, acariciando con una mano a su perro mientras veía a su acompañante justo a su izquierda-. ¿Seguro que no quieres que te acompañe, Willy?

-No, tranquilo, ya me iré solo después- dijo sonriendo el de ropas verdes, mirando a las estrellas aún con esa sonrisa-. ¿Sabes? hacía tiempo que no quedábamos juntos como en los viejos tiempos, siempre estabas con Rubius y vuestras cosas.

-Vamos Willy compañero, siempre seguirás siendo el mejor- Vegetta soltó una risa mientras se acercaba al contrario, abrazándolo por los hombros-.Mañana en el evento, ¿qué te parece si vamos juntos, como solíamos hacer?

-Pensé que ya ibas con Rubius.

-Iba, pero dijo que al final va a ir con Alexby y Mangel para pasar algo de tiempo juntos, y obviamente no seré yo quien vaya solo. Fargan iba contigo, ¿no?

-Sí, ya conseguí que me invite a una cena de las caras por dejarme plantado de esa forma- ambos empezaron a reír, mirándose-. Por cierto, acerca de la misión...

-Por última vez Willy, no sé nada. Estoy como vosotros.

-Vegetitta.

-Qué pesao' eres, macho.

Ambos volvieron a reír, observando juntos el cielo estrellado como hacían en los viejos tiempos, ajenos a la atenta mirada que esos ojos amarillos les daban.

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-Nieves, tranquila, no te muevas tanto, por favor.

Un albino con gorro de oso intentaba de manera inútil detener a aquel muñeco de nieve al cuál denominaba como esposa, soltando pequeños gruñidos de molestia al ver toda su casa llena de nieve. Así estaba cuando él estaba presente, ¿cómo sería en el tiempo que pasaría en la misión de mañana? Estaría la casa hecha un desastre, posiblemente con alguna mascota muerta (otra vez) si no lograba colocarla en su cuarto.

-Nieves, bonita, por aquí- decía inútilmente mientras la empujaba al cuarto, pero esta siempre se escapaba-.Mierda.

Su querido cerdo observaba la escena mientras comía una zanahoria, sentado en el piso sin hacer otra cosa. ¿Sería por las caras graciosas de desesperación que su amo ponía al ver cómo fracasaba en su misión? Seguramente, a todo el mundo le gustaría ver eso.

Rubius estaba estresado y emocionado a la vez. Estresado por ver que hoy iría a dormir tarde gracias a la terquedad (cofcofidiotezcofcof) de su querida esposa, y emocionado por la misión que iba a tener. Esperaba que fuera un templo, con jefe final que diera muchos tesoros, karmacoins a ser posible. ¿Irían a un sitio nuevo? ¿A lo mejor un edificio submarino? ¿Al Nether? Nah, eso aún es ilegalísimo.

El albino se detuvo al ver cómo la 'chica' quedó quieta de repente, extrañándolo.

-Nieves, oye, ¿tas bien?

Su vista estaba fija en una de las ventanas del salón, por lo que también decidió mirar hacia allí, viendo algo que le preocupó. Dos puntos amarillos observándole encima de un árbol, sin moverse. Por instinto dio un paso hacia adelante, colocándose enfrente de Nieves por si era algún enemigo. ¿Lobo noctugno? No, era diferente, no se veía bien su típico traje de orejas de lobo, y no podía ser ninguno de sus hermanos oscuros, nadie tenía una máscara con amarillo.

En menos de un segundo esos ojos desaparecieron, como si fuera un Enderman que se teletransporta. Eso fue bastante extraño.

-Nieves, hoy mejor dormimos juntos en mi cuarto, por si las moscas.

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La luz del despacho del comisario de policía era lo único que se podía ver en aquel oscuro edificio, viendo desde fuera solo una luz amarilla de una de las habitaciones.

Alexby suspiró estresado mientras dejaba los papeles que estaba revisando en su escritorio, apoyando ambos codos en la mesa para agarrarse la cabeza desesperado, sintiendo el frío tacto de su casco con sus manos algo pegajosas por el sudor de estar escribiendo casi una hora sin parar. Sabía que el trabajo de policía era difícil, pero no tanto. Soltó un gritito de enfado, cerrando los ojos al sentir el sueño recorrer por su cuerpo.

-Compañero, no te veo muy bien- el menor levantó la cabeza para ver a su compañero policía entrar en su cuarto, trayendo una caja de bollería y dos tazas de café calentitas-. Deberías irte a casa Alex, ya termino yo todo.

-No Fargan, ya casi acabo- se enderezó en su silla al ver al mayor sentarse a su lado, dejando la caja de Donuts en la mesa y dándole una taza al menor, el cuál la tomó agradecido-. Grashias.

-De nada, y mira Alesby, tus favoritas, rellenas de crema.

Ambos policías soltaron una risa, dándose un descanso para comer, o al menos el de casco, ya que Fargan aprovechó para terminar el papeleo pendiente. El menor se quitó el casco para poder comer bien, sacudiendo con la mano su pelo negro corto al sentirlo algo sudado, tanto por el pequeño ataque de estrés que casi le da como por la elevada temperatura que le daba aquella lámpara.

-Enserio Fargan, no es necesario.

-Calla tío, así ambos vamos antes a casa y descansamos bien, que mañana hay evento- el de máscara dio un mordisco a su donut, sonriendo al terminar por fin de formar-. ¿Ves? Ya podemos largarnos.

Esa característica risa de delfín sonó por la sala, haciendo reír también al más alto, abrazando por los hombros al menor mientras le despeinaba divertido, como hacía con todos en aquel pueblo. Ambos se levantaron, agarrando sus cosas para seguidamente apagar la luz, saliendo por fin de la comisaría y caminando hacia sus hogares.

Pasaron por un pequeño tramo de bosque para llegar más rápido al punto donde se separarían para cada uno ir a su casa, disfrutando del silencio agradable que había entre ambos, al menos hasta que un ruido de una rama rompiéndose hizo detener a Alexby. 

-¿Alex?- el contrario le miró extrañado, tocándole el hombro para llamar su atención- ¿Quéocurre?

-¿Eh? Oh, nada, solo pensé haber visto algo, seguramente era una vaca o un lobo.- contestó el de marca azul sin importancia, volviendo a caminar hacia su casa para así poder dormir tranquilo con su querido Jimmy.

Pero esos ojos amarillos no eran de ninguna vaca o lobo, eso lo sabía. 

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El sonido de las olas del mar chocando contra la arena de aquella pequeña playa relajaba por completo al de gafas, cerrando a gusto sus ojos mientras apoyaba sus pies descalzos en la arena, sintiendo un frío agradable recorrer sus pies.

-¿No quieres ir entrando, mi niña? Mañana es un día importante.

-Un poco más, se eta' a gusto aquí.- habló Mangel con ese acento suyo tan característico, apoyando su cabeza en el hombro del de pelo naranja mientras se acomodaba en aquella butaca de playa, sintiendo los brazos del contrario rodear su cintura.

Lolito simplemente asintió, volviendo a mirar el océano gracias a la iluminación que tenía en su casa, observando algún que otro pez saltar como si fuera un delfín. Apoyó su barbilla en la nuca ajena, disfrutando del momento de paz. Mañana sería el día de aquella importante misión, y estaría acompañado de Fargan, ya que Mangel había pedido ir con Rubius y Alexby para pasar un rato de amigos especial en una misión. Estuvo a punto de decir que no, que iría él mismo con el contrario, así se aseguraría de que no le pasase nada, pero se reprimió, asintiendo mientras le decía que le parecía bien. Su niña tenía derecho de estar con más seres humanos además de él, y Rubius y Alexby eran amigos confiables, tanto para la seguridad del de gafas como en sus celos. Sabía que no tenían ningún interés amoroso en él.

Una vez estuvo a punto de perderle por ser un extremo posesivo, incluso llegando a retenerlo en casa para que no se juntara con nadie y no le pasara ningún peligro, pero se dio cuenta de su error. Auron le dijo que ambas partes de una pareja deben pasar ratos con otros amigos, y sobre todo darle a Mangel libertad y privacidad, confiando en él. Lolito lo hacía, confiaba ciegamente en el contrario, en que nunca le haría algo tan cruel y doloroso como engañarle, e iba a mostrarlo, mostrar ese voto de confianza empezando a cambiar.

Mangel le perdonó al ver que realmente hacía esos esfuerzos por cambiar, dándole una segunda oportunidad, y no se arrepintió. Salía y llegaba cuando quería, hablaba con quien quería, hacía lo que quería... simplemente tenía total libertad.

Casi todas las semanas Lolito va al psicólogo de Auron unas dos veces a la semana, viendo en qué aspectos puede mejorar y evitar que ese Lolito psicópata y controlador volviera a salir, agradeciendo a su mano derecha por los consejos. Mañana sería el día en donde demostraría sus cambios.

-¿Lolito?-la voz de Mangel sacó de sus pensamientos al contrario, el cuál bajó la mirada para verle- Deberíamo' entra', empieza a hacese' tarde.

-Como quieras, mi niña.- soltó el agarre que tenía en el contrario, dejando que se levantase primero para seguidamente imitarle, caminando ambos a la casa de apariencia inocente de Lolito mientras se agarraban de las manos, entrelazando sus dedos.

Los guardias de seguridad saludaron al alcalde y a la primera dama, vigilando a los alrededores por si había un peligro a la vista.

Al parecer, esa misteriosa figura con ojos dorados no lo era.

OoOoOoOoOoOoOo

Mi primera historia de Karmaland, situado después de las elecciones con Lolito como alcalde y sin el evento de San Valentín. Se irán aclarando más cosas en el futuro, además de que seguramente cambie la portada.

Los capítulos serán algo largos, rondando entre las 3000 y 4500 palabras, aunque intentaré hacerlos más cortos.

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