Cap 8.- Información
Alexby no pudo evitar soltar un quejido cuando aquel trozo de algodón tocó levemente el corte en su ojo. Vegetta frunció el ceño cuando el más bajo volvió a alejarse de su mano por acto reflejo, tirando el algodón ensangrentado a un cubo.
-Alex, quédate quieto- advirtió el mayor por quinta vez, ahora colocando una tela en la zona afectada como hizo hace poco con Luzu-. Pondré mal la venda y tendremos que repetir esto de nuevo.
-Ya pareces un padre regañando, Vegetta.
-Papagetta para ti, hijo mío.- bromeó el mencionado guiñando un ojo, haciendo reír al contrario.
Merlon entró a la habitación donde estaban ambos héroes, trayendo en sus manos una botellita de cristal con un líquido rosa brillante. Una vez que su ojo estuvo vendado, el amante del morado dejó pasar al mayor, el cuál le extendió el objeto.
-Tardará un rato en hacer efecto, pero te curará el corte sin dejar cicatriz. Mis pociones de regeneración no son muy buenas.
-Muchas gracias Merlon.
Alex destapó la botella mientras la miraba atentamente, para luego llevarla a sus labios y beber el contenido. Hizo una mueca de asco por el ligero toque agridulce de la poción, sacando la lengua.
'Como un niño pequeño'. Vegetta rió por ese acto, dando ligeras palmaditas de apoyo en el hombro contrario antes de salir de la habitación y dejar solos a Merlon y Alexby.
El más joven se encontraba sentado en una de las mesillas de la habitación, mirando al suelo mientras tocaba la nueva venda en su cara. En ese lapso de tiempo en donde Vegetta se ofreció a limpiarle la herida mientras el anciano buscaba una poción entre sus baúles tuvo tiempo para tranquilizarse y pensar las cosas con calma.
Sintió una mano apoyarse en su hombro, levantando su rostro para ver la cara del anciano. Su cara seria pero tranquila a la vez le miraba atentamente, sonriendo de lado al ver la cara de confusión del más joven.
-Me alegra que estés bien, mi muchacho. Esta noche intenta descansar para que la poción haga efecto más rápido. Cuanto más relajado se sienta el cuerpo, más rápido serán los efectos de las pociones.
Alexby asintió, poniéndose de pie para ir junto con el anciano hasta el salón, donde estaban todos reunidos alrededor de la mesa llena de papeles.
-Joder chaval, eso fue rápido.
-Simplemente fue suerte, Lolo. Mientras corríamos detrás de Jimmy Luzu chocó sin querer con Alex, parecía que lo estaba siguiendo el mismísimo Satanás.
-¿Has visto su ojo? Con razón parecía tan asustado- el castaño llevó su mano a su mejilla vendada, mirando por un segundo a la nada-. En esa situación realmente te sientes aterrorizado...
Los demás permanecieron en silencio durante unos segundos, hasta que la fingida tos de Merlon les hizo centrarse en los dos nuevos miembros.
-Alexby, ¿estás bien?- en un pestañeo el nombrado ya se encontraba rodeado por sus compañeros, empezaba a incomodarse por tanta atención de repente.
-Que sí, no es nada- las manos del más alto de todos le apretó las mejillas, obligando a mirar fijamente al de gorro de oso-. Enserio joder, que estoy bien.
-Bueno, bien bien... ahora parecer un pirata con eso.
Mangel golpeó a su pareja en el costado con el codo, mirándolo con algo de enfado. La mirada del menor se desvió por unos segundos al suelo, para luego volver a mirar a sus amigos.
-¿Vosotros sabéis quién es el lunático que ha entrado en mi casa?
-No, pero yo sé cómo se llamará en el futuro. Prisionero- Fargan miró con indignación a sus amigos cuando empezaron a reír-. Oye ratas, que lo digo enserio. Ha herido a dos personas.
-Tres.- Lolito levantó la mano mientras alzaba la voz, sonriente.
-Bueno, tres habitantes y ha hecho atentados y allanamientos, sin contar que uno de ellos era Alesby.
-¿Y por qué recalcas lo de Alex?
-Hombre Willy, compañero, es un comisario y mi compañero de aventuras y trabajo. Eso son diez años de cárcel mínimo, dañar a un agente de la ley es gravísimo.
Vegetta negó con la cabeza por décima vez en lo que llevaba de noche, suspirando en un intento de relajarse. Observó atento cómo el mayor se sentaba en una de las tantas sillas que había en el salón, volviendo a rebuscar entre sus papeles.
'Cierto, el libro'.
-Jóvenes héroes, siento mucho interrumpir, pero necesito vuestra atención.
No tardaron mucho en sentarse en las sillas para estar alrededor de la mesa, todos atentos a la explicación del anciano.
-Como vais a ver, este libro explicará algunas cosas de vuestra misión. Sinceramente, a mí también me pareció extraño todo esto, y aproveché mi viaje para investigar un poco.
-¿Y ese libro?
-Joven Willy, ahora mismo lo enseño. ¿Algún voluntario para leer? Mi voz ya no es lo que era- todos apuntaron de inmediato a Vegetta, sonriendo-. Me alegra tener un voluntario.
-Si es que...- Vegetta agarró el libro que le extendió el mayor, abriéndolo por la primera página y posarlo en la mesa, a la vista de todos. Se aclaró la garganta, empezando a leer- 'En memoria del señor de la sabiduría, escritor de este libro y antiguo guerrero y salvador de la Tierra'.
-Joder, empezamos bien.- Auron giró los ojos mientras llevaba sus manos a su nuca, ahora prestando atención por el regaño general del grupo.
-COMO DECÍA, 'Desde hace milenios, ha existido diferentes razas de vida en nuestras tierras. Una son los guerreros, humanos con sangre valiente que fueron merecedores de la mayor inteligencia existente, protegiéndose los unos a los otros para asegurar el reinado de los humanos. Otra son los animales, simples seres vivos que se usan para alimentar a los guerreros o entregar su cuerpo para el aprovechamiento de este.'
-Esto a sonado muy zoofílico, Vegetta.
-¿Acaso fui yo el que escribió esto? Pues te callas- todos soltaron una risa por el regaño del de morado hacia el de gorro de oso, volviendo a poner su voz de narrador-. 'Por último, están los monstruos, horribles criaturas que existen únicamente para acabar con la vida en la Tierra. Cuando la raza humana estuvo en peligro, unos héroes decidieron usar su magia para crear un sitio donde encerrar a esas criaturas, un sitio donde perecerían hasta el final de los días y de donde nunca saldrían. Así nacieron los portales, pasando a través de él varios monstruos con aquellos héroes como cebos, quedando allí atrapados para siempre. Por desgracia, algunos monstruos consiguieron escapar, y ahí, aquellos guerreros con sangre pura, crearon unas armas que les ayudaron a eliminar gran parte de esos monstruos. Encerraron a los que sobrevivieron en cuevas en lo más profundo del suelo, y lanzaron el maleficio del día. Todo aquel monstruo que saliera bajo los rayos del Sol, moriría quemado en segundos. De esa forma, la amenaza de esos monstruos estaría controlada, excepto por...'
-¿Vegetta?
-Se ha reiniciado por mucho texto.- bromeó Fargan dando un sorbo a su bebida.
-Es que aquí pone algo, pero no leo bien- el chico sin camisa entrecerró los ojos para poder distinguir algo entre esas manchas borrosas de tinta, rindiéndose a los segundos-. Da igual. Ejem, 'excepto por interrogante, el cuál contaba con un poder parecido al de los héroes para lanzar hechizos, gracias a unos traidores entre los guerreros: la hermandad oscura.'
Un profundo silencio se hizo presente en medio del lugar, escuchando únicamente el sonido de Mangel bebiendo su botella de zumo y el de Rubius comiendo unos filetes que le dio Merlon. ¿La hermandad oscura? ¿Tan antigua era la hermandad?
Vegetta empezó a pasar las páginas en completo silencio, no había información muy importante. Explicación de la creación de portales, descripciones de mobs y animales, diferentes encantamientos y sus efectos...
-Espera Vegetta, retrocede dos páginas- el nombrado obedeció a Luzu, haciendo lo ya mencionado. Paró justo en una página donde se podía apreciar un dibujo, un dibujo de lo que parecía ser una especie de cofre negro y unas siluetas a su alrededor como de aldeanos. Justo en la página siguiente, se podía leer un pequeño texto que esta vez Luzu leyó-. 'Como método preventivo, los guerreros lo encerraron en una prisión de piedra encantado en el cuál no podría salir hasta que alguien rompiera el conjuro. Para que las nuevas generaciones no cometieran errores, dejaron grabada en una losa de piedra lo que sucedería si se dejase libre: Tenebrae exitium qui adducere. "Trae oscuridad y destrucción".
-Uis...
Otra vez ese silencio, pero ahora era uno incómodo. A estas alturas dudaban de que esto fuera una simple misión, era algo más, y lo sabían.
-Héroes, Karmaland está ante un gran peligro- los ojos de Merlon se cerraron con calma, hablando como si estuviera saludando a un amigo-. Los Dioses se encuentran incomunicados, y sospecho que la... 'entidad' que os acecha puede ser muy peligrosa. Ahora sí que empieza la misión.
-Me cago en la hostia.
Auron golpeó con su puño la mesa, bufando molesto por todo esto. Bestias infernales, portales, una misión en la cuál no recibiría nada... Solo faltaba que le dijeran que tendría que donar un riñón y medio pulmón para caridad.
Willy no apartó la vista del libro, había algo que le llamaba la atención. En el cofre del dibujo había una especie de garabatos en la base, y al parecer unas palabras que también seguían escritos en ese idioma extraño.
-A ver si nos aclaramos. El loco de ojos de oro es una fuerza maligna que hemos liberado sin querer en la misión, y ha estado por el pueblo haciendo desmadre.
-Debemos avisar a la gente- Lolito se levantó de su asiento mirando a los otros integrantes-. Creo que sería mejor evacuar la ciudad.
-¿Y si va a por nuestras mascotas y cosas importantes?-Alexby abrazó a Jimmy al decir esas palabras, sintiendo el pico del animal acariciar su mejilla a modo de consuelo.
-¡Mi señora está en peligro!
-¡Oh no, Manolo!
-Frederick está a salvo, cerdos. Mi casa es inexpugnable.
-Muy bien, creo que es momento de centrarnos en lo que haremos ahora- todos asintieron ante las palabras de Vegetta-. Bien, creo que lo más lógico es separarnos en grupos para hacer todo eso.
-Yo puedo quedarme con Merlon a investigar el cartel extraño que encontramos en la misión, tengo aquí la foto.-Mangel alzó orgulloso la foto mientras sonreía ampliamente, por fin se sentía importante.
-Yo y Luzu podríamos ir evacuando a los habitantes para su seguridad, dudo poder hacerlo yo solo.- el castaño sonrió mientras Lolito alzaba un pulgar, sonriendo de lado.
-Yo podría ir despejando el-
-Alex, creo que lo mejor será que te quedes aquí con Mangel y Merlon.- Vegetta usó el tono de voz más tranquilo posible, pero eso no fue suficiente para evitar el enfado del menor del grupo.
-Y una polla, estoy con un parche pirata, no paralítico.Puedo perfectamente luchar y hacer cosas útiles.
-Ey, lo mío es útil.- Mangel se cruzó de brazos mientras fruncía el ceño, ofendido.
-Ya, pero paso de quedarme aquí por que 'oh, pobrecito Alex, está herido y sin poder luchar'. Pues para que os enteréis, estoy de puta madre.
-Alexby y yo podemos ir a la zona de la misión para ir eliminando monstruos- Rubius sonrió confiado mientras rodeaba los hombros del nombrado con su brazo, guiñando un ojo- y ya de paso Fargan, me siento más seguro si me acompañan dos policías.
-No hay problema, tío.
-Bien, Auron y yo iremos a por vuestras mascotas y a por Nieves, y Willy se quedará con Mangel y Merlon por si necesitan refuerzos.
-Jimmy puede quedarse aquí a protegerles. ¿A que sí, mi Jimmy?- ante la pregunta Alexby puso ese tono de voz algo agudo y exagerado como si hablara con un niño, acariciando sonriente al dragón.
Una vez todos los grupos trazados y el plan hecho, se levantaron de las sillas para prepararse antes de empezar su parte del trabajo.
-Lolito- el nombrado volteó a ver al de gafas, sonriendo mientras se acercaba. Las manos enguantadas del menor agarraron con suavidad las suyas propias, apretándolas ligeramente mientras le veía serio- ten mucho cuidado en el pueblo.
El de pelo naranja sonrió enternecido ante la preocupación ajena, Mangel era el típico amigo que se preocupada incluso cuando estornudabas. Cuando Rubius se quedaba borracho perdido en las improvisadas fiestas en casa de Vegetta siempre solía acabar rodando por las escaleras del señor de la mansión, teniendo al lado a un nervioso Mangel que le abrazaba mientras gritaba si estaba bien, aplastando sus mejillas para crear esas miradas de 'seriedad'.
-No te preocupes mi niña, lo tendré. Recuerda, si el loco psicópata viene aquí, dale una buena patada en los huevos y luego inmovilízalo.
El de gafas empezó a reír por esa frase, sintiendo la frente del pelinaranja juntarse con la suya propia, ahora ambos riendo.
Luzu miró la escena enternecido, quitándose la capucha para ordenar un poco su revoltoso cabello y su flequillo, pensando ya en el plan que seguiría para avisar al pueblo. Lo más sensato sería-
-Hey Luzu.- el nombrado se dio la vuelta al escuchar su nombre, viendo a Auron justo de pie a su lado, sonriendo de lado.
-Hey... hola Auron.
-Mira, yo...- el menor soltó un suspiro, rascándose la nuca- por si acaso luego estamos al borde de la muerte y no tengo tiempo para hablar... Lo siento por lo que dije la otra noche, lacagué bastante.
-Tranquilo, no pasa nada- Luzu sonrió con algo de tristeza, sobando su brazo con cierta timidez, volteando para ver la ventana-. Yo también te debo una disculpa, dije cosas que no debería haber dicho.
-¿En paz?- el de piel naranja extendió su mano con confianza, sonriendo ampliamente cuando el mayor la estrechó con la suya- Por cierto, no te preocupes por Manolo, te lo traeré sano y salvo.
-Eso espero, por que aún me quedan pociones de tu maldición.- ambos soltaron una risa, sintiéndose aliviados de haber relajado el ambiente tenso entre ellos.
-Se han arreglado los novios- susurró Rubius al ver esa escena a lo lejos, dando leves golpes con su codo en el costado del de pantalones morados- ¿Viste Vegetitta? El paraíso vuelve a estar de pie.
-No sabía que estabas en un triángulo amoroso, Doblas- bromeó el mayor mientras recogía unas cosas que le dio Merlon, en su mayoría bloques y comida para los siete-. Tened cuidado al ir allí, y no ignores los mensajes, recuerda que tú serás el encargado de avisarnos cuando la zona esté despejada.
-Que sí mamá- el más alto echó la cabeza hacia atrás con fastidio, rodando los ojos-. Deja de estresarte, macho.
-No lo haría si fueras más responsable.
-¿Me estás llamando irresponsable?
-A ver parejita, es hora de irnos.- la llamada de atención del menor impidió una posible pelea, yendo los chicos que iban a salir a la puerta.
Tras despedirse entre todos, cada grupo empezó a caminar hacia su objetivo, todos en absoluto silencio y con una seriedad que llegaba a incomodar. Mangel suspiró, cerrando la puerta para dirigirse a la mesa.
-¿Necesitas ayuda?
Willy se sentó a su lado, mirando atentamente el cigarro que el de lentes se llevó a sus labios. De repente sintió su boca seca, sintiendo ese hormigueo en su garganta que hace años no sentía. Se tuvo que morder los labios para no pedirle a su amigo uno de los cigarros, en teoría ya no era fumador, pero a veces su cerebro le hacía recordar esas sensaciones, la agradable sensación del humo atravesando por su garganta y llegando al pulmón, la sensación de alivio cuando lo dejaba salir por la boca y a veces por la nariz... ya estaba volviendo a pensar en cosas que no debía.
-Mira illo, encontré algo- el menor sacudió la cabeza para prestar atención al mayor, viendo entre sus manos unos papeles algo amarillentos con unos símbolos raros escritos, y a su lado unas palabras al español-. Se parece a los que veo en la foto.
-Recuerdo ese día- en anciano se sentó en una de las sillas próximas, sonriendo con nostalgia-. Fue en mis tiempos mozos, cuando hacía exploraciones.
-No sabía que fueras explorador.
-Joven Willy, algo de lo que nunca me arrepentiré es de las elecciones que tomé a lo largo de mi vida. A vuestra edad me encantaba conocer sitios nuevos y vivir la aventura en su máximo esplendor.
Mangel escuchaba la conversación de fondo, agarrando un lápiz mientras empezaba a traducir la foto que sacó. Cada palabra que escribía más dudas se formaban en su mente, lo que estaba averiguando no tenía sentido.
Jimmy empezó a explorar la casa, mirando a través de las ventanas como si fuera un perro guardián. Se sentía nervioso por no ver aquí a su humano, pero le había encargado una misión. 'Protegeles si aparece el gilipollas que nos atacó en casa'.
El exterior estaba totalmente oscuro, estando todo mezclado en un mundo de sombras y oscuridad. Apenas se distinguían las formas de los árboles y arbustos, además de la figura de algún animal salvaje. Volvió al salón principal, tumbándose en los pies de Mangel para descansar un rato pero sin bajar la guardia.
En el exterior de la vivienda, una enorme sonrisa se formó entre los labios de cierta figura de piel pálida, mirando fijamente a la humilde casa de aquel anciano con sus profundos ojos dorados.
Ahora sí iba a comenzar la diversión.
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