Cap 4.- ¿Dónde está?

-¿El qué?

-Pues verás... hace unas horas salí para dar una vuelta por el pueblo mientras Lolito estaba trabajando. De camino hacia aquí, me dio por pasar en la casa de Merlon.

-¿Y eso?

-Sinceramente, ni yo lo sé, fue como... instinto, diría yo- Mangel subió los hombros con duda, acercando sus labios al oído ajeno para empezar a susurrar, como si temiera que alguien les oyese-. Pero al llegar ahí Merlon ya no estaba, y su puerta estaba abierta. Pensé que empezaba a tener problemas de memoria y se fue donde el cartel dejando su casa abierta sin querer, pero tampoco estaba.

-¿Buscaste en otros sitios?- Rubius miró a su amigo por el rabillo del ojo, empezando por alguna razón a sentir su pulso acelerado.

-Por todos sitios, y nada. Merlon no está en el pueblo.

El de prendas azules se separó para quedar ambos frente a frente, los cuales se quedaron unos segundos en silencio. ¿Merlon desaparecido? ¿Era eso posible? Les costaba creerlo, pero era extraño que no se le viera por ningún sitio y que dejase su casa abierta, sobre todo él, que conocía de sobra a los chicos y su pequeña manía de hacer allanamientos de morada.

-¿Ya le informaste a Lolito?- preguntó el cura serio.

-No, a estas horas estará ya en casa.- Mangel suspiró, pasándose una mano por el pelo al sentirse levemente estresado.

-Mira, a lo mejor hoy se tomó un día libre, o fue al campo a pasear con las vacas, yo que sé. Si mañana sigue sin aparecer, se lo comentamos a Lolo, ¿estás de acuerdo?

-Sí, sabía que a ti se te ocurriría que hacer, yo no quiero meterme en problemas- ambos soltaron una ligera risa, viendo que la luz del sol ya estaba prácticamente acabado. Se dieron un choque de manos, despidiéndose mientras Mangel salía de la iglesia con un cigarro en sus labios, encendiéndolo por el camino. El cura suspiró, volviendo a su puesto de antes para arrodillarse y cruzar sus manos, mirando al cielo-. Dioses, si alguno me escucha, por favor, no dejéis que Merlon muera. Ameno Dorime.

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El camino de regreso a su casa fue bastante tranquilo, teniendo suerte de no toparse con ningún monstruo por el camino. Justo cuando la Luna alcanzó su máxima altura en el cielo, divisó a unos metros las farolas que iluminaban la 'casita de abuela' del nuevo alcalde de Karmaland. Saludó a los guardaespaldas con su mano, tocando la puerta con su puño para que el de pelo anaranjado le dejase pasar. Un día de estos deberían poner de una vez una puerta de retina para el de lentes.

La puerta se abrió, dejando ver a un sonriente Lolito, el cuál se lanzo a abrazarlo..

-Mi niña, qué temprano llegas hoy. ¿Sucedió algo?- el de camisa verde se separó al cabo de unos segundos, agarrando el cigarro que el contrario tenía en sus manos para luego tirarlo al piso y pisarlo- Y no fumes, o te me morirás temprano.

-Y dale- Mangel rodó los ojos, cansado ya de que siempre le dijeran lo mismo. Era su puta vida, y si quería morirse en unos años de cáncer de pulmón, pues que le dejen-. Entre tú y Rubius no me dejáis tranquilo.

-Como debe ser. Siempre alaísimo tuya, ¿recuerdas? Y para eso te necesito vivo, paso de ser un necroci... necropili... nefrolipi... de salir con un muerto.

-¿Quieres decir que dejarías de quererme si muriese o me transformase en zombie?- Mangel se llevó una mano al pecho mientras usaba un tono de dolor exagerado, apretando sus labios para no dejar escapar una risa.

-¿Pero qué bobadas dices, Mangel? Estar tanto tiempo con Rubius te está matando neuronas. Te lo dije, alaísimo tuya siempre.

Ambos guardaron silencio por un momento, para luego estallar en risas. Cuando ambos se tranquilizaron, se miraron fijamente, sonriendo.

-Será mejor que entremos, no quiero morir justo ahora por un esqueleto.- habló divertido Mangel caminando hacia la casa, siendo seguido por Lolito.

El de prendas azules estuvo dudando por un segundo si hablar del tema de Merlon o no al contrario, pero al final decidió hacer caso a su mejor amigo y no comentarle nada. Si mañana seguía sin haber señales del anciano, Lolito sería el primero en enterarse.

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-Auron, espera un poco, que la vas a matar.

-Luzu, mi niño, estoy muy enfadao', ¿eh? No me toques los cojones. Mírala, si es que no se mueve. ¡Camina!

El de pelo castaño suspiró rendido mientras miraba al contrario empujar con fuerza a aquella sirena para hacer que entrase por el pequeño túnel que habían construido los dos, pero la chica no estaba muy a la labor, ya que se daba media vuelta y se alejaba hacia el mar, cantando.

-¡MIRA, A TOMAR POR CULO, MUÉRETE!

-¡AURON NO!

Luzu no evitó a tiempo a que el más bajo, con 'La Saqueadora' matara a la sirena de solamente dos golpes, escuchando los gritos de enfado de esta. Se quedaron en silencio, mirando hacia el sitio donde apenas unos momentos se encontraba la chica.

-Auron, ¿are you fucking with me?

-La tuya por si acaso.

El más alto levantó la mirada para verle enfadado, acercándose. 'Oh no, mami Luzu está enfadado.'

-Auron, llevamos casi tres horas intentando llevar la sirena desde aquella isla desierta hasta tu casa, estábamos a menos de 300 metros. ¿Nos has hecho perder el tiempo para nada?

-Es que me estaba poniendo nervioso.

-Cuando tú me pones nervioso no te voy matando, ¿no?

-Bueno...- el contrario miró hacia un costado, enfadando más al de sudadera negra.

-¿Perdona? ¿Cuándo hice yo algo así?

-Vale, reconozco que fue medio culpa mía que me matases aquella vez, pero no quita el hecho de que me mataste- Auron miró con el ceño fruncido al más alto por pocos centímetros, apoyando su dedo índice en el pecho de este-. ¡Loco!

-¿Loco yo? ¿Quién fue el que me estaba destruyendo la muralla cuando le disparé?-ahora el que frunció el ceño fue Luzu, empezando a enfadarse de verdad.

-¡Eso da igual, tú quemaste a mis animales y destrozaste mi jardín!

-¡Tú matabas a mis animales cada vez que venías a casa!- Luzu apretó con fuerza sus puños, sintiendo cómo su ira aumentaba poco a poco.

-¡Y tú te portaste como un niño pequeño y mimado por no ganar las elecciones, colocando lava por los sitios y explotando cosas! ¡Casi matas a Frederick!

-¡Y tú me traicionaste!- ese grito del mayor calló por completo al de piel naranja, el cuál simplemente se le quedó mirando- ¡Dijiste que me apoyabas, que estarías a mi lado y que me ayudarías en todo lo que necesitara, y no lo hiciste, así que no tienes derecho de restregarme nada! Es más, ¡yo soy el que más motivos tiene para quejarse!

Un incómodo silencio inundó a los dos jóvenes, los cuales se quedaron mirando al suelo al sentir el momento tenso que les envolvía. Luzu suspiró, cerrando los ojos mientras se colocaba su capucha para tapar su rostro, dándose media vuelta para empezar a caminar hacia casa.

-Buenas noches Auron.

-Luzu, yo...

Fue muy tarde cuando el de polera blanca intentó disculparse, viendo entristecido cómo el contrario se alejaba de él.

-AuronPlay, la has cagado pero bien.

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Fargan miró al cielo por cuarta vez mientras esperaba a sus hermanos oscuros escondido tras unos árboles cerca del molino, cruzándose de brazos mientras suspiraba. Ya deberían estar colocando TNT en el edificio, pero ahí estaba, esperando al resto de miembros.

Miró directamente a las estrellas, intentando contarlas para pasar el tiempo. Se detuvo al llegar a treinta, volviendo a suspirar mientras ahora miraba al suelo. Por suerte esta misión sería fácil, ya que Alexby no estaría para hacer ronda nocturna y los guardias estaban ocupados con un montón de monstruos que llevó el de máscara de búho para entretenerlos, pero sabía que no durarían mucho.

-Voy a explotarles el jardín por esto.- masculló el chico molesto aún cruzado de brazos, ya tenía planeado la cantidad de minas que iba a ponerles.

-¿Qué andas diciendo ya, rata?- Fargan levantó la cabeza al escuchar la voz del albino, el cual, a pesar de tener una careta tapándole el rostro,  sabía que tenía una expresión de molestia.

-Ya era hora, macho. ¿Os estabais arreglando para la cita?

-Bueno Fargan, no eres el más indicado para decir eso.- esta vez el que habló fue Rubius, acercándose a ambos para pasar sus brazos por sus hombros.

-Joder, es que llevo esperando casi media hora.

-¿Te recuerdo aquella vez que te esperé delante de tu casa por una hora y resulta que te estabas emborrachando por el pueblo?

-Touché de Rubius.- rió Willy.

Después de una pequeña pelea a puños entre los tres, empezaron la misión, caminando silenciosamente hasta el molino para seguidamente rodearlo de explosivos, tanto de TNT para volarlo ahora como de minas alrededor para los curiosos que vendrían mañana.

-¿Lo explotamos ahora o mañana?

-Tío, obviamente ahora.-dijo Willy sonriendo, sacando un mechero mientras se acercaba al molino, prendiendo fuego a la primera dinamita que vio.

Los tres se alejaron corriendo hacia el bosque mientras reían por lo bajo, escondiéndose para admirar la hermosa y enorme explosión que se produjo. Fue menos de 20 segundos de explosión, pero fue lo suficientemente grande como para no dejar ni rastro del molino, solo un enorme agujero en el suelo donde hace nada estaba la construcción.

Chocaron los cinco entre los tres, dando por concluida la misión. Se despidieron, ahora caminando cada uno a su casa para poder descansar hasta mañana, Willy tendría que sacrificarse y pisar una de las minas para que el resto de sus amigos cayeran, acordando que Fargan se quedase lejos para así poder revivir a los que estuvieran sangrando por las minas.

Qué divertido era formar parte de la hermandad.

Willy se quitó su traje oscuro, guardándolo en la mochila mientras caminaba tranquilamente hacia su enorme casa con forma de árbol. Cada vez que hacía una misión de la hermandad se sentía bien, como si se quitara un gran peso de encima. Seguramente se desestresaba cuando hacía explotar algo, a lo mejor por eso andaba poniendo minas a diestra y siniestra. Lo que más le gustaba era la reacción de los demás, sobre todo cuando inmediatamente reñían a Fargan. Esas ocasiones les daba la vida.

Pero poco le duró ese feliz pensamiento, ahora caminando pensativo al acordarse de lo que pasó ayer. Tenía una curiosidad enorme de leer ese libro, sin contar de descubrir el significado de aquellos misteriosos carteles en la misión. Misión más rara hasta ahora, por cierto. Solo hubo unos cuantos enemigos chetados, una especie de mazmorra abandonada y una escena bastante extraña, y ya. No hubo pelea con el jefe final, no hubo varios enemigos que les dieran recompensas, ni siquiera una explicación de la historia. Los dioses hacían misiones muy creativas, y esto era o un experimento social para comprobar qué les ocurría si cambiaban las misiones o un intento por hacer algo diferente.

Sonrió al llegar al jardín de su casa, acercándose a su puerta para poner el código y entrar, soltando un suspiro mientras se dirigía directamente a su cama para dormir un poco.

Mañana iba a leer ese libro sí o sí, estuviera o no Vegetta.

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Un nuevo día se hizo presente en Karmaland, dando la bienvenida a los habitantes con un cielo despejado y soleado. Era el típico día perfecto de las películas para salir y aprovechar el día, pero eso era lo que menos quería hacer Auron en estos momentos.

Llevaba ya casi 15 minutos mirando al techo aún acostado en su cama, no tenía ganas ni de morirse después de la cagada que hizo ayer. Por fin Luzu empezaba a comportarse como antes, siendo más sociable y amistoso como los primeros días en los que llegó aquí, pero ambos la jodieron anoche, dejando ahora una sensación de incomodidad en ambos.

Auron salió de su trance al sentir un ligero picotazo en su mano, levantando levemente la cabeza para ver a su querido hijo Frederick a su lado picoteando parte de su mano y brazo para llamarle la atención.

-Frederick, hijo mío, ¿qué haces fuera de tu habitación inexpugnable?- el adulto volvió a mirar al techo, posando su cabeza en la almohada- Déjame solo en mis penas hijo.

La gallina ladeó la cabeza, caminando hasta quedar encima del pecho de su padre, para seguidamente frotar su cabeza en la mejilla del humano. El de piel naranja no pudo evitar soltar una risa, levantando su mano para acariciar las suaves plumas del ave con sumo cuidado.

-Frederick, eres el mejor,  joder. Le levantas el ánimo hasta a un muerto.

Después de cinco minutos de acariciar a su hijo adoptivo, por fin decidió levantarse, hoy podría aprovechar para ser productivo en su trabajo del ayuntamiento, o a lo mejor podría haber un nuevo caso y ser el juez otra vez, la verdad tenía ganas de otro juicio.

Guardó a su hijo en su habitación, saliendo ahora algo más animado hacia el pueblo con una expresión neutral, no iba dando saltitos por el campo como Heidi pero tampoco tenía ganas de tirarse por un acantilado, para él eso era neutral, ni una cosa ni la otra.

Grande fue su sorpresa al escuchar a varios habitantes rodeando el ayuntamiento, gritando a viva voz mientras hacían un semicírculo. Esta vez sí se veían realmente enfadados.

-¡HAN EXPLOTADO EL MOLINO! ¿AHORA CÓMO HACEMOS PAN?

-¡ESTO ES UNA VERGÜENZA, NO HAY PROTECCIÓN EN EL PUEBLO!

-CIUDADANOS, TRANQUILOS, POR FAVOR.

Al escuchar la voz de su amigo, Auron corrió hacia el centro de la multitud, viendo un nervioso Lolito intentando tranquilizar a los habitantes. No dudó en ir a su lado, sacando un palo que tenía en el inventario para que la gente dejara un poco más de espacio, funcionando al momento.

-Lolito, ¿qué está pasando?- antes de que el alcalde hablara, un señor le respondió.

-Alguien ha volado el molino en mitad de la noche.

-Joder, ¿y por eso tanto escándalo?- Lolito le dio un codazo en el costado de su mano derecha al sentir las severas miradas de los molestos ciudadanos encima suya.

-¿Y mi hijo? ¿Nadie va a hablar de mi hijo?

Tanto los habitantes como los héroes dejaron de hablar al escuchar a la mujer, una chica de pelo largo y naranja y de ojos verdes, la cuál miraba preocupada al alcalde.

-¿Qué ocurre con su hijo, señorita?- Lolito utilizó su máxima educación para hablar con ella, mirándola a los ojos.

-Mi niño ha desaparecido, normalmente llega alrededor de las once a casa, pero aún no ha vuelto. Sé que le ha pasado algo, así que por favor, haga algo para encontrar a mi hijo. Raúl es un buen chico, nunca haría tonterías como escaparse.

-Muy bien señorita, tranquilícese, la policía de Karmaland se encargará en persona de buscar a su hijo. ¿Ya ha hecho una denuncia sobre su desaparición?- la mujer negó con la cabeza- Pues es lo primero que debe hacer. Ahora mismo el alcalde investigará el caso del atentado, pero todos deben irse a sus casas y vivir su vida de gente de campo.

La multitud empezó a murmurar entre sí, para luego ver cómo cada uno empezaba a irse del lugar.

-Gracias mano derecha- susurró Lolito cerca del rostro del contrario, sonriendo para seguidamente separarse, acompañando a la mujer de antes hacia la comisaría-. Muy bien señorita, acompáñeme para poner la denuncia.

Auron se quedó delante del ayuntamiento, mirando al suelo al sentirse extrañado por esta situación. La explosión seguro había sido alguien del grupo, de eso no había duda, pero, ¿secuestrar a un niño? El único secuestrador era Lolito, y hace tiempo que abandonó ese puesto de psicópata. Ahora era un Lolito reformado y bueno, dentro de lo que cabe.

-Creo que debo investigar esto... joder, hubiera quedado de puta madre una canción ahí bien épica de CSI, ¿no?... Debería dejar de hablar solo.

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