Cap 2.- Tenebrae exitium qui adducere
El ruido de las espadas de diamante chocando contra las garras afiladas de aquellos monstruos era lo único que sonaba en aquella cueva, junto con los gritos y jadeos de los héroes de Karmaland y los extraños quejidos de esas cosas, uno grave y profundo.
Luzu se mantuvo en el centro dando con su arco a los monstruos para ayudar a los espadachines, siendo protegido por Mangel y Fargan, que impedían que algún mob o esas criaturas le atacaran mientras hacía su papel de arquero de apoyo. Auron y Vegetta atacaban con fiereza a las cosas, básicamente corriendo y dando a quien estuviera en medio, mientras que Willy y Rubius mantenían una batalla cara a cara contra dos de esos bichos. Alexby aprovechó para sacar su pistola, haciendo también el papel de apoyo a larga distancia mientras Lolito iba corriendo alrededor de sus compañeros para ir atacando a las criaturas, siendo una especie de 'comodín de ayuda'.
Tenían ataques muy fuertes y una vida elevada, pero por suerte no eran muy ágiles, y sus reflejos no eran lo mejor del mundo. El primer enemigo cayó derrotado al suelo cuando la espada de Auron logró golpearla unas 20 veces, sin contar las flechas de Luzu y algunas balas del comisario.
-Joder, estos bichos están fuertes.
-¿Y qué te esperabas? Serán monstruos especiales de la misión.
-¿Que tardan en morir 20 toques incluso con 'La Saqueadora'? Ni los Dioses son tan rastreros de hacer eso.
-Verás el rayo que te vas a comer al salir al exterior, Auron.- bromeó Willy mientras bloqueaba un ataque enemigo, sonriendo cuando Rubius aprovechó eso para darle un espadazo, matándolo.
No tardaron mucho en eliminar a la mitad de los enemigos especiales, decidiendo acabar con los que quedaban los 9 juntos. Por suerte ya se habían encargado de iluminar el sitio con antorchas y de matar a los monstruos normales en mitad de la batalla, por lo que la lucha sería algo más fácil.
Otra vez empezaron a luchar, pero esta vez contaban con su pequeño ataque sorpresa, los TNT que se había encargado de poner el héroe de ropas verdes mientras iba peleando contra los monstruos. Ahora que se daba cuenta, normalmente dejaban ver los nombres de los enemigos para así al menos tener un nombre por el que llamarlos y a lo mejor anotarlos en el pequeño libro que Merlon les estaba ayudando a hacer, un libro donde anotar todos los monstruos que veían y sus características. Le llamó bastante la atención, pero rápidamente se olvidó de eso cuando un fuerte zarpazo de esas cosas le dio de lleno, bajándole bastante la vida.
-Me cago en...- Willy alzó su espada para golpearle, sonriendo al dar el golpe de gracia y matarlo por fin, colocando el último cartucho de dinamita en el suelo, formando una especie de círculo alrededor de las cosas que el resto del grupo se encargaba de mantener quietas- ¡Ya están las TNT!
-¡Entendido!- Luzu se encargó de lanzar unos cuantos flechazos a un enemigo que se acercaba a Vegetta por la espalda, ahora apuntando con total concentración a las cajas de TNT, lanzando una flecha para así activar una. Al estar cercas unas a las otras, explotarían a la vez- ¡ENCENDIDAS, TODOS A CUBIERTO!
El fuerte grito del castaño llegó a oídos del resto, los cuales echaron a correr lo más deprisa que podían de la zona con la dinamita. Willy soltó un suspiro de lástima al no poder encenderlos él mismo con su mechero, viendo desde lo alto de una de las mini colinas de piedra la enorme explosión que hubo pocos segundos después. Parecía una bomba nuclear que recién había tocado el suelo.
-¡SIIIIIII!- gritó alegre Rubius alzando las manos, empezando a reírse cuando vio que, después de la enorme explosión, solo quedaba un enorme agujero en el suelo, sin ningún enemigo cerca. Las risas fueron contagiosas, ya que todo el grupo empezó también a reír ante su pequeña victoria en esa batalla.
-¿Alguien tiene comida?- preguntó Mangel tumbado boca arriba en el suelo, sintiendo su cuerpo temblar levemente al haber recibido bastantes golpes, seguramente estaba con muy poca vida, agradeciendo cuando Alexby le dio unas patatas fritas junto con algunos filetes que le dio Luzu igualmente.
-Oye, ¿a alguno le dio recompensa estos bichos?- Fargan miró hacia el enorme boquete, viendo curioso cómo en el suelo no había ningún rastro de objetos de recompensa, como aquellos apreciados Karmacoins.
-Ahora que lo mencionas... no, yo no tengo nada.
-Yo tampoco.
-A mí me dieron piedra.
-Tíos, mirar ahí- el grupo observó hacia donde señalaba Lolito, una especie de tronco de madera oscuro gigante situado en medio de la grieta-. Tío, esto ya parece 'viaje al centro de la Tierra'. ¿Encontraremos dinosaurios de verdad?
-Lo que sí sé que encontraremos será al jefe final. ¿Todos curados?- al ver el asentimiento general del grupo, Vegetta sonrió,alzando su espada- Pues al ataque, mis valientes.
-Yepaaaaa.- el de pelo naranja salió corriendo hacia la zona, siendo seguido por los otros 8 en una especie de carrera por ver quién llegaba primero como unos niños en una excursión del colegio, simplemente divirtiéndose.
Pararon de correr al llegar a la enorme entrada principal, ignorando a los mobs que les intentaban atacar. Fueron recibidos por un enorme portón de madera parecido al que tenía Luzu en su puerta, pero más grande. Esta vez fue Willy quien dio el primer paso, posando sus manos en aquella puerta para seguidamente empujarla. No necesitó usar mucha fuerza, prácticamente se abrió nada más posar sus dedos en la fría madera con alguna que otra decoración de plata, produciendo el típico chirrido de las puertas de película de terror.
Todos entraron con la guardia alta, mirando a su alrededor. Estaba todo iluminado por antorchas, por lo que era imposible que hubiera dentro algún enemigo, pero eso no era suficiente razón para confiarse. Todo estaba hecho por ladrillos de piedra, algunos cofres esparcidos en medio del lugar (con oro y diamantes dentro, Fargan se encargó personalmente de comprobarlo) y rejas de metal típica de las cárceles para separar pequeñas 'habitaciones' que parecían estar en las paredes del fondo, pero dentro no había nada, ni camas ni cofres.
-¿Es cosa mía o esto está muy vacío?- Rubius ladeó la cabeza mientras comía una barra de pan que tenía en el bolsillo, separándose unos metros del grupo para así explorar por su cuenta, tal como hicieron Auron y Alexby.
-Bastante, diría yo- Willy entró en la última habitación, sorprendiéndose al ver unas escaleras de piedra que bajaban a lo que parecía ser un sótano-. Chicos, aquí hay otro camino.
-Vamos.
Los 9 empezaron a bajar por la escalera, siendo una bastante ancha, podían bajar 4 de ellos uno al lado del otro a la vez, pero prefirieron ir en fila india para dar menor sensación de claustrofobia. Bajaron durante unos minutos, aprovechando para hablar sobre el 'botín' que encontraron en los cofres, obviamente ocultando la parte de los diamantes. Al llegar al piso inferior, se encontraron con un largo pasillo también de piedra, siendo iluminado por varias antorchas a ambos lados de las paredes.
Continuaron su camino, sintiendo una mezcla de aburrimiento y curiosidad. Aburrimiento por estar simplemente caminando desde hace casi diez minutos, y curiosidad por el tipo de misión que estaba siendo, una más tranquila y hasta misteriosa. ¿A lo mejor era ese tipo de misión en el que deberán hacer algún tipo de puzzle antes del jefe final? Ninguno lo sabía, y las decenas de opciones posibles sobre la interrogante de qué podía haber al final de ese pasillo aumentaba por momentos.
-Chavales, mirar, una puerta- dijo Alexby mientras estiraba su brazo, reprimiendo un bostezo al señalar a unos cuarenta metros de distancia dos grandes portones de madera, pero esta vez siendo decorados por elegantes piezas de oro, como por ejemplo la anilla que servía para abrirla, o las figuritas de animales en la parte más alta de la puerta-. ¿Será la sala final?
-Vaya, qué bonito- Vegetta se aproximó con rapidez a la puerta, dejando atrás a sus compañeros para observar mejor la puerta. Rozó la punta de sus dedos con el picaporte en forma de anilla, comprobando que realmente era de oro. La admiró maravillado, ya se veía esa puerta donde su habitación, sacando su hacha-. Jejeje, nadie va a extrañar una puerta, ¿no?
-Tío, hay que ser cutre para llevarse una puerta- Auron apoyó un brazo en el hombro del amante del morado, sonriendo de lado-. Vegetta, me esperaba algo más de clase de tu parte.
-Y yo me esperaba que ibais a dejar de reventar mi puerta, pero las cosas no siempre son como uno quiere.
-¿Por qué me miras tan fijamente, calvo?
-¿Yo? Si no estoy haciendo nada.
-¿Vamos a abrir la puerta de una vez?- Rubius se interpuso en medio de ambos, gruñendo levemente mientras empujaba la puerta con sus manos, dando un fuerte empujón. Las puertas se abrieron, volviendo a sonar ese chirrido de película de miedo-. Que pesado con las puertas chaval, ni que fuera esto el tren de la bruja.
-O la montaña rusa de Luzu.- murmuró Willy al nombrado y Mangel, los cuales no pudieron evitar reír levemente.
-Chicos, debéis mirar esto.
Los nombrados se giraron para ver al cura, entendiendo a lo que se refería.
-Esto es más grande que la entrada principal de Vegetta.
Otra enorme sala, iluminada también con antorchas, pero esta era diferente. Había varias columnas que impedían que el techo se viniera abajo, algunas lápidas esparcidas por el suelo, y una especie de altar justo en el centro de la sala. Veían un enorme cartel en mitad de este, justo detrás de una especie de ataúd de piedra, rodeada de antorchas de readstone y enredaderas por encima.
-Habrá que ir allí, ¿no?
-Supongo que sí, Luzu.
Los pasos de los chicos caminando por los fríos ladrillos de piedra del suelo eran lo único que se escuchaba con gran claridad, llegando de cierta manera a intimidarles. No había bichos, ni murciélagos, nada, solo el ruido de sus pasos al caminar y del fuego de las antorchas.
-¿Qué coño es esto?- el de piel naranja fue el primero en llegar al sitio, observando de cerca al enorme cartel, en el cuál había escrito un texto,pero en un idioma que no conocía- ¿Es inglés?
-No man- Luzu negó con la cabeza, acercándose aún más hasta el punto de casi tocarlo, pasando olímpicamente del ataúd-. No es inglés, es muy diferente.
-Para mí todo es igual.
Mangel sacó su cámara de fotos, aprovechando para hacer una fotografía del cartel cuando todos se apartaron de su campo de visión, a lo mejor podrían buscar en la biblioteca esas extrañas letras. ¿Sería un idioma antiguo?
Al terminar la foto, el de gafas decidió fotografiar también lo que parecía ser un ataúd de piedra, fijándose de que al pie de este había un pequeño cartel, esta vez con algo entendible escrito.
-Tenebrae exitium qui adducere.
-¿A qué demonio estás invocando para que te abduzca?- Auron apareció al lado del de lentes, observando también el cartel con la cabeza ladeada.
-No sé illo, pero esto parece importante- Mangel guardó su cámara de fotos, estirando sus manos para tocar aquel objeto de piedra. Estaba frío y liso, a pesar de su aspecto viejo y desgastado. Movió ligeramente la tapa, escuchando el chirrido que sale al rozar piedra con piedra, sintiendo como una corriente de aire salir de ahí-. ¿Qué cojones?
-Los míos que viste anoche.-bromeó Lolito en la distancia al escuchar al contrario, logrando sacar una risa general. Pero al ver la cara de confusión del fumador y como intentaba con más ganas abrir esa condenada tapa, todo el grupo se reunió a su alrededor, expectantes a las acciones de este.
Entre los 8 (sí, ya que el menor de todos se dedicó a apoyarse en una de las columnas cercanas al altar para dormir un poco) lograron quitar completamente la tapa, tirándola al piso sin cuidado alguno. Grande fue la sorpresa de los héroes cuando, literalmente, no vieron nada ahí.
-Pero yo sentí aire saliendo de aquí.- dijo confuso el de gafas, estirando su mano para tocar el interior, estando este vacío.
-Serían imaginaciones tuyas, mi niña, o una broma de los dioses.
-Es verdad, ¿qué clase de misión de mierda es esta?
-Auron, rude words no, plis.
-Que no hablo inglés Luzu. Ai nou anderstan nazin.
El de capucha negra abrió la boca para contestar al contrario, pero se olvidó de eso cuando, de repente, una fuerte ráfaga de aire apagó por completo todas las antorchas del lugar, iluminando el sitio únicamente las antorchas de readstone y las que se equiparon los chicos en las manos. Una potente risa sonó por el lugar, haciendo eco por el sitio dando la sensación de que estaba en todas partes. Era una risa grabe y profunda, llegando a ponerles la piel de gallina, aunque algunos dijeran que no.
Ahora los nueve estaban rodeando la tumba, dando la espalda a esta mientras miraban con atención a su oscuro alrededor, sacando sus arcos y espadas listos por si era el enemigo final. Empezaron a sentir frío, seguramente por la sensación de nerviosismo que actualmente les recorría el cuerpo, dudando de hasta el más ligero movimiento que no fuera de ninguno de los humanos ahí presentes.
-Tío, ¿quién me está agarrando el brazo? Tiene las manos frías.- se quejó el policía más bajo sin dejar de apuntar con su espada a la oscuridad. Hubiera sacado su pistola, pero ya no tenía balas.
-Ehh... Alexby, todos estamos armados.
-¿Y?
-Con ambas manos.
-¿Eh?
El de casco se giró para ver detrás suya, asustándose al ver cómo una mano delgada y totalmente negra le agarraba el antebrazo. Dio un salto hacia atrás, soltando un pequeño grito mientras golpeaba con su espada hacia aquella mano, alertando a sus compañeros. Todos le imitaron, ahora mirando directamente al ataúd de piedra con armas en mano, viendo una imagen que no se esperaban.
Justo dentro de aquel objeto de piedra, que antes estaba vacío, se encontraron con una figura semi-humana y de un color negro intenso, parecido a una de esas cosas con las que lucharon antes en la parte exterior del 'tronco', solo que considerablemente más alto. Sus manos acababan en unas afiladas garras, mientras que en su rostro no se veía absolutamente nada, solo pequeñas gotas de esa sustancia negra que ninguno pudo averiguar qué era, parecía que se estaba derritiendo como si fuera un trozo de vela.
-¡El jefe final!- exclamó emocionado Vegetta, colocándose en una pose de ataque, listo para atacar. El ambiente empezó a ponerse tenso, jurando escuchar un ruido parecido al de una fuerte ráfaga de viento.
Esa cosa alzó una de sus manos, acto que los chicos interpretaron como un ataque. Dieron unos pasos hacia atrás, ya preparados para una batalla seguramente larga, mentalizándose en hacer el viejo truco de atacar y alejarse para evitar el ataque como hacían siempre, en estar atentos para el combate.
Pero eso no pasó.
Solo escucharon un chirrido, esos agudos y ensordecedores chirridos que provocas al arrastrar un tenedor con fuerza sobre un plato de cristal, solo que muchísimo más alto, casi taladrando los tímpanos. Los guerreros soltaron inmediatamente sus armas, tapándose adoloridos los oídos mientras cerraban los ojos, sintiendo bajo sus pies un pequeño temblor parecido al de un terremoto. Esa situación no duró más de diez segundos, dejando de sentir el suelo temblar y escuchar ese sonido infernal.
-¿Y el bicho?- Lolito miró confundido a su alrededor, viendo que las antorchas volvían a estar encendidas y que, además, el 'ser' ya no estaba.
-¿Estará escondido, o ya habrá terminado la misión?
-Pero si no hemos hecho nada- Willy se acercó confuso al ataúd de piedra, metiendo la cabeza para ver por dentro mientras se sujetaba el gorro-. Pues no, no hay nada.
-¿Y qué te esperabas encontrar, cabezón?- Vegetta se alejó del lugar, acercándose a la puerta por donde entraron para comprobar si por el pasillo había algo, pero nada, totalmente vacío.
-A lo mejor tenemos que esperar a que anochezca para enfrentarnos al jefe. ¿Merlon no dijo que los ciudadanos vieron sombras de noche por Karmaland?
-Pues razón no te falta Luzu.- Alexby empezó a caminar hacia el pasillo, dirigiéndose hacia la salida dejando al resto atrás.
-Pero qué listo es mi niño.- el de sudadera naranja sonrió ampliamente al de sudadera negra, pasando su brazo por los hombros ajenos mientras empezaban a reír, empezando a salir también por el pasillo junto al resto.
No tenían mucho más que hacer a parte de ir a hablar con Merlon.
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Los últimos rayos de sol de la tarde caían débilmente en el bosque situado al lado del pequeño pueblo, filtrándose como podía entre los árboles hasta llegar al suelo. El cantar de los pájaros era el sonido natural del bosque, junto a las voces de los chicos que comentaban sus experiencias en la misión. Decidieron ir a hablar primero con el anciano en el cartel de Karmaland, donde solía estar por la tarde hasta que se iba el último rayo de sol del día, siendo ese el momento en el que volvía a su hogar.
-Sigo insistiendo en que esta misión ha sido muy rara.
-Qué pesao eres, Auron. Cállate un rato.
-Oblígame, puerco.
-¿Queréis pasar los dos treinta minutos en la cárcel?- bajo su casco el menor sonrió al ver cómo Auron y Fargan se callaron al momento por el tono seco y amenazante que usó- Eso pensaba. Calladitos os veis más bonitos.
-Cilliditis is viis mis binitis.
-¿Dijiste algo, Fargan?
-¿Yo? Qué va compañero. Creo que el sueño te está afectando mucho.
Vegetta negó con la cabeza mientras susurraba "es que son tontitos" ante esa escena infantil a su gusto, escuchando la risita del de gorro de oso a su lado al mismo tiempo que la mano del mismo le frotaba la espalda como una forma de reconfortarlo, ganándose una sonrisa del de pantalones morados.
Por fin llegaron a la zona del cartel, acercándose al anciano que se encontraba apoyado en una de las vallas viendo tranquilamente el anochecer.
-Veo que habéis regresado de vuestra aventura, héroes- Merlon suspiró, girándose para verles con una sonrisa-. Debo daros las gracias por vuestro trabajo, al parecer conseguisteis derrotar con éxito a las extrañas sombras que acechaban por Karmaland.
-¿Cómo sabes que las hemos derrotado?- el anciano sonrió aún más por la pregunta del de pelo naranja, soltando una pequeña risa.
-Jovenzuelo, he pasado, vivido y visto muchas cosas a lo largo de mi vida, a estas alturas ya nada se me escapa de lo que pasa por aquí.
-¿Entonces esto es todo? ¿Ya no hay más misión?
-Así es. Como forma de agradecimiento por vuestros servicios, los ciudadanos hemos dejado en ese cofre dos Karmacoins de oro y plata para cada uno de vos-
-¡EL DINERO PA' MI!- Fargan fue el primero en salir corriendo hacia el cofre alejado unos metros, siendo perseguido por el resto de la pandilla excepto Vegetta y Alexby.
-¿Llegarán a madurar algún día?- el demorado suspiró mientras escuchaba al anciano reírse, volteándose para verle- Por cierto Merlon, ¿le importa si me quedo un poco más de lo normal en la biblioteca esta noche? Me gustaría investigar unas cosas.
-Claro, siempre que no traigas mechero u objetos de metal- el mayor asintió ante la pregunta, empezando a andar hacia las escaleras, el último rayo de sol ya estaba desapareciendo por el horizonte-. Espero que encuentres las respuestas que buscas.
Vegetta se despidió educadamente, yendo hacia el resto los cuales peleaban por abrir el cofre con el dinero, pegándose y empujándose entre sí. Después de unas cuantas collejas por parte del de morado y distribuir a partes iguales las recompensas, cada uno empezó a caminar hacia sus hogares, despidiéndose entre sí.
-No vuelvas muy tarde mi niña- gritó Lolito mientras se despedía con la mano, viendo cómo el de gafas le devolvía el gesto a la vez que caminaba junto con el cura hacia su casa, recordando la pequeña quedada que habían decidido tener-. Por cierto mano derecha, ¿tu consulta está abierta ahora?
-Pues claro que sí hombre. ¿Es que quieres una sesión?
-Cómo me conoces señor Auron. Adiós chavales, tengo cita con el psicólogo.
-Hasta luego cerdos.
Los dos compañeros se despidieron del resto entre risas, bajando las escaleras mientras hablaban.
-Bueno chicos, yo también me voy marchando, tengo que alimentar a Manolo. Tened cuidado al volver.
El de sudadera negra sonrió levemente mientras se despedía, bajando también las escaleras para caminar rumbo a su hogar.
-Nosotros debemos ir a la comisaría, nos vemos mañana chicos.- el más bajo soltó un bostezo, agarrando el brazo del de máscara de búho mientras iban en dirección al pueblo.
-Espera, ¿nosotros?
-Sí, nosotros.
-Pero yo no... Vamos Alexby, déjame ir a casa- el mayor empezó a lloriquear mientras era arrastrado por el menor, provocando unas risas en los últimos dos integrantes que quedaban-. Alesbyyy.
Willy, en medio de las risas, sacó una foto de una de sus mochilas, acercándose al contrario mientras sonreía de lado, llamando la atención de este.
-Willy, ¿acaso eso es...?
-Sip, logré que Mangel me la diera de camino a casa. ¿Noche de investigación en la biblioteca? No tengo nada mejor que hacer.
-Cómo me conoces compañero.- el de pantalones morados agarró con cuidado la foto, ahora caminando directamente hacia la biblioteca de Karmaland, acompañado por el de ropas verdes. Mañana tendría día de exploración con Rubius, por lo que no tenía planeado quedarse allí mucho tiempo. Se quedaría como máximo dos horas investigando con su amigo Willy sobre aquel lugar que vieron antes, sobre todo sobre el extraño mensaje en aquel cartel.
.-.-.-.-.-.-.-.
-Alesby, sabes que eres mi compañero y que te quiero con locura, ¿verdad?
-Por última vez Fargan, te irás cuando terminemos aquí.
-Joder tío, que son casi las 12.
-Pero si faltan aún 20 minutos, parguela.
-¿No eras tú el que se moría de sueño hace rato?
-Sí, pero primero vienen las obligaciones, y mi obligación es que al menos haya un policía digno en Karmaland.
-¿Perdona?
-No, no te perdono.
El mayor soltó un gruñido mientras terminaba de rellenar uno de los 20 papeles que tenía del papeleo de hoy, al parecer quejar por pequeñas explosiones a altas horas de la madrugada. Qué ironía, estar firmando quejas que produjo la pequeña 'broma' que gastó la hermandad a los habitantes del pueblo.
Fargan se reclinó hacia atrás, suspirando mientras miraba al techo. Necesitaba irse de ahí, él y sus hermanos oscuros habían quedado en una reunión a la media noche en casa de Rubius, e iba a llegar tarde por culpa del 'policía políticamente correcto'. Dirigió una mirada de enfado a su compañero de trabajo, pero su expresión se suavizó alver al de casco básicamente durmiendo encima del escritorio,aún con un bolígrafo en la mano a medio firmar.
'Pero compañero, ¿qué estabas haciendo anoche?'
Fue ahí cuando tuvo una idea para poder ir a la reunión y ya de paso dar una pequeña alegría al contrario. Además, le debería una por su buena acción.
-Oye Alexby, despierta.
-Que no te irás hasta que trabajes.- murmuró el nombrado mientras se ponía recto, escuchando salir un bostezo de su boca.
-Que sí, pero enserio, deberías irte a casa a descansar. No nos servirá de nada un comisario que no puede ni mantenerse en pie mañana.- Alexby se quedó mirando extrañado al más alto, ladeando la cabeza.
-¿Qué tratas de decir?
-Que te vayas hombre, yo me encargo de todo.
El de casco se quedó examinando al de máscara durante unos segundos, totalmente confuso. ¿Pasaba de repente de estar quejándose por trabajar a ofrecerse a quedarse solo trabajando? Había algo detrás de todo eso, pero estaba demasiado cansado como para empezar a pensar detenidamente en eso.
-Está bien, como digas- Alexby se levantó de su silla, estirando sus brazos volviendo a bostezar. Caminó hacia la puerta, recogiendo su mochila con sus armas de policía, girándose para verle-. No la cagues.
-De nada hombre- Fargan soltó una risa, viendo al más bajo salir de la habitación y seguidamente de la comisaría, caminando hasta su casa en mitad de la oscuridad de la noche-. Bien, tengo exactamente nueve minutos para terminar esto y pirarme.
El policía comenzó a escribir, haciendo pasar el tiempo hasta la hora de la reunión de los seres oscuros.
Si tan solo hubiera mirado unos pocos segundos más por la ventana en la que pasó el señor comisario, habría logrado ver dos especies de ojos amarillos siguiendo al de casco, caminando tras sus pasos.
.-.-.-.-.-.-.-.-
-Mira, ¿crees que sea este idioma?
-Lo dudo, hay palabras que no se parecen.
-Hum, es verdad... ¿Y este?
-Willy, fue el primer libro que me enseñaste, y ya te dije que no.
-Oh.
Ambos héroes devolvieron los libros a sus estanterías correspondientes, sentándose en una de las mesas de estudio que ofrecía esa enorme biblioteca. Se llevaron las manos a la cabeza, volviendo a mirar la foto posada en medio de la mesa donde dejaba ver aquel cartel en el que había algo escrito, pero el problema era que no encontraban nada, no había ningún libro que tratase ese extraño idioma.
-Estamos en un punto muerto.- Willy se quitó un momento el gorro, pasando su mano por su pelo para relajarse un poco.
-Ya ves, no encontramos nada- el amante del morado suspiró cansado, hasta que volvió a mirar la foto-. Espera, ¿no había otro cartel?
-Cierto, al pie de la cosa esa de piedra. Ponía algo como tenebras exiten abducerer, o algo así.
-¿Mangel no sacó foto de eso?
-Sí, pero la tiene él. Quizá deberíamos empezar por ahí.
-Ya, por eso lo dije.
Ambos se volvieron a levantar, ahora buscando algún libro que contuviera esas palabras o parecidas. Al principio no encontraron nada, solo libros en su idioma, sobre hechos científicos, cuentos... hasta que el rubio casi tirando a albino lo encontró, justo en las estanterías del final, escondido en un rincón.
-Vege, aquí- agarró el libro con cuidado, sacándolo de la estantería en lo que llegaba el contrario, mirando curioso la portada-. 'Tenebris, et teneabre exitium qui adducere'.
Los guerreros miraron con curiosidad el libro, un libro de cuero negro con aspecto viejo y lleno de polvo, escrito con tinta plateada el título y unos dibujos extraños en las esquinas, como círculos y cuadrados.
-¿Qué demonios es esto?
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