Cap 15.- Preludio de guerra
-Entonces, ¿tiene también a Jimmy?
-Así es, me ha dicho que si quiero verle a él y a Vegetta vaya a mi casa nada más se vaya el Sol.
Willy asintió ante la información del de casco, mirando pensativo al suelo mientras se agarraba la barbilla.
Todos miraron tensos al menor, no podían saber exactamente la expresión que tenía por el casco, pero por la tensión de sus hombros podían deducir que no sería una buena.
-Me alegra que nos lo hayas contado, ya me esperaba que te hubieras ido directamente allí.
-Obviamente- miró a Luzu de reojo, bufando levemente-. Sé que es una trampa, no soy tonto, y seguro que habríais salido a buscarme si no llegaba.
-Ni lo dudes- Rubius asintió ante eso, mirando hacia su reloj para ver la hora-. Tenemos 49 minutos para decidir un plan.
-Bueno, evidentemente mi niña se quedará aquí descansando, ¿no?- esta vez fue Lolito quien habló, mirando al nombrado quien miró culpable hacia un lado, sintiéndose totalmente inútil ahora. Sí, no tuvieron mejor opción que reunirse los 9 (sí, dejaron que un niño se uniera al plan) en la habitación del herido, tenía todo el derecho de dar su opinión y aportar a la charla.
-Yo puedo cuidar de tío Mangel- Sergio levantó su brazo izquierdo, sonriendo-. Lo haré muy bien, lo prometo.
-Claro chico, pero necesitas que uno de nosotros se quede para ser tu ayudante, ¿vale?
-¿Mi ayudante?- Fargan asintió ante la pregunta, viendo el rostro del menor iluminarse ante esa afirmación-. ¡Sí! Mandaré igual que tío Lolito.
-No sé si tener a Lolito como modelo sea buena idea- Auron suspiró ante eso, levantando la mirada-. Vale puercos, ¿quién se quedará para cuidar de Mangel?
-Yo- el de piel naranja alzó una ceja ante la rápida y fuerte respuesta del castaño, viéndole con algo de sospecha-. Auron me enseñó los procedimientos básicos y los medicamentos que necesita Mangel, podré encargarme.
Algo no estaba bien, Auron lo sentía. No veía esa mirada tranquila y amistosa de mami Luzu cuando se trataba de sus amigos, no, era una mirada seria decidida, como el día en que le lanzó la maldición. Pasaba algo.
Los chicos simplemente asintieron, confiando en el castaño.
-No- espera, al parecer no todos estaban de acuerdo. Mangel habló desde su cama, ganándose la mirada de todos-, nadie se quedará aquí.
-Mi niña, ¿que estás diciendo?
-Lolito, con solo seis guerreros no conseguiréis nada, necesitamos que todos luchéis contra ese capullo. Puedo estar solo unas horas.
-Necesitas ayuda para administrar los analgésicos y cambiar las vendas, y dudo que un niño de siete años pueda hacerlo.
-¡Hey, tengo nueve!
-Sergio, no interrumpas, solo los adultos interrumpen a los adultos.- el menor miró enfadado al suelo ante el regaño del de pelo naranja, quedándose callado.
-Podré aguantar unas cuantas horas así, illos.
-Mangel, no. No puedes luchar, nuestras mascotas tampoco es que sean muy fuertes, además de que también está el niño. Uno de nosotros tiene que estar sí o sí.
El de gafas miró a un lado, en el fondo sabía que tenían razón. Apretó los labios frustrado, controlándose para mantener la calma. Willy le miró fijamente, suspirando para llamar la atención.
-Te sientes inútil, ¿verdad?- Mangel miró sorprendido al albino, viendo su inexpresivo rostro mientras hablaba-. Sé lo que se siente.
-¿Enserio? ¡Auch! Pero Alesby.- el nombrado miró de forma asesina al de máscara de búho, advirtiéndole de que se callase la boca si no quería recibir otro codazo en sus costillas.
El castaño, confuso, ladeó la cabeza, queriendo seguir escuchando la conversación de su amigo.
-Sé lo que es la sensación de sentirte impotente por no ayudar, de sentirte inútil por no poder hacer nada y simplemente observar, de que, aunque quieras hacer algo, no puedes- Rubius miró al suelo culpable, apretando su sudadera entre sus manos ante el recuerdo de lo que pasó hace varias horas atrás-. Lo conozco perfectamente, al igual que el sentimiento de 'ojalá haber hecho algo'. Quieres ayudar, pero no puedes. Pero, piénsalo de esta forma. ¿Cómo crees que nos sentiríamos si te dejásemos aquí solo? Estaríamos preocupados todo el rato, teniendo en la cabeza miles de preguntas sobre tu seguridad. ¿Te estará pasando algo? ¿Estarás aún vivo? Si uno de nosotros se queda esas preguntas ya no estarán perforando nuestra mente, estaremos centrados en la batalla y, al final, con más posibilidades de vencer.
Todos se quedaron callados ante el discurso del albino, mirándole impresionados.
-Mucho texto, ¿no?
-Joder Auron, siempre jodiendo el momento.
-Calla, minion.
-¡¿CÓMO?!
-Auron, Alexby, parad- la mirada de Luzu fue suficiente para hacerles callar al momento, volviendo a mirar al de gafas con la esperanza de que la charla motivadora del de ropas verdes fuera suficiente para hacerle entrar en razón-. Mangel...
-Lo sé- el nombrado cerró los ojos mientras suspiraba, apoyando su cabeza en la almohada de la cama, cansado-. Tienes razón Willy, lo sé, pero... siempre acabo siendo un problema, no sé si siquiera considerarme un guerrero o un héroe si siempre estoy dependiendo de vosotros...
-Retira eso mi niña- el castaño abrió los ojos para ver a Lolito, el cuál se acercó decidido al menor para apoyar sus manos en sus mejillas, obligándole a verle a los ojos-. Tú eres el mejor guerrero de Karmaland, ¿escuchaste? Eres rápido, fuerte, ágil... ¿Cuántas veces me salvaste de revivir por las noches, o en las misiones de los Dioses?
-Pero...
-Nada de peros Mahe, Lolito tiene razón- Rubius se unió a la charla, apoyándose en el pelinaranja para sonreír a su mejor amigo-. Eres genial, conseguiste traducir parte del libro de Merlon para poder hallar el poder que utiliza el enemigo, y también me salvaste el culo decenas de veces en las noches de sangre. Esto no es nada más que un accidente que, encima, está demostrando también que eres fuerte. ¡Estás sobreviviendo de una puñalada en el estómago, coño! ¿Qué hay más fuerte que eso?
-Tienen razón mi pana, si los Dioses te eligieron como uno de los guerreros de Karmaland es porque tienes el potencial de serlo, así que déjate de gilipolleces y centrate en mejorarte, ¿vale?
El de gafas cerró los ojos, soltando una carcajada risueña. Los chicos ladearon curiosos la cabeza, esperando una explicación.
-Vale illos, ya me dejo de dramas, pero a cambio prometedme que le rompereis los huevos a ese cabrón.
-Eso eso, aquí el Dramas es Vegetitta- el de gorro de oso se lanzó a abrazar a su mejor amigo, sonriendo ampliamente-. Será legendaria esta batalla.
El aire se llenó de esperanza, ilusión de que esta maldita pesadilla por fin se fuera a acabar y su vida tranquila y medio pacífica regresase. Por fin pasaría.
Willy dio una palmada para llamar la atención, sonriendo con confianza.
-Muy bien chicos, esta noche acabará todo. Planeemos bien nuestro plan.
-Espera, ¿y a ti quién te ha nombrado líder provisional?
-Pues el novio hombre, ¿quién más?
Ignorando las tonterías de Auron y Alexby, el albino continuó.
-Vale, tenemos poco tiempo para planearlo, así que sin perder tiempo.
Todos asintieron, hasta Sergio, aún agarrando una mano de su 'tío Mangel', alzó emocionado el puño. Los héroes de Karmaland derrotarían a los malos y salvarían otra vez la ciudad.
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Los ruidos de sus pasos sonaban con eco en mitad de los pasillos de piedra, el único sonido que sus oídos lograban escuchar a parte. Miró enfadado al frente, deseando con todas sus fuerzas romper la cuerda que le rodeaba las muñecas y le 'guiaban' por el oscuro edificio, básicamente como un perro con correa. Maldita cosa negra que se encargaba de enviarlo a dios sabe donde.
Pero Vegetta no era tonto, era consciente de su situación actual. Lo mejor por el momento era estar callado y obedecer, tenía demasiados puntos en contra. Araxiel tenía siervos que le superaban en número, sin hablar de Jimmy y Merlon como rehenes, no podía hacerse ahora el chulo y salir a la batalla. Paciencia, y pronto encontraría una mejor forma de salir.
Llegó a una enorme puerta de madera oscura, frunciendo el ceño cuando se abrió al entrar en contacto con el ser deforme. Una enorme sala iluminada de antorchas le recibió, viendo cómo la masa negra desaparecía de repente y le abandonaba.
-Veo que ya estás aquí.
El ojimorado se puso enseguida en alerta, mordiendo la cuerda que ataba sus muñecas en lo que sus ojos recorrían el lugar. Un enorme altar en medio de la sala, un altar donde podía ver un caldero con algo burbujeando en su interior y en frente...
Araxiel.
Una vez sus manos libres se posicionó en modo ataque, listo para cualquier trampa. El de ojos rojos soltó una risa burlona, dándole la espalda para prestar atención al caldero.
-Encantado de volver a verte, héroe Vegetta.
-Afortunadamente no puedo decir lo mismo- alzó una ceja, dando un paso precavido hacia el enorme altar-. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo es que-
-¿Sobreviví?- el demonio alzó la mano, dando pequeñas vueltas mientras formaba un pequeño torbellino con el humo- Eso ya lo sabes, el viejo Merlon me lo contó todo.
-¿Qué?- bajó la guardia, esas eran noticias simplemente le tomaron desprevenido- ¿Qué le has hecho?
-Me ofendes, héroe. ¿Crees que le haría algo a mi antiguo enemigo?
-¿Antiguo.. enemigo?
El demonio empezó a dar vueltas alrededor del caldero, acción que tomó por sorpresa al azabache y le hizo dar un salto hacia atrás por inercia. Sin embargo, Araxiel no hizo nada más, solo dar vueltas por el objeto de metal y hacer círculos con el humo. Vegetta suspiró, subiendo con precaución las escaleras del altar.
-Sabrás que el viejo Merlon, en sus tiempos de juventud, fue aventurero, ¿verdad?- no esperó respuesta alguna, continuando hablando- Pero eso no se queda ahí, también fue un héroe.
-¿Merlon fue... un héroe? ¿Un guerrero elegido por los Dioses, como nosotros?
-Así es.
-¿Crees que voy a creerte? Si lo hubiese sido nos lo hubiera contado.
Escuchó el suspiro del demonio, subiendo con algo más de rapidez las escaleras al picarle la curiosidad de la conversación. No iba a confiar en él, obviamente sabía que podía ser simplemente una táctica para tomarle desprevenido y vencerle, pero incluso él quería seguir escuchando eso.
-Hay secretos que quieres mantener, sobre todo si esos secretos te traen recuerdos que no quieres recordar. Esa es vuestra lógica, ¿verdad? Olvidar para no recordar. Los Dioses le eligieron para ser parte de la antigua generación de guerreros para proteger Karmaland, pero fracasaron.
Se pararon frente a frente, hablando cara a cara.
-Hablas de la Guerra de las sombras.
-¿Así lo llamaron? Cuánta imaginación- Araxiel soltó una risilla irónica ante eso, ladeando levemente la cabeza al ver la cara de confusión del joven héroe al no entender el hilo de la conversación- pero al menos veo que lo conoces.
-Sí, la guerra que arrasó el antiguo poblado de Karmaland por culpa de los monstruos creados por la antigua Hermandad. Pero fue en esa guerra donde los héroes de entonces murieron por proteger su hogar y a sus habitantes. Lo de Merlon es mentira.
-La mentira no es lo que digo, sino lo que contaron.
-¿Eh?
El de cara blanca se dio la vuelta, volviendo a centrar su atención en el caldero y el contenido verde burbujeante de su interior.
-Una parte de mí estaba encerrada en la antigua cripta, por lo que no tenía el poder suficiente para intervenir en aquella guerra, pero sí para observarla. Admito que fue interesante, pero el final no es el que conoces, héroe. Solo un héroe sobrevivió, el que tenía la espada más poderosa de todos, y el que se encargó de que la nueva Karmaland pudiera resurgir de las cenizas.
La imagen de Lolito alzando una espada encantada y gritando feliz a los cuatro vientos que era la de Merlon le llegó a Vegetta a la cabeza, y esa imagen le hizo sentir un escalofrío en la espalda. Fueron esos escasos segundos de falta de atención a su entorno lo que le dio la oportunidad al demonio de levantar una pequeña daga del suelo y lo bañara en el agua del caldero, todo esto sin ser visto por el de ojos morados.
-También fue el rival que tuvo la misión de enfrentarse a mí el 31 de octubre hace varias décadas, la única noche donde la Luna tenía suficiente fuerza para restaurar mis poderes, y también el que me dejó vivo. Qué irónico, ¿no? Fue su culpa que vuestra generación tuviera que enfrentarse a mí, que estéis en esta situación tan peculiar.
-...
-Merlon intentó ocultar su pasado, pero al final todo sale a la luz. Fracasos, errores, malas decisiones... todo.
-Mentira.
Vegetta fijó su vista en la espalda del demonio, acercándose valientemente a este aún sin tener ningún arma para defenderse.
-¿Por qué crees que mentiría? ¿Tanto te afecta que tu mentor te ocultase eso?
-Cállate ostia- apretó los dientes, alzando su mano derecha para intentar atacarle-. Mientes, no lograrás que pierda de nuevo el control.
-Ya lo has hecho.
No reaccionó a tiempo, dejando que la daga que no sabía que el demonio poseía se clavase en su mano extendida. Soltó un grito de dolor mientras saltaba hacia atrás, agarrándose la muñeca derecha al sentir su mano arder. El líquido se expandió por la extremidad, haciendo que sintiera un horrible hormigueo por ella.
Se arrodilló, pestañeando varias veces para aclarar su vista e intentar sacarse el arma, ignorando la sonrisa triunfante del demonio.
-No es tan elaborado como el que usé en el héroe Mangel, pero hará el mismo trabajo- llevó sus manos a su espalda, como típico villano de las películas-. No tenía el mismo tiempo.
Agarró el mango de la daga para empezar a tirar de ella, su mano ardía como el diablo. Soltó otro grito, lanzando lejos el objeto sangrante para, seguidamente, aplastar su mano herida en su muslo para intentar detener el sangrado. Dejó que su garganta se rompiera, expulsando el increíble dolor que le sacudía todo el cuerpo.
-Tú, gran héroe, serás la pieza maestra para llevar a cabo mi venganza.
-Mis huevos formaré parte de tu plan.
Los ojos rojos resplandecieron, brillando amenazante.
-Tampoco es como si tuviera en cuenta tu opinión.
-Hijo de...
Su visión empezaba a volverse borrosa, teniendo como último recuerdo su mano herida llena de sangre y, grabado en su piel, un extraño símbolo demasiado complejo para admirarlo al detalle.
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Alexby se encontraba nervioso, sintiendo el sudor empapando sus palmas y el corazón latiendo a mil por hora. Volvió a respirar profundamente para tranquilizarse, subiendo con tranquilidad las escaleras que se dirigían hacia su casa.
Detrás de él iban sus amigos, cargados con sus espadas (y pistolas, en el caso de Fargan) para cubrirle la espalda por si algo pasaba. El de máscara de búho se encontrana en la cima de su pequeño monte al haber ido por el caminito que conectaba la casa antigua de Mangel con la del azabache, vigilando al menor desde las alturas ante cualquier posible contraataque.
Llegó al último peldaño, cerrando los ojos para prepararse. El casco lo dejó atrás, este asunto debía debatirlo cara a cara. Nadie metía a Jimmy en estos asuntos, NADIE.
-Al final has venido- Alexby abrió los ojos al escuchar esa voz, caminando con la cabeza alta hacia el huerto, donde estaba el ser de ojos dorados parado con los brazos tras la espalda, sonriendo radiante al verle-. Veo que eres listo, además de obediente, ¿verdad?
-¿Dónde está Jimmy?- fue directo y al grano, frunciendo el ceño para intentar ocultar su nerviosismo. Sentía a sus amigos aún escondidos en las escaleras, tapados por la tierra que sobresalía levemente.
-Tranquilo, está bien- ladeó la cabeza, avanzando hacia el chico-. No puedo decir que esté impresionado, sabía que el gran héroe Alexby se caracteriza por su temperamento tan explosivo y... fuerte- enseñó divertido sus dientes, levantando levemente el rostro-. Sabía que no te resistirías.
-No hables como si me conocieras- dio un paso al frente, apretando los puños por el leve enfado que estaba aumentando en su pecho, pero sabía que debía mantener la calma, no ayudaría a nadie si caía directo en la trampa de ese tipo-. Devuelveme a Jimmy y a Vegetta.
-No esperas que te lo entregue así por la cara, ¿no?- soltó una risa, dándose la vuelta para dar un par de pasos hacia adelante para mantener distancias con el guerrero- La diversión se iría, y realmente al Señor Araxiel no le haría mucha gracia.
-¿Señor? ¿Cómo que señor? ¿Que tienes tú que ver con él?- Alexby alzó la ceja confuso.
El chico le miró de reojo, como si lo analizara, terminando con un alzamiento de hombros.
-Supongo que os lo puedo contar, total, de esta noche nadie pasa. Ya podéis salir de vuestros escondites.
Los héroes se sorprendieron por eso, subiendo lentamente las escaleras. Todos estuvieron alertas, viendo de reojo a Fargan bajando de la montaña de una manera no muy... ágil. Tuvieron que admitir que fue divertido ver la cara de impaciencia del de piel gris cuando Fargan estuvo colgado de unas regaderas mientras gritaba "maldita planta".
Alexby odiaba la cara de diversión de ese ojos de gato al ver a los seis juntos, como si fuera un simple tutorial de un videojuego.
-¿Por qué sonríes?- Willy ladeó la cabeza curioso, sacando de su bolsillo una pequeña mina- Deberías estar enfadado, Alex nos ha contado vuestro acuerdo.
-Sabía que lo haría.
-¿Qué?- ahora fue el turno de Auron hablar, abriendo sorprendido los ojos por eso- Explicate puerco.
Y ahí estaba esa asquerosa cara de prepotencia.
-Por favor, era obvio que el gran Alexby, uno de los primeros guerreros, iba a contar sobre su chantaje emocional a sus compañeros y amigos- negó con la cabeza divertido, alzando una mano-. Ya me sé demasiado bien la historia que siempre se repite.
-Entonces... ¿tu plan era traernos aquí?- Lolito alzó una ceja, ladeando confuso la cabeza- ¿Por qué?
-Oh, eso es fácil. Esta noche acabará todo, pero para eso os necesitaba todos juntos. Iba a usar al viejo de túnica azul, pero cuando se quedó el bicho a intentar protegerle sabía que me sería útil.
La tensión empezó a crecer, cubriendo cada célula del cuerpo de los guerreros.
No les gustaba esa sensación.
-No voy a dejar que unos inútiles intentos de héroes arruinen mis planes. Mis sacrificios no quedarán em vano.
-¿Qué mierda?
No reaccionaron a tiempo cuando el de ojos dorados saltó corriendo hacia ellos, estirando su mano para tocar con la mano abierta la cara de Auron al ser el más cercano. Sin embargo...
El negro inundó el lugar, trayendo el silencio a la abandonada casa.
Nos volvemos a ver dentro de otros 4 meses 👌
Añadir e inventarme lore a mi historia de Karmaland es mi pasión.
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