. Cap 6.

-¡R#%&+, VUELVE AQUÍ AHORA MISMO!

El castaño ignoró por completo el grito de su madre, subiendo con rapidez las escaleras para seguidamente entrar a su cuarto, dando un portazo. Se tumbó boca abajo en su cama, cerrando con fuerza sus ojos mientras intentaba tranquilizar su pulso. 

Abrazó con fuerza su almohada, escondiendo su rostro en ella al sentir pequeñas lágrimas resbalando por sus mejillas. Gritó, siendo el ruido ahogado por ese objeto para no ser escuchado.

Contó hasta diez, empezando ahora a concentrarse en respirar con tranquilidad. Se sentó en su cama, sin soltar en ningún momento la almohada. Estaba enfadado, sentía su sangre hervir con fuerza por la conversación de hace unos minutos. ¿No fue suficiente con lo ocurrido de hace dos semanas? Al parecer para sus padres no.

No quería que le cambiaran de colegio. ¿Por qué sus padres le querían cambiar de escuela?

Para no verle si vuelve a estudiar allí. Puede que tuviera 10 años, pero no era idiota,  sabía que no querían que viera otra vez a Miguel por ser 'peligroso'. ¿Qué demonios sabrían ellos de su mejor amigo? Ni siquiera estaban presentes cuando pasó todo eso.

Sus padres se enteraron de su escapada nocturna, se enteraron del accidente y, sin siquiera darle la oportunidad de explicar lo que pasó, no dejaron que dijera nada. Toda la culpa fue para su amigo, los padres del menor no hicieron ni el más mínimo esfuerzo cuando asistencia social apareció para llevarse al menor, además de los agentes de policía dialogando con hacer o no un juicio del tema dependiendo si el agente sobrevivía del coma. Fue un accidente, Miguel Ángel no era ningún asesino, era un niño tímido pero amigable y divertido, incapaz de dañar a propósito a nadie.

'Si nos pilla alguien la culpa será tuya.

Si si, como digas.'

Era un sucio mentiroso, toda la culpa fue hacia su amigo y él salió impune por culpa de unos padres que ponían como excusa "es para que tengas un buen futuro". Intentó impedirlo, abrazó con fuerza a su amigo antes de que se lo llevasen, pero...

El golpeteo de su puerta lo distrajo de sus pensamientos, alzando la mirada mientras decía 'adelante'. Solo había una persona que se molestaba en llamar a la puerta.

La puerta se abrió, dejando pasar a una pequeña figura la cuál le vio con cierta timidez, cerrando la puerta al entrar. Se acercó a la cama donde estaba el castaño, subiéndose en ella para sentarse a su lado.

-¿Estás bien?- el chico se giró para verla, negando con la cabeza ante la preocupada mirada de la pelirroja.

-No, no muy bien N&%$*- la nombrada le miró con tristeza, jugando con el borde de su vestido azulado-, pero gracias por preocuparte.

-Mi hermano está triste, ¿cómo no me voy a preocupar?

La niña miró con un ligero puchero a su hermano mayor, haciendo sonreír levemente al castaño.

Se sacaban una diferencia de 7 meses, algo que no era muy normal. ¿Cómo se sacaban tan poco tiempo? Digamos que solo eran hermanos por parte de padre, ya que este era bastante... 'fiestero'.

Tenía tan solo dos años cuando vio por primera vez a su hermana, diciéndoles que su madre biológica no podía cuidarla, por lo que ahora estaría con ellos. Su madre trató a la pelirroja como si fuera su hija de sangre, cuidándola y queriéndola como lo hacía con el castaño.

-No quiero que te preocupes, ¿vale?- el chico dejó de lado la almohada, mirando directamente a la menor- Solo es que... estoy triste, y enfadado.

-¿Por qué enfadado?

-Mamá y papá hicieron algo que no me gustó.

-¿Qué hicieron?

El castaño rió levemente ante las preguntas de su hermana menor, incluso se olvidó de la pequeña rabieta de antes.

-Me cambiaron de colegio.

-Oh, ¿ya no estarás conmigo?- la de ojos azules le miró apenada, acercándose para abrazarle- A mí tampoco me gusta eso. ¿A dónde irás?

-A un colegio de la parte alta de la ciudad. Mamá dice que allí estudiaré más, iugh.

Ambos soltaron una risa, separándose.

-Iré a hablar con mamá para que no te cambie, a lo mejor t-

-No N&%$*- el castaño alzó las manos con un pequeño deje de miedo, confundiendo a su hermana-, no quiero que se enfade contigo.

-Pero...

-Enserio hermanita, no digas nada, ¿vale? Por mí.- la niña miró hacia un lado, debatiendo mentalmente qué hacer. No le gustaba ver al castaño triste.

-Yo... bueno, vale- la pelirroja asintió insegura, riendo cuando su hermano la abrazó por el cuello-. Hey R$%·#, para.

Después de hablar unos minutos la menor salió de la habitación, dejando al castaño sentado en su cuarto.

Durante unos segundos se olvidó de su desastre de vida, para luego volver los recuerdos de estas últimas semanas como un disparo. La ira que antes sentía había desaparecido, ahora ya no sentía... nada.

Se tumbó de lado en su cama, mirando sin expresión alguna a la pared. No tenía ganas de hacer nada.

-Lo siento Miguel...

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

-Es que qué rata, al final se salvó de hacer su trabajo.

-Fargan, deja de quejarte y termina el trabajo.

-¿No eras tú el que decías que podías tú solo?

-Calla Fargan.

El nombrado soltó una risa, guardando los materiales que portaba en su mano en el cofre de madera que tenía enfrente. El ojimorado suspiró molesto, separando la madera de la piedra para que todo estuviera perfectamente ordenado.

-Oye Vege, ¿a quién le toca cocinar hoy?

-A Lolito.

-Mierda- el menor soltó una ligera risa por eso, terminando de ordenar su parte de los cofres-. Por casualidad no se puede hacer relevo, ¿no?

-Ya tenemos nuestros días seleccionados, Fargan. Le toca a Lolo y punto.

-¿Y si se lo pedimos al nuevo?

-Tiene nombre, ¿sabes?

-Vegetta, no te hagas el inocente, cuando yo vine también me llamabais así.

-Técnicamente te llamábamos la maldición de Karmaland, pero tienes razón. Y ten cuidado de dónde van tus manos, Fargan.

El mayor soltó una risa grave mientras abrazaba por la espalda al de morado, rodeando su cintura.

-¿No puedo abrazar a un buen amigo mío?

-Fargan, manos arriba del ombligo.

-Me vas a desgastar el nombre.

-Pues no me des motivos para usarlo.

El ojimorado dio un leve codazo al mayor al sentir el abrazo hacerse más fuerte, soltando un gruñido.

-Pero bueno, cuánta jotería hay por aquí, ¿no?- el híbrido sonrió divertido mientras entraba a la habitación, cargando en sus manos un gran montón de cañas de azúcar- ¿Puedo unirme?

-¡¿Pero por qué traes las cañas aquí, cabezón?! Sabes que debes dejarlas en la cocina. Quita Fargan.

El ojimorado dio un codazo al mayor, apartándose mientras caminaba hacia el híbrido, empezando a regañarle mientras le empujaba hasta la cocina. El de máscara rió divertido, mirando la, ahora, habitación con únicamente su presencia.

-... Voy a comer.

Fue así cómo siguió el ejemplo de Willy y Lolito y dejó de lado su trabajo para robar en la cocina.

Mientras tanto, Mangel caminaba tranquilamente por los blancos pasillos del primer piso, reconociendo que se estaba bastante más a gusto con esa túnica puesta, aunque obviamente no lo iba a admitir en voz alta.

Dos semanas, bueno, ahora 13 días. Tenía 13 días para hacer una misión que no entendía. ¿Hacerles recordar? Si ni siquiera recordaba su edad, ¿cómo cojones iba a hacer recordar al resto su anterior vida?

Le hubiera sido más fácil ir al infierno y punto.

Llevó su mano hacia su cadera derecha, soltando un suspiro al acordarse que no tenía su... ¿su qué? Sabía que en su anterior vida solía llevar algo ahí, algo que le ayudaba a relajarse y olvidarse de sus problemas, pero no recordaba qué era.

-Hey Mangel.

El nombrado se dio la vuelta al escuchar unas voces, sintiendo su cuerpo tensarse al chocar contra la pared, teniendo enfrente a unos sonrientes Lolito y Willy. Lolito parecía sonreír con sinceridad, al contrario que el albino.

Se notaba a leguas que era una sonrisa forzada.

Mostraba demasiado sus dientes, ladeando la cabeza para verse indefenso. Era como si ya estuviera acostumbrado a ver eso, sintiendo cómo su expresión pasaba a ser una algo neutra, pero también mostrándose confuso.

-¿Sí?

Lolito dio un mordisco a un trozo de pan, subiendo los hombros.

-Solo queríamos ver qué tal te va por aquí.

-Oh, pues... bastante bien- el de gafas sonrió levemente, intentando no parecer incómodo-. Gracias.

-¿Sabes Mangel? Hay algo curioso que dijiste al llegar- el albino sonrió aún más, haciendo gestos con sus manos-. Aparte del hecho de que es muy extraño que no representes ningún pecado, Merlon te dio una misión, ¿no?

-Eh... sí... Ya os lo dije, cuando estuviera aquí yo...

-Es curioso, por que me da la sensación de que ahí no acaba tu historia- Mangel sintió un escalofrío ante el tono de voz tan sereno del menor, el cuál ahora estaba frente a frente con él-. Mangel, somos amigos, hay que tener confianza entre todos, ¿no? Pues entre amigos no hay secretos... sobre todo conmigo.

-¿Es una amenaza?- alzó una ceja al escuchar al contrario reír, cruzándose de brazos.

-Claro que no hombre, es más bien una... advertencia. Cuantas más cosas tienes, más control tienes de las situaciones, hasta con la información. Tú mismo dijiste que nos necesitabas, ¿no? Pues sé sincero con nosotros.

-En todo caso debería contarlo con todos presentes, ¿no?

-Osea, que realmente nos ocultaste algo.

El de gafas se pegó a sí mismo mentalmente por la bobada que acababa de hacer, cayó totalmente en el juego del albino.

-Mangel, no querrás que y-

-¿Qué mierda pasa aquí?- los chicos se giraron al escuchar esa voz, viendo a un enfadado Alexby acercándose a ellos con cara de pocos amigos- ¿Ya haciendo de las tuyas, Willy?

-Pero si solo estaba hablando con él- Willy abrazó por los hombros al castaño, curiosamente ya no sentía esa tensión de antes-. Íbamos Lolito y yo a invitarle a ver nuestras mascotas al patio, ¿por qué no llevas también a Jimmy?

-Y una polla, mi Jimmy está a salvo en su cuarto. Pues venga, andando.- el menor empezó a empujar a los tres hacia el patio, escuchando las risitas de Willy y Fargan.

Por el camino se encontraron a Rubius y Vegetta, el cuál aún le seguía dando un sermón sobre ser responsable y más atento, como él, olvidándose de eso al ver a esos tres siendo 'guiados' por el azabache, contándoles su plan. Rubius, por primera vez en lo que Mangel llevaba ahí, fue corriendo hacia su cuarto, para luego ver a Vegetta yendo al suyo también.

Los cuatro llegaron al patio principal, viendo la épica pelea entre Manolo, que corría suelto por el jardín, y Frederick, el cuál estaba sentado encima de la cabeza del cerdo y picoteando su oreja, todo esto siendo visto por Auron y Luzu, ambos sentados mientas reían.

Willy se fue a su habitación, mientras que Lolito iba a una pequeña cabaña situada al lado de las parcelas de los animales, dejando que Mangel conociera a Manolo y Fred (apodo que Auron le dijo que usara).

Pocos minutos pasaron hasta que el resto de los chicos se presentaron con sus mascotas.

-Este es Coringa- dijo Rubius señalando a un perro que se sentó a su lado, meneando la cola feliz-, y este es Juan Carlos Sexto.

-¿Sexto?

-No preguntes.- le dijo Alexby mientras se tumbaba en el suelo, cerrando los ojos relajado.

-Este es búho- dijo sonriente Fargan señalando a un búho posado en su brazo, acariciándole la cabeza con ternura-. Mira mira, ¿no es encantador?

-Este es lobo plateado- Vegetta señaló orgulloso a su perro, sentado firmemente a un lado del ojimorado-. Es idéntico a su dueño, increíble.

-Este es Trotuman- Willy apareció en escena, cargando a una especie de tortuga antropomórfica en sus brazos, el cuál se escondió en los brazos de su dueño al ver a Vegetta-, es un poco tímido.

-Lolito vendrá ahora con su perro- dijo desinteresado Rubius, sentándose-. Falta Jimmy, la mascota de Alexby, pero el bobo no lo saca.

-La última vez que salió casi le aplastas con una roca. Una. Puñetera. Roca.- el menor abrió los ojos para mirar enfadado al híbrido, el cuál subió los hombros riendo nervioso.

-Illos, aprovechando este momento, quería deciros una cosa- el de gafas hizo un casi imperceptible puchero de enfado al ver la cara triunfante del albino, suspirando-. Veréis, esta noche yo... volví a estar con Merlon, creo.

-¿Tú qué?- dijo impresionado Auron, acariciando la cabeza de su mascota.

-Me dijo que la única manera de salvarme, bueno, salvarnos, es que os haga recordar vuestra vida.

Todos se quedaron en silencio ante esas palabras, mirándose entre sí.

-¿Es una broma?- se atrevió a preguntar Fargan, alzando una ceja.

-No, digo la verdad. Dijo que somos más cercanos de lo que creemos.

-¿Qué es lo que creéis?

Lolito apareció en la pequeña charla mientras señalaba a su izquierda, sonriendo cuando su perro grisáceo ladró en señal de saludo. Vegetta sonrió de lado al ver los ojos del nuevo integrante iluminarse con emoción, como un niño pequeño.

-Antes de nada, quiero presentarte a mi perro Pip-

-¡PIPI ESTRATA ES MI AMIGOOOOO!- Mangel se levantó con rapidez del suelo para ir donde el animal, cargándolo en brazos mientras daba vueltas gritando (incluso cantando) esa frase, sintiendo su mejilla ser lamida por el perro.

Empezó a reír, para luego mirar a sus amigos, reaccionando a lo que acababa de hacer. Sus mejillas se tiñeron de rojo, bajando con cuidado al perro mientras balbuceaba por la vergüenza, fue por instinto, no sabía por qué le salió eso.

-¿Cómo conocías su nombre?

La pregunta de Alexby desconcertó a Mangel.

-Espera, ¿se llama así?

-Pues claro joder, si lo acabas de decir.

-Pero yo... eh...

-... Te conozco- la débil voz de Lolito les llamó la atención, viendo sin entender al de pelo largo, el cuál miraba con la boca ligeramente abierta por la sorpresa a Mangel-. Te conocí, ese grito es... ya nos conocemos.

El castaño parpadeó confuso, sintiendo de repente su garganta seca. No recordaba nada, pero recordaba lo que sintió hace nada. Tranquilidad, esa sensación fue lo que sintió al cargar al perro y decir eso al aire, y por alguna razón le dolía el pecho a pesar de que la sensación era agradable.

-¿Cómo?

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