29.
Recuperarse de un golpe duro no es tan fácil, sin importar en qué sentido se use la frase, pero afortunadamente Soyoung estaba bien dentro de lo que se podía. Aparte de las dolorosas fracturas y moretones no hubo nada terrible que lamentar, así que después de dos días en los que Wonho, el niño y yo permanecimos en el hospital por turnos, por fin fue dada de alta.
Sería equivocado decir que ya no me sentía culpable de todo lo que pasó, pero al menos había tratado de compensarlo dando mi apoyo económico para cubrir los gastos médicos hasta llevarla de regreso a casa.
—¿Por qué tienes esa cara? —preguntó la chica mientras se reía por lo bajo al observarme. —Has hecho mucho por mí, no te preocupes ahora.
—Voy a contratar a una enfermera privada para que te cuide. —le informé con seriedad. —Sólo preocúpate por el reposo para que puedas volver a tener la movilidad correcta.
Ella negó inmediatamente.
—No es necesario. Mi hermano es enfermero y se ha ofrecido a cuidarme, además mi mamá estará conmigo todo el tiempo. —explicó. —De verdad, ya hiciste mucho. Te lo agradezco.
La miré sintiéndome agobiado.
—Lo siento. —susurré una vez más, aunque ella no me escuchó.
Después de asegurarme que todo estuviera bien en su casa, conduje hacia la de Wonho para asegurarme que también estuviera bien, y ahí me lo encontré cocinando de forma apresurada, con el celular en la oreja hablando de cosas del trabajo con alguien más, mientras Do-Hyun permanecía sentado en el sofá en silencio.
Al verme llegar Wonho me hizo una señal de que le diera un poco de tiempo para terminar la llamada que tenía, así que asentí y me dirigí a la sala de estar para encontrarme con el otro integrante de esa familia, pero no me esperé encontrarlo llorando silenciosamente, tapándose la cara.
Su labio inferior estaba formando un pronunciado puchero y sus dedos cubrían sus ojos como si quisieran impedir que las lágrimas siguieran fluyendo. Mientras que su boca emitía pequeños sollozos muy poco audibles.
Esa fue la primera vez que vi a una minibestia llorar de esa manera.
No importa en que etapa de mi vida buscara recuerdos, siempre los había visto ser escandalosos sin importar el evento, el motivo o la hora, era como si quisieran asegurarse de que el mundo entero supiera que estaban haciendo una rabieta para llamar la atención de sus infelices padres.
Al volver mi mirada hacia la cocina supe que Wonho no sabía que él estaba llorando, quizá ese había sido el propósito de aguantarse el llanto.
¿Un niño tan pequeño era capaz de sentir que no quería preocupar a su padre?
Sin saber realmente qué hacer, tomé asiento a su lado y lo miré por un rato.
¿Cómo se consuela a alguien? Bueno, creo que la respuesta nunca fue difícil, sólo basta con recordar cómo nos habría gustado que alguien nos consolara en aquel momento cuando lo necesitamos.
Extendí la mano lentamente y aunque dudé un par de veces, al final toqué su cabello y lo acaricié de forma superficial para llamar su atención.
—¿Por qué lloras? —le pregunté en un susurro cuando apartó las manos de sus ojos para verme. —¿Te duele algo? —él negó y yo me quedé pensando en todos los motivos por los que podría llorar pero eran más de los que quisiera saber, así que guardé silencio por un momento hasta que el recuerdo de la situación que estábamos viviendo vino a mi mente. —¿Es por Soyoung? —cuestioné y a cambio recibí un asentimiento y un llanto más profundo que esta vez atrajo la atención de Wonho, aunque no pudo venir porque seguía en la llamada. —Ella va a estar bien, lo sabes, ¿verdad? —pregunté volviendo a acariciar su cabello con los dedos. —Ella necesita dormir mucho para que pueda estar contigo de nuevo. Sólo hay que esperar un poco... Y luego volverá.
Honestamente no sabía que tanto podía entender de mis palabras o que tanto aceptara la situación, pero como sea traté de darle un poco de alivio.
El llanto duró poco y sus ojitos ya hinchados comenzaron a pesar debido a mis caricias, y cuando menos lo esperé, sólo quedaron sollozos suaves que fueron reemplazados después por ronquidos.
Para cuando Wonho volvió, Do-Hyun ya se había recostado en el mueble y se había dormido profundamente por mis caricias.
—Ay no... Debió comer antes de dormirse. —dijo con preocupación, acercándose para darme un beso y después apartarse. —No sé como Soyoung podía con todo esto... —suspiró. —Lo siento por tardar tanto.
Después de la corta disculpa tomó al niño en brazos y se fue, seguramente a dejarlo en su cama, y volvió a mi lado, dejándose caer en el sofá con pesadez.
—¿Día difícil? —cuestioné acariciando sus hombros.
Él suspiró y asintió.
—Me siento más tranquilo ahora que Soyoung volvió a casa y está al cuidado de su familia, pero sigo preocupado. —me comentó. —Me dieron los dos días de incapacidad y uno para que me pusiera al día desde casa, pero mañana debo volver a la empresa por unos reportes de fin de mes, y no quiero solicitar más tiempo porque siendo tan nuevo ahí, no me siento con el derecho de hacerlo así que me agobio un poco.
Lo miré hablarme de su vida con tranquilidad y aunque no podía consolar su agobio de alguna manera, sentí que estaría bien platicar un poco.
—Ser promotor de ventas de una compañía grande suena agotador. —recalqué.
Él sonrió levemente.
—Lo dice el chico que administra la contabilidad y dirige una empresa de bienes raíces. —replicó con un poco de gracia. —Admiro mucho que puedas lidiar con asuntos tan grandes, seguramente todos tus empleados te adoran... ¿Has recibido cartas de admiración o propuestas "laborales"? —se burló.
Cuando la conversación se volcó hacia mí, me reí. No era una persona que solía hablar de mi vida laboral o personal, ni siquiera a nivel general, así que era una nueva sensación para mí.
—De hecho, mi ex novia es una agente de bienes raíces que trabaja con mi padre. —confesé, siendo esa la primera vez que hablaba de mi pasado. —Nunca trabajamos juntos, pero como destacaba en su trabajo, mi padre me la presentó y a partir de ahí surgió una amistad que evolucionó en una relación de aproximadamente cinco años.
Él estaba sorprendido por mi confesión.
—Wow... Mi novio diciéndome tales cosas a la cara, ¿acaso quieres provocarme celos de saber que te tuvo cinco años? —bromeó abrazándome fuerte por la cintura y dejando un par de besos por el cuello que me dieron cosquillas. —No sé si quieras decírmelo, pero... ¿Por qué terminaron? —cuestionó después de unos minutos. —Cinco años es mucho tiempo.
Al escuchar su pregunta viajé al recuerdo de mis palabras y sentí que podía herir a Wonho si las decía, así que me quedé callado un momento.
—Dejamos de ver el mismo futuro. —contesté simplemente.
—Tal vez no estabas preparado para tener y cuidar una familia... —susurró comprensivamente y después suspiró antes de cambiar de tema. —Hablando de cuidar, lo había olvidado. —dijo soltando mi cintura un momento para buscar su celular. —Ya es tarde y todavía no he llamado a la niñera que me recomendaron para que cuide a Do-Hyun en mi ausencia...
Guardé silencio mientras lo veía buscar el celular en la sala, y después en la cocina.
—¿No la conoces? —pregunté viendo el juguete que se había quedado en el sofá donde se había dormido el niño.
Wonho por fin dejó de buscar y encontró el aparato en la cocina.
—No conozco a ninguna. —comentó mientras buscaba el número. —Soyoung lo ha cuidado desde que era bebé y esta es la primera vez que ella va a estar tanto tiempo lejos. Generalmente podía hacerme cargo en su ausencia, pero ahora es imposible para mí.
Recogí el peluche del sofá y recordé la cara de felicidad que el niño había tenido cuando se lo obsequié en su cumpleaños, que era lo opuesto a la que había visto minutos atrás. De repente las imágenes de un pasado difícil lleno de malas experiencias vinieron a mi mente, vívidas como si nunca las hubiera olvidado, y mi pecho se estrujó con desespero, obligandome a agarrar el brazo de Wonho para detenerlo.
—¡No llames! —le pedí, sorprendiendolo. —No lo dejes solo. No puede estar con nadie más, y menos con una desconocida.
Wonho quiso replicar a mi comentario seguramente con algún argumento que tuviera lógica, pero me miró por varios segundos y después se tragó sus palabras como si hubiera comprendido mi ansiosa mirada.
—Hyungwonnie... —susurró tomando mis manos y dejando un beso sobre ellas. —Hago lo mejor que puedo, pero no soy tan bueno en todo... —suspiró apoyando su frente en mi hombro. —Quizá no estoy pensando con la cabeza fría.
Ver su agobio me hizo sentir culpable ya era probable que mi mala experiencia no se repitiera como yo creía, sin embargo estaba obligando a Wonho a tomar decisiones difíciles y arrinconandolo a quedarse sin opciones cuando yo nunca había vivido la paternidad.
—No debí opinar. —me sinceré. —Lo siento.
En lugar de pensar que estaba siendo patético, Wonho negó y me miró con una leve sonrisa.
—No te disculpes. Yo también estoy ansioso por esto... —comentó. —No pensé en la magnitud de dejar a mi hijo con una persona desconocida hasta que me lo hiciste saber. Además, soy creyente del destino, y si esas palabras salieron de tu boca las tomaré como una señal. —expresó aligerando el peso de mi culpa. —Le diré a mi jefe que tendré que llevarme al niño, quizá si lo dejo en la guardería de la empresa donde mis compañeros dejan a sus hijo, él pueda...
—¡Yo lo cuidaré! —dije sin pensar, interrumpiendo sus palabras.
Él me miró con sorpresa.
—¿Que tú qué? —repitió.
Mi boca tembló al darme cuenta de lo que había dicho y lo peor que era tarde para retractarme.
¡Maldita bocota estúpida que se abre sin pensar! ¡¿En qué pensabas, Hyungwon?!
—Yo... Bueno... —evité su mirada. —Quiero decir... Si tú no quieres, pues...
—Creo que me encantaría si no es inconveniente para ti. —susurró acariciando mi mejilla. —Pero, ¿estás seguro?
En ese momento estaba sonriente, pero dentro de mi cerebro estaba un pequeño Hyungwon corriendo de lado a lado con las manos en la cabeza, gritando insultos en mil idiomas y prendiendo fuego a todo lo que existía en esa pequeña cajita imaginativa.
Definitivamente el amor nos hace idiotas.
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