21.
Despertar tarde no era un lujo que podía permitirme todos los días, pero ese día disfruté mi despertar como pocas veces podía. Una calidez abrazadora me estaba arrullando y mi comodidad sobrepasaba los límites del extasis incluso antes de abrir los ojos y darme cuenta que mi apuesto novio estaba envolviendo mi cuerpo con el suyo y me miraba despertar.
Debería ser ilegal ver tanta belleza cuando uno recién despierta, sobretodo por los "problemitas" mañaneros que no se pueden ocultar.
—Buenos días. —dijo Wonho con su radiante sonrisa que podría iluminar hasta el más oscuro rincón de mi corazón.
Le sonreí en reciprocidad por lo feliz que me hacía sentir, y lo conmovido que me sentía por el regalito de la noche anterior.
—Hola... —susurré en respuesta. —¿Te despertaste hace mucho?
Él negó.
—Apenas me cepillé y vi que estabas incómodo sin mí, así que volví a la cama y creo que te desperté. —explicó peinando mi cabello. —Supuse que querrías desayunar algo rico pero habían pocas cosas en la alacena asi que pedí unos desayunos a domicilio, espero que no te moleste. —dijo mientras me ayudaba a levantarme. —Parece que no tardan en llegar asi que puedes prepararte mientras los recibo.
Asentí y después de esa respuesta Wonho salió hacia la sala de estar para esperar los desayunos y arreglar la mesa del comedor, dejándome solo en la habitación. Me fue inevitable echarle un vistazo a la cajita de música y sonreí al recordar la melodía que seguramente escucharía mil veces más, y finalmente me fui a cumplir con mi rutina mañanera.
Cuando salí de la habitación, los desayunos ya estaban servidos en la mesa y Wonho ya había preparado el café, así que naturalmente mi estómago rugió de hambre y no dudé en sentarme a la mesa y acompañar a Wonho para degustar todo.
—¿Tienes algún plan para hoy? —preguntó después de unos minutos de silencio, sabiendo que tenía el día libre. —¿Visitarás a tu padre?
Levanté mi mirada hacia él y sin dejar de comer, encogí los hombros.
—No he hecho planes en realidad, pero es muy posible. —él asintió por mi respuesta. —¿Qué hay de ti? ¿Te iras pronto a casa?
Por extraña que pudiera ser la pregunta, realmente ya no me dejaba un mal sabor como antes el hecho de saber que él tenía una casa y básicamente una familia en otro lugar, de la cual yo no era parte todavía. Más bien me resultaba un poco natural y comprensible.
—Sí. No he visto a mi nene en un par de días... —dijo con melancolía. —Estoy ansioso por verlo y darle el regalito que le traje...
Cuando él hablaba de su minibestia parecía tener una ilusión y emoción tan fuerte por esa persona que me contagiaba su sonrisa. Era como si a través de él pudiera saber lo que se siente querer a uno de ellos, pero me preguntaba cómo sería tener esa ilusión en carne propia.
—Seguramente te ha extrañado mucho. —añadí sin mirarlo.
Y es que aunque fuera tonto todavía me sentía un poco celoso de tener que compartir su tiempo y su atención con él, porque a pesar que lo nuestro marchaba bien, entre su hijo y yo, seguía siendo el que menos tiempo podía disfrutarlo.
Al parecer mi reacción fue un poco notoria y su mano acarició la mía por encima de la mesa, llamando mi atención.
–Vendré más seguido, lo prometo. —dijo con una dulce sonrisa. —Al menos hasta que se decida lo del trabajo.
Fruncí el ceño al escucharlo.
—Háblame de ello. —le pedí con la preocupación aflorando en mi pecho.
Él analizó mi reacción y suspiró.
—Anoche no tuvimos tiempo de hablar pero al parecer hay un par de cosas que tratar. —dijo sin solar mi mano. —En primer lugar, parece que estoy calificado para cubrir con el puesto y la opción más viable para mi es que me mude a un lugar más cercano. —de repente mi pecho dolió. —Lo que pasa es que no estoy dispuesto a moverme de aquí. —dijo un poco agobiado. —¿Cómo podría dejarte aquí o pedirte que te vayas conmigo? Siento que eso sería demasiado injusto...
De alguna manera mi corazón reaccionó con un estallido de calidez que casi me hizo llorar de tan sólo pensar: “¿De verdad soy así de importante para alguien?”, pero al mismo tiempo la culpabilidad me invadió y me hizo sentir muy egoísta. Si Wonho perdía esa oportunidad laboral por mi culpa, no me lo perdonaría.
—No tienes que preocuparte tanto por mí... —dije muy en contra de mi voluntad y sin mirarlo. —Sin importar tu decisión, yo...
—Espera. —dijo interrumpiendo mi desalentador discurso. —Todavía tengo opción de poder trabajar unos días desde casa y los otros dos días de la semana trabajar de manera presencial. —explicó casi emocionado. —Me costó mucho trabajo poder demostrar que estaba calificado para eso, pero haré mi mejor esfuerzo, así no tendré que alejarme de ti, ni mi hijo tiene que alejarse de todo el mundo que conoce.
De repente sentí como si me hubieran quitado de encima el peso del tamaño de un edificio. Era de cierta forma gratificante.
—Eso es bueno... —dije en un susurro, tragandome todos los gritos que quería dar por la emoción que me producía. —Es mejor que irte lejos.
Mi sonrisa contagió la suya y pudimos acabar aquel desayuno totalmente en paz. Después de eso, él se ofreció a lavar los platos y como realmente no tenía nada más importante que hacer, me dediqué a mirarlo, sabiendo que cada vez que el reloj avanzaba me quedaba menos tiempo para estar con él.
—¿En qué piensas? —preguntó mientras se secaba las manos y venía hacia mí.
Yo me había sentado en la barra del desayunador simplemente por no querer estar muy lejos de él, pero no esperé que él aprovechara la posición para abrazarme y dejar caer su cabeza en mi pecho.
Un poco sorprendido y sonrojado por su acción, sentí mucho deseo de poder estar con él de una forma más íntima. En realidad no era un secreto que una de las cosas que más me encantaba de Wonho era su cuerpo pese a que nunca había tenido la oportunidad de permitirme avanzar al siguiente nivel, pero cuando pensaba en decírselo sentía que no era el tiempo correcto, o quizá sólo me sentía insuficiente de estar con alguien como él.
—No es nada. —mentí, acariciando su cabello.
Él se separó para verme.
—Todavía queda poco más de dos horas antes de que vuelva a casa. —informó. —¿Hay algo mas que quieras hacer? ¿Ver una película o algo?
De nuevo tenía la oportunidad frente a mí, sin embargo el señor Labia estaba escondido en un rincón de mi interior temblando de miedo, tan sólo de pensar que podría cometer un error muy grande por ser impulsivo, así que con tristeza me negué a mi propio deseo.
—Una película estaría bien. —respondí sin mirarlo.
Wonho me miró fijamente y por el rabillo del ojo alcancé a ver una sonrisa que no supe qué significó hasta que la acompañó con un par de acciones.
—Hyungwonnie... —susurró acercándose cuidadosamente a mi cuello para dejar un lento beso húmedo. —¿Por qué te reprimes de esa manera? —preguntó mientras sus frías y húmedas manos se colaban debajo de mi ancha camisa para acariciar mi piel desnuda.
Me resultó inesperado que él tomara la iniciativa, pero también me sentí muy feliz de saber que también mis deseos estaban siendo tomados en cuenta.
¿Qué clase de tonto sería si tuviera que negarme a tal demostración de amor?
Coff, coff.
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