14.

Se sentía raro estar de nuevo en esa casa. No era la vivienda de mi padre y tampoco la mía, pero cuando queríamos pasar tiempo juntos, nos íbamos a ese lugar. A veces era un fin de semana, o un día, pero definitivamente disfrutaba el tiempo que fuera.

Cuando era más joven, vivía con mi papá en ese lugar, a medida que fui creciendo, él empezó a vivir en otra casa con aquella mujer y me visitaba seguido, pero cuando fui adulto, me mudé de ese lugar y el tiempo juntos se redujo de meses a días. Aún así, siempre se sentía bien volver ahí.

Mi papá compró helado, y pizza para cenar tal como lo prometió, vimos una maratón de películas y finalmente dormimos. Pero al día siguiente, todo aquel dolor que sentí en el consultorio volvió a mi en una ráfaga, obligándome a estar triste, sin energías y llorando silenciosamente.

Mi padre de verdad intentaba contentarme con casi cualquier cosa, pero esta vez estaba realmente triste. Habían pasado años desde la última vez que me había sentido así de vacío.

Y así, mientras me hundía en mi tristeza solitariamente, mi celular comenzó a timbrar y cuando vi el contacto que figuraba en la pantalla, casi me dio un infarto.

— ¿W-Wonho? —contesté con una mezcla de nervios y alegría repentina.

Escuché un suspiro desde el otro lado de la línea.

Pensé que no ibas a contestarme. —respondió aliviado y un poco triste. Entonces me pregunté ¿Este chico es tonto o realmente no nota lo mucho que yo babeo por él? No lo sabía— ¿Cómo... —dudó— ¿Cómo estas?

No podía responderle a esa pregunta sinceramente, así que no tuve más opción que mentir.

— Estoy bien, estoy de paseo en casa de mi padre así que... —no supe qué más decir— ¿Qué tal tú?

Su voz parecía estar dudosa de hablar conmigo. Quizá sentía una culpabilidad innecesaria por haberme puesto en una situación difícil, aunque sinceramente yo no sentía nada en su contra. Mi corazón se agitaba cuando pensaba en él, lo demás era un tema personal, él no tenía nada que ver.

Pensé que estabas en casa, pero si estás ocupado no importa... —susurró— Yo acabo de salir del trabajo, por eso...

Me levanté del lugar donde había estado en las últimas cinco horas, y mis manos comenzaron a sudar frío.

— ¿Querías invitarme a salir? —pregunté con la voz ronca, dejando entrever el daño por el llanto, pero también con una tonta sonrisa leve— ¿Es eso?

De nuevo se reflejó la duda en su voz.

Sí... —suspiró— Dijiste la otra vez que te gustaban mucho los camarones, y cerca del puerto abrieron un restaurante de mariscos que aseguran que es muy bueno, p-pero... —carraspeó la garganta— Si no puedes, o no quieres cenar ahí, está bien... Es sólo...

— Sí quiero. —respondí dejando que aquel rayito de felicidad me acariciara el corazón— Cenaremos juntos, iré a prepararme ahora.

Escuché un suave suspiro de alivio nuevamente, y mi sonrisa se ensanchó.

Entonces, ¿Te veo en una hora? —preguntó en un susurro que destilaba dulzura.

— En una hora está bien para mí. —me puse de pie caminé por el lugar sintiendo cosquillas en el abdomen repentinamente— Ah, una cosa más... Mi papá me trajo en su auto así que no tengo el mío aquí, ¿puedes...?

— Esta bien, yo iré por ti. —informó dándome una nueva oleada de calidez— Entonces, prepárate. Te veo en una hora.

Dicho eso, la llamada finalizó y aquella delgada persona que lloró por cinco horas en el sofá, repentinamente estaba cargado de energías y autoestima para salir, o sea yo. Mi papá me miró ir de un lado a otro todo el tiempo, tanto que su cuello parecía un abanico.

La hora que Wonho me dio para prepararme, la gasté completa. Un 30% dle tiempo vistiéndome y preparando lo necesario, y el otro 70% haciendo todo lo que podía para dejar de parecer una rana hinchada por haber llorado tanto. Es más, ni siquiera me había dado cuenta de que ya había transcurrido la hora completa hasta que escuché a mi papá teniendo una amena charla.

De repente, toda la sangre se me fue a la cabeza de tan sólo pensar en que mi papá le podría decir cosas vergonzosas justo a esa persona. Si eso pasaba, buscaría la manera de lanzarme a mí mismo hacia el espacio para que un agujero negro se tragara mi desintegrado cuerpo.

Bajé a toda prisa las escaleras, deseando que Wonho no se fijara en mis ojos irritados, pero cuando estaba cerca de llegar a donde estaban ellos, me detuve para poder espiar la conversación. Quería saber si mi intervención de emergencia era necesaria o no, pero al prestar atención, realmente me sorprendí.

— Es realmente un placer conocerlo. —comentó Wonho amablemente— Y lamento interrumpir su tiempo juntos, es sólo que...

— No te preocupes, Hyungwon seguramente estaba deseando que le llamaras y poder salir... —respondió avergonzandome— Mi hijo me ha hablado de ti. Parece que de verdad le agradas.

Suspiré en mi escondite dándole la razón.

— También él me agrada más de lo que piensa. —agregó seguramente sonriendo— Ha criado a una hermosa persona. Y si me lo permite, y esto avanza a una relación más seria, voy a cuidar de él con todo lo que tengo, se lo aseguro.

Me quedé en silencio, sintiendo de repente ganas de volver a llorar.

Wonho era tan sincero, y parecía tan feliz diciendo aquellas palabras, pero yo seguía debatiendo entre si dejarlo o no, a causa de mis miedos. Me sentí tan estúpido en ese momento.

— Si te portas bien, tendrás mi bendición. —susurró mi papá— No lo dudes. —entonces sonreí sin ánimos de interrumpir aquella amena conversación, pero de repente tomó un giro inesperado— Pero ya que vas a ser mi yerno, déjame contarte de una vez cuando Hyungwon tenía como nueve años, que él viajó conmigo y estando en el autob...

— ¡Estoy preparado para irnos! —le interrumpí oportunamente saliendo de mi escondite— Veo que ya se conocieron... —me reí incomodamente hacia mi padre— Papá, puedes dejar tus conversaciones extrañas para contarselas a tu reflejo en el espejo. —le regañé con una mirada y un tono de voz que el conocía bien, por lo que sólo pudo reir— Wonho, ¿nos vamos?

Sus ojos me apreciaron con tal calidez que me sentí vulnerable, pero al mismo tiempo perdido en su sonrisa bonita.

— Tú mandas... —respondió sonriendo aún más ampliamente hasta que sus ojitos casi se cerraron por completo— Te espero en el auto.

Asentí agradeciendo de que entendiera de que tenía que despedirme de mi papá antes de salir. Menos mal que él sabía lo cercanos que éramos.

— Si te soy sincero... —susurré mirándolo sin poder esconder el nerviosismo que sentía— No sé qué va a ocurrir hoy.

Había una alta probabilidad de que todo saliera increíblemente mal o increíblemente bien. Es decir, ninguno había dicho nada, pero ambos sabíamos que estabamos regalándonos una nueva oportunidad para probarnos a nosotros mismos si la relación valía la pena o no.

— Hyungwon, no te preocupes por ello... —la mano de mi papá se posó en mi hombro como si me comprendiera y suspiré aliviado por su acción— Yo me encargo. —en ese momento me entregó una cajetilla de condones que sabrá Dios de donde sacó— ¡Ve a por todo! —mencionó haciendo una señal de victoria.

No podía verme a mí mismo, pero deduciendo por el calor que sentía en el rostro, seguramente me teñí de rojo hasta las orejas.

— ¡Papá! —le reclamé— ¿Por qué me das estas cosas? ¡Es vergonzoso que tú lo hagas!

— Hijo, siempre debes protegerte. —respondió tranquilamente todavía apretando mi hombro.

Yo no lo soporté más y solté un pequeño grito de vergüenza.

— ¡¿Por qué estamos teniendo esta charla de nuevo?! —froté mis orejas rigurosamente como si eso pudiera hacer que olvidara lo que escuché— ¡Ya no tengo quince años! ¡Ah! —ni siquiera sabía qué hacer con el paquete que tenía en la mano— ¿Sabes qué? ¡Me voy!

Dicho eso, metí el paquete en la bolsa más escondida de mi mochila y me di la vuelta haciendo un ademán para despedirme del viejo que me cuidaba todo el tiempo, mientras escuchaba su risa a mis espaldas, y cosas vergonzosas como: “te amo mi niño, escríbeme cuando llegues, y llama a papá para que te vaya a recoger” como si yo fuera un adolescente yendo a su primera cita. Qué duro.

Al llegar a la camioneta de Wonho, ingresé a ella todavía avergonzado pero deseando irme lo más rápido posible y rezando para que él no haya visto o escuchado la absurda plática que tuve con mi papá.

— ¿Estás listo? —preguntó ayudando a colocar mi cinturón de seguridad, por lo que asentí sin verlo— ¿Todo bien? —susurró tocando mi barbilla para que lo viera, y lo hice, olvidando el detalle de que mi cara tenía muchos rastros del sufrimiento que tuve durante muchas horas— ¿Realmente te sientes bien?

Lo miré fijamente por varios segundos y suspiré.

— Lo estoy, no te preocupes. —respondí bajando la mirada.

Entonces, inesperadamente se acercó hacia mí, cauteloso, deseando poder darme un beso que obviamente no iba a negarle. Al contrario, me sentía sediento de esa caricia, por lo que le ayudé acortando la distancia y una vez más toqué sus labios con los míos.

No sabía hasta qué punto,
pero ese hombre ya me gustaba mucho.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top