04.
Quería más.
Y entre más tenía, más quería.
Definitivamente nunca era suficiente, porque lo estaba disfrutando mucho.
— ¿Te gusta? —me preguntó en un susurro al que respondí con los ojos cerrados sin dejar de disfrutar el sabor de mi boca.
— Me encanta. —respondí con seguridad.
Wonho sonrió y finalmente volvió a poner la atención en la estufa. Definitivamente esa salsa era demasiado buena para ser verdad. Ni siquiera estaba seguro de que pudiera hacerse algo tan rico con las cosas que tenía en mi apartamento, pero lo que si me era verdaderamente inesperado era ver a un hombre como él con un delantal puesto y cocinando algo que ni siquiera sabía como se llamaba, pero me encantaba.
Me sentía bobo a su lado, todo lo que quería hacer era verlo.
— ¿Disfrutando de las vistas? —preguntó avergonzandome inmediatamente.
¿Acaso había visto la cara de imbecil baboso con la me quedé viéndolo? Pues seguramente que si. Es decir, era obvio que me notaría si incluso me había apoyado en el desayunador para verlo mejor mientras soltaba suspiros, pero... ¿Quien no lo haría?
— En realidad estoy sorprendido con que sepas todo eso... —mencioné recuperando mi postura disimuladamente.
Él se dio la vuelta sonriendo para finalmente abrazar mis costados y levantarme como si fuera de papel, todo con el fin de sentarme en la encimera de la cocina.
Me sentía mimado en sus brazos y aunque no se lo dije, quería gritar de emoción al verlo tomar ese tipo de iniciativas.
— No es para tanto, ni siquiera es algo sofisticado... —volvió a probar la salsa y con su dedo manchó un poquito de mi nariz— aunque creo que acabo de mejorar mi receta... —susurró dejándome un beso en la nariz haciéndome sonreír como un estúpido por aquella pequeña acción.
— A ver... —tomé un poco con la cucharilla y antes de que él pudiera evitarlo manché ambas mejillas suyas.
Solté una risita al verlo embarrado del espeso líquido y aunque él luchó por devolverme la maldad, no se lo permití.
— No es justo. —bufó pareciendo un niño— Tienes que limpiar esto Hyungwon.
Alcanzó una servilleta de cocina y me la entregó con la esperanza de que la tomara y lo limpiara correctamente mientras el mantenía su fingida pose arrogante. Pero verlo así, jugando conmigo e intentando hacerme reír a pesar del día difícil que había tenido me hizo sentir cálido.
Sentía que de alguna manera estaba buscando lo incorrecto en él. Wonho no era una persona de copas y de una noche de pasión, él estaba siendo una persona que, pese a sus propios problemas que aunque no mencionara seguro tenía, prefería que nos quedáramos en casa, cocinar algo y hacerme reír para estar bien. Eso era.
Él siguió sumido en su falso papel arrogante, sin embargo no pude evitarlo y quise devolverle lo que él me había dado. Lo besé en las mejillas. Sin prisas, con suavidad, con calma y con la calidez de alguien que pese a no saber como llamar lo que teníamos, quería que también se sintiera tan mimado como yo me sentía con él.
Cuando acabé, limpié totalmente todo el resto de comida con la servilleta que me dio y aunque su mirada estaba perpleja en mí, decidí tomarme aquello con calma. No quería ponerme nervioso ni demostrarle cuan loco estaba por él, así que simplemente sonreí pero él tenía otros planes y acabó por besar mis labios de nuevo, fue algo menos intenso y más corto que la primera vez. Sin embargo mi estómago sintió algo demasiado extraño al volver a sentirlo. Era aquella sensación que tenía mucho tiempo sin experimentar.
Acto seguido se hizo silencio, pero no era incómodo. Sentí que sus brazos se apartaban de mis costados donde se habían mantenido todo ese tiempo y él se dispuso a servir los platos de comida que degustaríamos esa noche.
Amaba estar con él, pero también tenía hambre así que...
— ¿Piensas quedarte ahí? —preguntó en tono divertido al ver que aunque el ya había puesto los platos de comida en la mesa, yo seguía sentado sobre la encimera siguiendo cada uno de sus movimientos con la mirada. Pero se adelantó a cualquiera de mis movimientos y acabó por bajarme de la misma forma en la que me había subido a ese sitio, para finalmente extender su mano hacia mi— ¿me acompañas a cenar? —preguntó con profundo formalismo a lo que yo respondí asintiendo, tomando su mano y caminando hacia la mesa del comedor.
Tomamos asiento uno enfrente del otro aunque no me sentía cómodo. Quería tenerlo un poquito más cerca pero pedirle estar sentado en su regazo quizá podría verse un poquititito atrevido de mi parte.
— Realmente sabe delicioso... —comenté después de dar los primeros tres bocados— es decir, esto incluso se ve bien, es como si... —puse cara de fingida sorpresa—¿Acaso lo planeaste, Wonho? —llevé mi mano izquierda hacia mi pecho con dramatismo— ¿Qué clase de sucio plan es este?
Él soltó una risita.
— No digas tonterías, me haces sentir avergonzado... —susurró entre risitas— seguramente cocino peor que mucha gente.
Rodé los ojos siendo yo mismo. El Hyungwon que expresaba todo, siendo un libro abierto delante suyo sin saber por qué me estaba entregando de esa manera a él.
— Al menos cocinas mejor que mi madre, eso es seguro... —solté sin pensar— es decir, no hay un solo plato de comida que recuerde que me haya gustado, pero no quiero juzgar porque al final ha pasado mucho tiempo desde que probé algo suyo...
Él me miró un poco preocupado por mi reciente confesión involuntaria y hasta ese momento no comprendía su actitud.
— ¿Qué pasó con ella? —preguntó sin poder contenerse y fue justo cuando capté que quizá había hablado de más— ¿Acaso ella...
— ¿Murió? —lo interrumpí— No. Está por ahí siendo feliz. —no me di cuenta de lo fría que había sido mi respuesta hasta que después de tragar uno de mis últimos bocados noté que él se quedó en silencio porque de alguna manera no sabía como proseguir después de eso— No te lo tomes a mal, es una larga historia...
Suspiré tan solo de recordar todo lo que había ocurrido y aparté mi plato para finalmente apoyar mis manos sobre la mesa, que no tardaron en ser acobijadas por las suyas.
— Si es algo que no te hace sentir cómodo entonces no deberías decirlo, apenas estamos conociendonos y creo que tendremos el tiempo suficiente para mencionar más cosas acerca de nosotros luego... —comentó con una calma que me reconfortó de alguna manera.
Pero aquel tema no era algo que quisiera dejar que me gobernara de ninguna manera. Quería restarle importancia y demostrarle lo poco que me importaba esa situación, así que decidí hablar.
— Es algo estúpido, no te preocupes. —le advertí con una sonrisa— Esa mujer jamás pudo hacerse a la idea de que se había convertido en madre. Es como... —suspiré— antes de mí era muy feliz, pero cuando llegué básicamente le jodí la vida. —solté con desinterés soltando su mano para recoger los platos— Desde que nací entró en depresión, la relación con mi padre se complicó y en más de una ocasión escuché que lo culpaba de mi nacimiento. —me di la vuelta llevando todo al lavaplatos solo para evitar tener contacto visual con él— con el pasar de los años todo empeoró hasta que decidió que no podía vivir en una casa donde yo estuviera. Se mudó a otra casa que compró mi padre y desde aquel momento, aún siendo un niño yo también me convencí de que no tenía una madre a la cual querer. El viejo se encargó de mí en cuanto podía, pero afortunadamente siempre fui alguien independiente y le ahorré muchos dolores de cabeza, sobretodo cuando me dijo que aún amaba a esa mujer y quería vivir con ella. —deposité todo en el lavaplatos y me quedé ahí de pie, dándole la espalda— Viví de una pensión del viejo hasta que fui mayor de edad, entonces, con el tiempo su empresa se expandió y me dio un buen puesto de trabajo como administrador de una de las sucursales. Me visita seguido y en general es bueno... En cuanto a ella, sé que está por ahí en algún sitio siendo tan feliz como siempre quizo pero nunca nos hemos vuelto a cruzar en el camino del contrario... —suspiré— Realmente agradezco mucho al viejo por ser tan fuerte, tiene una familia desintegrada y él es la única pieza que nos une, sin embargo nunca ha forzado nada para volver a unirnos... Y eso es bueno... ¿Verdad?
Me giré para finalmente verlo, sin embargo pude verlo ahí junto a mi, con una cara de concentración que me pareció incluso graciosa hasta que me besó suavemente y acarició mi cabello con sus dedos. Solo entonces percibí de él algo nuevo.
Comprensión.
Cosa que no sentía hace mucho...
Nadie intentaba comprenderme nunca, casi siempre tenían una opinión para dar o salían a defender su punto de vista, pero eso era definitivamente nuevo y me atravesó el pecho.
— Ha sido un largo día para ti... —susurró apoyando sus manos en mi cintura— ¿que tal si mejor vamos a descansar?
Lo miré a los ojos y asentí conteniendo mis ganas de llorar sin motivos.
— Seguramente esto no es lo que pensaste cuando hablamos de pasar un fin de semana juntos... —comenté en tono de broma sin poder esconder aquel sentimiento que me ponía sentimental.
Sin embargo él sonrió dándome un nuevo motivo para sentirme embobado.
— Lo que pensé cuando acordamos pasar un fin de semana juntos, fue estar contigo. —comentó apretando mis mejillas— Sin importar el lugar, la hora o la actividad... Lo que más quería es decirte como me siento y lo hice, así que soy feliz. Aquí, contigo Hyungwon...
¿Por qué ese hombre se empeñaba
en querer darme un infarto cada vez
que me tenía delante?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top