XXIV. ☆ La temporalidad de los brujos ☆
Acordamos con Marco que no era práctico irnos juntos hasta su casa para que Ray me recogiera allá, así que le pedí que pasara por mí al centro comercial. Marco se iría solo, pero no le importó porque dijo que prefería pasar los últimos minutos conmigo allí charlando en el centro comercial que en un incómodo bus en hora pico.
Faltando quince minutos para las siete, Ray llegó. Me lo hizo saber por un mensaje y Marco salió conmigo a la calle, vi pronto la moto en el carril del otro lado, Ray no se había ni quitado el casco y Marco no tenía intención alguna de querer conocerlo.
Nos miramos a los ojos cuando el momento de despedirnos llegó, él estaba tan sonriente que parecía que le dolería la cara más tarde y yo... ay, no sé qué gesto tenía, pero si era tan feliz como me sentía por dentro, debí parecer una tonta o una caricatura andante.
—Gracias por todo, Marco, la pasé muy bien.
—A ti por venir. Tú... —Marco titubeó por primera vez en toda la tarde y supe que estaba nervioso. Lo que sea que iba a decir, se retractó—. Nada. Te veo el lunes en clase, ¿sí?
—Claro que sí.
Me acerqué para dejarle un beso en la mejilla. Para mí, el broche ideal de esa tarde habría sido darle un largo beso en los labios, pero todo había salido tan bien que no quería presionar a la vida y apresurarme con eso.
Mis labios reposaron en su mejilla y se quedaron allí por un par de latidos más de los necesarios. Sentí a Marco suspirar y tuve el impulso de abrazarlo también así que lo hice, envolviéndolo con mis brazos, más que satisfecha.
En ese par de segundos, con mi cabeza junto a la suya, mi mente entró en quietud y sentí tras el velo de los ojos la visión de siempre, de Marco besándome con todo el cariño del mundo. Mi corazón se aceleró de miedo esperando la imagen de él sufriendo, mas esta vez, no llegó, sino que cambió a otro final. Marco se separó de mí y di un paso atrás en reflejo, algo aturdida.
—Adiós, Karma.
—Sí, adiós.
Eché a andar en modo automático hasta la moto de Ray, me monté enseguida al recibir el casco y miré a Marco hasta que arrancamos. La nueva visión se reprodujo de nuevo y yo seguía en estado de shock, aunque era uno bueno, uno emocionalmente bueno.
Luego de conducir un rato, Ray se detuvo en una bahía a mitad de la avenida. Cuando nos deteníamos a charlar para cuadrar la coartada que le diríamos a nuestros padres, nunca nos bajábamos de la moto, sin embargo esta vez tuve la necesidad de hacerlo para mirar de frente a Ray. Él se quitó el casco y me sonrió ampliamente.
—Parece que la pasamos super en nuestra cita.
—¡Ha cambiado, Ray! —Solté. La confusión en su rostro fue inmediata—. La visión, ha cambiado.
—¿Qué viste?
—El comienzo es el mismo. Marco me besa y luce muy enamorado. Pero cuando cambia la imagen... ahora estamos los dos en un sofá que no reconocí, él me tiene abrazada por la cintura y ríe conmigo.
—¿De qué ríen?
—No tengo idea. Pero reíamos, Ray. Reíamos en un sofá, y él me abrazaba y yo sentía una felicidad indescriptible.
No tenía ni idea de lo que eso podría significar. En ninguno de los escenarios que había creado en mi cabeza el final completo era feliz, es decir, puede que la visión hiciera referencia a un futuro cercano y que ya luego de que el tiempo me alcanzara saliera de nuevo la imagen dolorosa, pero de todas maneras el cambio fue maravilloso.
Razoné que se debía al truco que le había mostrado a Marco; mis visiones eran a base de decisiones, a veces no eran decisiones conscientes sino las que mi corazón muy en el fondo sabía que tomaría antes de que yo lo supiera, así que asumí que esa era una de esas. Con mi estado pesimista solo había visto un final pesimista de sufrimiento, pero cuando le mostré el truco y Marco lo tomó con tanta alegría, puede que una parte de mí hubiera decidido con firmeza que iba a tenerlo conmigo contra viento y marea y que iba a ser feliz así fuera por tiempo limitado.
—Bueno, ese es un cambio importante —concedió Ray, sonriente—. No sé si es momento de decirlo pero tu sonrisa de real alegría es muy bonita. Es la primera vez que la veo desde que te conozco. Marco en definitiva te hace bien.
Exhalé un suspiro tan, pero tan exagerado y sincero, que me sonrojé. Tuve el impulso de abrazar a Ray, porque me embargaba esa clase de felicidad extrema que hace que quieras mostrársela a todo el mundo. Me colgué a su cuello; como estaba en la moto casi lo hago caer pero recobró pronto el equilibrio y me rodeo la cintura con solo un brazo, con el otro sostenía el manubrio.
—¡Le mostré un truco! —Solté, sin alejarlo de mí y con una emoción contenida—. Un truco bobo y simple, pero se maravilló, Ray. No se asustó ni me cuestionó con obsesión cómo lo hice. Solo aceptó que yo sabía mover el agua y ya.
Ray no sabía de lo que había sucedido con Marco en su segundo sueño conmigo, ni sabía del otro plan que Beth me había planteado, ni mucho menos que yo estaba siguiendo el de ella y no el suyo. Creo que lo tomó por sorpresa el motivo de mi celebración porque en ninguna parte de su plan estaba el paso de mostrarle trucos a Marco.
—Claramente estoy muy feliz por ti —murmuró. Lo liberé de mi abrazo finalmente, pero mi sonrisa no se iba—. Aunque estoy un poco confundido. No fuiste a clase cuatro días, vas hoy y tienes una cita con él y ahora le muestras un truco. ¿De qué me perdí?
—Mucho ha pasado —comenté— y te quiero contar todo. Pero mañana, hoy ya es tarde y creo que debo volver ya a casa. Además tenemos sábado y domingo para ponernos al día.
Ray acercó su mano y tomó a mía, la apretó con un cariño muy expresivo en sus ojos azules, como si estuviera sumamente emocionado por mí aunque no supiera del todo los motivos. Lo que él quería desde que habló conmigo en aquella fiesta era que yo diera el paso y me permitiera ser feliz antes de casarme así que debía de estar orgulloso de que ya estuviera pasando. Tenía un gran corazón.
—De acuerdo. Entonces sube y te llevaré a casa. No quites esa sonrisa, me sumará puntos con tus padres el llevarte tan feliz a casa.
Me reí con fuerza, tomando el casco de nuevo y subiéndome a su espalda.
—Esta sonrisa no me la quita nadie en este momento, Ray.
—Créditos a Marco, recuérdame agradecerle algún día.
La moto arrancó y no dijimos más; tras el casco, cerré los ojos y reuní pequeños trozos de esa larga cita con él. Quizás para Marco había sido solo una salida divertida pero para mí marcaba la luz verde que estaba esperando inconscientemente para seguir adelante.
Marco me estaba enamorando como nunca pensé que podría hacerlo y los pronósticos no eran sino buenos... de momento.
☆☆☆☆☆
El sábado sin falta Ray llegó a mi casa. Nos quedamos en mi habitación con el silencio activado y le conté con detalles lo que había sucedido desde el sábado pasado en la fiesta de su amigo. Le conté de las ideas correctas de Beth, de mi metida de pata cuando me llevó la segunda vez al sueño de Marco, del motivo de mi ausencia cuatro días a estudiar y finalmente mi emoción de que las cosas se estuvieran dando bien.
—Así que en resumen, le contarás todo en algún punto y cuando sea el momento se separarán con la mayor de las normalidades... bueno, dentro de lo que cabe, y cada uno seguirá por su lado.
Le asentí a Ray, asumiendo que lo había entendido muy bien. Me recosté en mi cama a mirar el techo, recreando la sonrisa de Marco en mi mente; sentía la mirada de Ray y eso de cierto modo hacía que todo fuera más correcto, el tener su apoyo significaba mucho.
—Ya he pensado muchísimo en lo feo que será todo al final —añadí, con la necesidad de aclarar ese punto—, nos dolerá, puede que más a mí, pero como tú dijiste, quiero gozarme lo bueno y cada día con su afán. Quiero solo el presente y en ese presente, Marco está feliz conmigo.
—Bueno, me alegra tu resolución. Y te admiro de cierta manera, eres más fuerte de lo que demuestras en un comienzo. Lamento todo eso que te pasó durante la semana, si hubiera podido ayudarte, lo habría hecho. Tienes razón al decir que nunca he sentido por nadie lo que tú por Marco y que por eso yo lo veo más fácil del otro modo, así que me disculpo si fui algo... digamos insensible al proponer mi plan.
—No te preocupes, lo que me importa ahora es seguir con el mío.
—Bien, entonces el siguiente paso es demostrarle que no solo haces truquitos de ilusión con agua, supongo.
—Sí, más o menos.
—Tengo una idea para ello —murmuró, emocionado. Se retiró de la silla del escritorio para llegar a la cama y sentarse en el borde; me observó desde arriba con una juguetona sonrisa—. ¿Recuerdas que me preguntaste que para qué me metía en los sueños de las chicas si no era para... ya sabes, aprovecharme de ellas?
—Sí.
—Pues te contaré. —Ray suspiró, desviando la mirada de mis ojos—. Bien, acá te va una parte muy íntima de mí, ¿de acuerdo? Las respuestas aceptables son "Ray, eres muy tierno" o nada.
Me reí y me senté para quedar a su altura sobre la cama.
—Comprendo. Adelante.
—No he llegado a sentir por nadie lo que tú por Marco, es cierto, pero eso no quiere decir que soy una masa sin sentimientos y que las chicas no me importan en absoluto. He llegado a querer a varias y... vale, admito que en una que otra ocasión he deseado poder seguir adelante y enamorarme a lo estúpido como haría un humano normal. El caso es que no me gustaría ser un humano normal, sino poder ser yo mismo con una humana y que estuviera bien y tuviera futuro. Cuando me cuelo a sus habitaciones es para... algo así como alimentar esa fantasía en que puedo ser yo mismo y ellas lo aceptan. Si ellas creen que están soñando, yo les cuento todo y no se asustan. Les digo que soy un brujo, les demuestro mi magia y ellas se maravillan porque siguen creyendo que es un sueño en el que el chico atractivo con el que salen es mágico.
»Soy sincero, ¿entiendes? Depende de cada chica, claro, pero les digo lo que siento por ellas, ellas son abiertamente honestas conmigo, ya sabes, ese tipo de sinceridad que no mostramos estando conscientes y finalmente les confieso que no podremos tener una relación seria nunca. Como sigue siendo un sueño, no hay dramas por eso. Cuando les borro de la memoria los sentimientos que tuvieron por mí, les dejo intactas esas ocasiones en que se creían dormidas, así que se quedan con el recuerdo de Ray, un brujo que las enamoró en un sueño. Supongo que es una manera de hacer que no me olviden. —La mirada de Ray se tornó lejana y algo ausente; las siguientes palabras las soltó como si fueran solo un retazo de los pensamientos que no debería decir en voz alta—: Siempre sé que debo irme, pero no me gusta mucho la idea de no ser nadie para los seres humanos que llego a conocer, así que, con el truco de los sueños, dejo huella en esas personas, me convierto en un recuerdo y eso es mejor que ser nada.
Admito que no me esperaba algo tan profundo viniendo de él. Había pensado poco en el motivo de que lo hiciera, pero mi mayor apuesta era a que se colaba en los sueños de las personas para hacerles alguna broma y ya. Sin embargo, tenía sentido lo que decía y de algún modo me sentí más unida a Ray ahora que me había compartido aquello.
Estiré la mano y se la tomé hasta que me regaló una mirada dulce.
—Eres muy tierno, Ray —dije, usando una de mis opciones de respuesta. Eso lo hizo reír—. Comprendo el sentimiento de no querer ser temporal.
—Pero la impotencia de serlo —completó—. En fin, esa es mi idea. Podrías entrar al sueño de Marco y...
—No, no, no. Creo que he tenido suficiente de eso.
—Vamos, ¿qué fue exactamente lo que pasó en esas dos únicas ocasiones que hace que lo satanices tan terriblemente?
Consideré si responder con sinceridad o no. Era algo vergonzoso, pero ¿a quién más le podía contar si no era a Ray? Además, él parecía muy abierto a escuchar y a no juzgar, algo que amaba tener luego de toda la vida sin sentirlo de parte de nadie.
—Lo que sucede es que en las dos ocasiones terminé dejándome llevar, entonces o estaba... —Busqué una manera decente de decir "buscando arrancarle la ropa", y lo que se me ocurrió fue vago, pero no tuve más, así que seguí—: cruzando una barrera física o empujándolo a él a hacerlo. Y eso no me gusta porque para mí es real, pero para él no. Me dijo en una ocasión que no le gusta la idea de tener sueños... pasados del límite conmigo porque eso haría que me viera así en persona y que se sentiría vulgar por ello, pero cuando estoy ahí no puedo evitarlo. En resumen, el problema es mi falta de control.
Ray apretó los labios y tuvo que desviar la mirada, pero yo vi claramente que quería echar a reír. Le di un fuerte codazo y me levanté de la cama para llegar a mi silla en el escritorio, ya teniéndome lejos, su carcajada se hizo oír. Lo fulminé con la mirada.
—Lo siento, Karma. Es que es... no digo que gracioso, solo es algo... ¿Quieres saber lo que pienso?
—No estoy segura, pero dilo.
—Marco es un hombre de dieciocho, o diecinueve años, no sé, que está flechado por una belleza que lo enloquece como tú y que además le corresponde. ¿De verdad crees que jamás ha imaginado, sea despierto o dormido, que hace cosas contigo?
Me quedé callada al sentirme tonta, aunque no sabía exactamente por qué.
—Eso me dijo él —argumenté pobremente.
—Vale, vale, cambiemos un momento el rol. ¿Tú te has imaginado haciendo cosas con Marco?
Me abochorné y puse mis manos sobre la cara. No por la pregunta, sino por la respuesta que tuve en la mente de inmediato.
—¡Ray!
Soltó otra carcajada.
—Por favor, Karma, creí que estábamos rebosando honestidad. —Su tono no dejaba de salir a través de la risa y terminé riendo con él—. Eres una bruja con, técnicamente, más resistencia de control que un humano y aun así estás superfantaseada con él, no me lo niegues. Él es un simple humano en plena edad del alboroto sexual, ¿en serio le creíste que no te ha imaginado en nada comprometedor?
Jamás en mi vida me había sentido tan ingenua como en ese momento porque tenía tanto sentido que era evidente. No me molestaba en absoluto la idea de que Marco me mintiera porque sería hipócrita enojarme con él por el hecho de fantasear conmigo, el enojo pasajero era más conmigo misma por estar tan idiotizada con él que nunca le puse lógica a sus palabras.
—Me haces sentir como una estúpida, Ray.
—No es mi intención, solo quiero que te saques de la cabeza que debes flagelarte por todo lo que a él respecta. Cada una de las hormonas que te ha despertado, en él también existen y más desesperadas. Que sea un caballero, una decencia andante y se controle, te lo creo, no todos los hombres son basuras calenturientas, pero decir que no lo piensa es muy iluso. De hecho, debería ser preocupante si no lo pensara.
Coloqué los codos sobre las rodillas y apoyé el mentón en mis manos entrelazadas, miré a Ray por un par de segundos en que su rostro no abandonaba la risa monumental que todo le causaba.
—No sé en qué momento la conversación se desvió a esto.
—Yo sí. Me decías el motivo de tu odio hacia la idea de meterte a su sueño. Así que retomando: no te sientas culpable y usa ese truco para lo mismo que yo lo usaba. Pero contrólate, mujer, lleva un mazo de cartas o algo para que te entretengas con él de otro modo mientras le cuentas muchas cosas. Luego cuando ya le hayas dicho lo suficiente, empiezas suavemente con el "¿y si te dijera que esto no es un sueño?". Funciona muy bien.
Lo consideré y así no sonaba tan mal. En realidad, la idea de hablar con él con la sinceridad que le nacía al creerlo un sueño me gustaba, ahora, si podía usar eso con prudencia y ser honesta al mismo tiempo sin la carga de estar saturándolo mucho al hacerle creer que no era real, era una ganga. Sería como tener otra cita igual a la de la heladería, pero con más temas serios en medio.
—No suena tan mal... puede que lo piense.
La sonrisa de Ray se ladeó con la picardía de un niño que ha conseguido algo que le han negado muchas veces.
Tenía aún mis dudas, pero tras pensarlo toda la tarde me dije que no estaba realmente mal meterme a su sueño si sabía qué límites debía imponerme. Necesitaba de él un poco menos de tensión y cuando estábamos en su sueño no la había, era como si fuera posible decir todo sin que sonara a locura. Así que, con dudas, pero optimista, ese sábado en la noche fui a visitarlo.
☆☆☆☆☆
El Ray sin pelos en la lengua asies jajaja me encanta su sinceridad, es todo bello.
¿Qué les ha parecido el capítulo?
Nadie me pregunta, pero a mí me gustó mucho jajaja, escribirlo fue divertido <3
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