III. ☆ Errores y secretos ☆
El lunes llegué tarde a estudiar porque perdí la ruta al levantarme con el tiempo encima, de modo que no pude ver a Karma sino a la hora del receso en la cafetería; Beth y Gris estaban en la mesa con ella, lo cual me daba una imagen que me gustó. Ninguna de las dos me lo decía, pero tanto Gris como Karma procuraban tolerarse con más amabilidad con el paso de los días.
A ratos pensaba que entre ellas seguía habiendo recelo solo por culpa de Diego porque si él estaba presente, ni siquiera se determinaban una a la otra, así que era fácil asumir que el problema era él. De por sí para mí Diego era un problema, pero Gris lo amaba y procuraba no meterme en ese asunto.
Compré una soda y un paquete de frituras antes de llegar a la mesa para sentarme junto a Karma, frente a Beth y Gris.
—Vi en tu Instagram la foto de la pintura —comentó Gris, algo tensa—. Está muy bonita.
—También la vi, bellísima —añadió Beth, más alegre—. Ya le he dicho a todos mis contactos que le den like, van subiendo rápido.
—¿No me habías dicho que ibas a pintar en un brazo? —preguntó Gris, sin quitar la mirada de su comida.
—Y sí iba a hacerlo —intervino Karma sin mirar a nadie, como si respondiera en modo automático e indiferente—, pero mi brazo es flacucho así que le ofrecí mi espalda.
Beth fue la única que me miró directamente luego de ese corto cruce de palabras. Estoy seguro de que Karma le había contado más o menos cómo terminó esa tarde y siendo que Beth era más que consciente de cómo era mi relación con Karma, debió resultarle divertida la situación.
Yo quise por todos los medios no sonreír pero los ojos pícaros de Beth me sacaron una mueca inevitable de complicidad; odié a Karma por jugar así conmigo haciéndome pensar en su imagen del sábado pero me odié más a mí por dejar a Gris en las sombras de la verdad.
—Que amable —desdeñó Gris.
—Soy muy amable —le respondió Karma—. Y yo también le he dicho a conocidos que den like. Ya verás que ganamos.
Ahí Gris levantó la mirada para buscar la de Karma, se sostuvieron ese vistazo por varios segundos, Gris seria y Karma sonriendo de lado. Estaban sentadas en diagonal y me atreví a darle un rodillazo a Karma junto a mí para pedirle en silencio que no presionara tanto; ella rió pero desvió su atención.
—¿Y qué se siente que te pinten la espalda? —añadió Beth, y esta vez se ganó una mirada de reproche de los tres—. ¿Qué? Tengo curiosidad. ¿No te dieron cosquillas? ¿no te incomodó?
—Cosquillas sí. Incomodidad no; las manos de Marco con delicadas.
—Los pinceles —le corregí, aclarando la garganta—. Los pinceles eran suaves.
—No. Tus manos.
Si la intención general de Karma era que Gris no supiera de esa tensión que había entre nosotros, estaba errando estrepitosamente; luego me cuestioné si en realidad Karma quería que mi amiga lo sospechara solo para sacarle la rabia y eso tuvo más sentido.
No dijimos nada más por un buen rato en que cada uno solo comió lo que tenía a disposición. Beth como siempre no soltaba su teléfono, y hubo un momento en que Gris empezó también a escribir en el suyo. Ya que ambas no nos prestaban ni pizca de atención, ladeé un poco la cara para hablarle a Karma en un susurro.
—Eres infantil, ¿sabías?
Rió, como si de verdad no supiera a qué me refería.
—¿Por qué?
—A cada momento quieres exasperar a Gris.
—Eso no es infantil, eso es divertido. Además, técnicamente no le miento. Tus manos sí son delicadas.
—Mis manos no son delicadas.
—Lo que haces con ellas, sí, pero mira cómo soy de recatada y no le digo eso a tu amiga.
Su sonrisa ladeada me quitó completamente mi gesto serio; le miré los labios, con una tentación muy grande de besarla por medio segundo al menos. Apreté con mis manos el paquete de frituras, canalizando en ese ruido del empaque la atención, entonces la mirada de Karma cambió.
Por menos de lo que duran dos exhalaciones su pupila se fue aclarando hasta casi fundirse con el plateado de sus iris, su rostro quedó estático y luego parpadeó dos veces, moviéndose de nuevo. Recordé que así me había dicho ella que ocurría cuando tenía una visión y me emocioné de haberlo presenciado. Mi sonrisa se expandió y quise soltarle como diez preguntas pero ella estaba seria y miró de inmediato a Gris con el ceño fruncido.
Mi amiga seguía escribiendo en su teléfono sin reflejar ninguna emoción en su rostro, entonces sintió la mirada fija de Karma y se la devolvió confundida.
—¿Qué?
—Nada.
El tono cortante de Karma tomó desprevenida incluso a Beth, y más raro fue cuando se levantó apurada para salir de la cafetería. Beth se encogió de hombros cuando yo la miré buscando una explicación y al no hallarla, decidí ir tras Karma. La alcancé en las escaleras hacia el segundo piso.
—Oye, ¿qué pasó?
—No estoy segura.
Karma no dejaba de caminar, así que apresuré el paso para ir más cerca a ella. Con un tono muy bajo para que nadie más oyera, le pregunté:
—¿Qué viste? Eso fue una visión, ¿verdad? Tus ojos se pusieron casi blancos.
—Sí, lo fue.
—¿Y qué era?
Karma se detuvo cuando llegamos a su casillero pero no lo abrió, más bien parecía que para ella esa puertica era el final de la carrera. Recostó su espalda contra el metal y se mordió el labio, pensativa.
—Gris acaba de tomar alguna mala decisión.
—¿Qué? ¿por qué lo dices?
—La visión era de ella y Diego. Estaban en la calle no sé en donde, era un vecindario residencial porque tras ellos habían casas. Están discutiendo, ella llora, él está furioso pero no escucho qué dicen. Finalmente Diego se va en su moto. Luego vi un pedacito de lo que creo que es mañana o un día de estos, y estamos de nuevo todos en la cafetería pero Gris está triste por eso. Creo que van a terminar.
Mi primera reacción fue la incredulidad. Gris y Diego tenían su relación desde hacía casi o más de dos años y en todo ese tiempo jamás —que yo supiera— habían peleado de gravedad por nada. Ellos dos eran más bien al contrario, siempre melosos y pasionales, pero nunca los veías discutiendo o mirándose con algo además del cariño eterno.
—¿Segura? Ellos nunca pelean.
Karma se encogió de hombros y me observó imperturbable, como si no le interesara en lo más mínimo discutir al respecto; le daba completamente igual lo que pasara con Gris y que solo me lo decía por contarme, sé que no me mentía con lo de su visión.
—Eso es lo que vi, pero no sé si eso puede cambiar después.
—Es muy raro. ¿Será que ya discutieron? Diego no estaba en la cafetería.
—Ah, no. Gris dijo cuando llegó que Diego se había ido temprano por una cita con el dentista, pero no mencionó discusiones. Y yo no tengo visiones del pasado.
El receso terminó, siendo anunciado por el timbre. Karma ahora sí abrió su casillero pero solo para sacar un gancho y peinar su cabello en un moño alto, dejando su flequillo hacia un lado y la mitad de su frente descubierta.
—Es curioso cómo moverte un poco el flequillo te cambia el aspecto totalmente —comenté de paso. Karma sonrió—. Eres como otra Karma.
—Ya pronto dejaré de tener flequillo. Estoy esperando que me crezca un poquito para peinarlo hacia un lado, resulta algo fastidioso con el tiempo tener el cabello en la cara.
Estiré la mano en reflejo para moverle lo que quedaba de cabello en su frente, dejándola descubierta. Karma me observó burlona.
—Te ves linda de cualquier modo.
La corriente de estudiantes nos hizo caminar porque estando ahí de pie como pasmarotes solo bloqueaba el paso. Bajando las escaleras Karma me puso una mano en el hombro de manera amistosa, como si fuéramos mejores amigos. Pegándose bien a mí, y sin dejar de andar, me habló:
—Eres demasiado coqueto para tu propio bien.
—Solo coqueteo contigo.
—Eres demasiado coqueto para mi propio bien —corrigió, risueña—. Intento con todo mi esfuerzo ser indiferente a ti mientras estemos acá y es una falta de respeto que no me ayudes con eso.
—¿Qué tan grande puede ser tu esfuerzo si te la pasas insinuándote cuando Gris está presente?
—Es que me gusta verla frustrada pensando que su mejor amigo puede tener algo con la peliteñida que le da mala espina y no quiere ni un poco. —Karma soltó una risa, sin dejar de tocar mi hombro—. Pero aparte de eso, me esfuerzo mucho.
—Vale, ya no te diré nada bonito mientras estemos acá.
—No es para tanto, no es que... —Karma se calló y se detuvo a mitad de pasillo, haciendo que me detuviera con ella. Su sonrisa se había esfumado—. ¿Ray?
—¿Qué?
—Escucho a Ray.
—¿Escuchas a...?
—Su corazón. Está aquí... —Karma miró en varias direcciones como si de repente no supiera donde estaba, entonces me tomó sin delicadeza de la mano y me haló por medio pasillo para luego hacerme subir de nuevo al segundo piso—. Ven.
Me hizo entrar en un aula que ya tenía como cinco estudiantes de primero, lo cual fue algo vergonzoso porque todos nos miraron irrumpiendo. Iba a preguntarle a Karma de qué iba el asunto y entonces me guió hacia el gran ventanal de esa aula que daba al estacionamiento y a la salida.
Me asomé con ella hasta que vimos la moto de Ray; era inconfundible su silueta enorme sobre la moto. Estaba estacionado a unos metros de la entrada y aún con su casco puesto tenía el teléfono en las manos.
—Querrá hablar contigo —aposté en voz baja.
Entonces el tono de Karma pasó a ser casi de lástima.
—Ay, no...
Casi de inmediato vimos abajo a Gris con su mochila colgada y caminando presurosa hacia la salida. Mis ojos se abrieron tanto como físicamente pude cuando la observé saludando a Ray con la mano y subiéndose con presteza a su moto.
Karma abrió la sección de la ventana con pestillo. Con voz apenas fuerte, como si me hablara a mí, dijo hacia afuera:
—¡Ray! ¿Qué haces?
Ray la escuchó porque lo vi desviando su atención hacia la fachada, buscando la ventana de donde provenía la voz. No sé si nos vio en fin o no porque la luna del casco estaba abajo, pero de cualquier modo, no se detuvo, sino que arrancó la moto con Gris a su espalda.
Un carraspeo detrás nos hizo girar en redondo solo para ver el aula ya casi llena y a un maestro que no nos daba clase a nosotros mirándonos con desaprobación.
—¿Les puedo ayudar en algo? —preguntó, rencoroso.
—No, disculpe, profe, solo queríamos ver algo —dije yo.
Halé a Karma por la muñeca para salir de ahí, con un coro de suaves risas de los chicos que vieron todo. Una vez nos alejamos lo suficiente, me detuve con ella.
—¿Te respondió?
—No. Pero sé que me vio.
—¿Ellos se conocen?
—Sí. Yo le presenté a Ray hace unas semanas... y a Diego también, él estaba ahí.
Eso me extrañó más que el resto. ¿Por qué Ray necesitaba conocer a Gris o a Diego si con Karma apenas y se hablaban para el saludo de mala gana?
—¿Por qué?
—Pues para... —Karma se quedó callada en seco de sopetón, con ese gesto inconfundible de quien oculta algo. Fruncí el entrecejo—. Voy tarde a mi clase.
—Karma, ¿por qué le presentaste a Ray a Gris y a Diego? —Mi voz sonó exigente incluso a mis oídos—. ¿Karma?
El que me mirase a los ojos directamente y aún así no tuviera intención de contarme me contrarió demasiado. ¿Qué era lo que ellas dos me ocultaban? Dejé de sentirme mal por mentirle a Gris porque ella también lo hacía pero ahora estaba enojado con ambas, ¿en qué momento me dejaron fuera de algo? ¡Si ni siquiera se agradaban! Y ahora Gris se había ido con Ray, ¿para qué diablos...?
—No hablaremos de esto ahora —declaró finalmente—. De verdad debemos ir a clase ya.
—¡Karma! —exclamé, más acalorado—. Dime qué hacen Ray y Gris juntos.
—No tengo idea —dijo, y eso sí sonó sincero—. No sabía de eso. Pero algo me dice que esa es la mala decisión que lleva a lo que he visto.
El tema del secreto pasó a segundo plano cuando caí en cuenta de que eso era cierto; Ray se había llevado a Gris quien sabe a dónde cuando su novio no estaba presente. Vamos, eso desde ningún punto de vista lucía bien, especialmente porque Ray no era un íntimo amigo de Gris. Relacioné de repente ese acto con el momento previo en la cafetería cuando la vi chateando, ¿y si estaba hablando con Ray, cuadrando el verse a escondidas? ¿o si hablaba con su novio, mintiéndole sobre donde estaría luego de clases?
Jamás había dudado de mi mejor amiga pero con las pocas pistas que tenía, la indisposición de Karma a contarme más y sabiendo de su visión, me cuestioné si quizás Gris estaba engañando a Diego.
☆☆☆☆☆
¡Hola, lectores! <3
Con estos 3 capítulos oficialmente se ha inaugurado la parte de la historia narrada por Marco estrellado <3
DÍGANME QUÉ LES HAN PARECIDO
Aish, ese Ray con Gris 7u7
Procuraré actualizar con frecuencia aunque ya casi acaba la cuarentena así que no prometo diario como antes :'v Les agradezco muchísimo el apoyo. Nos leemos pronto <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top