Otra cara de la moneda
Yamato apretó los labios, junto sus manos y entonces puso su mejor imitación de cachorro abandonado.
—Por favor —casi suplicó a su representante.
Mimi Tachikawa dejo salir un suspiro mientras con sus dedos índice y pulgar se sostenía el puente de la nariz en un gesto por demás resignado.
—Está bien —respondió al fin. De todas formas, Yamato siempre se salía con la suya. —Y quien se supone que va a llevar nuestro portafolio? Por qué me imagino que ya tienes a alguien —preguntó rezando para que Matt no fuera a decirle que era un conocido que buscaba escalar a un puesto mejor con este proyecto.
—Es un amigo mío —comentó feliz.
A esta altura a Mimi lo único que le restaba pedir a todos los dioses, era que lo siguiente que fuera a decir no sea: "pero es excelente, no te arrepentirás".
—Y por eso estoy seguro que Tai hará un hueco en su apretada agenda.
—Espera, dijiste Tai. Estas hablando de Taichi Yagami, el subpresidente de d'Xim —enfatizó Mimi, quien no apreciaba las bromas de trabajo.
—Si, él mismo —respondió Matt mientras salía del despacho alegremente para correr a comunicarle a sus amigos con quien estarían trabajando la portada del próximo álbum.
—Si me hubiera dicho desde el principio que íbamos a trabajar con Yagami, ni lo hubiera pensado —remilgó Mimi pasando la mano por sus largos cabellos castaños.
Mimi Tachikawa en algún tiempo fue una abogada bastante talentosa, que con poca experiencia laboral en el bolsillo se vio en bastantes dificultades, contratiempos que acrecentaron al sumarle su peculiar y desenfadado carácter.
Un día mientras acudía a una entrevista de trabajo en una de las disqueras, se topó de frente con el vocalista mientras este sostenía una animada discusión con una joven. Yamato parecía seriamente a punto de mandar todo al diablo, y Mimi tuvo que darle la razón, los argumentos que la mujer exponía eran hasta risibles, sin embargo, si ella decidía llevarlo al juzgado, no importarían los cargos, la prensa se daría un buen festín con el alboroto.
Ishida era una persona pública y había muchos que buscaban aprovecharse de ello.
Por eso se aproximó a paso lento y el semblante sereno. Y con tono medido dijo.
—Me temo que las acusaciones a mi representado no tienen fundamento y carecen de sentido lógico. Por ello le recomiendo que mida la forma en que le habla o podría ser usted quien termine en el estrado señorita.
La mujer dio un paso atrás, no solo asombrada por los argumentos, sino intimidada por la belleza de Mimi. Luego lanzo un par de insultos a Matt al haberse atrevido a contratar un abogado por algo tan insignificante y se fue muy disgustada.
Matt agradeció el gesto ayudándola a buscar empleo con su recomendación. Sin embargo, pronto se dio cuenta que lo que buscaba era algo más, tomó un par de diplomados más y a sí fue como termino siendo el representante legal de Matt. Le encantaba el glamur que desprendía la estrella y su música, además que trabajando para él podía vestirse como mejor le pareciera y no con aquellos trajes empresariales tan sosos e incomodos.
Llevaba casi todos sus asuntos, desde revisar los contratos con la disquera, tramitaba eficiente y confiablemente los derechos de autor de sus letras y canciones. Pero por sobre todo, de su testamento. Un documento para el que Matt y ella agendaron una sesión con el propósito de realizar modificaciones.
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Matt mantuvo esa energía desbordante durante todo el ensayo, parecía como si le hubieran inyectado adrenalina. Sus compañeros sonreían cómplices al verlo tan efusivo.
—Y bien, ¿Cómo se llama? —preguntó Koji haciendo resonar sus platillos con entusiasmo.
Estaban tomando un merecido descanso y tanto Akira e Izumi iban a preguntar exactamente lo mismo.
Matt parpadeo un par de veces antes de sonreír discretamente y responder.
—Metiche.
Un alboroto se armó, los integrantes de la banda comenzaron a gritar y a golpear amistosamente al rubio pues sabían que el no negarlo era sin duda una afirmación.
A las cuatro de la tarde a penas terminar el ensayo Matt monto su carro y condujo felizmente a d'Xim.
Iba cantando, con el buen humor a tope. Quería ver a Tai. Trabajar con él, estar a su lado todos los días mientras durara el trabajo.
El celular comenzó a sonar, Matt lo miró de reojo y decidió ignorarlo. Si era importante volverían a marcar. Hizo cambio de carril, las direccionales prendían y apagaban mientras el hundía al fondo el acelerador. Su emoción le daba alas.
Estaciono el automóvil en el aparcamiento y justo cuando se disponía a bajar un golpe en la ventana le hizo brincar del susto.
—Tk —exclamó Matt. —Me has dado un buen susto.
Takeru se apresuró a darle la vuelta al auto para subir del lado del copiloto.
—Vas a tener otro peor si no nos vamos a casa en este mismo instante —ordenó.
—¿Qué? No. No. Tengo que ver a Taichi —dijo Matt haciendo el intento de volver a salir del auto.
—Matt —llamó Tk con la mirada fiera y tirando de su brazo para devolverlo a su lugar. —Hoy Iori Hida, mi editor, me encargó averiguar si Yamato Ishida tiene un hijo ilegitimo.
—¿Qué?
—Como lo oyes. Quién filtro la información no lo sé, pero de ahora en adelante van a estar espiándote. Si te ven con Taichi, no quiero ni saber las teorías que van a formular. No pueden verte con él.
—Pero...
—Matt, no.
—En realidad, estaba por informarle que han autorizado que trabajáramos juntos para la portada del siguiente álbum.
—Rayos... Matt, te lo digo como tu hermano, no puedes ocultar cuanto te gusta, joder, si pudieras babearías cada vez que lo miras. Así que por el bienestar de Yoshino y Taichi, no puedes acercarte a él.
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Ken Ichijouji entro al apartamento número catorce con actitud cancina. Por un instante se paró en medio de la sala y observó el lugar.
La cocina era muy pequeña, no había comedor, todos los alimentos los tomaban el la barra, y la sala apenas constaba de dos sofás y un televisor pequeño. En realidad, parecía más un departamento de soltero que la vivienda de una pareja. Pero que se le iba a ser, ninguno de los dos pasaba el tiempo suficiente en casa como para hacer arreglos o quejarse de la falta de aire hogareño.
De hecho, mirando su reloj se dio cuenta que ya casi eran las diez y aun no llegaba a casa. Saco el celular de la chaqueta y oprimió la primera opción de marcado rápido. El primer timbre de la llamada se vio opacada por las llaves en la puerta.
—Esta abierto —dijo en voz alta y la persona del otro lado se limitó a girar la perilla y empujar la puerta.
Ken sonrió cansadamente al contemplar al hombre joven que hacía malabares con todo lo que traía en las manos.
—¿Qué tal tu día? —preguntó acercándose para ayudar con las bolsas de plástico que seguro eran la cena.
—No tan bien como debería —respondió Daisuke elevando la cabeza. —¿Y el tuyo? —regreso la pregunta plantando un dulce beso en los labios del detective.
—He tenido mejores.
Ambos llevaron las cosas a la cocina y en un silencio cómodo terminaron de acomodar lo que Daisuke compró. La cena para microondas era apenas aceptable, pero ninguno se quejó. Ken últimamente tenía mucho trabajo acumulado y Daisuke... bueno en el periódico siempre estaban a tope.
—¿Cómo esta Kari? ¿Ya regresó?
—Aun no, la verdad creo que Miyako esta a punto de entrar a la oficina de Iori a exigirle que le regrese a su mejor fotógrafa —rio Daisuke de sólo recordar que hoy Miyako parecía fiera mientras reclamaba una mejor toma para el articulo de la página principal.
—La transferencia no fue cosa de Iori. Así que dudo que él pueda hacer que la regresen.
Daisuke elevo los hombros.
—La verdad no entendí como d'Xim solicito tenerla unos días. Es decir, las fotografías que logró tomar de Ayumi Hamasaki fueron excelentes, pero...
—Debes estar bromeando, Hikari no solo logro captar un ángulo favorecedor de la cantante, sino que lo hizo en las peores circunstancias. Obviamente d'Xim pensó que tenía talento artístico y lo estaba desperdiciando al trabajar para una industria que no valora lo suficiente las imágenes —debatió Ken con una sonrisa triunfante.
Davis apretó los labios y desvió la mirada, nunca podría ganarle a Ken en cuanto a argumentos. No con su poder deductivo y fluidez de palabra.
—Como sea. A veces pienso que debiste haber sido reportero en lugar de trabajar para la policía.
Ken rio fuerte ante lo dicho.
—Sabes que no soy bueno escribiendo. Además, prefiero estar del lado que ayuda a las personas y no solo de los que buscan ganarse el pan develando sus desgracias.
—¡Oh! Eso me recuerda que Iori hoy cito a sus mejores corresponsales. Les ha prometido una bonificación bastante generosa a quien pueda corroborar un chisme que llegó a sus oídos.
Ken elevó una ceja esperando a lo siguiente que diría su pareja.
—Matt Ishida, el compositor y vocalista de KOD (Kinife of Day) al parecer tiene un hijo —concluyó esperando la reacción de Ken. —Si eso es cierto los medios van a explotar —enfatizó. Pero al no ver ninguna, un foco dentro de su cabeza se encendió. —Tu ya lo sabías.
Ken tuvo escasos dos segundos para reaccionar, nunca había sido bueno mintiéndole a Daisuke. Podría ser un mentiroso ante el mundo, esconder mejor que cualquiera un secreto siempre y cuando quien lo interrogara no fuera su pareja.
—Sí, se algo al respecto —aceptó Ken.
Daisuke suspiro antes de ponerse en pie, recoger los platos sucios de la cena y llevarlos al fregadero sin agregar nada.
—¿No vas a preguntar más?
—Ken, si esa información llego a ti por parte de un cliente, entonces, no quiero saber. Te conozco y se lo importante que es para ti tu ética profesional.
Ken sonrió enternecido. Amaba esa parte de Daisuke, comprensiva y leal.
—Te amo.
—Yo aún más.
Continuara...
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