Heridas Abiertas


Matt avanzaba curioseando disimuladamente, nunca antes trabajó en un lugar así, y siendo esta la primera revisión con el elenco se sentía un tanto nervioso. La lectura del guion no debería representarle problemas, y por sobre todo, no existía la remota posibilidad de encontrarse con Tai, porque con Dios como testigo, se moría por verlo, pero estaba aterrado de lo que eso implicaría.

Durante gran parte de los días anteriores había estado fantaseando en cómo sería su rencuentro. Existían momentos en que soñaba en algo tan cursi como que él correría a sus brazos, Matt lo besaría y entonces le confesaría con gran arrepentimiento que lo que vio fue una farsa, que lo amaba, pero estaba asustado del daño que podría causarle.

En otras imaginaba algo más realista, ambos se saludarían como los adultos que son, se estrecharían las manos y actuarían como si no se conocieran. Comenzaría a acercarse lentamente, a ser amigos y luego...

En la sala de conferencia los actores esperaban sentados alrededor de una enorme mesa redonda, listos para empezar. Muchos de ellos ya se conocían, y los que no aprovechaban para hacer amistad. Era extraño que Matt comparara ese comportamiento con el principio de cada año escolar, y si era de esa forma entonces se diría que él era el alumno transferido. Ese que no conoce a nadie del lugar y que todos miran como a un bicho raro.

Cuando el director llegó comenzaron con las presentaciones, Matt puede reconocer a uno que otro, actores con cierto grado de popularidad, eso hasta que llegan a Michael Duval. El hombre se pone de pie y hace un par de comentarios graciosos que atraen la atención de todas las mujeres. No puede negar que es atractivo a decir basta. Sus risos rubios, sus ojos azul acero y esa sonrisa de comercial de pasta dental que hasta hace brillar su dentadura. Su gracia al moverse y sus gestos medidos para encandilar a todo cuanto le viera. Es un profesional, sabe que decir y como hacerlo.

Sin duda es encantador.

Pero al final la mención especial del director es él, carraspea con la garganta antes de dar a conocer muy orgulloso que ha logrado que el esquivo cantante de moda le diera el SI, por supuesto que nadie, además de Michael puede imaginarse la razón tras su respuesta afirmativa, así que aplauden y le dan la bienvenida.

Michael lo esta mirando, y si no fuera porque su mano derecha descansa en un puño inusualmente apretado, Matt podría decir que no le importa, que no lo recuerda.

La primera lectura es rápida, la mayoría son profesionales, solo Matt requiere de un poco de ayuda, un golpe a su ego debido a que es el mismo director quien le pide a Michael que intervenga y le de uno que otro consejo.

Michael acepta con una sonrisa en los labios, cambia de lugar con la mujer a su derecha y se sienta acerca a Matt, le palmea la espalda amistosamente, pero lo que para otros fue una mera cordialidad, el golpe que siente Yamato es bastante fuerte, y comprueba su teoría de que sabe muy bien el motivo por el que está ahí.

Cuando terminan todos se despiden entre sonrisas y buenos deseos, mientras caminan hacia la salida para ir cada uno por su lado. Matt por su parte, espera pacientemente que la multitud desahogue para irse sin tener que chocar con todos.

De reojo ve a Michael mirar la hora en su reloj de pulsera, parece apurado por salir de ahí mientras ordena sus cosas, las cuales son numerosas debido a que es quien tiene mayor cantidad de diálogos, es el protagonista. El director llama al americano y él, solo por la proximidad alcanza a escuchar parte de la plática, más que nada porque nombran a Taichi.

Aguza el oído, pero para entonces ambos hombres se disponen a la salida. Matt se levanta y los sigue a una distancia prudencial, con la intensión de saber solo un poco de Tai.

—Mike —gritan en la entrada y Yamato siente que el mundo se le viene encima cuando reconoce la voz. Ahí, frente a las puertas del set se encuentra Taichi Yagami luciendo exquisito con esos jeans ajustados y la camiseta ceñida al cuerpo que lo hace lucir como un modelo de pasarela.

Michael corre a su encuentro, como un cachorro a su dueño, se para muy cerca y sin pudor alguno le pasa el brazo por encima de los hombros acercándolo lo más que puede a su cuerpo. El director ríe ante algún comentario del actor mientras Tai se ruboriza.

Matt no esta seguro de lo que esta sintiendo, ciertamente no es sorpresa que Michael Duval se comporte de esa manera, lo que si es nuevo es que Taichi lo permita.

No esta lo suficientemente cerca para escuchar lo que dicen, así que se conforma con grabarse de forma hambrienta la figura del publicista, sus gestos y sonrisa. No ha cambiado gran cosa, a excepción del pelo, que ahora lo usa levemente más largo. Estando tan cerca y no podía ir y tomarlo entre sus brazos, besarlo como esa noche en el estacionamiento de d'Xim con tan ardiente deseo que le robaría el aire. En su lugar tiene que aguantar viendo como otro lo abraza.

La conversación no dura, finaliza pronto y el director regresa sobre sus pasos al parecer complacido, da un saludo al aire cuando se cruza con Matt, uno que a duras penas el cantante logra contestar porque está más absorto en ver como Michael baja su brazo de los hombros a la cintura de Taichi para luego abandonar el lugar, juntos.

—Pero que he hecho —se lamenta, aunque no esta seguro de si por lo que hizo tiempo atrás, o por haber aceptado participar en esta película que según ve va a convertirse en una tortura.

Sea cual sea ya no hay marcha atrás, lo hecho, hecho esta.

Apenas llegar a casa Matt saca una botella de wiski, toma su teléfono y llama a su hermano antes de comenzar a beber y no saber de sí, porque está decidido a terminarse toda la maldita cantina con tal de caer inconsciente.

—Matt —nombra Tk al otro lado de la línea, se escucha un tanto apurado.

—¿Es mal momento? —pregunta el cantante mientras sirve un trozo enorme de hielo y lo baña con el líquido ámbar.

—Estoy en medio de algo, pero sabes que siempre tengo tiempo para ti. ¿Qué ha pasado? Es raro que llames a esta hora.

Matt lo considera un par de segundos, siempre fue sobreprotector con su hermanito, lo amaba y haría cualquier cosa para mantenerlo a salvo, pero las cosas habían cambiado, Tk ya no era un niño que necesitara su protección, ahora en su etapa adulta ambos podían pararse uno al lado del otro y ser un apoyo, así que no estaba cometiendo ningún pecado buscando su consejo y consuelo a pesar de ser mayor, ¿verdad?

—Hoy vi a Taichi —dejo salir como un suspiro. Tk no dijo nada y espero pacientemente. —Estaba con... Michael Duval. —y nuevamente solo recibió silencio. Matt se mordió los labios porque tras esos escasos segundos sin respuesta una idea lo golpeo con fuerza. —Tu ya lo sabias ¿no?

Tk hizo un ruido extraño, luego como si tomara valor respiró tan ruidosamente que Matt pudo escucharlo.

—Si.

—¿Por qué no me lo dijiste? —exigió saber.

—Porque no es de tu incumbencia, y en última instancia, salió en los noticieros. No es un secreto. Michael Duval anuncio al mundo su noviazgo con Taichi hace un mes.

Matt sintió sus piernas aflojarse y no debido al alcohol, el cual por cierto estaba intacto en el vaso de cristal tintado.

—Matt, tu destrozaste a Taichi, sin explicaciones, sin motivo aparente para él, no puedes esperar a que el hombre se siente a esperarte en un voto de castidad, a ver si de puro milagro cambias de opinión.

—Yo no, es decir...

—Entonces ¿por qué te enojas? —preguntó irritado Tk. —Sabías de sobra que Michael estaba detrás de Tai incluso antes de que tu aparecieras. Y te lo dije, con solo verlo una sola vez, que era un hombre exquisito, que reconsideraras tu estúpida actitud de mártir y hablaras con él. Que pelearas por él. Pero que respondiste, he, dime...

—Que lo hacia por su bien —gruño Matt casi a regañadientes.

—Entonces no te quejes si alguien más tomó lo que tu despreciaste. DEJALO EN PAZ.

—Pero no puedo, yo aun...

—Eso no le sirve de nada. No importa que tanto lo quieras si no puedes demostrárselo.

—Porque estas tan molesto Tk, soy yo quien...

—No Matt, no fuiste el único que perdió algo importante ese día. —Un nuevo suspiro se hizo escuchar. —En este momento estoy ocupado, pero llegare a eso de las siete a tu departamento para hablar, así que haznos un favor y enfrenta la vida como hombre y no como el cobarde que dejó ir al amor de su vida hace año y medio.

La comunicación se cortó, Matt sopeso el vaso de wiski en su mano y luego con toda la furia que tenía contenida lo lanzó contra el fregadero. El cristal exploto en miles de trozos diamantinos, el hielo patinó sobre la superficie de acero y al final se quedó atascado en el agujero del desagüe.

—Conun demonio —grito desesperado.





Tk inhalo profundamente para dejar ir el estado de molestia que la llamada de su hermano le hizo sentir. había dicho la verdad, aunque no completa.

Ese día...

Ese día Tk sabía de sobra que Matt cometía un error, y ciertamente le rogó que fuera a hablar con Taichi. Cuando Matt se rehusó a Tk no le quedo de otra que intentar él mismo, el problema radicó en que tras presentarse a eso de las cinco de la tarde en el departamento de Sora y Tai, quien lo recibió fue Hikari.

Al principio se alegró, había estado buscando con desesperación un momento para hablar con ella. Quería aclararle tantas cosas, sin embargo, le apremiaba más la situación de su hermano. Pregunto por Taichi y entonces la bomba explotó.

Ya no recordaba con claridad quien lanzó el primer insulto, o porque terminaron peleando, lo único claro era que ella insultaba a Matt como si su hermano fuera el ser más despreciable de la tierra, un desalmado que juega con el corazón de cuanta persona cae ante él, por supuesto Tk intentó defenderlo, y sin querer terminó hablando de más. Argumentos que, si bien no eran del todo verídicos porque no conocía a Taichi, si estaban fundados en su perspicaz observación de periodista. Cosas como que Tai era un gay de closet, un cobarde, un mediocre que se conformaba con mostrar a todos una fachada, y muchas estupideces que en su momento fluyeron como vómito verbal con la única intención de defender a Matt.

Para cuando vino a darse cuenta Hikari estaba llorando mientras admitía que Tai no había sido el hombre más valiente al esconder su sexualidad, pero tampoco se merecía que la primera vez que estaba dispuesto a arriesgarse, un imbécil como Yamato le hiriera de esa manera, y antes de que Tk pudiera desdecirse se vio fuera del lugar con la puerta cerrada y la amenaza de que si no se iba llamaría a la policía.

Después de aquel incidente lo intentó una vez más, se acercó a ella cuando salía del periódico. Se veía tan bonita con su bermuda azul, la camiseta de tirantes rosa bajo la blusa transparente. Un toque bastante coqueto a su parecer.

Tk llamó a la chica quien de inmediato tenso todo el cuerpo y le dedico una mirada recelosa y hasta herida, una que comprendió en el segundo siguiente cuando Meiko apareció detrás de él.

—Hola Tk —dijo ella con su voz y actitud de mosca muerta.

Hola... ella solo dijo, hola, y se llevó a Hikari sin que él pudiera decir nada al respecto porque en ese momento pesaría más la palabra de Meiko que la suya, Hikari no creería nada de lo que dijera.

Dos días después entrego el artículo en donde desmentía de la manera más convincente los rumores de Yamato, era lo único que podía hacer por su hermano y Taichi, además de una disculpa muda por todo lo que había dicho sin pensar.

No volvió a intentar hablar con Hikari, y ella siempre hizo lo posible por no estar remotamente cerca. Lo que Meiko pudo o no decirle ya no tenía importancia, porque Hikari había decidido que no quería en su vida a Takeru Takaishi. 




—Así que eso fue lo que paso —dijo Matt mientras apretaba la taza de café entre sus manos y terminaba de escuchar la versión de Tk. —¿Por qué no me lo dijiste?

—Y de que iba a servir, recuerdo que los días posteriores a su rompimiento —y acomillo la palabra, porque no sabía de qué otra manera referirse a ese desastroso día. —No querías hablar con nadie. Y por si lo has olvidado, esa fue la razón por la que me mude, estabas insoportable y casi mordías a cualquiera que te contradijera.

Matt en realidad no lo recordaba.

Ambos se quedaron en silencio un buen rato, sin saber que decir. Matt intentando hacer memoria, porque esos días habían pasado como una bruma borrosa en donde su piel cosquilleaba anhelando correr a los brazos de Tai para pedirle disculpas, contarle todo y jurarle que lo amaba. Y Tk lamentando no haber insistido un poco más, tanto con Matt como con Hikari, ahora viéndolo en retrospectiva había renunciado demasiado rápido.

—Y entonces ¿Qué piensas hacer? —preguntó Tk al fin. El café se había enfriado hace mucho. —¿Vas a intentar acercarte?

—No lo sé. Pensando con mayor tranquilidad me doy cuenta de que Tai se veía feliz.

Tk se muerde los labios y mira hacia la ventana guardándose el comentario que pugna en la punta de su lengua, algo como: el verse feliz no significa que lo seas.

Continuara...


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