Enredos


Yamato dio un suspiro largo y cansado. Dejo que su cuerpo se desplomara contra la silla mientras su mano derecha mecía el vaso de wiski a un ritmo casi hipnótico.

En su cabeza se repetía una y otra vez la plática con Taichi, y no podía dejar de pensar en la mirada triste y resignada con que dicto lugar, día y hora para que él se encontrara con Sora.

El regusto amargo de estar haciéndole daño lo estaba sobrepasando. ¿En que había estado pensando cuando decidió seguir el consejo de Tk?

Era una locura pensar que un hombre iba a concertar una cita para su esposa y su ex.

Pero contra todo pronóstico Taichi lo hizo.

—Rayos —gruño lanzándose el wiski por la garganta sin contemplaciones.

Sin embargo, lo hecho, hecho estaba, ahora lo único que le quedaba era presentarse mañana a las 10:00 am en el lugar indicado. Arreglaría las cosas con ella; una pensión para el niño, si tenía suerte tal vez visitas y todo sin tener que llegar a la corte.

Además, debía pensar en una forma de compensar a Taichi. Tal vez podría hacerle un regalo para hacerle saber lo agradecido que estaba por su comprensión.

Con eso en mente se sirvió otro vaso, luego se encamino a la recamara con la intención de dormir para dejar de pensar en el día de mañana.

.

.

.

Taichi dio un suspiro, luego se mordió el labio inferior mientras soportaba la mirada casi iracunda de Sora.

—Dijiste que hablarías con él —rezongo Taichi con tono reprimido, como un niño que se niega a aceptar que hizo algo malo.

—A su tiempo, nunca espere que fuera mañana y mucho menos que TÚ concertaras nuestra cita —reto ella conteniendo su furia.

—Es mejor que sea lo antes posible. No ganaras nada postergándolo. Es su padre y...

—Y nunca se interesó por Yoshino o por mi —reclamo Sora con los ojos húmedos.

—Porque nunca le diste la oportunidad —defendió Tai.

—¿De qué lado estas?

—Del de Yoshino —tajó con firmeza, luego modulo su voz a una más agradable cuando continúo. —Sora, sé que en ese tiempo las cosas para ti fueron muy difíciles, pero no puedes culparlo, no del todo y lo sabes. Si yo fuera él, y a estas alturas me enterara que tengo un hijo, desearía por lo menos hacer algo por él, asegurarme de que tiene todo lo necesario, no se... quizá comenzar a formar parte de su vida.

Sora se desplomo en el sofá con las lágrimas resbalando por sus mejillas. Sabía que Taichi tenía razón, sin embargo...

—Y si quiere quitármelo —murmuró dejando salir uno de sus tantos miedos.

—Pues tendrá que pelear con ambos y sería prácticamente imposible que gane, porque Yoshino lleva el apellido Yagami, y las madres tienen preferencia legal sobre los padres. Así que, al menos esa preocupación deséchala. Todo va a estar bien.

Sora le sonrió un poco más tranquila.

—Iré a verlo mañana.

—Así se habla —festejo Tai.

—Pero tu vendrás conmigo.

—¿Qué? No, o no, no. Yo mañana tengo una entrevista muy importante y...

—Tai.

Taichi rodó los ojos.

—Sora, esto es algo que sólo les incumbe a ustedes. Pero sabes que tienes mi apoyo incondicional decidas lo que decidas.

—Gracias —dijo Sora mientras lo derribaba con un enorme abrazo.

.

.

.

Yamato conducía tranquilamente, aunque sus manos de vez en cuando apretaban el volante o tamborileaban mientras esperaba el cambio de luces del semáforo. A diferencia del día anterior cuando la ansiedad lo estaba matando, en este momento parecía estar demasiado relajado. De hecho, hasta tuvo el humor para prender la radio y poner música.

La cafetería en donde lo citaron estaba a dos o tres cuadras d'Xim, así que como mera precaución Yamato había tomado la decisión de llevar con él el reloj IWC Schaffhausen de La colección Da Vinci, que pensaba obsequiarle a Taichi.

El reloj de pulsera dorado con cinchos en marrón oscuro combinaba con todo, y su diseño estaba pensado para ser llamativo sin dejar de ser elegante. Y aunque lo compro pensando en lucirlo durante alguna gala, lo cierto es que sonreía al imaginar dicho artículo adornando la muñeca del publicista.

Aparco sin problemas y luego entro al establecimiento buscando en las mesas a su ex-pareja.

Sora no se veía por ningún lado, así que tomo asiento en uno de los rincones en busca de no llamar la atención mientras esperaba.

Con insistencia comenzó a mirar su reloj, habían pasado exactamente seis minutos después de la hora acordada y estaba poniéndose nervioso especulando con la idea de que tal vez ella no se presentaría.

—Yamato —dijo con voz medida Taichi mientras tomaba asiento frente al rubio cantante.

—Señor Yagami —respondió por acto reflejo poniéndose de pie cuando lo miro sonreírle.

—Tai —corrigió Taichi sonriendo de manera dulce mientras sus mejillas adquirían un suave tono carmín. Se avergonzaba de ser llamado de manera tan formal fuera del trabajo. Luego le indico volver a tomar asiento.

—¿Perdón?

—Que puedes llamarme Tai —menciono mientras su rostro adquiría mayor rubor. —Es que... señor Yagami suena a... mi padre. Y no me siento tan viejo, y... —comenzó a parlotear sintiéndose cada vez más avergonzado. —Mejor me calló.

Yamato no pudo evitar soltar una risita discreta. Le pareció gracioso los gestos y comportamiento del hombre frente a él, era como mirar un niño grande.

—Te llamare Tai, si tu comienzas a llamarme Matt —ofreció Yamato recargando su cuerpo contra el respaldo de la silla al tiempo en que cruzaba los brazos sobre el pecho.

—Hecho —acepto Taichi y ambos compartieron una sonrisa agradable.

—¿Que les sirvo caballeros? —pregunto la camarera con bolígrafo y libreta dispuesta a tomar la orden.

—¿Ya has desayunado? —pregunto Matt, recibiendo una negativa con la cabeza. —Entonces, puede traernos la opción número dos del menú, por favor.

Ella apunto la orden asegurándoles que no tardaría más de veinte minutos.

—Me da gusto haber tenido la suerte de verte hoy —comento como si nada Matt una vez que volvieron a quedar solos. —Yo, no estaba seguro como debería pedir una cita contigo...

Taichi dio un pequeño brinco en su asiento ante la palabra cita.

—Quería. Quiero agradecerte lo que has hecho por mí, y... —en ese momento Matt deslizo sobre la mesa la caja con el reloj en dirección al publicista. —Espero que te guste.

Taichi estaba pasmado. Como paso de: ir a decirle a Yamato que Sora llegaría tarde porque hubo un percance en la escuela Yoshino, a estar recibiendo un regalo por parte del ex se su esposa.

Y fue aún mayor su desazón cuando abrió el presente. No era hombre de accesorios, así que no sabría decir con certeza a cuanto ascendía el precio de ese reloj, pero a simple vista se notaba que era un artículo de lujo.

—Yo no puedo aceptarlo —afirmo cerrando la caja y empujándola de regreso a Matt.

—¿Por qué no? —cuestiónó un tanto perturbado de que su obsequio no hubiera sido bien recibido.

—Porque esto debe valer lo mismo que mi auto —casi exclamo.

Yamato rio, sí, quizás valía lo mismo que ese auto ya entrado en kilómetros y pasado de moda, pero no pensaba decirlo, en su lugar agrego; —¿Sólo por eso? —sus ojos dejaban asomar lo divertido que Matt encontraba la situación.

—No suelo usar artículos tan costosos...

—¿Por qué no? —pregunto de nuevo disfrutando en demasía los gestos y balbuceos de Taichi.

—Yo, no creo que...

—Lo que tu creas y lo que yo pienso no tienen por qué coincidir —argumentó Matt colocándose de pie y tomando la caja para extraer el reloj. —Después de todo, cuando recibes un regalo, es de mala educación fijarse en el precio.

Taichi estaba pasmado, mudo y prácticamente catatónico al contemplar como Yamato Ishida tomaba su mano y sin pedir permiso colocaba amablemente el reloj en su muñeca.

—Ahí está. Sabía que luciría fabuloso en ti.

Taichi no podía estar más rojo, sentía que su rostro estaba a punto de explotar como una de esas caricaturas en donde les sale hasta humo por las orejas.

Un carraspeo discreto les hizo notar que la camarera había regresado, y Tai no quiso mirarla, de haberlo hecho se hubiera topado con una sonrisa pícara pues ella había presenciado la escena completa.

—Puedo traerles algo más —ofreció la muchacha.

—No, eso es todo —respondió Matt pues Tai aún estaba demasiado conmocionado sintiendo el peso del reloj en su mano.

—Con respecto a lo de la sesión de fotos, no era del todo una mentira, hable con mi representante y para el siguiente disco quiere integrar un par de fotos de la banda en la portada—argumento Matt comenzando a disponer de los alimentos sobre la mesa, esperando que el cambio de tema relajara a Taichi lo suficiente para mirarlo de frente.

d'Xim cuenta con gran experiencia. Podríamos hacer las fotografías en base a las letras de las canciones, o tal vez estaban buscando algún tipo de propaganda para incursionar en otro tipo de ambiente artístico, no sería extraño que desearan probar suerte como actores o modelos —argumento Tai pensando seriamente en el trabajo y en los muchos beneficios que él mismo traería a la agencia.

—Estas insinuando que soy atractivo.

Ante este último comentario Taichi casi se atraganta con el café que se había animado a probar.

Yamato rio abiertamente.

—Tranquilo no estoy coqueteando contigo —aseguro Matt sin dejar de sonreír.

—Sí, lo entiendo — respondió Taichi, mientras por dentro sólo podía pensar que era una lástima, siempre le habían atraído los hombres como Yamato Ishida. Seguros de sí mismos, extrovertidos y guapos. Pero el cantante tenía un gran número de señoritas tras él, así que, porque habría de fijarse en un publicista, que, aunque en cierto grado exitoso, no era para nada elegante o de buena familia. Así, casi lo olvidada, además era HOMBRE.

No tenía ni la más mínima oportunidad.

Matt que había estado contemplando a Taichi noto de inmediato su cambio de actitud, de estar levemente incomodo o a una pequeña mancha de tristeza que dejo ver en sus expresivos ojos.

Su cabello y ojos tenían un color bastante peculiar. Eran de un tono marrón, pero no cualquiera, poseían un tinte carmesí que hipnotizaba a Yamato. Quería mirarlos de cerca, descubrir si sólo eran betas rojas o si el total del iris era de ese fascinante color.

—Tai... —llamo Matt deseando preguntar la razón de aquel cambio de humor tan repentino, eso hasta que la campanilla de la puerta volvió abrirse para dar paso a Sora.

Taichi la vio, se puso de pie casi de un salto y camino hasta ella, susurro algo contra su oído y con un muy impersonal.

—Que pase un buen día Ishida —se retiró sin mirar atrás.

El único consuelo que le quedo a Yamato fue verlo marchar sin la intención de quitarse el reloj que él personalmente coloco en su muñeca.

.

.

.

Taichi salió de ahí casi corriendo. Su corazón le palpitaba desbocado. Con las manos golpeó suavemente sus mejillas, debía despertar de su ensoñación. Yamato sólo estaba siendo amable porque le convenía. Él no le interesaba y definitivamente no estaba flirteando.

Entonces, si todo eso era cierto, ¿por qué sentía tanta emoción? ¿por qué estaba tan feliz? y ¿porque deseaba volver a verlo?

—No Tai, no. Yamato puede que en poco tiempo arregle sus problemas con Sora y...

Entonces Sora no dudara en volver con Matt, porque como ella mismo dijo, aun lo ama. Y no podía culparla. Yamato Ishida era un sueño inalcanzable.

Esa tarde después del trabajo, al pasar por una tienda de discos adquirido uno del rubio cantante.

.

.

.

Tk se encontraba parado justo frente a d'Xim esperando una oportunidad. En realidad, debería estar buscando una nota interesante, pero en ese momento no sentía que tuviera cabeza para otra cosa que no fuera Hikari. Debía hablar con ella y luego... ya luego pensaría que decirle a su editor. Aunque Miyako seguro encontraba la forma de cobrarse el retraso.

Y entonces por primera vez en días, sitio que la suerte le sonrió al ver salir a Hikari por la puerta hablando por teléfono, sola.

Hoy llevaba puesto un vestido amarillo sin mangas y sandalias blancas que le daban un aire de frescura.

Tk se froto las manos, cerro su automóvil y se apresuró a caminar en dirección a ella, en verdad quería arreglar las cosas, demostrarle que, si hasta ahora sus relaciones no habían trascendido, no era por falta de compromiso, sino por otros factores que nada tenía que ver con la promiscuidad.

Grande fue su sorpresa cuando Hikari termino la conversación y la vio correr a los brazos de un hombre que la recibió con varios besos mariposa en el rostro.

Y aunque no podía negar lo atractivo que era, Tk no lo podía creer. Él desviviéndose por ella, y Hikari ya tenía una relación romántica.

—Vaya fiasco —rumio TK dando media vuelta para volver a su auto e irse de ahí. 


N.A.

Un capítulo más que espero sea de su agrado. Mil gracias a quienes leen y muchas para los que comentan o votan.

Quedo de vos y para vos...


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top