Encuentro
Matt estaba radiante. O al menos eso fue lo que pensaron sus amigos al escucharlo tocar y cantar durante los ensayos, era como volver a ver al Yamato Ishida de hace años, cuando desbordaba frescura e inspiración. Su voz recobro el tono soñador y enamorador que hacía años había perdido. Y hasta su mirada parecía brillar.
Se conocían desde niños, los cuatro manteniendo vivo ese sueño infantil de ser músicos famosos se enfrentaron a tanto, desaires, menosprecios y rechazos, tras los cuales seguían adelante persiguiendo su anhelo.
Cuando la fama al fin llego fue un bocado exquisito de paraíso. Todos sus esfuerzos al fin recompensados. Sin embargo, pronto se dieron cuenta que la fama no era lo que ellos pensaron. Los ensayos, las entrevistas, las apariciones en programas y sobre todo, los chismes sobre sus vidas privadas pronto comenzaron a agobiarlos. Los comentarios ofensivos a su estilo musical, la critica indiscriminada a sus hábitos y costumbres. Era como estar bajo una lupa todo el tiempo, el mundo entero quería, moría por saber los más oscuros detalles de su vida cotidiana.
Convertían una inocente comida con alguna amiga en una relación pervertida y sucia, en la amante en turno o una ex despechada. Así que poco a poco la felicidad de haber logrado su sueño se vio manchada con el marcado desprecio al mundo de la farándula.
Las salidas con amistades y familia comenzaron a escasear, y la presión se convirtió en el pan de cada día, dejando como único consuelo y motivo de alegría su música. Melodías que también fueron perdiendo los sentimientos que las inspiraron para convertirse sólo en canticos repetitivos que se empeñaban en hacer sonar bien.
Pero algo había cambiado.
Matt acaba de encontrar eso que hace mucho perdió. Los colores y matices volvían a escucharse, motivándolos a ellos, contagiándolos con aquella vivacidad que creyeron no volverían a sentir.
La guitarra de Yamato ya no tocaba, cantaba junto a él. Y su voz se alzaba como el rumor de las olas del mar, suave e hipnótico, armonioso y agradable.
Sentía cada palabra y juramento de amor que sus letras retrataban, sueños de sentimientos eternos y cariño sincero.
El viernes, día del concierto sus canciones volvieron a cautivar a su público. Los periodistas de las distintas revistas de música y chismes, lo llamaron "el renacimiento" del cantante. Para el sábado tuvo dos entrevistas en las que le preguntaron por ese mágico despertar.
Y fue precisamente en la última del día en la que Yamato, en este momento, se encontraba mordiéndose la mejilla internamente al no poder responder al serie de preguntas que le estaban lanzando. No podía contarles sobre Yoshino, porque convertirían al niño en el banco de sus acosos, y Sora podía ser señalada, tanto como víctima, como por... mejor no pensar en esa posibilidad, pues su relación con ella no tenia más melodrama que un par de decisiones mal tomadas. Anudado a ello estaba el regreso de su hermano, Tk sin duda era un motivo de alegría. Y Taichi...
—Entonces Ishida-san va a contarnos el motivo de este glorioso despertar. Hay incluso quien dice que el verdadero prodigio de la música al fin mostro su potencial. No es que su música fuera mala antes, pero hubo críticos que hicieron notar que sonaba muy robótica, sin sentimientos.
Akira, el tecladista torció la boca a disgusto con el comentario de la presentadora.
—Creo que no somos los únicos a los que se les ha hecho ese tipo de comentarios.
—Cierto —afirmo Koji jugando con sus baquetas. —Es más fácil criticar que crear. Después de todo, nunca he visto a ninguno de ellos catar o componer. Es fácil solo hablar sobre el trabajo de otros.
Un pequeño alboroto se hizo en el plato de grabación. Obviamente no esperaban una respuesta de esa índole por parte del grupo.
—Siempre nos hemos esforzado por dar lo mejor de nosotros en cada concierto, pero como todos los humanos en este planeta, tenemos ratos buenos y malos, sin embargo, nuestra desventaja es que influye en nuestra música, a través de ella ustedes ven más allá de lo que quisiéramos mostrar —dijo Izumi intentando aminorar la tensión.
—Puedo tomar eso como una confesión de que su vocalista esta de buen humor... por digamos... ¿una señorita?
—¿Si usted esta de buen humor solo puede deberse a un joven? —arremetió Matt molesto porque pusieran palabras en su boca que no insinuó de ningún modo.
—No, por supuesto que no —se defendió la presentadora.
—Entonces porque ese razonamiento debe encajar para mí.
Por suerte la luz roja del set marco el fin de la entrevista. Con gran alivio la presentadora despidió el programa agradeciendo a sus invitados y al público, hizo un par de anuncios más sobre lo que habría en su próxima trasmisión y las cámaras se apagaron.
Los cuatro integrantes de la banda agradecieron a la mujer y caminaron cansados al camerino asignado para ellos. Y aunque Akira, Koji e Izumi querían hacer también preguntas se contuvieron, Matt ya les contaría lo que pasaba cuando sintiera que era el momento, como buenos amigos solo les quedaba esperar.
.
.
.
El domingo por la mañana Matt despertó con algo más que buen humor, parecía flotar en una nube rosa de emociones positivas.
—Alguien está muy contento —comento Tk bajando a la cocina para el desayuno y encontrando a un Matt que poco le faltaba para bailar de felicidad.
Matt elevo una ceja antes de responder, —no es pecado estar de buen humor.
—No, no lo es —acepto Tk —pero si algo un tanto extraño. Así que es natural que pregunte, ¿Cuál es el motivo?
—Taichi —respondió Matt con una modulación de voz que Tk no le había escuchado jamás, como si saboreara cada letra, o se tratara de un dulce que se derrite en el paladar.
—El mismo Taichi que aseguraste es el canalla que usa a mi chica como amante de turno —gruño Tk sin poder disimular su coraje.
—Si te portas bien, y te comes todo tu desayuno voy a contarte algo que te interesa —bromeo Matt entregándole un plato con huevos revueltos y ensalada a su hermano.
—No juegues conmigo, no estoy de humor —respondió aceptando el plato y tomando asiento en la isla del desayunador.
—Ellos no están saliendo —susurro Matt como si fuera un secreto.
—No me jodas —insulto Tk bastante molesto. —El tipo prácticamente la tenía atada a él sin permitirle a nadie acercarse. Parecía un maldito rottweiler defendiendo su hueso.
Yamato lo miro sorprendido, de verdad los celos hacían cambiar a las personas.
—Tk —nombro con mesura. —¿Como se llama ella?
—Hikari, ya te lo había dicho.
—El apellido...
—Yagami
—El nombre del esposo de Sora es, Taichi Yagami.
Y Matt espero un par de segundos para que las neuronas de su hermano hicieran sinapsis. En su cabeza casi podía escuchar la cuenta regresiva y ver el momento justo en que el gran descubrimiento se hizo patente.
—Con un demonio —exclamo sin poder reprimir la sonrisa casi psicópata en sus labios. —Dime que no es broma, porque te juro que...
—Tranquilo hermanito, es verdad. Aunque debo admitir que tienen poco parecido, a no ser por el color de sus ojos. Ese castaño con destellos iridiscentes es fantast...
—Creo que alguien está enamorado —canturreo Tk feliz de poder invertir los papeles.
—Yo no... no es... estás demente, es un hombre, un hombre, Tk.
—¿Y? —cuestiono Tk. —Por todo lo que me has contado es una persona fabulosa, y tiene un trasero de infarto. Además, no es como si fueras por la vida mirando culos de hombre. O ¿sí? —pregunto con retintín.
Matt apretó los labios, por supuesto que no. Si hasta era mesurado en su contemplación a las féminas porque había aprendido de mala forma que ser una persona famosa no es un buen atributo a la hora de buscar pareja. La mayoría de las señoritas que se le acercaron, casi siempre tenían entre sus prioridades, el hacerse notar en el mundo del espectáculo.
Así que en realidad hacía mucho que dejo de pensar en tener pareja, invitaba a una que otra chica para las galas, o eventos a los que necesariamente debía asistir, pero nunca pasaban de eso, una cita de una sola noche.
Y para concluir con todo el discernimiento anterior, nunca, jamás le ha interesado acercarse a un caballero como no sea en plan de amistad.
Simplemente lo que Tk estaba planteando era imposible.
—Yo, no... Esa observación se la hubiera hecho a cualquiera que pudiera impresionarme, con un atributo físico. Es decir... no me digas no giras a mirar a una chica cuando esta lleva un escote y deja ver sus...
—Pero no estamos hablando de una chica Matt —tajo Tk. —Porque es obvio, al menos para mí, que él te hace feliz.
—Quizás sea porque es una buena persona, y creo que podríamos llegar a ser grandes amigos. Una idea para nada despreciable si tomas en cuenta que pasaremos mucho tiempo debido a Yoshino.
Tk elevo las cejas acentuando su mirada escéptica.
—Creí que Yoshino era hijo tuyo y de Sora.
—Así es.
—Entonces, ¿Qué tiene que ver Tai en todo eso? Según lo entiendo, debes pasar tiempo con Sora, no con Tai.
—Yo... es que...
—Mejor no me respondas. Primero piensa bien en lo que estás haciendo y... —Tk se puso de pie y con el café en su mano camino tranquilamente hasta la puerta, —recuerda que soy tu hermano. Cualquier cosa o sentimiento que tengas, nunca cambiara el hecho de que te amo —concluyo guiñándole el ojo antes de perderse por el pasillo rumbo a su cuarto. —¡Ah! Y gracias por la información —grito ya fuera de la vista de Matt.
Yamato por su parte se dejo caer en la primera silla que encontró mientras se mordía los labios. Tk solo estaba bromeando cuando insinuo que él y Tai...
—Rayos... —gruño peinando sus cabellos rubios de la frente a la nuca. Simplemente era tonto el siquiera considerar que él y Tai... —Está casado con Sora. El hombre obviamente es heterosexual y...
—¿Y? —pregunto Tk apersonándose nuevamente, esta vez vestido con un atuendo que lo hacía parecer más un modelo que un corresponsal. —Tal y como yo lo veo, eres un hombre atractivo, con dinero, fama y mucho que ofrecer, así que al menos inténtalo antes de tirar la toalla —opino.
—Mejor cállate —gruño enfadado Matt, porque a cada argumento de su hermano parecía tomar fuerza cierto gusanito molesto.
—Dicen que en la guerra y en el amor todo se vale.
—Si vas a salir, lárgate de una vez, solo estas diciendo sandeces.
Para cuando al fin Tk se fue y Matt se encontró frente al espejo de cuerpo completo de su habitación intentando decidir que usar, se dio cuenta de que, en realidad estaba esforzándose por lucir bien.
.
.
.
Taichi Yagami miro el reloj de pulsera, el mismo que Matt ajusto a su muñeca y que no se había quitado más que para bañarse, porque hasta al dormir se lo dejaba puesto.
Sora se había reído discretamente haciendo una pequeña broma parecida a... ¿te lo regalo tu crush?
¡Ay! Si tan sólo ella supiera, pensó, lo que respondió fue algo un poco más cercano a la realidad.
—Me lo obsequio un amigo.
Y ahora ahí estaba, parado justo frente al café de siempre esperando ver llegar a dicho amigo. Aunque ¿eran amigos?
Tai nunca fue bueno mintiendo, así que preferentemente, de ser posible iba con la verdad por delante, y esta no fue una excepción, porque Sora debía naturalmente saber que saldría, y cuando pregunto ¿Con quién? Tai trago saliva con dificultad antes de dejar salir el nombre del musico.
Sora le sonrió con dulzura, luego tomo sus manos y dijo.
—Me alegra que Matt siga siendo el mismo hombre precavido de siempre. Yo había estado pensando en la manera menos intrusiva de presentar a Yoshino con Matt, considerando las opciones, creo que llegue a la misma que Matt. Si tu le presentas a Matt como un amigo, será más fácil de digerir para Yoshino. Es un niño, pero no es tonto, si se lo presento yo... puede llegar a sacar conclusiones incomodas, que luego se volverán preguntas que no sabre como responder sin mentirle.
Así que era eso, pensó Tai entendiendo la lógica.
—Yo... Sora...
—¡Oh! Pero si Matt no te dijo nada, quizás estoy malentendiendo la situación y... Tai, sabes que no tienes que hacer nada con lo que no estés cómodo. Tu y yo siempre hemos podido hablar sin dobleces y...
—Tranquila, lo entiendo. Y siempre agradeceré que esa parte de nuestra relación, honestidad es algo que sólo contigo y Hikari tengo seguro. Además, sabes de sobra que amo a Yoshino, y cualquier cosa que pueda hacer por él me hará feliz.
—Entonces... ¿Todo está bien? —pregunto ella intentando encontrar en el rostro de él algún indicio de molestia.
—Todo esta bien. Es más, se me ocurre que...
Taichi dio un suspiro, si que era masoquista para haber sugerido lo último. Pero ya no había marcha atrás.
—Taichi —escuchó que lo llamaban a su derecha.
Y tomando todo el valor que tenía se giro para encontrarse con... UN DIOS. Yamato Ishida estaba vestido completamente casual, zapatos deportivos, jeans azul mezclilla, cinturón café, una camiseta sin mangas gris oscuro y como toda buena celebridad lentes y gorra negra que ocultaban sus ojos azules y de donde asomaban algunos mechones rubios.
¿Cómo podía verse tan jodidamente sexy?
Era como uno de esos modelos de las revistas, que no importa lo que se pongan simplemente lucen apetecibles.
Taichi se atraganto con su propia lengua al momento de saludar, estaba impactado por toda la sensualidad que Matt desprendía aun sin proponérselo.
—Taichi —saludo diciendo una vez más el nombre del publicista. Porque le encantaba como sonaba su nombre dicho por él, y porque había notado el leve rubor de sus mejillas.
Sin duda había valido la pena esa hora escogiendo atuendo. Aunque... Tai no era que digamos una cero a la izquierda. La playera de rojo ladrillo de manga corta se ajustaba generosamente, nada demasiado descarado, apenas si lo suficiente a su torso cuadrado y cintura estrecha, mientras sus pantalones color verde militar parecían insinuar de manera sutil las delicias curvas de cada pierna firme y sobre todo del cul...
Yamato tuvo que parar su tren de pensamiento, porque él estaba siendo influenciado por la charla matutina que tuvo con su hermano.
Para cuando estuvo dispuesto a dar una segunda mirada no pudo evitar sonreír al notar el reloj que llevaba en la muñeca.
Taichi no lucia prendas de diseño, ni siquiera de buena marca, pero a sus ojos se veía radiante. Era como una flor silvestre, esplendida, aromática, perfecta en su naturaleza simple y salvaje.
—Y bien ¿A dónde te gustaría ir? —pregunto Yamato como buen caballero. —Podemos ver una película o...
—Vamos al Zoo, ha nacido un bebe panda —grito una pequeña vocecita que no se esperaba.
Yamato se quedo con la boca abierta al notar al pequeño infante que bien aferrado a la pierna de Tai los miraba suplicante con sus hermosos ojitos azules.
Matt estaba apunto de morir de ternura. Yoshino era un niño adorable, un pequeño querubín de rubios cabellos y sonrosadas mejillas, que en este momento mostrando determinación a la par de timidez le derretía el corazón.
—Yoshi, te lo he dicho en más de una ocasión, no se ordena, se sugiere o solicita, las personas no están para complacerte. Ahora discúlpate.
Yoshino inflo las mejillas, miro a Yamato y con los ojos cristalinos por haber sido reprendido por su padre y dijo.
—Lamento eso señor.
Yamato quería tomarlo entre sus brazos, decirle que estaba bien, que él estaría gustoso de ir a donde Yoshino deseara, sin embargo, aún no estaba del todo seguro si eso estaba bien.
—Sora tuvo un par de asuntos que atender y... bueno, pensé que no te importaría pasar tiempo con, ambos —acentuó Tai cargando al niño para enfatizar que se refería a ellos.
—No, por supuesto que no. Será todo un placer.
Matt estaba que no cabía en sí, esto estaba saliendo mejor de lo esperado.
—Yoshino te presento a un amigo, Yamato Ishida. Matt este es... —y Tai se mordió la lengua, normalmente no tenia problemas con decir, este es mi hijo, pero en el caso de Matt, sentía que no tenía el derecho, así que tuvo que concluir muy a su pesar y dolor con —Yoshino.
—Un gusto conocerte Yoshino.
—El placer es mío señor.
Tai al ver esta corta conversación sintió un nudo en la garganta. Tenía ganas de llorar al darse cuenta que el niño que durante cinco años había amado como hijo, y el primer hombre que logro despertar algo más que lujuria en su corazón estaban destinados a irse de su lado. No le pertenecía ninguno de los dos y era mejor alejarse ahora que su corazón aun tenia la oportunidad de no terminar hecho añicos. Quedaría completamente herido, porque Yoshino era parte de su vida, de sus sueños futuros, de sus planes... pero con el tiempo y un poco de resignación lo vería como siempre debió haber sido, como el hijo de una muy querida amiga, casi otra hermana.
Y a Matt...
Continuara...
N. A.
Esta es la primera vez que agrego una imagen, pero me pareció correcto, debido a que esta es de la última película y se puede ver en ella lo cerca que están estos dos, ya en Digimon Tri nos hicieron participes de varios clichés románticos, pero el hecho que, viviendo en una sociedad tan conservadora como es Japon, y puedan comer del mismo plato, sin duda es un punto a tener en cuenta.
Una vez más mil gracias por leer, por los que votan y aun más para los que me dejan comentario. El saber que mi trabajo les gusta es un fuerte aliciente para hacerme un tiempo para continuar escribiendo.
Nos leemos en el siguiente capítulo.
Posdata: Dije, actualización en cuatro días, soy hombre de palabra.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top