3

El turno de vigilancia de Mouse y Atenea pasó sin novedades, así que cambiaron con Flippy y Sneaky. La noche fue tranquila para los cuatro, y al amanecer, continuaron su camino hacia la base secreta del enemigo. Así transcurrieron los días y las noches, con el grupo deteniéndose ocasionalmente para enfrentarse a los militares felinos antes de proseguir su avance.

Después de dos semanas juntos, los problemas del grupo eran principalmente por aburrimiento. Sneaky se dedicaba a decir las cosas más inadecuadas que su mente podía crear, Mouse hacía chistes tan malos que resultaban graciosos, Flippy desarrolló una afición por las flores aromáticas del terreno y empezó a probar si eran consumibles. La única que no perdía la concentración era Atenea, aunque por las noches parecía relajarse un poco más. Atenea estaba nerviosa por una situación que temía revelar, pero que sabía era necesario que sus compañeros conocieran. Era sobre la posible imposibilidad de la misión, y aunque no tenía certeza absoluta, los experimentos y sufrimientos que había soportado en su infancia sugerían lo peor.

Una tarde fría y tranquila los chicos decidieron que se quedarían en una montaña, desde la cúspide se podía ver el inicio de la frondosa jungla que debía llevarlos a su objetivo.

Los chicos estaban jugueteando con unas cartas mientras aprovechaban de los últimos rayos del Sol, incluso Atenea se había unido después de varios días de insistencia, jugaba horrible pero no le preocupaba en lo más mínimo, su mente estaba en otro plano, al borde de tener un cambio de personalidad peligroso incluso para los chicos.

Mouse, notando su distracción, le tocó el hombro para traerla de vuelta. Durante las noches de vigilancia, había llegado a conocerla demasiado bien y descubierto muchos secretos que quizás nunca debieron salir a la luz. — ¿Todo bien 'Nea? —Preguntó Mouse preocupado al ver la cara seria de la gata.

Ella volvió en si y agitó su cabeza.— Si... solo estaba pensando. —

Flippy la miró.— ¿Es porque nos estamos acercando? —

La chica asintió con la cabeza.— Me preocupa algo. Chicos, ustedes saben que me utilizaron de experimento años atrás, todo el mundo sabe eso porque obtuve la habilidad del no-muerto, casi como si viviera en Happy Tree Town. —

Los chicos asintieron, ella era conocida por eso pero pese a su habilidad los chicos en realidad se preocupaban de que no recibiera daños.

Sneaky se dió cuenta de lo que quería decir la chica.— Creo que se a que quieres llegar. Quieres decir que como descubrieron la forma de no morir contigo seguro la aplicó el General en si mismo. —

Ella asintió preocupada y se pasó las manos por el pelaje de la cabeza.— Solo no entiendo por qué no lo ha aplicado a sus soldados, ¿Se habrá quedado con la habilidad él solo? —

Flippy tomaba sorbos de su té mientras jugaba su turno.— Quizá, o puede ser que no lo pudo volver a replicar. ¿Sabes como te hizo inmortal? —

La chica negó.— Si supiera lo hubieran usado en ustedes. Pasé por tanta tortura que perdí noción de todo, ni siquiera se en que momento ocurrió el descubrimiento. —

Flippy tocó el hombro de Mouse para indicarle que era su turno.— Siendo ese el caso, solo conozco una forma de que deje de no-morir. En Happy Tree Town, los únicos que dejan de no-morir son los que son asesinados una y otra vez apenas reviven. Es decir, viven menos de un día sin morir durante mucho tiempo. Los agotan al punto de que la muerte se cansa de tanta insistencia y se los lleva. Por eso hay tan pocos viviendo allá; la estupidez ha hecho desaparecer a demasiada gente. —

Mouse estaba preocupado escuchando eso.— Hoo, un amigo se fue a vivir para allá, pensé que ser mudo sería su peor problema. —El chico empezó a jugar su turno con rapidez.— ¿Servirá entonces matarlo una y otra vez? Parece un trabajo demasiado extenso y complicado considerando que sus guardias podrían revivir, la norma siempre era matar y correr, no quedarse en el lugar. —

Flippy le respondió seriamente.— Es lo que se me ocurre, quizá si movemos el cuerpo a un lugar seguro para nosotros el trabajo se nos haría mas fácil. —Flippy se sacó el gorro para ventilar su cabellera sudada, pese al frio, como llevaba muchos bolsos estaba cansado por la caminata del día.

Mouse terminó su turno y mandó a Atenea a seguir con el juego— Si, podría ser, y matarlo con los explosivos, es la forma más eficiente que tenemos actualmente. —

Sneaky interrumpió— O utilizar la fuerza brutal de Flippy, ahí solo gastaríamos el filo de un cuchillo —

Atenea asintió, pero aún lucía preocupada. Mientras el grupo continuaba jugando, ella se levantó y caminó hacia un claro cercano. Flippy la siguió con la mirada, notando la tensión en su postura.

Esa noche, debido al cansancio de Mouse Kaboom, Sneaky y Atenea serían los que montaban guardia, Flippy y Mouse se quedaron revisando sus equipos un tiempo antes de ponerse a dormir.

Sneaky observaba como el resto de la selva se oscurecía dando paso a un cielo estrellado y sin luna.— Es primera vez que no tenemos luna ni ningún tipo de luz cerca. Vamos a tener que quedarnos cerca del campamento, Si no, podríamos perdernos. —

La gata suspiró y asintió.— Comprendido. ¿Tienes lentes de visión nocturna? —

Sneaky intentó ponérselos pero no le cabían.— Mierda... No, no me entran. ¿Cómo es que no hacen de estos para camaleones? —

La chica se puso los lentes y rio al ver a su compañero batallando con los suyos.— Olvídalo Sneaky, lo mejor que podrías hacer es mantenerte invisible y escuchar. —

— Lo se, lo se. Supongo que me quedaré por este lado sobre algún árbol. ¿Podrías ir al otro- — El camaleón se quedó quieto, luego le hizo señas a la chica para que estuviera atenta al ambiente.

Ambos fueron capaces de escucharlo, eran pasos lejanos. El par tomó sus armas y caminaron en esa dirección con cautela.

— Parece que tenemos compañía. —Susurró Sneaky, señalando hacia la dirección de donde escucharon ese ruido.

Atenea había aprendido algunas técnicas de sigilo gracias a Sneaky, así que ella con cuidado fue siguiéndolo. En un momento Atenea pudo ver por medio de las gafas nocturnas las siluetas de 5 felinos, así que sin vacilar ni un segundo empezó a disparar con su minigun hacia esa dirección, asustando a Sneaky y haciéndolo desaparecer de la impresión.

Los felinos enemigos dispararon en contra, dándole en varias ocasiones a la chica pero no matándola. Ella se mantenía parada como un roble, con el único objetivo de acabar con sus enemigos. Al terminar con ellos, la chica se puso la mano a la altura de la arteria aorta, notó como esta sangraba profusamente, así que cayó mareada por la perdida de sangre, Sneaky fue a socorrerla cuando volvió a escuchar ruidos, esta vez de más lejos aún. Se habían encontrado con un pelotón bastante más grande de lo esperado y ahora debían avisarle al resto de chicos.

Sneaky ayudó a la felina a levantarse.— ¿Puedes caminar? —

Ella no expresaba ningún tipo de dolor, solo mareos.— Dudo que aguante demasiado, pero trataré de correr. —

Ambos corrieron en dirección a los chicos que ya estaban despiertos, con armas y con sus lentes nocturnos.

Flippy se acercó y observó las heridas de Atenea.— Mierda, ¿Cuantos eran? —

Sneaky miró a Flippy mientras tiritaba.— No lo se, Atenea los mató a todos pero hay más. Tenemos que irnos de aquí. —

Mouse estaba tratando de desarmar la tienda de campaña pero Flippy lo detuvo.— Olvídate de eso, vámonos de acá rápido.

El grupo se movió rápidamente con lo que pudieron tomar, dejando atrás su campamento improvisado. Mientras corrían por la selva, los sonidos de los felinos enemigos se intensificaban, acercándose cada vez más. Flippy, cargando a Atenea, lideraba el camino con su linterna de mano apagada, confiando en sus instintos y la tenue luz de las estrellas.

— ¿Dónde podemos escondernos? — preguntó Mouse, jadeando.

— Hay una cueva cerca de aquí. — respondió Sneaky. — La vi en el mapa antes de que se hiciera de noche. Podría ser un buen lugar para refugiarnos y planear nuestro próximo movimiento. —

El grupo se dirigió hacia la cueva, encontrándola oculta tras un denso follaje. Entraron rápidamente, tomando posiciones defensivas mientras escuchaban a los soldados enemigos pasar de largo.

— Creo que los hemos despistado por ahora. —Murmuró Flippy, bajando a Atenea con cuidado.— Pero necesitamos atender tus heridas, Atenea. —

Mouse sacó un botiquín de primeros auxilios y comenzó a limpiar y vendar las heridas de la felina, quien permanecía mareada pero indolora.

La chica veía una de sus manos tiritando mientras luchaba por levantarla, en ese estado, con esa perdida de sangre lo peor que podía hacer era quedar viva.— Flippy. Mátame. —

— ¿¡Qué!? —El chico sorprendido de lo que acababa de escuchar dejó de lado sus pensamientos.

— No moriré, reviviré en 12 horas, recuérdalo. Lamentablemente en este estado solo soy una carga para ustedes. Vamos, es fácil, ya tengo perforada la aorta, si la abres más estoy muerta, ni me dolerá. —

Los tres chicos se vieron preocupados, la gata tenía razón pero matar a alguien aliado sería algo duro. Flippy dudó unos segundos, pero por piedad de la misma chica sacó su cuchillo y lo clavó en la aorta de ella, abriéndosela y dejando que se desangre.

Ella sonrió y dijo sus últimas palabras.— Buenas noches. —Su cuerpo inerte se terminó de desangrar.

Mouse vomitó por el fuerte aroma a sangre, él no estaba costumbrado a eso. Sneaky lo ayudó a aliviar las nauseas.

Flippy miró su cuchillo ensangrentado.— Necesitamos un plan para salir de acá, no podemos quedarnos tanto tiempo. —

Sneaky asintió.— Si esos soldados nos encuentran, estamos en una trampa sin salida. —

El grupo se quedó en silencio por un momento, cada uno perdido en sus pensamientos. Sabían que el camino por delante sería peligroso, pero estaban decididos a cumplir con su misión. Después de unos minutos, Sneaky rompió el silencio.

— Necesitamos una distracción mayor para desviar la atención de los soldados enemigos. —Dijo, mirando a sus compañeros.— Algo que los haga pensar que estamos en otro lugar. —

— ¿Qué propones? —preguntó Flippy, interesado.

Mouse los interrumpió con una idea— ¡Oh! Puedo crear una serie de explosiones controladas en la dirección opuesta a nuestro objetivo. —Luego el chico procedió a explicar con lujo detalle lo que se le ocurría hacer. Terminada su explicación prosiguió hablando.— Eso debería llamar su atención y darnos el tiempo suficiente para avanzar. —

Flippy asintió.— Es arriesgado, pero podría funcionar. ¿Estás seguro de que puedes hacerlo sin ponerte en peligro? —

— Cher Flippy, incluso puedo detonarlo en la comodidad de este lugar. Mira y aprende. —El chico empezó a armar su sistema de bombas controlado a control remoto, en menos de 20 minutos ya lo tenía armado, ahora solo debía ir a ponerlo en algún lugar.— Sneaky, ¿Me harías el favor de acompañarme y ayudarme a poner los explosivos? —

El chico asintió. Ambos se despidieron y prometiendo que volverían se fueron.

Flippy se quedó unos minutos en silencio, luego se sentó a un lado del cuerpo de la chica y procedió a llorar, destruido por sus propios pensamientos y la culpa que sentía de haber matado a su propia aliada, aún sabiendo que ella reviviría. Se imaginó toda la tortura que alguna vez sufrió, ser asesinada una y otra vez por mero placer. Se sentía culpable de ser otro animal en su lista de quienes la han matado alguna vez. También empezó a sentir todo el peso de haber matado a tantos en el pasado. Su mente empezó a corromperse, era tanto el dolor psicológico que estaba sintiendo que poco a poco iba quebrandose, destruyendo cada parte de su ser y dejando que alguien más lidiara con aquel dolor.

El sonido lejano de las explosiones sacó a Flippy de su sombrío ensimismamiento. Sabía que Sneaky y Mouse estaban en peligro, y que él también debía actuar rápidamente. Se limpió las lágrimas con una mano temblorosa y se levantó, decidido a seguir adelante por el bien de la misión.

Pasaron unos minutos antes de que Mouse y Sneaky regresaran al campamento improvisado. Ambos parecían cansados pero satisfechos con el éxito de la distracción. Al llegar, notaron la expresión sombría de Flippy y el cuerpo inerte de Atenea a su lado.

— Las explosiones funcionaron. — dijo Sneaky, respirando con dificultad. — Los soldados están yendo en la dirección opuesta. Tenemos un poco de tiempo. —

Mouse asintió y se volvió hacia Flippy. — ¡Aún que se activaron antes de tiempo, pero...! ¿Estás bien? —

Flippy respiró hondo, tratando de mantener la compostura. — Sí. Solo... solo necesitaba un momento. Vamos a movernos antes de que sea demasiado tarde. —

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