°°° 9 °°°
*Kaoru*
Después de que desperté, pasé varias semanas preocupada, mi crisis había sido más fuerte que la última vez.
Recuerdo que estaba en el jardín y vi a Butch bajar del auto, cuando una camioneta le dio dos tiros. Uno rozó su pierna y el otro se incrustó en su estomago, lo vi caer y escupir sangre, realmente creí que lo perdería...
°°° Flashback °°°
-Mi amor, por favor, por favor no me dejes.
Él trataba de hacerse el valiente pero sus ojos se habían cristalizado.
-Estoy bien- decía una y otra vez. Pero sabía que no estaba bien... Había demasiada sangre y su voz estaba tan apagada que había creído que sería la última vez que podría escucharlo.
°°° Fin Flashback °°°
Me enviaron medicamentos y Butch había estado conmigo desde entonces. No salía y había faltado a sus juntas solo para cuidarme. Aunque no quisiera, estar enferma me ayudaba a tenerlo cerca y a mantenerlo fuera de peligro.
-Cielo, acaban de llamarme. Jojo acaba de contactar a unos sujetos de México que nos proveerán mercancía, tengo que ir a supervisar.
Mi corazón dio un salto- No puedes ir. ¿¿Qué tal que te atacan de nuevo??- dije casi gritando- No soportaría perderte.
-Amor, es mi trabajo. No quisiera ir pero tengo que hacerlo.
-¡Butch!
Salió de la habitación así que lo seguí escaleras abajo.
-¡Butch Him! ¡Vuelve aquí en este momento!- Le grité desde las escaleras mientras seguía con mi cometido.
-¡BARD!- dijo y Bard llegó al instante- Encargate de Kaoru mientras estoy fuera.
-Sí señor.
Bajé las escaleras mientras el tomaba las llaves. Fui a la cochera con Bard pisándome los talones.
-Señora, por favor- me dijo Bard tomando mi mano.
-¡Suéltame!- dije retirándome y avanzando hasta el pie de la camioneta.
-¿Señor?- Butch asintió.
-Puedes utilizar la fuerza- contestó y abrió el portón.
-¡¡Butch!!- grité cuando puso la camioneta en reversa y salió a la calle. Pero justo cuando puse un pie afuera, Bard me tomó del estomago y tiró de mi para meterme a la casa.
-¡¡Bard suéltame!!
-Solo lo complicará señora.
-¡Déjame!- me dejé caer y luego salí corriendo atrás de la camioneta.
No teníamos vecinos pero había un par de peatones mirando.
-¡No voy a perdonarte si te expones de esta manera!
-Una hora amor, me tendrás aquí en una hora.
Golpeé la puerta de la camioneta, escondiendo mi mano.
-¡Bien! UNA HORA.
Él sonrió, yo solo hice un puchero y regresé al portón.
Vi a Butch conducir una calle hasta que un grito llamó mi atención...
-¡Colombia!
Volteé y vi a Bard correr hasta mi, miré al otro lado y uno de los peatones que miraban sostenía un arma que me apuntaba.
El disparo sonó y Bard ya había sacado un arma y disparaba al chico de sudadera negra.
-¡Mierda!
Me llevé las manos al vientre cuando sentí una punzada y un chorro tibio caía en mis dedos. Las piernas me fallaron y mis rodillas golpeaban el suelo.
-¡Señora! Por favor resista, llamaré a una ambulancia.
Pude ver como sacaba su móvil y hablaba atreves de este. La camioneta de Butch regresó. Vi sus botas avanzar, mi vista comenzaba a hacerse borrosa, hasta que caí inconsciente.
*****
-Dios mío- dije mirando las luces que golpeaban mis ojos.
Había una ventana, todo estaba oscuro afuera. Debían haber pasado varias horas desde que estuve inconsciente.
Traté de levantarme pero un dolor agudo en mi abdomen me hizo regresar a la cama. Mis brazos estaban tapizados de agujas y cables.
La habitación donde estaba era amplia, había un sofá a lado y había un enorme bulto sobre él. La manta solo le cubría el cuerpo, pero sus piernas sobresalían. Solo conocía a una persona tan alta. Mi primo.
Comencé a quitarme los cables y muchos sonidos comenzaron a llamar a los doctores.
-¿Qué crees que haces?
Volteé y vi a Blitz incorporarse. Su cara estaba adormilada.
-¿Cuánto tiempo ha pasado?
-Como unas 6 u 8 horas- miró su reloj- son las 2:30 de la mañana.
-¿Y Butch?
De repente sentí un vacío tan grande por el hecho de que él no estuviera aquí. Sus negocios eran más importantes que yo entonces.
-Se ha quedado hasta que te extrajeron la bala del estomago y en cuanto estuviste estable me pidió que me quedara para cuidarte.
-¿Hace cuanto fue eso?- pregunté.
-Como a las 11 o algo así.
A pesar del dolor me levanté de la cama. Mis piernas parecían gelatina, Blitz me ayudó a levantarme.
-¿Acaso estás loca? Perdiste mucha sangre.
-Necesito estar en mi casa.
-Oh no- dijo con un gesto de disgusto- De ninguna manera. Butch dijo que apenas salgas de aquí se van a ir del país.
-¿Qué?
-Sí. Estoy de acuerdo con él, ya han tratado de matarte dos veces, no vamos a esperar a que sea tarde.
-¡Fantástico!- dije enfadada- ¿Quién le metió esa idea a la cabeza?
-Vas a matarme, pero fui yo.
-¿¿Qué?? ¿¿Por qué??
Él suspiró y me sentó con él en el sofá.
-Butch no quiere que nada malo te pase, ni yo tampoco, es solo que pensamos que lo mejor es que desaparezcan por un tiempo.
-No quiero ir a otro país. He vivido aquí durante mucho tiempo. No voy a botar toda una vida.
Hablamos un rato más hasta que un doctor se apareció en la puerta y al ver la cama vacía, su bolígrafo cayó al piso.
-¡Pero que...!- miró al sofá- Oh, ahí está. ¿Qué hace fuera de la cama?
-Pues... sus camas son más incomodas que el infierno.
El doctor rió- Vamos, vuelva a la cama. Necesita descansar.
Obedecí, entre más rápido me recupere, más rápido me iría.
-Veo que se siente mejor. Déjeme ver como va esa sutura.
Le pidió a Blitz que saliera de la habitación y el doctor comenzó a revisar mi abdomen.
-Parece que todo está en orden. Le pido que no haga esfuerzos cuando esté en casa.
-¿Qué? ¿Ya puedo irme?- pregunté sorprendida.
-Claro que no. Pero su esposo ha hecho hasta lo imposible para que sea atendida en casa. En un momento los paramedicos vendrán a llevarla a la ambulancia para su traslado- el docotr se quitó las gafas y me miró seriamente- Su esposo... Es alguien importante, ¿Verdad?
Me encogí de hombros- Tal vez...
-Le aconsejo que se distancie un poco, después de este incidente podría...
-Mi mujer va a estar bien- dijo mi marido entrando a la habitación.
Sus botas bien lustradas, camisa cuadrada dentro del pantalón y ambos pulgares enganchados de sus presillas.
-Vamos amor- dijo mientras me pasaba una mano por las piernas y la otra por el cuello.
-Al menos espere a que lleguen los paramedicos a ayudarle.
-¿Acaso ve que los necesito?- dijo con el mentón levantado- ya pagué todos sus servicios. Ahora nos vamos.
No dije nada, escondí mi cara en el cuello de Butch, él era cruel con las personas que hablaban a sus espaldas. Sobre todo si esas personas me hablaban a mi mal de él.
La ambulancia nos esperaba afuera, Butch me dejó en la camilla hasta que llegamos a casa.
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