DIEZ
- ¿Inuyasha? – Murmuro con suavidad esa joven, parándose y dejando su cuerpo desnudo a la vista. Su cabello largo cubria gran parte de sus pechos. Inuyasha también se puso de pie y dio unos pasos hacia ella. Mi estomago volvió a cerrarse. Sus largos y blancos brazos cruzaron por la nuca de él, que no hizo nada para detenerla. Mis lagrimas continuaron saliendo, pero esta vez por el dolor que sentía en lo mas profundo de mi alma.
- Miralos, Kaghome – Escuche como Naraku susurraba en mi oído y solo en ese momento me di cuenta que me encontraba en el suelo nuevamente. Mis pies estaban frios, mi cuerpo caliente por las espinas. Mi carne dolia, pero aun asi, menos de lo que me dolia el corazón – Inuyasha la ama, Kaghome y tu estas aquí, sufriendo por ella. Te dejara aquí, sola, desamparada para irse a su lado – Corrio mi cabello a un lado dejando mi cuello desapejado y apoyo su mentón allí, causándome estragos - ¿Seguiras diciendo que lo amas? ¿Seguiras soportando todo este dolor solo para que él se vaya con esa mujer? – Esas palabras comenzaron a doler en mi interior, sintiendo como todo se desmoronaba a mi alrededor. De un momento a otro, todo desaparecia para mi – Dimelo, bella dama. Dime que no lo amas y no solo él se quedara sufriendo aquí por toda la eternidad, si no que ella también y tu, mi querida Kaghome, tu seras libre y lograre que olvides todo esto – Por un momento, solo por un momento, analice lo que Naraku me decía. Mientras esas palabras remolineaban en mi mente, sentí como los espinos comenzaban a aflojarse, regalándole alivio a mi cuerpo que no daba mas. Hasta mover el dedo meñique de mi mano era una tortura.
Los espinos, con delicadeza, soltaron por completo mi cuerpo y, como si fuera un saco de patatas, cai de rodillas al suelo. Mis ojos aun seguían pegados a la feliz pareja que no dejaba de abrazarse.
-Yo... - Murmure, aturdida. Mire a Naraku que me sonreía y mi corazón comoenzo a latir con rapidez, ¿Seria lo correcto decirle que no amo a Inuyasha para salvarme? ¿Aun a costa de condenarlos a ambos?
- Dimelo, Kaghome – Se arrodillo a mi lado, tomando mi mentón con sus largos dedos y con su mano libre acaricio mi mejilla, sonriéndome como si de verdad le preocupara – Dime que no lo amas y en tan solo un segundo, estaras sentada en tu sala, calentita, viendo una película y te olvidaras de Inuyasha y todo lo que él conlleva.
Volvi a mirar a Inuyasha, el cual aun estaba perdido entre los brazos de esa mujer como si fuera una tabla de salvación. Justo como me abrazaba a mi hasta hace unos meses.
Una punzada atravesó mi pecho, otra vez.
Tenia que hacerlo. Tenia que alejarme de aquí. Tenia que dejarlo y volver a mi vida...
-Vamos, bella dama – Tenia que hacerlo.
- No... - Murmure y Naraku se acerco a mi, con una enorme sonrisa satisfactoria – No puedo hacerlo – Murmure y justo en ese momento Inuyasha se separo de Kikyo, besando su frente.
- Por favor, perdóname – Escuche su murmuro, mientras acariciaba su largo cabello – Adios, Kikyo – Dio un paso hacia atrás, mientras ella lo veía con pánico y luego caia de rodillas, desvaneciéndose en el aire. Ese demonio se giro y fijo sus ojos en los mios, caminando directamente hacia mi. Al estar delante mio, se tiro de rodillas y tomo mis manos, a pesar de ver las inmensas ganas que tenia de abrazarme – Kaghome... - Murmuro y pude ver como una lagrima recorria su mejilla.
- ¡Por un demonio, Inuyasha! – Grito Naraku, y golpeo su cabeza con fuerzas – Ya no sabia que mas hacer para que esta jovencita no dijera que no te amaba – Ambos miramos a ese demonio como si hubiese perdido la cabeza y, tras un casquido de sus dedos, todo el dolor que tenia en mi cuerpo desaparecio. Mi ropa volvia a estar sana y cada herida curada, como si nunca hubiese sucedido.
- ¿Qué...? – Inuyasha se tiro sobre mi, tomándome entre sus brazos y abrazandome como si no hubiese un mañana. Mis lagrimas volvieron a correr, pero esta vez de felicidad. No entendia que sucedia, no sabia si en un minuto se alejaría, pero quería disfrutar de ese calor que me envolvía.
- Perdoname, pequeña. Por mi maldita culpa sufriste mucho – Escondio su rostro en mi cuello, besándolo con suavidad – Por mi maldita culpa.
- En realidad fue mi culpa – Al escuchar como Naraku hablaba tan cerca nuestro, ambos lo miramos encontrándonos con su rostro sonriente a tan solo centímetros nuestro. Con lentitud y aun sin saber como, se metio entre medio de nosotros, logrando que lo abracemos – Que calidez. Me siento como en un sándwich.
- Explicate, Naraku – Gruño Inuyasha, alejándose de él, acercándose a mi y volviendo a tomarme entre sus brazos – Y aleja tus sucias garras de Kaghome.
- Siempre tan celoso, mi pequeño – Se burlo y se sento en el aire, mientras una copa de vino aparecia en su mano – Les explicare. Cuando Onigumo me conto que Inuyasha estaba obnubilado con una humana, no pude evitar sentirme feliz. La verdad es que, después de tantos años, terminas por tomarle cariño a esta bestia.
- Naraku – Gruño molesto, logrando que una leve sonrisa se pinte en mi rostro.
- Y cuando esta oportunidad se me planto, no pude desaprovecharla. Tenia que ver que tan real era el cariño que este demonio te tenia, asi que lo envie a Onigumo a que tuviera una charla él...
***
FLASH BACK
-Sal de allí, Onigumo – Siseo por lo bajo. Detestaba a ese demonio que era la mano derecha de Naraku.
- Bestia – Gruño ante ese apodo, como lo odiaba – Naraku quiere que te comunique unas palabritas.
- Que sea rápido. Tengo trabajo que hacer – Onigumo sonrio y se acerco a él, colocando su mano en su hombro, pero Inuyasha lo movio para que se alejara – No me toques con tanta familiaridad.
- Siempre tan simpático, bestia – Se apoyo contra la pared, mirándolo fijamente – Naraku quiere que te alejes de esa humana – Al escuchar eso, Inuyasha se tenso terriblemente, al punto de que un gruñido comenzó a escaparse de su garganta – Tranquilo, bestia. Yo solo doy el mensaje.
- Alejate de ella – Amenazo.
- Seria imposible. Si no te alejas, el mismo Naraku vendrá a buscarla – En ese momento Inuyasha sintió como una ola helada entraba por sus venas, congelando hasta su corazón. No... Ese maldito demonio no podía acercarse a su niña. Conocia sus intenciones, sabia lo que haría con Kaghome si se atreviera a tocarla...
- Lo hare – Aseguro, sin mirar a Onigumo el cual sonreía como un lobo – Mañana mismo me alejare de ella.
- ¿Y perderas la oportunidad de salvarte? – Un hueco se formo en su pecho al oir esas palabras. Kaghome... Ella era la indicada para que su tormento terminara. Si continuaba con ella, seria libre para amarla, envejecer a su lado...
- Si. La libertad de Kaghome es mas importante – Murmuro, sintiendo como su maldita vida se volvia a desmoronar a su alrededor.
- Disfrutare viendo esto – Y sin mas, desaparecio en el aire, solo dejando un leve humo de color negro.
***
-Esa fue mi primer prueba para Inuyasha. Tenia que demostrarme que tanto te amaba, como para resignar su libertad solo por la tuya – Al termina esa explicación, mire fijamente a Inuyasha el cual solo veía a Naraku con incredulidad. Me acerque mas a él, y apoye mi cabeza con suavidad sobre su hombro, solo para que no se de cuenta ya que me daba algo de vergüenza.
- Eres un... - Gruño Inuyasha, pero se callo – Continua.
- La segunda prueba fue para esa bella dama – Me señalo a mi, logrando que un nudo se forme en mi estomago – Si tu aceptabas todo este sufrimiento, a pesar de ver a Inuyasha en los brazos de otra, no seria mas que amor verdadero.
- Entonces, ¿Supere la prueba? – Pregunte con temor, apretando la mano de Inuyasha con fuerzas.
- Asi es, Kaghome. Pasaste – Una enorme sonrisa se pinto en mi rostro, al mismo tiempo que me tiraba sobre Inuyasha para abrazarlo con fuerzas y besar sus labios que tanto había extrañado. Senti sus brazos envolviendo mi cuerpo, apretándome con fuerzas y mi pecho se lleno de alegría.
- ¿Podemos estar juntos? – Pregunte con ansiedad, esperando solo un "SI", como respuesta. De verdad quería irme a mi casa con Inuyasha. De verdad quería estar junto a él. Deseaba estar con él.
- Eso es algo que tenemos que hablar con Inuyasha, bella dama – Al escuchas eso, mi cuerpo se tenso, ¿Qué quería decir? Mire a Inuyasha que estaba acostado bajo mi cuerpo y volvi a mirar a Naraku, ¿Qué significaba eso? – Fue un gusto conocerte – Mi boca se abrió para negarme a lo que estaba a punto de hacer, pero antes de poder hacerlo, me vi en el living de mi casa, recostada sobre el sillón.
La luna se encontraba en lo alto del cielo y el reloj marcaba las 2 de la mañana. Un escalofrio recorrio mi columna cuando me vi sola, en medio de la oscuridad, con la leve luz del astro en el cielo.
Mire hacia todos lados buscando a Inuyasha, pero no lo encontré. Mi cuerpo comenzó a temblar por todos los sentimientos que me invadían, sin saber que pensar. Habiamos superado la prueba que Naraku nos impuso, entonces, ¿Por qué no estaba a mi lado?
Mis lagrimas comenzaron a fluir al sentirme desolada.
Necesitaba a Inuyasha. Lo quería a mi lado y lo quería ahora.
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