11. La sorpresa para Allen
Dedicado a:
MarycieloAsenciosCar, BaidOved, natsumidragonil, Anabell_Martinez, Hidamarilossi15, Inufan4rever, VarelaDCampbell, ariannaluarys, Naomi_Martinez16, Chema_D_Lois, DemonTaisho, EvelynJoanyMendez, CarolinaAlfaro024, LuzMireyaMujicaNaupa, Susuya98, MitsukiLee9 y eccho-chan.
Luego de una cantidad de platillos deliciosos que el albino devoró con confianza al lado de sus hermanos, ese par de gemelos de extraña personalidad, se despidió ya más tranquilo, sabía que desahogarse era lo que le hacía falta y que sus hermanos le aconsejaran, o más bien Mana que era el más cuerdo y cariñoso, se pudo ir con más alivio de regreso al lujoso departamento que compartía con su pareja de la adolescencia, desde hacía poco más o menos de un año que habían empezado a vivir juntos, bajo las peticiones de su pareja y contra la voluntad de su 'padre' quien al ver que su 'hijo' estaba por alcanzar la mayoría de edad, y que ya no podía hacer nada contra los gustos sexuales de su hijo, tuvo que aceptar, él ya había perdido dominio del albino luego de su accidente y de enterarse que era adoptado, aunque Allen los seguía queriendo como su familia que eran y con la misma intensidad.
Para el albino era más sencillo que eso, no es como si fuera a quedar embarazado a temprana edad, no era una mujer después de todo así que no había motivos para que su padre hiciera tanto drama, aunque debía admitir que siempre deseo tener sus propios hijos ya que le encantaban los niños, esos pequeños seres indefensos e inocentes de lo que pasa en el mundo, alguien a quien proteger y querer aparte de su Yu, pero eso era algo imposible a estas alturas de su vida, porque su pareja es hombre y él también, no había posibilidades para ello.
Metido en sus pensamientos entre ilusorios y pesimistas, llegó al departamento, luego de saludar al portero de la entrada claro está, ya todos le conocían y le saludaban amenamente, su relación con el magnate de las Industrias Kanda ya era un hecho conocido por todos a su alrededor, no era del todo aceptado por la sociedad pero no era como si era los afectara o siquiera fuera de su interés, Allen había aprendido a lidiar con esos temas en la secundaria cuando descubrió lo mucho que amaba al azabache y este a él. Introdujo las llaves en la puerta del departamento que ocupaba la mitad del último piso del edificio, siendo el piso 15, no era tan alto en verdad ya que era habitacional.
Para su sorpresa el maletín de trabajo de Yu y su gabardina se encontraban en el mueble del recibidor a un lado de la zapatera, en la cual reposaban los zapatos negros de su pareja y sus pantuflas no estaban, solo podía significar una cosa, Yu había vuelto temprano a casa, y lo que lo confirmaba era el delicioso olor que seguramente provenía de su cocina. Se cambio de calzado rápidamente para entrar corriendo hasta la cocina buscando la mirada azulada de su pareja.
-¡Yu!- dijo corriendo a abrazar al azabache que con una bata blanca sencilla de cocina le recibía a brazos abiertos a la vez que alejaba de la estufa a su torpe novio levantandolo del suelo por la cintura, siempre hacía cosas imprudentes como esa, ¿y es que a quien se le ocurre correr a abrazar a alguien que está cocinando justo frente a la estufa caliente o incluso sacando algo del horno? la respuesta para eso la tenía el nipón, su 'baka moyashi' era capaz de eso y de más cuando estaba emocionado y despistado, una mala combinación en muchos casos tratándose de Allen, era capaz de perderse en el supermercado del centro por lo grande que era, era casi como lidiar con un niño, y pensar que ya lo había oído tantas veces decir que le hubiera gustado ser padre.
-Oe, oe, te he dicho que tengas cuidado de hacer estas cosas en la cocina.
-Hai, gomen, ¿cómo fue tu día?
-Bastante bien la verdad- dijo con una sonrisa ladina que no pasó por alto el albino.
-¿Pasó algo interesante?
-¿Por qué lo preguntas?
-Estás sonriendo al aire y no he hecho nada para provocarlo, eso no es común en ti.
-Vaya, ¿ahora sabes hasta si sonrió por tu causa u otra?
-Siempre lo dices ¿no? que tu sonrisa solo existe para mi, sin contar esa sonrisa sádica que tienes cuando te molestas con alguien, no imagino a los pobres trabajadores que e topen contigo con esa sonrisa en el rostro...- eso solo causó otra media sonrisa en el azabache, y pensar que había salido de la oficina con una sonrisa aún mayor, eso explicaba el por qué todos se quitaban más rápido de lo normal a su paso, siempre lo hacían de todas maneras, pero cuando el se veía así, nadie, ningún pobre alma quería estar cerca ni a un metro de su camino.
-Tal vez... comamos ¿tienes hambre no?
-B-bueno, acabo de comer unos dulces con Mana y Neah...
-...- Una vena se enmarco en la sien del azabache al recordar al empalagoso y celoso hermano de Allen -ya veo...
-Oh pero, igual quiero comer algo que no sean solo dulces, comeré contigo.
-Sigues siendo un glotón.
-¡Oye!
Terminado su almuerzo de media tarde, ya que eran alrededor de las 2:30 p.m., el albino se dispuso a preguntarle a su azabache el motivo de su regreso temprano a casa, cuando fue el mismo nipón quien le comenzó a hablar.
-Allen...- su rostro se hizo serio y el llamarlo por su nombre solo acentuaba su seriedad, preocupando al albino de que algo malo estuviera pasando, después de todo Mana tenía razón en algo, sería el mismo azabache el que le diría lo que estaba pasando -tenemos que hablar de algo.
-¿Sucede algo?
-Nada en especial, solo quería preguntarte si... ¿aún sigues queriendo tener hijos?
La pregunta le tomó por sorpresa, su cabeza comenzó a trabajar en un montón de motivos por los cuales Yu Kanda le preguntaría eso, recordó las ideas de Neah, ¿y si en verdad tenía una amante? ¿sería que la había embarazado y planeaba quitarle al bebé para criarlos ellos juntos? ¿o acaso tendría planes de pedirle permiso para embarazar una mujer y tener un hijo para ambos? ninguna de esas ideas le agradaba en nada, jamás permitiría algo como eso.
-¡Oe! deja de perderte en las nubes y no vayas a imaginar cosas extrañas...- de alguna manera, Kanda ya sabía lo histérico que podía llegar a ser Allen cuando no comprendía a donde iban las cosas, y era normal, no le había querido comentar en ningún momento lo que había estado haciendo los últimos meses -solo es una pregunta, siempre te oigo diciendo cosas como esas, sé que no es tu intención que me preocupe de eso pero te oyes tan... nostálgico que hace mucho me preocupa y quiero que seas sincero.
-Ya veo, pues, la verdad siempre quise tener hijos y darles lo que yo no tuve.
-Allen, tú tienes una familia, aunque no sean de tu sangre.
-Hmm, tienes razón, no sé en que estuve pensando hasta ahora.
-¿Eso significa que la respuesta es sí?
-Eso creo... ¿pero por qué lo preguntas?
-Moyashi, ¿quieres que tengamos un hijo?
-¿Hah? ¿de qué hablas? eso no es posible.
-Hay una manera de que sea posible, podemos adoptar.
El silencio hizo acto de presencia ante la idea del nipón, Allen nunca lo había siquiera considerado, lo cual era descabelladamente una idiotez, ya que el era de ese mismo origen al fin y al cabo, en un principio la idea no sabía cómo verla, luego de pensar varios segundos no se le hizo mala idea, a excepción de que ¿cómo podrían dos hombres adoptar un niño?
-Yu, somos dos hombres, no nos dejarían adoptar, y además de eso solo las parejas bajo un matrimonio estable pueden llevar a cabo una adopción, lo sé muy bien de mi padre, ya que ellos encajaban a la perfección con lo que solicitan a los interesados en adoptar.
-Debes confiar más en mi juicio, pero hay algo de lo que dijiste que hace falta para eso, moyashi, cásate conmigo.
-¿Eh? ¿¡heh!? ¿¡nani!?
-¿¡En serio!?- preguntó la china con emoción, dando pequeños saltitos y con la mirada brillante.
-Lenalee-chan, no debes saltar así- resaltó con algo de preocupación compartida el chico de gruesos anteojos rojos, con el cabello ahora más pulcro recogido en una cola alta y estando más corto, lo cual le daba un aire de adultez.
-Johnny tiene razón, Lena, no debes saltar en tu estado- decía el albino sonriendo nerviosamente a la china, quien ahora contaba con cuatro meses de su primer embarazo, y la preocupación del castaño no era por otra razón que temor a que le pasara algo a ella y a su criatura.
-Lo siento cariño, me emocioné, y dime Allen-chan, ¿cuándo será la boda?
-Será algo sencillo por lo civil, claro que están invitados, ustedes dos, Lavi, mis hermanos, Tyki, y nuestros padres, me gustaría pedirles que sean nuestros testigos.
-Será un gusto Allen-kun- dijo Johnny con una enorme sonrisa mientras se paraba detrás de su esposa y le besaba la mejilla con ternura, algo adorable a la vista, hacía menos de una año que sus mejores amigos se habían casado luego de dos años de relación, algo apresurado sí, pero con el hermano que tenía la chica era inevitable que la única manera de sobrevivir a él era jurarle amor y lealtad a la joven y que mejor manera que dictando sus votos en un altar.
-Por cierto, mencionaste que Tyki vendría ¿no? hace años que no lo vemos.
-Sí, él vendrá, no se perdería la boda de su primo 'favorito' como él dice, a pesar de que solo se quedó un año con nosotros y se fue a la universidad en el extranjero, siempre ha estado en contacto.
La amena conversación se desarrollaba en la sala del departamento de Yu y Allen, el primero se encontraba llevando a cabo los últimos arreglos para su boda civil, la cual se daría dentro de dos días, el lunes que venía, ya había coordinado todo para que en el trabajo aplazarán todas sus reuniones de la semana y que alguien se encargara de cualquier cosa que fuera necesaria en su ausencia. Allen se mantenía con esa sonrisa radiante en su rostro, el timbre de la entrada volvió a sonar, el albino ya se suponía quién podría ser, efectivamente al abrir se trataba de sus hermanos y su primo, el cual estaba muy cambiado, su cabello estaba mucho más largo que en la escuela, sus facciones eran mucho más maduras que en aquel entonces y se había hecho mucho más atractivo que en la escuela; estos se debatían cada uno por un rincón de la anatomía de Allen en un intenso abrazo grupal hacia el albino, logrando zafarse por el sonido del timbre otra vez, siendo esta vez Lvi quien hizo algo mucho más llamativo que el resto.
-¡Moyashi-chan~!- dijo alzando del suelo al albino quien asustado lo agarraba de las muñecas por miedo a caerse.
-L-Lavi ¡bajame!
-Moo~ que malo eres, estar mucho tiempo con Yu-chan te ha puesto igual de arisco... por cierto dónde está?
-Puedes estar seguro de que no está aquí, de ser así ya estarías 3 metros bajo tierra- afirmó Lenalee cubriendo su boca para ocultar la evidente risa que estaba emitiendo ante la cara que puso Lavi.
-Yu-chan no me haría algo así...
-Sí, claro, no solo llegas y levantas a Allen como si fuera tu novia o algo así, sino que lo llamas por su nombre y aún como si fuera un niño...- comentó Johnny acto seguido, acallando sus palabras al volver a ver hacía la puerta que seguía abierta.
-Insisto en que...
-¿Que el conejo idiota hizo que?- interrumpió detrás de él la inconfundible voz de Yu Kanda quien venía llegando y se encuentra con dicha algarabía, aparte de que pudo escuchar todo del asustado Johnny quien se sentía culpable de lo que le iban a hacer a Lavi.
-Nada, nada- dijo Allen interponiéndose para evitar la masacre que estaba por darse -después de todo limpiar la alfombra no sería nada fácil si le haces algo a Lavi.
-¿Por qué son así conmigo?- lloró Lavi dramáticamente y todos se rieron de él.
-Tengo un mejor castigo para él- dijo desviando la mirada a uno de los invitados que miraba en silencio la escena, más embelesado que por otra cosa.
-¿De que hablas?- preguntó con curiosidad Mana que se hacía presente a la conversación.
-Oe, usagi, ¿ya viste quien vino a verte?
-¿Eh? ¿quién?- preguntó recorriendo con la mirada la habitación, su llegada se había concentrado en Allen y ni había saludado al resto, su mirada se cruzó con la ambarina del portugués y se quedó sin habla, hacía años que no se veían, desde que se graduaron de secundaria y vaya que había cambiado un montón que casi no le reconoce -¿Tyki? ¿Tyki Mikk?
-Ese es mi nombre, no lo gastes...- respondió con su gruesa voz, en verdad que le había sentado bien el estudiar en el extranjero, él y el pelirrojo, en su último año de secundaria habían tenido un pequeño desliz, siendo que Lavi le había incitado a probar algo diferente al mujeriego de tez morena, nunca había ni pensado estar con un hombre, y vaya que fue una experiencia diferente, Lavi lo había tratado con delicadeza para aminorar el dolor que le dió la experiencia, el cual fue menor que el placer que obtuvo del pelirrojo, un desliz que solo el albino y el azabache llegaron a percibir, Tyki era heterosexual hasta ese momento, y gracias a Lavi ahora era abiertamente homosexual.
-¿Cuándo volviste?- preguntó el pelirrojo acercándose al otro, para su sorpresa ahora él era más bajo que el recién llegado.
-Esta mañana- dijo caminando hacía la terraza del departamento de su primo, apartándose ambos del resto para ponerse al día con el otro, ya que antes de marcharse, habían dejado todo finiquitado, imaginandose que no se volverían a ver.
-¿Te quedarás?
-Solo unos días.
-Ya veo- dijo algo desanimado el pelirrojo, a pesar de que había salido con otros chicos y chicas en los últimos años, no había encontrado a nadie como el moreno a su lado, nadie a quien pudiera someter así al placer, siendo que él siempre fue el "seme" en la relación.
-Pero...
-¿Pero?
-Si tú me lo pidieras, tal vez, me quedaría...
-¿¡En serio!?- dijo con la emoción de toda una colegiala, haciendo reír al más alto.
-Claro, ¿cuándo te he mentido?
-Nunca, no has tenido tiempo para hacerlo de todas formas.
-Bueno, ese no es mi estilo.
-Tampoco lo era nuestra relación.
-Pues ya no soy como antes.
-Sí, lo noté, estás más alto y cambiado.
-Bueno, ya sé cómo se siente verte desde arriba, ¿cómo se verá desde otro punto de vista?
-¡T-Tyki!
-¿Qué? tú mismo lo dijiste hace años, probar no te hará daño, no mucho, tal vez deberías probar esta vez ser tu la chica de una relación.
La boda fue tan sencilla como la quería el albino, por lo civil, con Lenalee y Johnny como testigos, Sus padres, familiares directos y sus amigos más cercanos. No tardaron más de una hora en llevar a cabo el papeleo que los hacía legalmente una pareja de casados, luego de eso tuvieron un almuerzo en un restaurante que Yu escogió, está de más decir que no era nada económico pero él invitaba, su objetivo era hacer feliz a su albino a fin de cuentas. Y lo que vendría después, sería aún más importante para hacerlo feliz, ya había programado, para el siguiente fin de semana, una visita a un orfanato donde ya habían aceptado la condición de la pareja ya que por ley tenían todo el derecho de hacer feliz a uno de los pequeños desafortunados que habitaban los orfanatos a lo largo del país. Tendrían que lidiar de vez en cuando con un trabajador social pero valía la pena por ver feliz a Allen.
Cuando el sábado llegó, el albino fue el primero en salir de la cama, hacía mucho tiempo que eso no ocurría, pero la emoción no le permitía dormir de más esa mañana, ya se había hecho a la idea de tener a un pequeño bebé entre sus brazos y darle todo el amor que cualquier infante merece y que a él le sobra. Cuando Kanda se despertó, ya tenía listo el desayuno, está de más que olía bastante bien, pues a pesar de su torpeza, el albino era diestro en la cocina, siempre y cuando no se distrajera, podía lograr maravillas, Kanda no le dejaba estar mucho por miedo a que se cortará o que se quemara con aceite o algo por el estilo, pero cuando lograba hacer una comida con éxito, esta era deliciosa.
Desayunaron juntos en una escena muy tranquila y pacífica, luego se arreglaron, con algo de rapidez ante la evidente emoción del albino, llegaron con tiempo de sobra para su entrevista con el trabajador social que atendería su adopción, pero a pesar de ser aproximadamente las 8:00 de la mañana, los niños del lugar yacían despiertos, de una lado para otro, algunos aún desayunando, otros jugando con los juguetes de uso en común, fuimos a ver el ala donde se mantienen a los bebés, desde recien nacidos a hasta once meses, algunos dormían plácidamente después de un biberon, los más mayorcitos jugaban con chupetes y otros juguetes suaves para bebés.
-¿Alguno que te agrade, moyashi?
-Son tan lindos, pero no se si podré con uno tan pequeño, tal vez de los más grandecitos.
-Entre más pequeño más fácil se adaptará a nosotros- Yu prefería que llevarán un bebé que tuviera menos de tres meses, solo habían dos que encajaban en esa etapa de tiempo, Allen por su parte creía que un bebé de unos seis meses sería más fácil de cuidar, los pequeñines lucían más activos y un poco menos frágiles para su gusto.
-Bueno, aún podemos pensarlo hasta que nos entrevisten- dijo mientras caminaban de vuelta a la sala común donde pequeñines de todas las edades jugaban vigorosamente entre ellos, se aproximaron a un juego de sofá que se semejaba al color de los sofás de su casa, entre un beige y un mostaza, con una mesa de buen tamaño en medio. Yu se sentó en un individual, Allen fue al más grande, al sentarse notó una pequeña azabache que coloreaba animadamente en una hoja de papel sobre la mesa.
La curiosidad del albino se huzo presente, queriendo saber que dibujaba esa pequeña; la niña al sentirse ligeramente observada levanto su mirada, conectándose así ambas miradas platinadas.
-Hola- fue lo único que atino a decir el albino sintiéndose descubierto en su curiosidad, acompañado de una sonrisa nerviosa.
-...
-¿Qué dibujas?
-...
-No le va a contestar- dijo una mujer de traje con una falda ceñida al cuerpo que le llegaba por debajo de las rodillas, tez clara, ojos cafes y cabello rubio -ah, disculpe, me presento, soy Renée Epstein, seré su trabajadora social, ¿ustedes son la pareja Kanda no?
-Ah, mucho gusto soy Allen Walker y él es mi esposo, Yu Kanda- dijo señalando al azabache que se levantaba de su asiento para estrechar la mano de la recién llegada.
-Mucho gusto.
-Encantada, pueden llamarme Renny. Entiendo que llegaron antes, así que supongo que ya deben haber escogido al bebé que quieren llevar- la mujer les daba una cálida sonrisa, en eso el albino notó que la niña siguió con sus dibujos.
-¿Por qué no puede contestar?
-¿Eh?- dijo la mujer algo desentendida -ah, la niña, verán, ella no me habla a nadie.
-¿Es muda?- preguntó inquieto el albino.
-No, solo no le habla a los demás, es muy tímida con todos, creemos que cuando crezca o haga amistad con otros niños, ya que se aísla siempre. Es un caso especial.
-¿Se debe a algo en especial?- preguntó el azabache, notando el interés de su pareja en la pequeña y temiendo lo que este tenía en mente.
-No, está aquí desde hace un año y medio, las pocas veces que ha hablado fue con niños con quienes simpatizo pero que ya han sido adoptados, cuando se van sus amigos ya no habla más y por eso nadie la adopta, me preocupa esa niña.
-¿Puedo hablar con ella un poco?-dijo el albino con interés.
-Claro, los espero por acá, adelantare el papeleo para cuando escojan.- la mujer se alejó a una puerta que decía oficina en una placa de metal y entró, el albino volvió a sentarse a un lado de la niña seguido del azabache, mientras este buscaba llamar la atención de la pequeña de no más de tres años.
-Es muy lindo tu dibujo, ¿puedo ayudar a pintar?- la niña aún en silencio lo miró y asintió, se corrió un poco y le dio espacio para que se sentará con ella -me llamo Allen, ¿tú como te llamas?
-Moyashi, ¿que intentas?
-No me digas así Yu.
-...Mo...- dijo en un susurró que solo Allen escuchó al estar cerca.
-¿Eh? ¿ibas a decir algo?
-Moya... shi...
-Ya me cae bien- dijo el azabache esbozando una sonrisa de esas que suelen atemorizar a cualquiera, pero la niña al verlo solo le llamó la atención más la persona que estaba del otro lado del albino a quien llamaban moyashi.
-Rini- pronunció alto y claro la pequeña, que se había levantado y caminó hasta el azabache para pararse frente a él, con una mano en su pecho como indicando que era su nombre, y luego pasándola sobre el pecho del mayor, con intención de saber su nombre, al no ver respuesta, repitió la acción de poner la mano en su pecho y decir su nombre, luego señaló al albino y dijo 'moyashi', y luego volvió a ponerla sobre el pecho de Kanda.
-Creo que quiere que te presentes- fue lo que dijo Allen con algo de molestia por el mote.
-Yu, y el moyashi de ahí se llama Allen, ¿te gustaría irte de aquí con nosotros?- fue la pregunta del azabache, pregunta que llenó de ilusión a su albino y que también hizo brillar los ojos de la pequeña que se veía seria hasta ese momento, dando un sentimiento de cabeza como respuesta -debes contestar con palabras si quieres que te entienda, habla y te entenderé, no soy tan conformista como él- dijo señalando a Allen.
-...Sí...
-¿Sí qué?
-Sí quiero... ir contigo... haha-ue
-¿H-haha-ue...?💢
Holis holis mis queridos amigos, pues ya ven que era lo que se traía entre manos nuestro azabache de larga cabellera, todo por hacer feliz a su albino, pero... ¿será capaz de no estrangular a una niña inocente? tendrán que descubrirlo el próximo domingo.
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Como siempre, los quiero de gratis...
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