•Romper
Capítulo 09.
13 Agosto
En los siguientes días, Dipper no podía salir de la Mansión. A lo máximo al jardín y siempre en compañía de alguien. Ya sea Cloe o el mismo Cipher.
El castaño no evitaba acariciar su pansa pensando en sus bebés, cómo será su vida ahora que ellos nazcan y le alegría que traerán al mundo.
Tranquilamente fue a la cocina por algo de jugo de uva, hasta que sintió como algo se rompía. Y no solo fue el vaso que impactó en el suelo quebrándose cerca de sus pies que solo eran cubiertos por unas pantuflas de ovejas, causado debido a la sangre que se escurría de sus piernas goteando hasta el piso.
Se siente como si mucha agua cayera de aquella parte donde daré a luz a mis crías. Y el dolor se hace más fuerte.
De inmediato se sujetó de la barra donde acomoda los trastes y está el fregadero en un intento de equilibrio.
Sus gritos no se hicieron del rogar para escucharse en todo el lugar.
—¡Señor Dipper! ¿Ya es hora?— se acercó la sirvienta Cloe, que para su suerte no tardó al encontrarse limpiando cerca de ahí. Ayudándolo para llevarlo a un lugar cerca para que se recueste.
—Y-Ya se rompió la fuente. Llama a mi esposo y al doctor.— le dijo con la respiración un poco entre cortada. Apenas podía caminar, pero le costaba.
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—AGH, BILL MALDITO, PUTOS ESPERMATOZOIDES.— comenzó a gritar el castaño con desespero.
Que un bebé venga en camino hace el dolor más soportable, pero que vengan dos a pesar de inundarlo de alegría, al momento de tener que parirlos es muy doloroso. Haciéndole pensar lo peor de su marido. Reflexionando sobre por qué no usaron condón o el hecho de que sea un embarazo múltiple. Sí, anheló tener un bebé, pero ahora que está en aquel estado lo hace decir ese tipo de cosas.
Para comodidad del Omega, habían decidió hacer un parto en el agua. En la tina. En quince minutos el doctor ya se encontraba en el cuarto de baño con un castaño desesperado, haciendo muecas de sufrimiento y con un camisón blanco que le llegaba a mitad de muslo, con sus piernas abiertas.
El hombre que estaba profesionalmente—y emocional— preparado, comenzó su labor intentando calmar al castaño con comentarios de relajación o bromas. Sin éxito alguno.
—¡CALLESE HAAAAAAA! ¿¡Dónde está Bill!?— gritaba el de ojos chocolate. Aún lado se encontraba Cloe.
—¿Seguro que quiere que entre?— le preguntó. Algunas madres les daba vergüenza que su pareja les viera en ése estado, normalmente solían ser las Betas. Ya que los Omegas— o al menos la mayoría—, en momentos como éstos rogaban no solo tener a su cría en brazos, también a su pareja.
—¡Si!
—Ahora mismo lo traigo.— dijo Cloe para salir rápidamente en busca del Alfa rubio quien sabía que se encontraba al otro lado de la puerta ansioso.
En pocos segundos el rubio ya estaba en la habitación de baño junto a su Omega.
—Dipper.— dijo compasivo, acercándose al mencionado sujetándole de su mano. Recibiendo un fuerte apretón de éste quien inhalaba y exhalaba.
—¡Te voy a arrancar-Ha!— se interrumpió a su mismo su insultó/amenaza debido a los fuertes quejidos de dolor.
—¡Dipper!— soltaron Cloe y Bill al mismo tiempo preocupados. El Alfa miró mal, exigiendo una respuesta por parte del Doctor quien yacía preparado. Normalmente en partos tenía a otras tres personas para ayudarles, ahora sólo contaba apenas con ayuda de la sirvienta y la pareja del embarazado que no saben mucho de partos.
—Tranquilo, no ayudará si usted también se altera. — le dijo al Alfa con seriedad. Conociendo su temperamento y lo preocupado que está por su Omega quien está aterrado. Suspiró y prosiguió.—Debe intentar calmar a su pareja, Dipper tú debes seguir pujando con todas tus fuerzas. Aún no sale el primero.
—¿¡Qué coño crees que hago!?— frunció el ceño mirándolo mal, sabía que no es culpa del doctor pero estando así hasta podría culpar a sus cachorros por qué no salgan.
—Señor Cipher, necesitamos todo el apoyo posible. Ayude a su pareja, es su Alfa. Es por el bien de sus cachorros.
—¡Bill!— le gritó ahora a su pareja.
—¿Qué sucede?— lo observó, esperando alguna queja, más gritos o insultos. Con su mano libre rodeo sus hombros, acercándo su rostro al del castaño. Acomodando se entre su cuello y hombro. A pesar de estar un poco sudado y adolorido, en ese momento olía muy dulce junto a un nuevo aroma que jamás notó. Probablemente sea por la llegada de sus pequeños.
—N-No me dejes. Bill por favor, quédate conmigo.— le dijo sumiso, cambiando su humor de molesto y reprochante, a uno más frágil y con miedo.
El nombrando comenzó a repartir caricias en el otro costado de su cuello, mientras en donde se localizaba daba húmedos besos.
—Dipper... Yo, siempre estaré contigo y mis hijos. Nunca los dejaré.— le dijo abrazándolo con cariño. El castaño seguía concentrando en su labor de seguir luchando, pujar.
—Te necesito más que nunca Bill.
—Dipper tendremos una familia, tienes que seguir con esto, por nuestros nuestros lindos retoños.— le alentó a su Omega ya exasperado.
—S-Si.— asintió sonriendo y más animado.
—Awsñwldbqlziñaafsz, que cursi. Ajam, como decía, adoro decir esto. ¡Puje!— seguio el Beta observando y dilatando más la entrada del castaño.
—¡Haaaaaaa!
—¡Ya veo la cabecita del primero! Joven, ¿Tiene todo listo?
—Toallas, mantas, tijeras, humectante, etcétera. Todo lo que nos dijo está aquí.— respondió esta vez Cloe cerca del doctor para ser de mejor ayuda.
—Perfecto. Siga joven, que recuerde que son gemelos.
—¡YA SÉ NO ME LO TIENE QUE REPETIR!
—No se altere de más, es para que no se desmaye a mitad del parto. Tiene que aguantar.— comentó calmado mientras seguía con lo suyo.
—¡ESO INTENTO!
—Nuestros cachorros ya vienen Dipper, tú puedes amor.— le habló su Alfa alentando lo. Mientras olía su fresco aroma. Lleno de adrenalina, coco y vainilla. Sintiendo su gran esfuerzo. Verlo de esa forma y en esa posición apunto de dar a luz a sus crías le excitaba en cierto modo. Pero sabía que no era momento, además de estar en compañía. Y ahora que lo pensaba, prefiria que el momento de dar a luz se hubiese quedado solo entre Dipper y él. Nadie más. Sabe que es su labor, pero le da celos que alguien más vea a su castaño abierto de piernas.
—B-Bill ¡HA! D-DUELE.— gimió Dipper dando todo de sí.
—Piensa que... Pronto todo este sufrimiento pasará, solo espera y ya tendremos a nuestros retoños en nuestros brazos.
—Bill, Bill...
—Que puedas dar a luz es hermoso Dipper, algo tan hermoso por desgracia es doloroso al principio. Pero después pasará el dolor. Te amo, mi Omega.— le besó una mejilla.
El castaño no se rindió y continuó pujando.
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—¿Dipper estará bien?
—Solo está muy cansado, pero ya está regresando en si.— le respondió al Alfa serio.
Ahora se encontraban en la recámara de la pareja. Hace unos pocos minutos el Omega había terminado de dar a luz a sus bebés, y se desmayó por un momento, debido al cansancio. Poco a poco la respiración del castaño regulaba, y él abría sus ojos un tanto perdido.
Hasta recordar que acaba de dar a luz a sus bebés, apenas recordándolo. Sin embargo, se preocupó al ver el ambiente demasiado serio.
—¿Qué pasa? ¿Y mis bebés?¿¡Dónde están mis bebés!?— exigió Dipper apunto de ponerse de pie, detenido por el Cipher. No queriendo pensar lo peor. Apenas podía recordar haber escuchado los llantos de sus niños.
Cloe no se encontraba en la habitación.
—Calmar, ellos están... Bien.— respondió un tanto seco y cortante. Pensativo. Dudando de algo.
—¿Dónde están?¡Dame los!— siguió exigiendo con angustia. Ahora mismo solo quería tener a sus bebés con él y sólo con él.
—Calma Dipper.— suspiró Bill acariciando sus hombros, mirándolo con cierto dolor. Ocultando su rostro con uno de sus mechones rubios.
—Antes, tengo que decirle algo. Ya se le comenté a su esposo.— prosiguió el Beta.
Sin duda es algo demasiado serio. Su esposo se nota un poco raro.
—¿Qué tienen mis cachorros?— frunció el ceño, suponiendo que tienen que ver con ellos.
—Bueno, usted hizo un gran esfuerzo para poder dar a luz a dos saludables bebés. Después se desmayó por un rato...— comentó titubeando un poco. Odia dar las malas noticias.
—V-Vaya directo al grano.— a pesar de querer sonar firme y directo, titubeó nervioso. Inquieto. Y es que todo el diálogo, le denso ambiente y las miradas de ambos hombres lo tensan.
—Pocos meses antes, en uno de sus chequeos en mi consultorio, había notado algo extraño en el ultrasonido. Pensé que era una anomalía leve. Y como no volvió hacerse otro ultrasonido no pude confirmar nada, pero tenía mis ligeras sospechas.
—¿De qué?
—En realidad, no eran dos bebés los que venían en camino, joven.— apretó su puños y labios, mirando directamente al Omega con dolor y pena.
—...— su silencio no fue comparado con su expresión facial. Aturdido, confundido e impactado. Apoyándose siempre de su Alfa quien yacía a su lado sentado, abrazándolo.
Difícil.
—Eran Tres. — soltó acompañado de un suspiro doloroso, sabiendo lo que viene. No sabía si es peor la reacción de un Alfa o la de un Omega. Con mucho trabajo había hecho recapacitar al Alfa para que no lo golpeara.
—¿T-Tres?... ¿Y q-que pasó?— sintió un fuerte galón en su corazón. Quería romperse a llorar.
—En el ultrasonido el tercer bebé no se podía ver del todo bien debido a los otros dos que lo cubrían. El caso, usted dio con mucho éxito y resistencia a dos saludables bebés, más el tercero no... No se salvó.
—...¿N-No se... Salvo?— empezó a derrumbarse.
—Hice todo lo posible, pero un grave problema debido a que— comenzó a explicar el doctor sabiendo cuánto se alteraría el Omega, siendo interrumpido por Bill cuando el castaño casi siente que le dará un infarto.
—!Dipper! ¡Dipper! Escucha, sé que no pude hacer mucho, pero intenta no alterarse demasiado. Llora si quieres, aquí estoy yo. Pero no te culpes a tí.— le habló con apoyo, con todo lo que podía. Con sus manos tomando su rostro y acariciarlo.
—No se salvó uno... ¿Q-Qué les diré los otros dos que perdieron a un hermano por culpa mía?— cuestionó con la voz quebrada y sus ojos picandole, cristalizando se sus ojos. A comparación del dolor físico del parto, volver a recibir la noticia de que uno de sus bebés no se pudo salvar es demasiado aún más doloroso.
—¡No fue tu culpa!
—Usted hizo lo mejor que pudo. Créame que me hubiese encantado salvar al tercero, pero usted también estaba en riesgo. El señor Cipher se le complicó decidir incluso que hacer para— continuó explicando siendo interrumpido está vez por el castaño.
—¡NO! ¡LO HUBIESES SALVADO A ÉL NO A MI!— comenzó a gritar entre agrias lágrimas, sin pensar todavía en que poseía a dos criaturas más.
—¡Dipper! ¡Entiéndelo! ¡Yo solo no podría con tres bebés, y sé cuánto quieres tenerlos en tus brazos! ¿¡De que hubiese servido salvarlo y tú te hubieses muerto!? ¿¡Cómo crees que me sentí yo ante la decisión tan difícil sabiendo cómo ibas a reaccionar!?...— le explicó Bill intentando hacerlo recapacitar. ¿No entiende que a él también le duele?— Tú quieres tanto tener a nuestros bebés, y al morirte, tu mayor anhelo... Ni siquiera los hubieses visto.
—Pero Bill...
—Se que es cruel, me hubiese encantado a mí también tener al tercer bebé. Decidir a quien salvar es algo muy complicado. Pero no me arrepiento, y debes de entender tu también, que lo hice por qué te amo.— se acercó para dulce y suavemente besarlo, sintiendo aún lágrimas recorrer de las redondas mejillas de su Omega.— Escucha Dipper, perdimos a un bebé pero nos tenemos a nosotros, aún tenemos dos cachorros. No son un reemplazo para el que se perdió, pero son nuestra familia. No dejes que otra perdida no te permita seguir adelante. Piensa en nuestros hijos, esos pequeños sacos de carne que ansían estar con el ser que les dio la vida, contigo mi amado Omega.— la abrazó contra su pecho con fuerza. Acariciando sus ondulados cabellos castaños y su espalda.
—Joven, comprendo que usted está pasando por algo muy difícil. Todo lo que pasó, perder a un hijo es algo que es muy difícil superar. Pero tiene que luchar ahora y seguir vivo por sus otros dos niños.— continuó el médico VillaLobos.
Después de un ligero esto de silenció, al fondo se escucjaron las sollozos.
—... Él tercer bebé.. ¿Igual era un varón?— cuestionó Dipper.
—No. Era una niña.
—U-Una niña...— llevo su mano a su pecho. Limpiándose su nariz.
—Perdón Dipper, tome la decisión que mejor creí fue la mejor.— se disculpó su esposo.
—De todas formas, aunque el tercer bebé se hubiese salvado no duraría muchos días, nació con un tumor.— acomplemento con dificultad.
—...
—Puede ver su cuerpecito para así proseguir a enterrarlo.
Hubo otro pequeño silencio. Cloe yacía cuidando a los dos niños quienes se removian inquietos en la incubadora. Los primeros que ellos quieren al nacer es estar a lado de su madre, o papá en éste caso.
—Los gemelos están siendo limpiados, dentro de poco los verá. ¿Prefiere ver el cuerpo ahora?
—Si.— murmuró apenas audible un tanto decaído.
—Lo traigo en un momento.— se retiró solo por un breve momento.
—Bill, ¿Cortaste el cordón?— preguntó para cambiar de tema, intentando no pensar demasiado en lo de la muerte de su tercer cachorro.
—Oh si, me sentí especial. Creo que no lo recuerdas.— sonrió un poco. Todavía preocupado por su Omega herido y sensible.
—Extrañamente no. Apenas recuerdo los llantos.— añadió pensativo.
—Aqui está.— dijo el doctor mostrándole en una pequeña manta el cuerpo fallecido de su bebé.
Dipper no evitó llorar más aferrándose a su Alfa. Bill solo pudo compartir su dolor.
Palabras: 2,336.
Fecha de publicación: 30/noviembre/2018. Viernes.
Autor: JaquiiAleWorld
Fandom: Gravity Falls.
Historia: "Kairosclerosis"
Au: Omegaverse.
Nota del autor: Literalmente terminé de escribir y justo es media noche (Aquí en México). No tenía nada escrito hasta hace unas horas que la inspiración vino a mí.
1. Por un momento mi corazón se ablando, y el cachorro muerto iba hacer un sueño. Hasta que...
Y eso que suele ser al revés, pero justo me pasó lo del meme. Créame que tomar esta decisión fue difícil (a pesar de ya tenerla desde varios capítulos atrás, llegue a dudar).
2. Cómo algun@s querrían trillizos pues les di ese pequeño gusto por unos segundos en la historia. Uno como escritor debe complacer a sus lectores, unos pidieron a gemelos y otros trillizos. Es de mi deber darles lo que quieren. Y sacrificar a veces.
3. El siguiente capítulo no sé si será el último o el penúltimo. En fin, los amo •∆•
4. Memedoras, espero sus memes >:v tienen mi número privado aqui está su inspiración.
5. Disculpen mis errores ortográficos, me emocioné escribiendo esto (hasta para mí al momento de escribirlo fue intenso) que no cheque bien la ortografía.
6. Sé que al inicio dije que no iba a poner tanto drama pero, me mi cabeza anda loca. Como siempre.
Ésto ha sido todo mis queridos lectores.
Fin del Noveno capítulo.
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