Nunca dejarme destrozar
por otro ser humano,
la única aprobación que necesito
es la que escucho a diario
bajo los peldaños
de mi cráneo.

La terapia de choque
es efectiva
pero te deja con secuelas
y estragos
que no se van
ni se limpian
en un par de días
ni con lejía,
ni se deshacen
con gasolina.

Me dejaste en coma
un año entero
y aún estoy aprendiendo
a que mi amor
alce un pie
y ande sin tropezarse,
sin revolcarse
en las cenizas.

Dejé las pastillas,
pude sobreponerme
a las consecuencias
¿y dónde estabas tú?
Disolviéndote en la arena.

Vi la morgue
y la rodeé,
porque a pesar
de que robaste mi esternón
y migajas
de mi corazón,
azulejos
de mi pulmón...

Me di cuenta
que la porcelana
y la cerámica,
bastaban
para enmendar mi error
y reconstruir mi interior.

Ya no estás
y eso es lo mejor,
por fin puedo decir
que soy feliz
y no es gracias a ti.

Desde que te fuiste
conocí
almas afines a las mías
su energía me ayudó a sanar
y a pesar de que ni cuenta
se dan,
me contagiaron su paz.

Sí, solo dejaste mi esqueleto
pero el tiempo
me ha susurrado un gran secreto:
que te deje ir
y te desee un buen trayecto.