❁ཻུ۪۪Extra 2~リンク

Después de que se resolviera la situación con Soohyuk y sus subordinados, cada una de las parejas que residía en la mansión Kim pudo despreocuparse y continuar tranquilamente con sus vidas. Namjoon y Seokjin habían sido los primeros en tomar un viaje largo de casi dos meses para desestresarse, gozando de la compañía del otro, como acostumbraban a hacer cada cierto tiempo por puro placer.

Los siguientes en copiar sus pasos fueron Hoseok y Jackson, quienes decidieron visitar el pueblo en el que se conocieron en la vida anterior del vampiro. Esto lo hicieron como una forma de recordar los viejos tiempos y de paso, crear nuevos recuerdos juntos. El brujo también se permitió dejar que sus cabellos crecieran, pues ya no existía motivo para mantenerlos cortos cuando sin esperarlo encontró al amor de su vida una vez más.

Por último, Yoongi y Jimin decidieron pasar una época con las hermanas del mencionado para que se acostumbrara a las tradiciones de las hadas. Por ejemplo: la celebración de un ritual a la naturaleza al llegar la primavera, el agradecimiento al sol y a la lluvia por las cosechas y la participación en una baile por el fin del otoño. Y así sucesivamente con otros eventos relacionados con las costumbres que se mantenían por los siglos de los siglos.

A Jungkook y a Taehyung no les gustaba salir de su hogar, a menos que se tratara de los paseos que realizaban en sus formas de lobo y murciélago, respectivamente. La razón detrás de esto era la diversión que conseguían con las actividades en el interior. Las sesiones de lectura en la biblioteca o la preparación de deliciosas recetas en la cocina eran prueba de aquello.

Ellos eran felices así, y no lo cambiarían por nada del mundo.

Un siglo después, la pareja conformada por el brujo y hada se llevaron una sorpresa inesperada cuando regresaban de la fiesta realizada en conmemoración a la exitosa recolección de cosechas de todo tipo.

Esta celebración se realizaría cerca a las costas de la región en la que la mansión estaba situada, por lo que debían cruzar por el mar tanto en la ida como en la venida. Yoongi y Jimin se lo pasaron genial; comieron muchos platillos exquisitos y se entretuvieron con cada una de las actividades que las hadas organizaron para la ocasión.

Lástima que todo lo bueno tiene que terminar, y después de unas cuantas horas, los enamorados regresaban por el camino que recorrieron cuando el firmamento era azul y no naranja como el atardecer que aparecía por el horizonte. Conversaban de trivialidades, mientras sus manos yacían entrelazadas, hasta que unos sonidos de puro dolor fueron escuchados por los susodichos.

Yoon, ¿estás escuchando lo que yo?

—Creo que eso es obvio, Jiminnie. ¿Será prudente acercarnos? —inquirió con un atisbo de duda en su voz—. Quizá deberíamos evitarnos problemas.

—Tal vez tienes razón, pero preferiría no quedarme con la curiosidad de saber lo que está causando ese quejido.

Yoongi soltó el aire por la boca, dándole la razón. Lo cierto era que también le llamaba la atención, pero de solo imaginar que se podrían involucrar en una situación delicada, le ponía de los nervios. Jimin le dedicó una pequeña sonrisa antes de guiarlo hacia unas rocas ubicabas en las orillas de la arena que colisionaba con el precioso manto de agua.

La imagen que los ojos de la pareja captaron en primera instancia los impresionó en demasía, pues encontraron a una sirena a punto de desmayarse por la pérdida de sangre. En su abdomen había una horrible herida, que parecía difícil de cicatrizar por la profundidad de la misma. Sabían que era cuestión de tiempo para que se volviera espuma de mar al no resistir ser lastimada de esa forma tan horrorosa.

Cuando la fémina notó que no era la única en el lugar, se puso a la defensiva y cubrió con mayor dedicación al pequeño ser que mantenía en su espalda. Era obvio que no podía hacer mucho por su estado, pero una madre de verdad no se lo pensaría dos veces para proteger a su hijo.

—Tranquila, no pensamos dañarte—calmó el hada, levantando las dos manos para que la sirena comprobara sus palabras.

Poco a poco fueron acercándose, percibiendo de mejor manera al bultito que la sobrenatural ocultaba con tanta dedicación. El corazón de la pareja dolió al imaginar el triste destino de esa pobre criatura.

—Es cierto, nuestra intención no es asustarte—apoyó el brujo—. ¿Qué te sucedió? ¿Quién te hirió?

—Eso es lo de menos—murmuró, obligándose a tranquilizarse—. Necesito curarme, no puedo morir.

—Nosotros podemos ayudarte.

Era una mentira la que se escapó de la boca de Yoongi, pero no quería ser cruel con la pobre sirena que muy dentro suyo debía conocer cuál sería el resultado final. Jimin la miró con suavidad, extendiéndole la mano para que la tomara y eso sirviera como la confirmación de que los aceptaba.

La sirena nunca quiso decirles su nombre ni tampoco detalles de lo sucedido a pesar de la confianza que les brindó al dejarse ayudar por ellos y al enseñarles a su pequeño bebé, un tritón de dos meses de edad. El nombre elegido para el chiquillo era Soobin, el cual parecía muy adecuado para alguien tan amado. Porque dos horas les bastaron a los esposos para ser testigos del inmenso amor de la sobrenatural por su hijo.

No obstante, mientras las horas pasaban, la vida de la mujer se iba apagando por más ayuda recibida de parte de Yoongi, quien logró preparar un ungüento para mitigar el ardor de su herida con materiales que encontró en el propio lugar. Jimin se encargó de cuidar al bebé durante el proceso, mimándolo y dedicándole palabras dulces para que no se inquietara al seguir escuchando los lamentos de su madre.

La noche se apoderó del cielo, mientras la luz de la luna era lo único que les brindaba un poco de iluminación. La piel naturalmente brillante de la sobrenatural lucía apagada al igual que su mirada. En definitiva, ya no había nada más que hacer por ella.

—Fui patética al pensar que podría recuperarme de esto, ¿no?

—Por supuesto que no, quisiste luchar por tu hijo—aseguró Jimin, meciendo con suavidad al calmado Soobin en sus brazos.

—Es justo como Jiminnie dice, no te sientas mal por esto. Hiciste lo mejor que pudiste al resistir y llegar a un lugar seguro para resguardarte.

—¿De qué sirve eso si voy a dejar solo a mi hijo, Yoongi-ssi? —preguntó, acariciando el vendaje improvisado en su vientre.

—¿Quién te dijo que lo dejarías solo?

—¿Acaso te refieres a-?

El hada se quedó boquiabierto. ¿Su novio estaba insinuando lo que creía? No le molestaba en absoluto, al contrario, le hacía demasiada ilusión, pero no imaginó nunca que se daría en estas circunstancias. Ya lo conversaron demasiadas veces y ambos determinaron que querían ser padres como lo eran Jungkook y Taehyung para el tierno Yeonjun.

Sería una nueva etapa llena de responsabilidad, pero estarían más que dispuestos a asumirla.

—Sí, nosotros cuidaremos a tu bebé como si fuera nuestro.

La sirena se permitió soltar unas lágrimas. Quizá ese viaje tan largo no fue tan malo como imaginó. Su hijo lograría quedarse a cargo de sobrenaturales de buen corazón, pues en el poco tiempo compartido, se llevó la mejor impresión de esa pareja que a primera vista parecía ser tan distinta entre sí.

—Muchas gracias, jamás podría pagarles lo que harán por mi Soobin.

—No hay necesidad. Te prometemos que velaremos por su bienestar sin descansar, justo como tú lo has hecho—consoló el rubio con una pequeña sonrisa, que reconfortó a la fémina.

—Gracias, mil gracias.

Los agradecimientos no cesaron hasta que la sirena de cabellos anaranjados cerró sus ojos, descansando para siempre, mientras su cuerpo se desvanecía hasta desaparecer en el mar. Yoongi realizó una pequeña oración por su descanso, siendo secundado por Jimin antes de seguir con su camino a su hogar.

Cuando arribaran, tendrían tanto que explicar.

Empezando por calmar la preocupación de los presentes, quienes de seguro imaginaron que les sucedió algo malo por la demora. Sin embargo, lo que más llamaría la atención sería el bebé tritón que el hada cargaba, y que a su vez era custodiado por el brujo de mirada felina.

Todos en la mansión se quedaron impactados por la situación, aunque ninguno se negó a darles el apoyo que sí o sí necesitarían a partir de ahora. Ser padres no era nada fácil, pero no imposible.

La sirena desconocida no les dio detalles explícitos de lo sucedido, a excepción de que la hirieron cuando escapaba y ni siquiera reparó en eso por querer proteger a su pequeño. Aparentemente, se había quedado viuda hace un mes antes, por lo que Soobin no tenía a nadie más en el mundo que no fuera ella, o eso era hasta ahora.

Yoongi y Jimin se juraron ser el hogar que este niño necesitaría hasta volverse un adulto fuerte y saludable, capaz de valerse por cuenta propia. Y cuando ese momento llegara, solo él tendría la potestad de decidir cuál sería el rumbo que le daría a su vida. Pero mientras eso sucediera, la pareja se regocijaría con esta nueva travesía en su día a día.

Desde que Jungkook y Taehyung se hicieron cargo de Yeonjun, el cambiaformas de zorrito se convirtió en su adoración, en la luz de sus vidas y en el hijo que amaban con locura. Obvio, el camino no fue fácil, porque tuvieron que acostumbrarse a tantas cosas nuevas, pues a partir de ese instante, el infante dependía de ellos para todo. El vampiro jamás olvidaría las primeras noches en las que su pareja y él consolaban al bebé hasta hacerlo dormir una vez más. El lobo se volvió mil veces más protector ante la llegada del cachorro, porque su parte animal lo incitaba a cuidarlo como si fuera sangre de su sangre.

Taehyung no negaría lo lindo que le parecía ver a Jungkook cargando a Yeonjun, jugando con él, dándole de comer y enseñándole a valerse por sí mismo. Él también lo hacía, era demasiado consentidor con su bebé, pero lo que más disfrutaba era ver sus avances al momento de caminar y hablar. Casi se muere de la emoción cuando lo escuchó llamarlo papi Tae y a su esposo, papá Koo, sin contar la ocasión en la que pudo sostenerse de pie durante un minuto entero.

En los dos casos, la reacción de ambos fue darle muchos besos en el rostro al pequeño que reía por las tiernas muestras de cariño de sus mayores. Porque le hacía sentirse tan amado y querido, dicha sensación no la cambiaría por nada. Era lo mejor de lo mejor.

A Yeonjun también le encantaba cuando Jungkook se transformaba en ese imponente lobo azabache y le permitía subirse en su lomo para dar paseos a lo largo del bosque cuando tuvo la edad suficiente para agarrarse de su pelaje y no caerse. Aunque, de todas formas, sabía que estaba seguro, pues Taehyung los vigilaba de cerca y jamás permitiría que algo malo le sucediera a su retoño.

Otro momento que fue digno de atesorar para el cambiaformas fue cuando su papi vampiro le ayudó a buscar algunos métodos efectivos para conectar con su parte animal, logrando una transformación exitosa. Porque al mostrarle las cosas que a él le funcionaban para su cambio a murciélago, lo animaron a no rendirse a pesar de los intentos fallidos cuando apenas iniciaban con las prácticas.

En las noches tormentosas, era cuando más unidos se encontraban, pues tanto Jungkook como él les tenían un recelo a los relámpagos. Por eso, Taehyung no se lo pensaba dos veces para acomodarse en la cama y atraerlos a sus brazos en un dulce contacto. Yeonjun se acurrucaba contra su pierna y Jungkook descansaba en el pecho ajeno, mientras el aroma a cedro y romero se mezclaban en el ambiente.

La habitación de sus padres era su lugar seguro, a pesar de que a la edad de dos años ya dejó de dormir ahí para tener su propio espacio en la habitación que construyeron para él y para su primo, al que nunca logró ver de tal forma por razones que comprendería al crecer. Pero dejando eso de lado, el resto de residentes en la mansión también fueron un gran apoyo para Yeonjun, quien con facilidad vio a cada uno de ellos como su preciosa familia. Su manada, como decía su papá lobo cuando se refería a su otro padre y a su persona. Eran tan buenos y amables, siempre dispuestos a darle una mano para lo que se ofreciera, incluyendo al trío de hadas que eran hermanas de Jimin.

No cabía duda de que cada uno de los recuerdos con sus tíos eran maravillosos.

Sin embargo, su persona favorita a excepción de sus padres era Soobin, el hijo adoptivo de Yoongi y Jimin. Yeonjun era muy pequeño como para recordar cuando llegó a la vida del brujo y el hada, pero conforme se hacía más grande, tuvo la dicha de interactuar con él a tal punto de volverse inseparables.

Los mejores amigos, confidentes de travesuras y aliados en las buenas, en las malas y en las peores. No fue de esperar que ambos conectaran a la perfección, eran opuestos, aunque al mismo tiempo tan parecidos. Quizá se escuchaba contradictorio, pero esa era la realidad. Ambos lograron una manera de encajar como piezas de un rompecabezas destinadas a juntarse.

Cuando Soobin tenía doce años y Yeonjun catorce años, sus padres tuvieron una conversación muy seria sobre quiénes eran en realidad. Los niños no eran tontos y conforme seguían creciendo, las dudas les hacían notar con claridad lo distintos que eran con sus progenitores. Por ese motivo, los mayores decidieron comentarles que ambos fueron adoptados en circunstancias particulares.

Ellos comprendieron y no se enojaron, porque sus padres seguirían siendo sus padres sin necesidad de un lazo sanguíneo. Los criaron, les dieron amor y por, sobre todo, cumplieron con la promesa a sus verdaderos progenitores de mantenerse a salvo. La vida era cruel y ser sobrenaturales todavía significaba que los cazaran como animales, así que no era de sorprender que personas malas atentaran contra sus familias biológicas. No obstante, la constancia de saber que esas personas dieron su propia vida por su seguridad, provocaba que los valoraran como debían.

A fin de cuentas, por esos sacrificios encontraron a unos padres magníficos. Los únicos en la mansión Kim que decidieron correr con esa responsabilidad.

Los años pasaron y tanto el cambiaformas como el tritón fueron conscientes que desde hace mucho su relación de amistad se volvió algo más profundo. Los dos se enamoraron como tontos del otro y no se arrepentían de nada. Su primer beso se lo dieron a escondidas en el jardín trasero de la mansión, justo después de confesar sus sentimientos.

—¿No estoy soñando? —inquirió Soobin, sin detener el contacto visual con Yeonjun después de haber unido sus labios.

—Claro que no, también me gustas. No, estoy enamorado de ti—declaró con convicción, pues no existía razón para negarlo.

—Lo siento, es que todavía no me lo creo.

El cambiaformas sonrió, pasando sus brazos detrás del cuello ajeno para acortar la distancia entre sus anatomías.

—¿Debería besarte otra vez para que te quede claro?

—No sabes lo mucho que me encantaría, pero estoy preocupado.

Yeonjun enarcó una ceja, ladeando la cabeza con confusión, mientras esperaba a que Soobin le explicara la situación. El chico soltó aire por la boca, antes de encontrar con las palabras adecuadas para expresar sus temores, a la par que afianzaba sus manos en la cintura impropia.

—¿De verdad crees que nuestros padres se tomaran bien nuestra relación? Lo digo tomando en cuenta de que nos criamos juntos como primos.

—Dudo mucho que les moleste, ellos han escuchado que no nos referimos al otro como familia, así que confió en que la situación será tomada con tranquilidad.

—Si tú estás seguro, entonces no me queda más que rogar al cielo, que será de esa manera.

—Gracias, lindo.

Y una vez más unieron sus besos, aprovechando que la mansión estaba solo con ellos desde hace unas horas, porque los demás sobrenaturales debían realizar actividades en distintos lugares gracias a los trabajos que desempeñaban en la actualidad.

Las cosas se habían transformado poco a poco, pero ninguno de esos cambios había sido para mal y eso era lo que lo importaba. Ya después podrían preocuparse por revelar ese secreto que mantendrían oculto por un mes completo.

Eventualmente, la hora de la verdad había llegado y la joven pareja debía enfrentar sus miedos antes de que fuera demasiado tarde. Y eso sucedería el mismo día en que los padres del cambiaformas celebraban otro aniversario. Lo dirían sin tapujos, esperando que saliera justo como pretendían.

Taehyung y Jungkook se encontraban conversando con Jimin y Yoongi, mientras el resto de sus amigos bailaba en pista de baile improvisada en la sala de la mansión. No eran muchas personas en la reunión, aproximadamente unas veinte, pero eso no le restaba lo ameno del momento.

—Papás —Yeonjun llamó la atención del vampiro y el lobo, quienes le dedicaron una bonita sonrisa y lo invitaron a que tomara asiento junto a Soobin en la mesa decorada con bellas flores.

—Chicos, ¿dónde estaban? —preguntó Taehyung—. Se desaparecieron por varios minutos.

—En el baño, pero prometemos no volvernos a ir, papi Tae.

—Perfecto, la idea es que se entretengan con esta fiesta—opinó Jungkook, abrazando a su pareja por los hombros—. Un año más junto a tu padre es lo más hermoso que me puede suceder.

Se escuchó un "awww" por parte de Jimin, mientras Yoongi reía por la expresión de su marido y Soobin se dejó contagiar por esto al copiar la acción del brujo.

—No me queda duda, aunque hay algo gracioso en todo esto.

—¿A qué te refieres, hijo?

—A que ustedes, más que mis padres, parecen mis hermanos, papá Koo.

Taehyung y Jungkook se observaron mutuamente, comprobando las palabras de su retoño. Era la más pura verdad, porque ambos seguían con la misma apariencia de siempre a pesar de sentirse maduros en diversos aspectos.

—Esa es la ventaja de que seamos inmortales, ¿no lo crees? —cuestionó el vampiro, mostrando una sonrisa cuadrada a los presentes.

—Sin duda, y eso es lo que lo hace más interesante, porque no los cambiaría nunca.

Ante esa declaración, Yeonjun se colocó detrás de sus padres para darles un fuerte abrazo, arrimando su cabeza contra la de Taehyung, mientras Jungkook le regalaba caricias a la mano que yacía sobre su hombro.

—No cabe duda que son la familia más linda después de nosotros—bromeó el hada, extendiendo su mano hacia el tritón, que le correspondió feliz.

Yoongi no dijo nada, solo sonrió por las ocurrencias del hombre que lo seguía enamorando día a día.

—Sigue soñando, Jiminnie.

El mencionado le sacó la lengua a modo de juego, provocando que estallaran en risas por unos minutos, hasta que Yeonjun y Soobin cruzaron miradas, sabiendo lo que debían hacer.

—Queremos conversar con ustedes de algo—inició el cambiaformas, tratando de disimular su ansiedad—. No les quitaremos mucho tiempo.

Los mayores se quedaron viendo entre sí, dando un asentimiento para que pudieran continuar al percibir la seriedad en el tono de voz de Yeonjun.

—Soobin y yo... Somos pareja.

El tritón se quedó a la expectativa de cuáles serían las primeras palabras de sus progenitores, pero al no obtener respuesta alguna, se asustó en demasía. Su cabeza trabajó lo suficientemente rápido para buscar un argumento que le sirviera para salvar la situación, pero otra ronda de risas lo sacó a su pareja y a él de su burbuja de nerviosismo.

—¿Era eso? ¿En serio era un secreto? —interrogó el lobo, secando una lágrima que se le escapó por la graciosa situación—. Si la respuesta es correcta, déjenme decirles que se les da muy mal ocultar cosas.

—Mi Jungkookie tiene razón, lo sabíamos desde hace unas tres semanas atrás, cuando ustedes se fueron juntos al baño y-

—¡Papi Tae, no digas más! —lo interrumpió, percibiendo como el calor se apoderaba de sus mejillas—. No detalles explícitos, no es el momento ni el lugar.

—Como digas, Junnie.

—Es que estos niños parece que olvidan que tenemos buen oído y que también fuimos más jóvenes como para hacer locuras de ese tipo—aseveró Jimin y su hijo lo vio con los ojos demasiado abiertos—. Pero tranquilos, cuando empezó la fiesta, todos decidimos irnos para darles un poco de privacidad.

—Qué vergüenza—murmuró Soobin, cubriéndose la mitad del rostro con la mano—. ¿Nos juran que no les incomoda?

—Para nada, hijo. Ustedes no comparten sangre y fue muy obvio que nunca se vieron como familia, así que por nosotros no se cohíban—explicó comprensivo Yoongi—. La felicidad de ambos siempre será lo más importante para nosotros.

Ante esa declaración, los menores abrazos a sus padres con cariño.

—¡Son los mejores! —exclamaron al unísono, recibiendo contestaciones que no negaban sus palabras.

Minutos más tarde, la fiesta continuó con normalidad, pero con una pareja nueva que al fin podía gritarle al mundo lo enamorados que estaban y lo aceptados que se sentían. Taehyung y Jungkook se separaron del resto, yendo al patio trasero para conversar un poco, sentados uno al lado del otro en el columpio del sitio.

—¿Te ha gustado nuestro aniversario, mi luna de rubí?

—¿Cuándo no, alfa? Ha sido magnífico, pero no puedo esperar al viaje en el que estaremos solo nosotros dos.

No mentía, cada uno de sus aniversarios le parecía espectacular, fuera ostentoso o sencillo.

—Estoy de acuerdo. Siempre es bueno contar con la privacidad necesaria para el caso, porque pasarán los años y no dejas de ser ruidoso.

—Pero a ti te encanta, no lo niegues o te dejaré en abstinencia.

La cara de susto en el lobo cuando giró la cabeza fue la reacción que el vampiro quiso obtener desde el inicio.

—Eso sí que no, por favor—rogó con ojos de cachorro triste—. Ten piedad de mí.

—Eres un sucio.

—Somos, somos—Taehyung rio por la ocurrente respuesta y Jungkook le siguió al instante. Luego de que la pareja se callara, un cómodo silencio los invadió, mientras veían las hojas caer gracias a la época del año en la que se encontraban.

—Han sido años buenos y hemos criado a un hijo hermoso, ¿no lo crees, Koo?

—Lo mejor está por venir, Tae. Quizá más temprano que tarde podríamos seguir agrandando la familia.

—Justo como el tamaño de la mansión Kim, que no es nada parecida a lo que alguna vez fue por tantas remodelaciones que le hemos hecho.

—Culpa mía por apoyarte en cada una de las ideas de decoración que se te ocurren.

—Pero no me vas a negar que algunas eran necesarias, por ejemplo, la piscina exclusiva para Soobin. Gracias a ella ha podido dominar su lado de tritón.

—Y también ampliar el taller de Yoongi y Hobi, así que tienes un muy buen punto a tu favor.

—Amo que me des la razón, mi lobito.

—Tanto como amas que te ame, mi vampiro.

—Exacto, porque te amo con la misma intensidad—Taehyung acarició el cuello de Jungkook, delineando la marca de su mordida, mientras el mencionado hacía lo mismo. Dicha acción era demasiado reconfortante para los enamorados.

—Tú lo has dicho, mi amor.

—Siempre es un placer decirlo en voz alta, mi vida.

Y eso bastó para se unieran en un tierno beso, de esos que calentaban sus corazones y hacían vibrar sus almas. Porque podrían pasar mil siglos, pero su amor seguiría siendo el mismo.

Fin 🦇

Y cerramos esta historia de manera oficial, gracias a todas las personas que estuvieron aquí, no importa si llegaron al inicio, a la mitad, o al final. Espero hayan amado la relación de Tae y Koo, su pasado, su presente, y su futuro, al resto de los personajes (sobre todo el yeonbin como noviecitos, aunque su aparición fuera efímera, pues amo esa ship) y el fic en general. 

También si les gustó, no olviden recomendarla con más lectores y tampoco duden en acompañarme en mi nuevo fic kookv omegaverse llamado Strange Sensations, pues ya lo encuentran disponible en mi perfil. Les tengo muchas cositas preparadas con esa historia, así que confío en que será de su agrado.

Para más info, síganme en mi Instagram @kamieshiro y por protección, en mi cuenta secundaria MieShiro. Gracias por todo, los amo.

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