❁ཻུ۪۪Epílogo~家族
—Empieza ya, cariño...
Suplicó, tan cegado por esos colmillos que rozaban su cuello en cada beso o chupetón que recibía. Lo estaba poniendo demasiado caliente que debía ser ilegal.
—Qué impaciente te has vuelto, amor mío.
—No eres quien para hablar cuando estás igual o más ansioso que yo.
Los ojos del vampiro se desviaron hacia abajo, donde la prominente erección del lobo se restregaba contra su muslo desnudo por el short de su pijama, mientras lo mantenía apresado contra la suavidad del colchón.
—No me puedes culpar, estamos solos en la mansión—se inclinó lo suficiente para lamer el lóbulo de la oreja de su pareja, causando varios escalofríos en el cuerpo ajeno.
—P-Pero existe la posibilidad de que los chicos vengan antes de sus compras en el pueblo.
—Teniendo eso en cuenta, disfrutemos lo más que podamos.
El peligris afirmó con la cabeza, recibiendo un corto beso por parte de su amado, antes de que sintiera como era volteado con destreza. Su rostro clavándose contra la almohada para amortiguar cualquiera de los ruidos obscenos que se escaparían de su garganta desde el preciso instante en el que su pareja lo despojara de sus prendas inferiores.
Ya anticipaba cada una de las sensaciones que le recorrerían de pies a cabeza cuando esa lengua lo comiera con una lentitud tortuosa.
¿Cómo fue que terminaron en esa situación? La respuesta era muy sencilla.
Como el buen esposo que era, Taehyung se ofreció a hacerle un masaje en la espalda al azabache, que últimamente se quejaba de un dolor por un mal movimiento que hizo al ayudar a Yoongi y Hoseok en la remodelación del taller cercano a la mansión Kim que era de uso exclusivo del par de brujos. En dicho lugar trabajaban con sus pócimas y al mismo tiempo, ahí guardaban varias reservas de las mismas.
Jungkook se sacó la prenda superior para recostarse boca abajo en la cama, regocijándose con la delicadeza del tacto de su pareja. El susodicho tomó un poco de aceite esencial de jengibre para aplicarlo con sus manos en la zona afectada. De tal forma que, la dermis absorbiera el producto y estimulara la circulación sanguínea para aliviar cualquier molestia o incomodidad.
Eventualmente, las caricias que tenían el objetivo de aliviar, se volvieron más atrevidas. El licántropo se sintió provocado, por lo que no demoró en cambiar de posiciones con su esposo. Sus labios se unieron en un beso fogoso y necesitado, palabras sugerentes fueron intercambiadas y acabaron perdiéndose en el placer en medio de esa amplia cama.
Con las marcas de mordidas reluciendo en sus cuellos, la pareja que se encontraba en completa desnudez dio por finalizado su encuentro o quizá no.
Taehyung yacía recostado sobre el pecho de Jungkook, acariciando la parte de ese tatuaje quedó grabado en la dermis nívea tiempo atrás. Poco a poco fue recuperándose de su orgasmo cuando se le ocurrió una fantástica idea. El lobo le observó con confusión cuando el vampiro se puso de pie, extendiéndole la mano para que la tomara entre la suya. Sus dedos se entrelazaron y sin emitir palabra, lo siguió en silencio hacia el baño.
—Acaso...
Le llamaba la atención imaginar lo que sucedería a continuación, pues su luna de rubí rara vez lo dejaba entrar con él a bañarse porque eso era lo menos que hacían. Lo que varias veces los puso en aprietos cuando debían hacer algo y se retrasaban. Entonces, siguiendo esa lógica, el alfa no comprendía su actitud al saber que sus hyungs podrían aparecer en cualquier momento en su hogar.
—¡Vamos a tomar un baño juntos! —exclamó, soltándose del agarre para llenar la bañera de agua y espuma.
El peligris una vez más le dio la espalda, agachándose un poco para darle una maravillosa vista al licántropo que tragó saliva con dificultad.
¿Estaba tentándolo? ¿O eran ideas suyas?
No, eso era imposible. No cuando su mirada se perdió de forma inevitable en el pomposo trasero que estuvo marcando por varios de distintas formas.
Lo peor de todo era que seguía manchado con su esencia que se escurría por el muslo impropio.
—Ya está listo... ¿Qué esperas para entrar...?
Apenas Taehyung se giró un poco, el azabache lo jaló para arrinconarlo contra la pared. Sus fuertes brazos lo encerraban cual prisión, haciéndole jadear por el repentino movimiento cuando quedaron frente a frente.
—¿En serio me trajiste a bañarnos o para otra cosa, Tae?
—No sé de qué hablas, Koo.
Quiso hacerse el desentendido, porque por un instante creyó que sus claras intenciones fueron ignoradas. Era obvio lo que deseaba, pero por más que contaba con la capacidad de decirlo sin filtros, prefería tentar a su esposo con esas estrategias.
—Me estás poniendo una dulce fruta a la vista—comentó, bajando sus manos por los costados del vampiro hasta agarrar sus glúteos—. ¿Y piensas que voy a pasar de ella sin disfrutarla?
Un gemido escapó de los labios del peligris cuando percibió como esa parte de su sensible anatomía era amasada con destreza, justo como le gustaba. Ya había recibido varias nalgadas, por lo que sentir esas caricias era la mejor recompensa que podía recibir.
—Sería un desperdicio si no lo hicieras, lobito.
—Lo sé, sobre todo si tú eres el que toma la iniciativa. Por eso déjame compensarte, mi luna.
El color amatista de los orbes cielos de Jungkook destacaba más de costumbre al tratarse de una situación tan intima, pues desde que aceptó por completo a su parte demonio, el animal en su anterior era una solo con él de una forma inexplicable.
Era como si sus mentes se hubieran fusionado, pero de vez en cuando, el vampiro era capaz de hablar solo con el lobo como en el pasado.
El joven de piel nívea detuvo su accionar con el único objetivo de elevar a su amado para que este se afianzara con sus piernas a su cadera. El vampiro comprendió de inmediato, por lo que lo rodeó con sus brazos por el cuello para mayor estabilidad, a pesar de que para el contrario su peso fuera igual al de una pluma.
—No sabes lo mucho que me encanta que me cargues así.
—Y tú no dimensionas cuanto me fascina tener tus muslos como un cinturón.
Sin contar que esa posición era una de las favoritas de la pareja por la profundidad que el azabache lograba cuando se clavaba de lleno en el joven de orbes rojizos.
—¿Te gusta jugar con fuego, cariño?
—Si quemamos juntos es un requisito, por mí está perfecto, mi amor.
Y sin más que agregar, el peligris permitió que su pareja alineara con una sola mano su miembro antes de enterrarse en su necesitado agujero, pudiendo degustar en su interior lo grande y duro que era.
Sus ojos se pusieron en blanco de inmediato, jadeando cuando los duros embistes no le dieron tregua. Esto era lo que quería, esa dominancia única que se fue apoderando de su alfa luego de superar cualquier tipo de vergüenza sobre sus propios deseos.
Justo como en el pasado, en el que gozaban sin restricciones o bochornos de por medio.
—Agárrate fuerte, mi luna—demandó, percibiendo como su amado obedecía su petición sin rechistar. Sin embargo, reparó en cómo las largas uñas se clavaban en su ancha espalda por pura inercia.
A Jeon no le molestaban en lo absoluto esos arañazos, al contrario, le encanta portarlas como una prueba del excelente trabajo que estaba realizando.
—¡Más, por favor! —rogó con la voz entrecortada, con las manos del contrario sosteniéndole por el trasero para hacerlo caer directo a su erguido miembro—. ¡Justo ahí!
—Como quieras, pero resiste un poco más—gruñó bajito, lamiendo la mejilla empapada de unas traviesas lágrimas por la continua estimulación.
—S-Sí...
Acto seguido, Kim capturó los belfos impropios para iniciar otro beso rudo, mientras era embestido con rudeza y profundidad. Porque a cada segundo que pasaba, el vampiro sentía la virilidad del lobo más adentro, dejándole sin aliento.
El sonido de las pieles chocando resonaban entre las cuatro paredes, volviendo locos a los involucrados en esa sesión tan intensa de pasión carnal.
El usual cosquilleo en sus vientres ya se presentaba, pero Jeon lo notaba con más intensidad por el nudo que se iba a formar. Y nadie podía culparlo, porque cuando ese cálido y húmedo interior lo envolvía, cualquier pensamiento racional se desvanecía. Pero prefería asegurarse, ya que no quería tomar por sorpresa a su pareja.
—¿Puedo anudar en ti?
—H-Hace mucho no lo haces, ya te habías tardado.
—Es para evitar acostumbrarme...
Porque de esa forma mantenía un poco de su autocontrol con su parte más animal. Además, no podía negar que por más satisfactorio que fuera, se volvía un tanto incómodo hasta que bajara en su totalidad. Por lo que prefería cumplirse ese capricho en ocasiones especiales o en su celo cuando perdía el uso de razón.
—Vamos a cumplir un siglo juntos, de vez en cuando puedes darte el gusto.
Y esa declaración fue suficiente para que el alfa se le nublara el juicio. Los movimientos certeros de su pelvis se volvieron erráticos, mientras el vampiro se contenía de bajar su mano hacia su propio miembro cubierto de líquido preseminal para acelerar el proceso.
Si era sincero, le gustaba torturarse. Porque era capaz de alcanzar el cielo siendo únicamente empotrado contra la pared, siendo estirado tan bien por la virilidad del alfa.
Sus bocas colisionaron en un beso largo, tratando de que alargar lo más que pudieran ese contacto hasta que necesitaran un descanso.
Un gemido escapó de los labios de Jeon cuando bajó un poco la cabeza y fue testigo de cómo un bulto se marcaba en el vientre ajeno. Esta vez sí consiguió una profundidad digna de admirar, pero era obvio con solo percibir el éxtasis en el que se encontraba su esposo. Apretó su mandíbula cuando se descargó en el cuerpo ajeno, sin desacelerar en lo más mínimo el ritmo de sus embestidas.
El vampiro no demoró en seguirlo, dejándose ir entre los dos abdómenes perlados en sudor por la constante fricción. Ni siquiera tuvo oportunidad de recomponerse, cuando la sinhueso de su pareja preparó su cuello cubierto por esa telaraña que demostraba el pacto que hizo con el lobo demonio tiempo atrás.
Los filosos colmillos perforaron su piel, mientras gritaba por la sobreestimulación recibida por el nudo que se abrió paso en sus paredes internas.
Los olores de ambos estaban mezclados, romero y cedro, coexistiendo de una manera perfecta como la propia pareja que siempre estuvo destinada a continuar con su romance a pesar de los obstáculos que se les presentaran en el camino.
Cuando Jungkook recobró la consciencia, caminó hacia la bañera con cuidado de no lastimar a Taehyung, quien seguía unido a él por obvias razones. La semilla del lobo escurría con abundancia de la entrada en la que seguía hundido a cada paso que daba.
El agua que debía estar calientita, ahora estaba fría por la distracción en la que se sometieron por voluntad propia. Pero no les importó en lo más mínimo. Nunca lo haría, porque ambos sentían suficiente calidez con la posición en la que se encontraban.
Con el vampiro sobre el regazo del lobo, recibiendo caricias a lo largo de su espalda, mientras el agua y el jabón limpiaban sus cuerpos hasta ser capaces de concluir con el baño de manera exitosa.
La pareja se susurró palabras cariñosas, se regalaban besitos traviesos y miradas repletas de complicidad por largos minutos.
En el preciso instante en el que por fin pudieron separarse, fueron capaces de escuchar las voces de sus amigos muy cerca de su habitación. Les fue imposible no estallar en risas, muy divertidos por haber acabado en el tiempo justo.
La única preocupación que los enamorados tendrían ahora sería la de pensar en una excusa para evitar que sus amigos se dieran cuenta de la mirada orgullosa del lobo cuando su vampiro cojeaba.
Quizá deberían fingir que les hacía mucho frío, por lo que querían quedarse abrigaditos en la comodidad de su habitación, ¿no?
Una semana pasó desde aquel día en el que Taehyung y Jungkook consiguieron engañar a los sobrenaturales que vivían bajo su mismo techo. Para la suerte de la pareja, el propio clima les benefició dándole realismo a su mentira blanca cuando una fuerte tormenta se desató.
El frío caló en cada uno de los habitantes de la mansión Kim, pero para la hora de la cena, el vampiro ya se encontraba como si nada. Por eso, junto al lobo se dispusieron a preparar una deliciosa comida. Divirtiéndose de principio a fin, porque hasta los momentos más banales, los atesoraban con mucho cariño.
—Manos quietas, Kook—exclamó cuando notó las caricias en su cadera, mientras picaba algunos vegetales.
Ese toque iba con otras intenciones, conocía a su lobito hormonal como la palma de sus manos; las cuales ya no se veían tan mal gracias a los diversos ungüentos hechos por los brujos.
—Solo estoy esperando mi turno para cortar la carne...
—Sí, claro—ironizó, conteniendo una risita—. No seas maleducado, cachorrito.
—Está bien, mi amor.
Antes de que se separara por completo de su cuerpo, Taehyung giró su rostro para darle un besito sonoro en la mejilla.
—Eso es, cariño.
El joven de cabellera azabache le sonrió, quedándose muy quieto, pero con las mejillas sonrojadas. Adoraba en demasía esos gestos espontáneos en Taehyung, porque siempre le aceleraban el pulso.
El vampiro sonrió solo con sus labios, continuando con lo que hacía, hasta que le tocara cambiar papeles con Jungkook.
Ese recuerdo provocó maripositas en el estómago de Kim, como ya era habitual cuando se trataba del menor. El peligris se encontraba a la espera de su chico en la entrada de la mansión. Ambos saldrían a pasear por el bosque para llevar a cabo un picnic. Sin embargo, no se trataba de una cita cualquiera, porque celebrarían un aniversario más desde su boda.
Cien años juntos parecía mucho tiempo, pero para ellos se sentían como meses.
Nunca se aburrirían de compartir sus vidas día a día. Era lo más hermoso que les había pasado y dudaban que algo pudiera cambiar ese pensamiento.
Año tras año, década tras década y siglo tras siglo, el resultado sería el mismo, pues seguirían perdidamente enamorados el uno del otro.
Cuando lo divisó cerrando la puerta de su hogar, abrió los brazos para recibirle con cariño.
—Dame un beso, alfa.
—Los que quieras, mi luna de rubí.
Se dieron un beso cariñoso, en el que Taehyung aprovechó a dejar una mordida en el belfo inferior de Jungkook, causándole una risita.
—¿Ya tienes lo que faltaba, Koo?
—SÍ, todo lo necesario lo traigo aquí
Señaló la mochila que se mantenía afianzada en su espalda, en la que guardaba objetos aparte de la comida que yacía en la cesta del vampiro.
—Perfecto, mi lobito es el mejor— dejó una caricia en el pómulo ajeno en el que resaltaba una diminuta cicatriz—. Por favor préstamela para que puedas transformarte, ¿sí?
—Claro, bonito.
Mientras Jungkook se escondía en un arbusto para mutar, Taehyung colocó la canasta en su brazo que se mantuvo en el suelo después de acomodarse la mochila en su hombro. Un minuto más tarde, el vampiro se subió al lomo del lobo. Le regaló varias tiernas y constantes caricias, porque su lado meloso relucía a grandes rasgos cuando el contrario estaba en esa forma.
—Tan lindo, ¿quién es el más lindo? —le interrogó, rascando las orejitas ajenas. Un sonido grave como un ronroneo fue la contestación que recibió—. Por supuesto que tú lo eres. ¡Pongámonos en marcha!
Después de su sesión de mimos en los que Jeon se sentía como un cachorro, comenzó a moverse hacia el interior del bosque con una velocidad impresionante. Luego de quince minutos, los enamorados ya se encontraban armando su picnic. Jungkook tendió un mantel en el suelo para que pudieran sentarse, mientras Taehyung sacaba los platos en los que serviría el delicioso almuerzo.
En medio de su amena conversación, rememoraron cada uno de los sucesos importantes que se dieron desde su hermosa unión como, por ejemplo, los matrimonios de Jimin con Yoongi y Hoseok con Jackson, las diversas remodelaciones en la mansión para comodidad de todos, un estudio para los diseños del vampiro, que retomó su pasatiempo esporádicamente, y, por último, el amplio taller de trabajo de los brujos.
No cabía duda que podían describirse como cien años de amor y cambios significativos, pero llenos de diversos tipos de aprendizajes. Porque como todo en la vida, cada objetivo se consigue con esfuerzo, dedicación y responsabilidad, mucha responsabilidad.
Nada es sencillo, pero los sacrificios son recompensados sin importar qué.
Y cada uno de los sobrenaturales que vivían en la mansión Kim, eran grandes ejemplos de resiliencia. Por lo que por más obstáculos que enfrentaran, siempre hallaban la manera para superarlos con eficacia.
Cuando terminaron de comer, ambos recogieron los trastes y se recostaron para gozar de un momento tranquilo entre los dos, mientras observaban el firmamento celeste con algunas nubes. Al estar satisfechos con lo vivido, se incorporaron y decidieron dar un paseo a pie para alargar un poco más su recorrido de vuelta a su hogar.
No obstante, un extraño ruido los alertó y obligó a salir de su mundo.
Era un llanto... El sollozo de un bebé que se sentía solo y pedía por ayuda.
Con cierta desesperación, buscaron por los alrededores, hasta que el lobo consiguió descubrir el paradero del infante.
—¡Tae! ¡Lo encontré!
—¡Ya voy! —respondió con el mismo tono de voz elevado, acercándose a toda prisa hacia su pareja que se encontraba a una distancia considerable.
—Ohhh, pobre nene...
Taehyung hizo un puchero al ver a la criatura envuelta en una gruesa manta de color celeste. Continuaba llorando, aunque en menor intensidad gracias a que Jungkook lo mecía entre sus brazos con suavidad. Era su primera vez cargando un bebé, pero lo estaba haciendo de maravilla.
—No puedo creer que lo hayan dejado abandonado a su suerte—murmuró el lobo con cierto aire protector—. Pudo ser la víctima perfecta de cualquier depredador...
—En eso tienes razón, pero...
El vampiro se calló al divisar lo que parecía ser una carta entre las hojas caídas que sirvieron de colchón para el infante. Sin pensarlo dos veces la tomó, impresionando al contrario que pasó por alto ese detalle.
—Quien sea que te encuentre, espero pueda cuidarte mejor que yo. De verdad espero que puedas sobrevivir—leyó con cierto pesar, escuchando cómo el llanto del bebé se transformaba en leves hipidos—. Te amo mucho, cuídate mi dulce... ¿zorrito?
—¿Qué? ¿Acaso es...?
El azabache lo olfateó un poco y efectivamente comprobó que no se trataba de un humano. Podría engañar a cualquiera con su apariencia, pero el aroma único que cada sobrenatural poseía estaba presente.
—Entonces...
—Sí, mi luna. Este niño es un cambiaformas.
—Deberíamos llevarlo a casa y ver que hacer, ¿sí?
—Pienso lo mismo, de seguro está hambriento— supuso, acariciando el escaso cabello del infante—. No sabemos cuánto tiempo estuvo aquí.
—Y por esa misma razón debemos revisarlo con calma, cariño.
Jungkook consintió las palabras de Taehyung, motivo por el cual, se movilizaron lo más rápido que pudieron a su hogar. No les importaba caminar por más tiempo, porque lo primordial era el bebé a su cargo, ya que no querían arriesgarse a incomodarlo de alguna forma por si el lobo decidía mutar a su forma de animal para cargarlos en su lomo y acortar el trayecto.
Cuando llegaron a la mansión, sus amigos se quedaron impactados al verlos aparecer con el cambiaformas de zorrito en brazos del licántropo. El vampiro les explicó cómo pudo lo sucedido, mientras el hada se disponía a preparar un poco de leche tibia para alimentar al cachorro. A la par que el brujo de mirada felina lo revisaba, asegurándose de que no se encontrara herido o algo por estilo.
No obstante, eso era imposible porque si lo pensaban bien, todo indicaba que no debió pasar más de un día desde que le dejaron solo en el bosque. La manta se veía en buenas condiciones, y el bebé no lucía mal físicamente hablando.
Pero dejando eso de lado, el chiquillo no parecía mayor a un año, quizá apenas contaba con unos cinco o seis meses. Su apariencia era demasiado tierna, con mejillas regordetas, nariz de botón y ojos de color turquesa. Su cabello no creía del todo, pero era posible notar que sería de un tono castaño tirando a anaranjado.
Era muy, muy, muy bonito.
Y las miradas cariñosas y soñadoras de la pareja que dio con su paradero no pudieron pasar desapercibidas para el resto de sobrenaturales presentes en el lugar. Mucho menos, después de que se ofrecieran a mantenerlo en su habitación cuando la noche cayó.
Entre los dos bañaron al cachorro de zorro y lo vistieron con unas prendas improvisadas que eran creación del peligris. El lobo lo ubicó sobre la cama, dispuesto a velar su sueño, en compañía de su amado.
—Es tan lindo y muy tranquilo, ¿no lo crees?
—Demasiado, nunca traté con bebés, pero ha sido una linda experiencia a la que podría acostumbrarme...
Jungkook no fue consciente de cuando la lengua se le soltó, hasta que sus ojos se conectaron con los sorprendidos de Taehyung. Por un instante temió remover la inseguridad del susodicho con respecto a ese tema que no habían vuelto a tratar desde hace décadas.
Y no es que como que hubieran descartado el tema de criar a un hijo, pero se suponía que adoptarían uno en unos cuantos años más, cincuenta para ser exactos. Ninguno esperó verse envuelto en esta situación, por lo que el temor fue imposible que no invadiera cada parte de la mente del licántropo. En serio no quería que pensara que su deseo de ser padre era más intenso de lo que aparenta, porque no era así.
Si bien era cosa de su especie lobuna la idea de tener una manada, él podía esperar siglos para aumentarla, pues a día de hoy se sentía más que satisfecho con solo tener a su luna como pareja.
—Y-Yo...
—Tranquilo, alfa. Yo quería decirte algo sobre eso...
—Continúa por favor, mi amor.
—Acabamos de cumplir un siglo de casados... ¿no crees que sería lindo adoptar a este pequeño y darle un cambio interesante a nuestra vida? —interrogó con una sonrisa en sus labios de corazón.
Jungkook se quedó sin habla, embelesado por todo lo que eso significaba.
—No es que no ame lo que sucede día a día con nosotros, pero de un tiempo acá, la idea se me ha estado pasando de forma constante por la mente—el vampiro aclaró para seguir con el hilo de la conversación—. Además, este pequeño no tiene a nadie, y el destino que le espera si lo entregamos es el de criarse en un orfanato en el mundo de abajo.
—Tae... Esas palabras me hacen muy feliz, pero no quiero que aceptes si es porque te culpas sobre la manada que no me pudiste dar. Desde que te marqué como mío te volviste mi manada y eso era más que suficiente para mí y mi instinto lobuno.
—Créeme que hace mucho tiempo que no pienso así—confesó con seguridad, acariciando la mejilla.
—Bien, porque a mí me parece una idea magnifica. A fin de cuentas, siempre quisimos ser padres—recordó, observando con ternura al cachorro dormido entre los dos.
Su rostro era tan pacífico, gracias a la atmósfera tan reconfortante que lo rodeaba.
— ¿Qué nombre quisieras ponerle, Koo?
—Yeonjun.
—Oh, lo recuerdas...
Dicho nombre era uno de los tantos que la pareja soltó en medio de una charla trivial cuando Jungkook seguía siendo Yeongho.
—Sí, lo recordé hace mucho, pero prefería reservármelo para cuando volviéramos a tener esta charla. Quería sorprenderte—declaró con orgullo—. ¿Lo logré?
—¿Lo dudas? Claro que lo conseguiste, cachorro.
Le robó un beso corto, sonrojando a su esposo al estar desprevenido.
—Qué bien, amo que me recompenses así. Y ahora que lo pienso tendrás que soportar a dos cachorros—bromeó, señalándose a sí mismo y a su retoño, porque desde el momento uno lo sentía como suyo—. ¿Podrás con eso?
—Estoy seguro que sí. Yeonjun no será nuestra sangre, pero será nuestro hijo de corazón, la manada que siempre quisiste y que estoy dispuesto a atesorar.
—Tendrá al mejor papá—aseveró, pasando su dedo índice por la mejilla del pequeño cambiaformas.
—A los mejores—corrigió—. Tú también me ayudarás, mi amor.
—Siempre, mi vida. Ambos cuidaremos de nuestra hermosa familia.
La pareja se recostó en su totalidad sobre el suave colchón, abrazando con cuidado a su bebé, mientras en el precioso jardín de la entrada crecía una preciosa flor de Smeraldo, justo como en el libro que Taehyung le narró a Jungkook en el pasado, esta aparecía siempre y cuando la verdadera paz y felicidad hubieran sido alcanzadas, demostrando que los problemas por los que tuvieron que pasar, por fin se resolvieron.
Ese fue un regalo que la vida les regaló, porque desde un principio el vampiro y el lobo que entrecruzaron sus caminos de la forma más inesperada, estuvieron destinados a una eternidad de ensueño.
Y por fin lo habían conseguido.
Amándose hasta el final del universo.
Fin 🦇
Gracias por leer, espero les haya gustado. Siempre tuve planeado que tuvieran un cachorro, pero no que fuera de ellos, porque el fic no es un m-preg, pero mi vampiro y su lobito sabrán darle un hogar a su hijo de corazón. Próximamente los extras.
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