❁ཻུ۪۪Capítulo 9~真実

—El momento ha llegado, Taehyungie.

Jimin se ubicó en el borde de su cama, invitando al vampiro a que imitara su acción, tomando asiento justo enfrente suyo. El vampiro no se la pensó dos veces antes de acomodarse en el pequeño sillón de la habitación en la que se encontraban, gozando de la privacidad necesaria para tan importante charla con su mejor amigo.

Las paredes estaban pintadas con distintos colores vivos, tales como el verde, amarillo y celeste, acompañadas por los más preciosos diseños florales en tonos rosados y lilas. Los muebles eran blancos, ubicados de manera estratégica para garantizar una completa armonía con el bonito lugar, sin necesidad de que se viera tan cargada de cosas, pues la habitación era más pequeña que la del peligris.

—De acuerdo, Jiminnie.

—Te escucho, TaeTae. Cuéntame cómo es que Jungkookie llegó a tu lado.

Taehyung tomó una bocanada de aire como si de esa forma pudiera tomar el valor necesario para soltarle todo lo que sabía a Jimin, quien le observaba expectante. Sin omitir detalle alguno, el joven de orbes escarlatas le relató al hada el encuentro con aquel lobito de pelaje azabache.

Aprovechando a explicarle lo que sucedió con las hadas a las que el rubio consideraba como su familia, ya que se conocían desde que eran pequeñitos. A pesar de no compartir sangre como cualquier otra familia tradicional, se querían como hermanos, pues prácticamente se criaron juntos por ser casi de la misma edad.

Las hadas no tenían padres ni nada por ese estilo, sin embargo, consideraban a la naturaleza como su madre, porque cada cierto tiempo, nacían de las más preciosas flores que pudieran crecer en medio de esta. Poseían la magnífica capacidad de crear lazos con quienes quisieran, fueran de la misma especie o de otras. Por ese motivo se les consideraba como los más sociales y amigables entre todos los seres sobrenaturales.

Por una parte, el rubio se sentía mucho más tranquilo al enterarse de que sus hermanas ya estaban al tanto de la situación, prestándole su ayuda a Taehyung cuando más necesitó, sin esperar nada a cambio. No obstante, existía un pequeño detalle que a Jimin todavía le seguía causando unos molestos nervios y no sabía cómo exteriorizarlo de la forma más adecuada, sin sonar muy hiriente con su acompañante.

—¿Sabes a lo que te estás metiendo, Tae? —inquirió tratando de mantener la calma dada la complicada situación—. Si bien ese cachorro está solo en el mundo, no todo el tiempo será de esa manera. Eventualmente, tendrá que buscar lo que le haga feliz.

—Claro que lo sé, pero pienso estar a su lado hasta que decida tomar su propio camino.

—Ya veo. Es que te veo muy feliz con su presencia, por eso luego no quiero que sufras.

—Lo entiendo, Minnie—le sonrió con nostalgia, tomando la mano que su amigo le extendió en forma de apoyo—. Después de tanto tiempo puedo afirmar que me siento muy animado, vivo, y feliz. Sabes que no miento cuando digo que me conociste en esa época tan dura en la que estuve a punto de dejar todo atrás, porque creí que jamás lograría superarlo, pero aquí estoy, volviendo a tener un motivo por el cual pueda seguir viviendo esta soledad eterna.

—Puedo hacerme una idea, tú estabas tan mal, pero lograste superarlo de a poco y eso es algo por lo que siempre voy a admirar de ti.

El rubio dio un apretón a esa mano fría como la nieve, dejando una suave caricia con su pulgar en la tersa piel canela. Gesto que conmovió al vampiro de cabellos grises.

—No sé si es correcto afirmar que lo superé, pero aprendí a vivir con ello...

Taehyung sintió sus ojos picar, pero se contuvo con todas sus fuerzas. No debía volver a derramar lágrimas por algo que sucedió hace tanto.

—Ya veo, pero eso no quita que seas un gran ejemplo a seguir, mi querido Tae—aseguró el rubio, ganándose un asentimiento por parte del peligris—. Volviendo al tema del cachorrito, que sepas que no es un sobrenatural que podrás controlar por toda la vida. Es un lobo, posee instintos y por lo que todos sabemos, si no sabe cómo actuar, te podría traer muchos problemas.

Jimin explicó con voz firme, sintiendo como su amigo se tensaba, al punto de quedarse completamente rígido en su lugar—. Sabes a lo que me refiero. Puede ser educado, pero lo sanguinario es algo que nunca se les puede quitar a los lobos, y estoy seguro de que ambos estamos perdidos con respecto a ese tema.

—No creo que haya problema con ello, lo seguiré educando bien. Justo como lo han hecho hasta ahora.

Taehyung se soltó del agarre de Jimin, mordiendo sus labios por pura inercia mientras sus colmillos se clavaban en sus belfos. Provocándole un punzante escozor en la sensible carne de su boca. No le gustaba pensar en eso, porque de verdad le hacía sentir muy mal.

Jungkook sería la excepción del caso. Ese cachorrito poseía un alma pura, su corazón se lo decía. No debía temer.

—Yo solo te advierto.

Jimin soltó un suspiró, suavizando su mirada y su tono de voz. No quería ser tan duro con Taehyung, pero deseaba que fuera consciente de los pros y los contras. No es que no confiara en lo dicho por su amigo, aunque no le quedaba de otra que hacer el trabajo sucio al hablarle con muchas verdades, las cuales muy posiblemente ignoraba por el cariño que desarrolló por el cachorro.

—Jungkook es muy lindo, pero es de las especies más complicadas que existen y eso no se lo quita nadie.

En un futuro se lo agradecería. O eso era lo que el hada quería creer de todo corazón.

—Porque a diferencia de los cambiaformas, él tiene un animal interno con instintos primitivos, sumándole el hecho de que es tu enemigo por naturaleza. Yo tampoco quisiera creer que en un determinado momento en el que se encuentre cegado por su lobo, pueda hacerte algún tipo de daño. Volverse un peligro para ti y los que te rodean. Y por más que me duela en el alma, todos los que te queremos siempre le daremos prioridad a tu vida.

Taehyung comprendía los miedos de su amigo, porque hablaba basándose en lo poco que conocían sobre los lobos, los cuales siempre se mantuvieron lejanos a otras especies por el historial que cargaban sobre sus hombros. Eran contados los que habían visto de cerca por cualquier circunstancia que se les presentó a lo largo de su vida.

Siendo una de las pocas veces que compartieron con estos, cuando los sobrenaturales hicieron el tratado con los humanos de las zonas aledañas. Los lobos prácticamente eran un tema tabú desde hace mucho, por eso la mayoría de inmortales creían que una parte considerable de ellos había desaparecido del mapa. Cuando la realidad era que los últimos que quedaban preferían conservan un perfil bajo frente al resto, tal como las hadas se lo confirmaron a Taehyung.

—Jiminnie, ya estás exagerando. No pasará nada de eso, te lo prometo.

Taehyung borró los malos pensamientos de su cabeza, mostrándole el meñique a su amigo para reafirmar sus palabras. Al hada no le quedó de otra que aceptar su promesa, siendo consciente de que su amigo quería que confiara en su persona, y ya.

El vampiro pensaba que quizá no tuvo el tacto suficiente para hablar con su amigo sobre ese tema, consiguiendo como consecuencia que reaccionará tan a la defensiva desde el principio. Por lo que era preferible dejar el tema por la paz hasta nuevo aviso. No quería seguir comiéndose la mente con ese tipo de cosas ahora que lo tenía de vuelta en la mansión.

—Sabes que, mejor cuéntame de tus aventuras antes de que los humanos aparecieran en medio de tu viaje.

—De acuerdo. Tú ganas, TaeTae.

Y así la conversación continuó en base al corto viaje de Jimin, quien emocionado relató sus vivencias con lujo de detalles a su querido amigo. El ambiente entre los dos se volvió tranquilo, como si aquel tema polémico que les puso tensos jamás se hubiera desarrollado entre ellos.

Sin embargo, era una pena que el pequeño azabache solo hubiera escuchado una parte de la seria conversación de los mayores. Y justo fue un fragmento que logró remover su corazoncito, trayendo malos recuerdos a su cabeza. Esas crudas memorias que desaparecieron en lo profundo de su alma gracias al peligris que sabía cómo alegrar sus días desde el instante en el que le ofreció unas deliciosas galletas y un techo en el que refugiarse.

En este preciso momento, Jungkook se estaba arrepintiendo mucho, de sus acciones, porque si él no hubiera escuchado nada, ese horrible pensamiento jamás se le hubiera cruzado por la mente. Mucho menos lo estaría considerando con tanta intensidad.

Pero por algo suceden las cosas, ¿no es así?

La vida era sabia, por lo que le hizo quitarse la venda de los ojos antes de que la situación empeorará más.

Jungkook se había levantado de la cama luego de un rato al no soportar la incomodidad de no tener al vampiro a su lado. Quería resguardarse entre sus brazos, impregnarse de su olor a romero y brindarle su calor corporal, ese que hacía dormir profundamente al peligris.

Por lo que tragándose la vergüenza y timidez frente a Jimin, que de seguro le vería como un bebé necesitado de compañía, decidió ir en búsqueda de Taehyung.

No pudo contenerse más, la ansiedad logró superarle con creces. Por eso, en medio de aquella oscuridad que le rodeaba, gracias a que todas las luces yacían apagadas, Jungkook siguió el rastro del aroma alcanforado mezclado con el de cítricos que ya estaba desvaneciéndose, como si de un efímero recuerdo se tratara.

No obstante, vale recalcar que para el azabache no fue nada difícil distinguirlo, gracias al increíble sentido del olfato con el que contaba por sus dotes de licántropo, el cual lo llevó con dirección a una habitación un poco lejana de donde se encontraba en un principio.

Este cuarto siempre le causó curiosidad desde que llegó a la mansión, al igual que otra pieza más que también se encontraba un tanto alejada, puesto siempre pasaban con las puertas cerradas. Sin embargo, nunca se tomó el atrevimiento de preguntarle al respecto al vampiro, porque creyó que en otra ocasión este podría hacerle una pequeña guía de la mansión. Algo que no sucedió, pero que prefirió no darle importancia.

Jungkook notó que la puerta se mantenía un tanto abierta, pero cuando se dispuso a abrirla en su totalidad, escuchó la voz de Jimin y se asomó de a poquito, siendo muy cuidadoso de no llamar la atención de los amigos. Viendo por el medio de la fina abertura, con sus ojitos grandes, expectantes y curiosos a causa del semblante inquieto que poseía el hada de cabellera rubia.

No quería escuchar conversaciones ajenas, porque le enseñaron que eso era de mala educación, pero no pudo evitarlo. La curiosidad le ganó al tratarse de su persona.

Estaban charlando sobre él, en un ambiente tan pesado, que si pudiera describirlo de alguna manera era demasiado amargo. El olor cítrico del hada se volvió agrio y el del vampiro mucho más picante de lo normal, tanto que su nariz lo resintió como jamás hacía.

Pero eso era lo de menos, porque con cada palabra, su corazón se hacía más pequeño. Había entrado en un estado catatónico por la impresión y el dolor.

Era muy cierto que el azabache jamás heriría al vampiro, porque se volvió muy especial para él.

Jungkook se veía en la capacidad de afirmar que esa era su mayor verdad, porque a pesar de ser especies que se repudiaban naturalmente desde siempre, Taehyung logró demostrarle que ese hecho era insignificante, pues el vampiro le trataba como si fuera el tesoro más precioso.

Sin embargo, Jimin tenía razón en algo de lo que había dicho.

Y eso era que seguía siendo un cachorro, con un lobo que apenas se desarrollaba en su interior y del que podía tener control, pero en un futuro nadie sabía si eso podría seguir manteniéndose de aquella manera. Ya no tenía a nadie de su especie cerca como para pedir un consejo y ese día, con esas crudas palabras, le quedó muy claro que el hecho de ser un licántropo no era lo peor del caso.

Existía algo más, pero lo desconocía. No obstante, supo que era tan terrible como para que lo consideraran un completo peligro.

Un monstruo.

Pero lo olvidó por completo, porque encerró ese descubrimiento en lo más profundo de su mente solo para poder permanecer con el bonito vampiro.

Porque sin querer, Taehyung se volvió su lugar seguro desde la pérdida de su familia. Y donde el peligris estuviera, se sentiría tan cómodo como si estuviera en su propio hogar.

Por ese motivo, no debía darle problemas a su guardián. Él no merecía nada malo, al contrario, lo que más deseaba era que pudiera ser el vampiro más feliz del mundo. Mucho menos Jungkook quería descubriera ese detalle que todavía seguía siendo tan desconocido para sí mismo, pero que estaba seguro solo le traería desgracias. Por lo que en ese preciso instante tomó una decisión con total convicción, pues era lo menos que podía hacer por el amable peligris.

Debía huir cuando tuviera la oportunidad.

Eso era lo que de verdad no debía retrasar, por más que su lobo rasguñara con desesperación en su pecho, pidiéndole que extendiera esos días como pudiera. Porque jamás tendría suficiente de la compañía del vampiro, y sabía que eventualmente esa necesidad seguiría creciendo, volviendo más difícil una separación a futuro.

Y por egoísta que sonara, esperaba que, a pesar de sus acciones precipitadas, Taehyung le recordara con cariño, porque al menos para Jungkook sería imposible olvidarlo.

Jamás podría hacerlo, ni así le borrarán los recuerdos.

Continuará...

No me odien mucho, por favor. Espero les haya gustado mucho, los leo en los comentarios y si les gustó, regálenme una estrellitas. No olviden recomendar este fic.

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