❁ཻུ۪۪Capítulo 47~過去

Un joven de cabellos grises picaba con diligencia los últimos vegetales que añadiría en la sopa que estaba preparando con tanto cariño para las dos personas que más amaba en el mundo, su hermano y su pareja. Su rostro delataba lo complacido que se sentía con el resultado que estaba obteniendo.

El exquisito olor de la comida que se cocía a fuego lento dentro de la olla era suficiente para abrirle mucho más el apetito. Ya quería servirlo y ver como su preciada familia lo disfrutaba con tanta sinceridad.

Seokjin había salido a trabajar muy temprano como acostumbraba desde que Taehyung tenía dieciséis primaveras recién cumplidas. Al ser el mayor, por obvias razones le tocó asumir la parte más difícil que consistía en encargarse de su hermanito, pues debido a que sus padres fallecieron de una terrible enfermedad tiempo atrás, quedaron huérfanos y desamparados ante el mundo que esperaba por ellos.

No tenían más familia en la que sostenerse, por lo que les tocó sobrevivir como pudieran.

Atesorando en sus corazones el recuerdo de sus queridos padres y los valores que supieron inculcarles para convertirles en las excelentes personas que eran en la actualidad.

Sin embargo, no todo fue malo en la vida de los Kim.

Mucho menos para el menor, quien a los siete años tuvo suerte de conocer a su persona especial. Un lindo infante de ojos chocolate, piel blanquecina y cabello tan oscuro como la noche, que en esa época tenía su misma edad.

Su primer amor. En ese entonces, muy aceptado por sus progenitores y su querido hyung.

Su adorado Yeongho. El joven que a día de hoy era el causante de su inmensa felicidad. Tanto así que Taehyung creía con firmeza que sería el único capaz de amarlo con la misma intensidad con la que él lo hacía.

Su amistad de la niñez floreció a un romance tan significativo, lleno de primeras veces, pero, sobre todo rebosante de apoyo, lealtad, comprensión y muchísimo amor.

Ambos eran el mundo del otro, siendo honestos no eran capaces de verse con otra persona.

Una pena que la vida tuviera otros planes para ellos.

Hace cinco años, Yeongho también tuvo la desdicha de perder a su madre, quedándose completamente solo al igual que los hermanos Kim. Su padre había fallecido poco después de su nacimiento, por lo que su progenitora tuvo que salir adelante por los dos.

Había hecho un magnífico trabajo durante ese tiempo, criando a un hijo de corazón noble, trabajador, responsable y honesto.

Sin embargo, ahora contaba con su pareja y el hermano de este, a los que consideraba como su otra familia. Ya que desde que tiene uso de razón, lo aceptaban como un integrante más.

Por lo que inmediatamente comenzó a vivir junto a ellos, aportando al hogar y colaborando en todo lo que podía. Acostumbrarse a eso no fue nada difícil gracias a que la convivencia era sumamente tranquila y confiaban en que sería de esa manera por muchos años más.

Luego de un rato, Taehyung probó la sopa con ayuda de una cuchara de madera. Un sonido de satisfacción inmediatamente escapó de sus labios, porque había quedado más que perfecto. No demoró en comprobar la hora en reloj que yacía colgado en la pared de su diminuta cocina, sintiéndose satisfecho con lo que sus ojos avellana visualizaban.

En unos quince minutos sus chicos favoritos estarían haciendo aparición, pues sus lugares de trabajo quedaban relativamente cerca. Porque mientras Seokjin trabajaba como cuidador de niños para una familia de clase alta, Yeongho se la pasaba los días cortando leña en un taller de carpintería.

Las pagas no eran exageradamente buenas, pero les servían para cubrir cada uno de los gastos que tenían al mes. Y si faltaba dinero, lo que Taehyung conseguía gracias a los diversos trabajos de costura que hacía, era muy bien recibido ya que les ayudaba en demasía.

El peligris era muy bueno cosiendo cualquier cosa, ya fuera ropa, mantelería o tapicería. Sin embargo, lo que en realidad le apasionaba era crear sus propios diseños, pero al no tener una economía estable, era imposible llevar a cabo su sueño.

En esa época, anhelar grandes cosas solo era permitido para las personas que poseían mucho dinero.

Fallar en el intento siempre sería una posibilidad. Y el menor de los Kim jamás se perdonaría perder dinero en algo que no sabía si podría generarle ingresos si es que no llegaba ser lo suficientemente bueno. Tampoco se veía en la capacidad de pedirles ayuda a su hermano y a su novio, porque ellos también tenían que costearse otras cosas.

Nunca le gustó la idea de ser una molestia.

Quizá en otra vida tendría más oportunidades para intentarlo con todas sus ganas.

Bajó la llama de la estufa para que la comida siguiera manteniéndose caliente y se sentó en el rústico comedor de cuatro puestos que había en la diminuta habitación. Tomó el cuaderno que contenía muchos de sus dibujos y con ayuda de un lápiz que reposaba sobre la superficie, aprovechó a hacer unos nuevos bocetos que se le ocurrieron mientras cocinaba con tanta dedicación.

Nadie más que él sabía los deseos ocultos tras esos espectaculares diseños. A su hermano y novio los tenía engañados haciéndoles creer que gustaba del arte de dibujar como un pasatiempo. Porque si ellos conocieran la verdad, Taehyung sabía que se involucrarían lo suficiente para apoyarlo a cumplir sus metas.

Y eso era lo que no podía permitir. Al menos no ahora. Todavía era muy joven, así que no tenía que preocuparse tanto, ¿cierto?

Si tan solo supiera que su tiempo estaba contado, porque su vida cambiaría para siempre en un abrir y cerrar de ojos.

¡TaeTae, ya estamos aquí!

La fina voz del joven de cabellos cenizos lo sacó de su ensoñación, por lo que Taehyung dejó de lado lo que estaba haciendo para recibir a su familia.

Jin hyung, Yeongie...

Hola, mi amorel azabache recibió a su chico con brazos abiertos cuando se abalanzó contra él, rodeando su cuello con sus brazos—. Te extrañé muchísimo.

Yo te extrañé mucho más.

Gracias por lo que me toca, Tae, mis sentimientos han sido heridos por ti.

Su hermano mayor dramatizó, cerrando la puerta. Taehyung hizo un pequeño puchero, acomodando su cabeza en la curvatura del cuello ajeno, sin la mínima intención de deshacer el agarre que ejercía sobre su lindo novio, al cual adoraba mimar.

También te extrañé, hyung. No es justo que pongas palabras en mi boca.

No lo sé, todavía no he recibido mi abrazo de bienvenidael joven de labios pomposos lo molestó, causando una risa en el novio de su hermano—. Así que mientras eso no suceda, no te creeré.

Ve con élpidió con un tono suave, dejando un beso en la frente ajena—. Luego puedes abrazarme todo lo que quieras. No me iré a ningún lado, amor mío.

Ni corto ni perezoso, Taehyung se alejó y abrazó fuertemente a su hermano. Sabía de sobre lo dramático que podía ser, por lo que sus palabras no le sorprendieron. No obstante, algo dentro suyo le exigía ser más cariñoso con su chico como para ponerlo antes que a su hermano.

Muchos dirían que se trataba de un extraño presentimiento, como si su pareja fuera a desaparecer pronto.

Tan equivocado no estaba, pero no quiso darle mayor importancia.

Me abrazas solo porque Yeongho te lo pidió, qué malo, Taehyungie.

Seokjin quiso hacerse el indignado, pero su hermano se lo impidió al aumentar la intensidad de su agarre. El peligris era muy cariñoso cuando se lo proponía. Más si se trataba de demostrar lo que sentía.

No digas eso, Yeongie puede ser mi novio, pero tú eres sangre de mi sangre, hyung.

Esa declaración lo hizo sonreír en grande, no pudiendo evitar dejar un beso en el sedoso cabello gris.

Tienes don de palabra, hermanito. Solo por eso te lo dejaré pasar.

— Muchas gracias—Taehyung le dio una sonrisa de vuelta, iniciando contacto visual con su mayor—. Pero para que me termines de perdonar, vamos a que coman la cena que preparé—el peligris hizo esa proposición mostrándose muy contento—. Hice tu sopa favorita, Jinnie.

—Me convenciste, ya quiero probarla.

Taehyung se sintió orgulloso por sacar su última carta y conseguir tan buen resultado. Yeongho le dedicó una mirada cómplice, teniendo presente que su cuñado era débil cuando de comida deliciosa se trataba.

Los hermanos continuaron fuertemente abrazados, siendo seguidos por la pareja del menor que iba a paso muy lento por una cuestión que no notaron, hasta que el joven de piel canela se alejó lo suficiente para servirles a cada uno el plato rebosante de esa sopa de verduras.

Disfrutando de una conversación amena que abarcó varios temas triviales de ese día, la pequeña familia degustó de la rica comida. Hasta que, una hora después, un susto no se hizo esperar en la acogedora vivienda.

¡Yeongie!

Taehyung se asustó cuando vio el cuerpo de su chico desvanecerse sobre el piso, mientras el vaso que había estado secando con un trapo, se rompía en varios pedazos.

¡Amor, despierta!

Sonaba desesperado, por lo que un temeroso Seokjin no tardó en llegar hasta el lugar donde se encontraban, ya que no había estaba con ellos porque los dejó momentáneamente para ir al baño.

—¿Qué sucedió? —inquirió preocupado, quedando a la misma altura de su hermano, quien ubicó la cabeza de su pareja en su regazo para que no reposara sobre el duro piso—. Está sudando mucho.

Y está con fiebreafirmó, posando su mano sobre la frente impropia—. Su temperatura está muy alta, no es normal.

Tae...

Cariño, tranquilo. Jin hyung y yo te vamos a cuidar.

Lo siento por no decírtelo antes...

¿Qué cosa, mi amor? interrogó a su chico que balbuceaba con los ojos entrecerrados y la respiración agitada—. ¿Estuviste ocultándome algo?

Hoy me estaba sintiendo mal, pero igual fui al trabajo porque quería juntar más dinero para darte una sorpresa por nuestro aniversario.

Ante dicha confesión, Taehyung quiso soltarse a llorar. Yeongho era mucho más de lo que alguna vez pudo desear. Por eso estaba tan enamorado de él desde que eran un par de chiquillos que no sabían nada de la vida.

El azabache siempre pensaba en el resto antes que en sí mismo y eso era algo tan raro de encontrar en una persona al vivir en un mundo tan egoísta.

Su fuerza de voluntad era inquebrantable cuando tenía un objetivo fijo.

Por todos los cielos, cariño. No debiste sobre exigirte, ya decía yo que estabas extraño cuando salistela culpabilidad lo atacó de inmediato, pero se esforzaría en remediarlo—. No te preocupes, mejorarás pronto. Ayúdame a llevarlo a nuestra cama por favor, hyung.

El joven de hombros anchos asintió con un movimiento de cabeza, dándole una mano a su hermano para cumplir con su petición. Cuando Yeongho estuvo recostado sobre el mullido colchón, Taehyung le colocó unos pañitos húmedos sobre su frente, mientras Seokjin se movilizaba hacia el botiquín que contenía distintos envases con brebajes naturales que ayudarían a disminuir cualquier tipo de dolencia.

¿Ya encontraste algo que le pueda servir, hyung?

Lastimosamente se nos ha terminado todo lo que podría ayudarnos, Tae.

No me digas eso, ¿qué hacemos?

Su rostro se entristeció al ver el sufrimiento del azabache que yacía recostado sobre la cama. Apenas siendo cubierto con una fina sábana para que no causará el efecto contrario. Su chico era muy fuerte, rara vez se enfermaba, pero últimamente las fiebres eran mortales, por lo que se debía tener mucho cuidado.

Iré a buscar la medicinademandó, tomando su abrigo para protegerse del frío de la noche. Tú quédate aquí.

Es muy tarde, no dejaré que vayas solo, hyung.

El peligris no se perdonaría nunca que le pasará algo a Seokjin. En esas últimas semanas, salir en plena noche sin compañía era peligroso. Al menos entre dos personas podrían dar pelea y defenderse si se encontraban con algún malhechor.

Pero...

Jin hyung, Tae tiene razónYeongho intervino tratando de no sonar tan débil a comparación de como realmente se sentía—. Por mí no permitiría que ninguno de los dos se fuera, pero sé que esa no será una opción.

Nos conoces bien, Yeongie.

De sobra, mi amorsu mano acarició el dorso de su novio con cariño, dándole apoyo con ese simple gesto—. Por eso, vuelvan pronto y cuídense las espaldas.

De acuerdo, resiste mientras tanto, Yeong.

Lo haré, mi querida familia no se librará tan pronto de mí.

Los hermanos sonrieron levemente por las palabras del azabache, dejándose contagiar por su positivismo. Creyendo ciegamente en que la suerte estaría de su lado por esta ocasión. Taehyung dejó un casto beso en la mejilla sonrojada por la alta temperatura, para luego proceder a copiar la anterior acción de su hermano, abrigándose lo suficiente para no atrapar un resfriado.

Ambos salieron a toda prisa, ansiando que la mujer que solía atender la tienda de medicinas siguiera ahí y no se le hubiera ocurrido cerrar más pronto su local. Su casa estaba un tanto alejada del resto, por lo que les tocaría cruzar un pequeño trayecto de bosque antes de llegar a su destino.

Sin imaginar que, por estar tan concentrados en su objetivo, ni siquiera notarían como una figura los seguía de cerca. Con los colmillos afuera, totalmente sediento por beber la sangre que corría por las venas de ambos.

A fin de cuentas, lo conocían como el insaciable.

Sí, cuando los hermanos Kim habían salido de su hogar olvidaron el detalle más importante.

Ellos no debían temer solo a los seres humanos.

Si no también a los sobrenaturales, más específicamente, los vampiros que eran seres que amaban merodear en la oscuridad de la noche.

¿Qué sería de ellos gracias a esta circunstancia inesperada?

Taehyung y Seokjin despertaron casi al mismo tiempo. Sus párpados estaban pesados como rocas, pero cuando sus ojos finalmente enfocaron el lugar en el que estaban, notaron que encontraban en una cueva que yacía iluminada gracias a una fogata.

Los hermanos se sentían muy extraños, había algo mal en ellos y no sabían que era. Pero lo más ilógico era que no experimentaban nada de dolor.

¿Q-Qué nos sucedió, Tae?

No lo sé, hyung. Aunque me siento muy extrañoconfesó, sin mirarlo—. Nunca experimenté algo parecido.

¿Tú también? el cenizo compartía su sentir con el menor—. Estás my pálido, Tae.

Tú igualadmitió, tocando la mano ajena—. Y estás muy frío, pareces un muerto.

¿Qué mierda nos sucedió? No recuerdo nada...

Antes de que Taehyung pudiera formular alguna palabra, la luz del fuego se intensificó lo suficiente como para lograr ser consciente de dos detalles muy importantes.

Jin hyung tus ojos y cuello....

El peligris llevó una mana hacia su boca, totalmente impactado. Tenía que ser una jodida broma. No, no, y no.

¿Por qué él?

¿Qué?

Tus ojos son rojos y en tu cuello hay una mordida.

El mayor se quedó paralizado, analizando esas afirmaciones con excesivo cuidado. Sus ojos parecían querer salir de sus orbitas al comprobar que no parecía ser el único en la misma situación.

Tae, tu también tienes los ojos rojos y una marca de mordida.

No puede ser. ¿Acaso...?

Tal parece.

Su nueva realidad les daba la bienvenida. Cada uno de esos detalles contaba con una única posibilidad, y esa se resumía en que ahora eran vampiros.

No eran tontos, sería estúpido de su parte no notar lo obvio.

En esa época se le tenía mucho miedo a los sobrenaturales por el simple hecho de ser distintos a los humanos. Al ser seres inmortales, se creía que carecían de empatía, porque al vivir tanto tiempo, era obvio que sus corazones se endurecerían. Además, no era ningún invento estar al tanto de que varios eran peligrosos y desalmados con cualquiera que se cruzara en sus caminos.

Sin embargo, en el caso de los vampiros, se les temía por beber de las personas sin una pizca de compasión. Dejándolos secos por dentro hasta que sus cuerpos cedían al descanso perpetuo.

Muriendo a manos de un ente cruel que no pensaba más allá de su satisfacción personal.

Pero, ¿por qué ellos seguían vivos?

O más bien, ¿cómo es que eran vampiros?

Esos conocimientos nadie los tenía por el simple hecho de que ningún humano se sentaría a conversar con alguno para que resolviera sus dudas.

Eran una amenaza. Y si una persona lograba encontrarse con alguno, debía avisar o atacarlos con un arma de plata hasta que perecieran como la escoria que eran.

Esa era la ley que no se podía ignorar hace más de dos siglos atrás.

Un ruido los alertó, por lo que no tardaron en buscar lo que haya sido el o la responsable de su repentino sobresalto. En la parte de arriba de sus cabezas, notaron a un murciélago colgado boca arriba, que los veía fijamente como si pudiera leer lo que pasaba por sus confusas mentes.

Se mantuvieron quietos, no pensaban dañar al animal o asustarlo, pues todo indicaba que había estado tomando un descanso.

Cuando Seokjin tomó la mano de Taehyung con la intención de salir pronto del lugar, aquel murciélago no tardó en mutar a su verdadera forma.

Revelando la identidad del causante de aquella desgracia.

Al fin despiertan. Es un placer conocerlos, soy Cha Eunwoo.

Continuará...

Espero les haya gustado el capítulo, que ciertamente estuvo muy tranquilo, pero igual es muy importante para lo que sigue. Yo sé que con esto muchos ya podrán reafirmar si sus teorías son acertadas, así que espero me compartan sus pensamientos en los comentarios. Gracias por seguir leyéndome. 

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