❁ཻུ۪۪Capítulo 44~私の
El gran día por fin había llegado y Taehyung no podía estar más ansioso por ello. Estaba terminando de arreglarse en la pieza que le pertenecía a Jimin, pues su lobito se encontraba haciendo lo mismo en su habitación. Mientras el hada de cabellera dorada continuaba acomodando las cosas en su canasta mágica antes de partir hacia su anhelado destino.
El vampiro siempre estaría agradecido con su amigo por ser su gran cómplice, porque de no haber contado con su ayuda, muy seguramente nada de lo que había planeado sería posible. Y sin querer, un recuerdo vívido se pasó por la mente del peligris al rememorar lo exageradamente servicial que el más bajito podía ser.
—Tae, ya conversé con mi hermana acerca de tu plan y está más que dispuesta a colaborar.
El rubio se acercó a paso rápido hacia el peligris que se encontraba leyendo tranquilamente en el cómodo sofá disponible en su adorada biblioteca.
—¡Jiminnie, ni siquiera te sentí!
—Eso te pasa por estar tan inmerso en la lectura—recalcó, tomando asiento a lado del vampiro que se sobresaltó al verse interrumpido—. No puedes culparme, Tae.
—Tienes razón. Pero no importa, ahora mejor dime que te dijo Sominnie.
Jimin sonrió en grande por el interés de su buen amigo
—Que será un placer ayudarte y que desde mañana podemos empezar a arreglar el lugar sin problema.
—Genial, ¿y lo otro?
Taehyung se sonrojó en su innata palidez, provocando una risita cargada de diversión el hada que de inmediato captó a que se refería, y solo por no avergonzar más a su amigo, decidió responder con sinceridad.
Por más irónico que le pareciera que se cohibiera con algo así, cuando hace tan solo un día atrás casi le termina contando de las cosas subidas de tono que había estado haciendo con el azabache de ojos chocolate.
—También pedí que lo consiguiera, no te preocupes.
—Qué alivio—expresó, ignorando la risa de su amigo—. Muchas gracias, Jiminnie.
—Ya te dije que no era nada—hizo un ademán, restándole importancia al asunto—. Ese día será sumamente especial, confía en ello, Taehyungie.
—Sí, te juro que me estoy mentalizando para que todo sea de ensueño.
—Ya verás que sí—lo animó con una sonrisa sincera en sus labios rellenos—. Te ayudaré a escoger la ropa más bonita, a ponerte un poco de maquillaje para resaltar esa belleza natural que tienes y animarte con todas mis ganas hasta el final.
—Lo valoro mucho. Gracias por tanto, perdón por tan poco.
El peligris se sintió más relajado al usar ese tono jocoso en su voz, que sin pretenderlo sirvió como la mejor tentación para que su amigo sacara a relucir su lado bromista.
—¿Entonces no mismo quieres que te ayude a conseguir la lencería que te dije la vez pasada?
—Por todos los murciélagos, Jimin. ¡P-Para con eso!
Se quejó tartamudeando en el proceso, dándole un suave codazo al rubio para que se retractara de sus palabras atrevidas.
—Yaaaa, no a la violencia, Taehyungie—se defendió con una expresión divertida—. Sabes que es inevitable para mi molestarte cuando hay una buena oportunidad. Además de que traté de contenerme lo mejor que pude.
—Bien, pero que sepas que es suficiente con mis encantos.
—De acuerdo, solo quería darte una ayudadita extra—aseguró con fingida inocencia que provocó que el vampiro rodara los ojos—. Mejor cambiemos de tema, mañana te quiero listo para ponernos a hacer eso, mientras Jungkook-ah se va con sus hyungs a trabajar, ¿sí?
Ante la determinación del joven de labios rellenos, el peligris asintió convencido. Ya solo faltaba que un nuevo día comenzará y pudiera dar rienda suelta a su plan en conjunto a sus buenos amigos.
Kim soltó un suave suspiro cuando se sintió contento con el resultado de su outfit, concentrándose en lo que debía hacer a continuación. Salió por la puerta tras comprobar que era hora, y trató de calmarse internamente conforme bajaba las escaleras que le parecieron eternas.
Cuando estuvo cerca de la entrada, revisó por décima vez el bolsillo de su pantalón de tela claro. Asegurándose que ese pequeño objeto que le ayudaría en las próximas horas siguiera en su lugar. No podía perderlo por nada del mundo.
En ese preciso momento, el bonito rubio apareció irradiando alegría por todos los poros.
—Tae, ya estás aquí—lo saludó con una sonrisa brillante—. Ten, todo listo.
El peligris recibió la canasta que el mayor le ofreció, correspondiéndole con otra sonrisa que consiguió disimular el cúmulo de sentimientos que lo atormentaban.
—Gracias, Jiminnie.
—Esos nervios desaparecerán pronto, ten calma. Te ves hermoso.
—Tus palabras me ayudan mucho, gracias.
—Lo sé. Siempre estaré gustoso de dártelas, pero... ¿ya te despediste de todos?
—Sí, no te preocupes. Lo hice rápido, porque estaban ocupados en sus cosas.
—Genial, ahora solo falta que tu lobito haga aparición, ¿no?
—Exactamente.
—¿Por qué tarda tanto? —inquirió dudoso, frunciendo el ceño—. Que ni se le ocurra dejarte plantado o me enojaré mucho.
—Ay, eres un dramático. Mi lobito no sería...
Antes de que Taehyung pudiera finalizar la oración, unos pasos resonaron por el lugar, captando su atención. Giró su rostro, y la encantadora imagen de su lindo azabache bajando las escaleras cautivó su corazón.
Estaba tan guapo, luciendo uno de los conjuntos que le regaló. Haciéndole ver tan elegante y atractivo como ningún otro.
Cuando la mirada del joven de piel nívea se encontró con la del mayor, la tranquilidad le invadió en cuestión de segundos, pues esos ojos escarlatas siempre sabían cómo apaciguarlo. Desde hace dos días atrás su pareja le había comentado que tendrían una cita en el bosque por su tercer mes juntos, por lo que no pudo evitar sentirse ansioso.
No obstante, se prometió a sí mismo no perder la calma. Porque quería que fuera perfecto. Junto a sus hyungs escogió un precioso regalo para su dulce vampiro y optó por usar una de las prendas de ropa que más le gustaron al peligris cuando las lució frente a él en una pasarela privada tiempo atrás.
Todavía recuerda sus ojos profundos recorriendo su anatomía de arriba hacia abajo, mientras cumplidos brotaban de esos labios rojizos que amaba probar cada que la oportunidad se le presentaba.
Su cabello largo tenía ese aspecto mojado gracias al baño que tomó, y su piel se veía sumamente suave gracias a las cremas que se aplicaba para que siguiera manteniéndose tersa. Cosas que su vampiro adoraba halagar cuando sus manos le tocaban con parsimonia y mucho amor.
El susodicho tampoco se quedaba atrás, pues su aspecto era etéreo en todo el sentido de la palabra. A tal punto que Jungkook creyó que se quedaría sin aire al tener el honor de ser pareja de ese hombre que parecía un ángel caído del mismísimo cielo.
Sus pies se movieron lo más rápido que pudieron hasta alcanzar al peligris que le regalaba esa sonrisa cuadrada tan hermosa.
—Hola, Tae, Jimin hyung.
El hada movió su mano a manera de saludo para no interrumpir el dulce ambiente entre los tortolitos que desbordaban fascinación por el otro.
—Hola, cachorrito, te ves muy guapo.
—Tú también, mi dulce vampiro.
—¡Awww! No van ni un minuto reunidos y ya me estoy empalagando—musitó con honestidad, provocando que los involucrados le vieran divertidos—. Les deseo una velada encantadora, se me cuidan mucho por favor.
—Sí Jiminnie, no te preocupes.
—Gracias, Jimin hyung.
—El chico les guiñó un ojo, y no demoró en acercarse al vampiro como para susurrarle unas palabras que le emocionaron.
Ve por ello tigre, disfruten como si no hubiera un mañana.
Jungkook observó curioso a su mayor, pero este simplemente pareció no querer darle importancia a lo que el rubio le dijo. Por lo tanto, Jeon tampoco lo haría.
Luego de que la pareja se despidiera del hada, salieron de la mansión tomados de la mano. Comenzando a charlar de temas triviales, como por ejemplo que Kim estaba implementando cosas nuevas en sus diseños y que pronto quería hacer algunos arreglos en la mansión, siendo escuchado con atención por su novio que poseía ojos de corazón cada que el mayor hablaba.
Se mantendrían de esa forma hasta llegar al lugar acordado. Ya que cuando Taehyung le comunicó al menor sobre lo que harían, le dijo que ese día no sería necesario que se transformará en lobo ya que podían dirigirse a su destino con total calma.
El licántropo estuvo conforme con la sugerencia, pues así no tendría que estresarse con el hecho de que dañaría su apariencia al mutar en su forma animal.
En el camino los enamorados compartieron uno que otro beso juguetón, hasta que el vampiro decidió interrumpir uno de ellos para detener el andar del azabache.
—Espera, cariño, quiero que cierres los ojitos.
—Oh, como gustes, Tae.
—Yo te guio para que no te caigas.
El lobo afirmó con un movimiento de cabeza, dejándose llevar por el mayor cuando sus párpados se cerraron hasta escuchar el pedido de que los abriera nuevamente. Dicha petición llegó cuando Jungkook notó que dio veinte pasos exactos hacia al frente.
El menor se quedó boquiabierto al ver la sorpresa por la que su vampiro se esforzó tanto. Por lo que le fue inevitable creer que su regalo era nada a comparación del detalle que Taehyung preparó para él. Sin embargo, no se dejaría desanimar por ello porque conocía el noble corazón de su amado.
—Tae, esto es hermoso.
—Mi cachorro merece lo mejor de lo mejor—comentó, contento con el resultado de su arduo trabajo—. Todo por ti, Jungkookie.
Y es que la tienda de acampar era preciosa, estaba equipada con todo lo necesario para una cita y noche memorables. Además, se encontraba resguardada por un campo mágico especialmente diseñado por Somin, quien quiso asegurarse de que nadie más que el vampiro y la persona que fuera su acompañante pudieran ingresar.
—De verdad te lo pensaste mucho, pero... ¿lo hiciste solo?
—Hubiera sido imposible—informó cuando estuvieron lo suficientemente cerca—. Jimin y Somin me prestaron su ayuda, y mi buena amiga fue la que puso este campo protector, así que todos los créditos van para ella.
—Ya veo. Se lucieron. Es la primera vez que veo uno de estos.
Jungkook señaló la barrera mágica que estaba a escasos centímetros de su mano. Con sus ojos brillando en la más pura admiración por ser testigo de algo tan increíble.
—Me alegra saber que esta experiencia la vivas conmigo, Jungkookie—confesó, aunque no se refería solo a eso—. Pero bueno, mejor entremos para comer algo, ¿mmm?
—Me parece bien, Tae.
El vampiro sonrió levemente, dando el primer paso para traspasar la protección que la fémina creó con sus poderes. Llevándose consigo al joven de piel nívea, pues de soltar sus manos que yacían entrelazadas no podrían ingresar.
Por lo que era imposible que Jeon no se impresionará tanto como lo hacía.
—Bien, puedes tomar asiento, cariño.
Taehyung deshizo el agarre entre sus manos tras realizar ese pedido, queriendo dedicarse a acomodar las cosas para comer sobre la superficie de madera que tenían disponible para realizar un picnic. Tras haber dejado a un costado la canasta que su buen amigo organizó con tanto esmero para la ocasión.
—Voy a servirte un poco de la lasaña que preparé antes de que se nos haga de noche.
—Espera, Tae—le detuvo, tomándolo por el antebrazo—. Antes de eso quiero darte mi regalo.
—Oh, no era necesario, Jungkookie.
—¿Cómo no? Tú también te mereces el mundo, Tae.
—Pero tú ya eres mi mundo, cachorrito—la mano del vampiro acarició la mejilla de Jungkook, quien se inclinó lo suficiente para deleitarse aún más con su toque—. No necesito más.
—Eso es muy lindo, pero igual quiero que lo aceptes—el azabache pidió con esos ojos de cachorro a los que no podía decir que no, por lo que Kim dejó de acariciarle para prestarle total atención—. No se compara con lo que preparaste, pero contiene mis sentimientos sinceros hacia ti.
—Cada cosa que me has regalado por más sencilla que fuera es la mayor prueba de lo que profesas por mí. Siempre lo tengo presente.
—Gracias por tomarlo en cuenta, mi dulce vampiro.
El menor sacó una cajita de su ropa que contenía un delicado collar con un dije de un trébol de cuatro hojas. Enseñándoselo a su pareja con muchísima ilusión.
—Como sabrás, los tréboles simbolizan la buena suerte. Y hoy que cumplimos un mes más como pareja puedo decir que con cada día que pasa soy más consciente de la buena suerte con la que corrí para conocerte, y a pesar de perderte, finalmente poder volver a ti para no dejarte ir.
—Jungkookie...
—Volví a mi refugio, a mi lugar seguro. Estoy con la persona que más feliz me hace y que me aceptó a pesar de que ni siquiera yo comprendo del todo quien soy, los secretos que todavía no conozco y que llegaron a atormentarme lo suficiente como para creer que no era correcto estar a tu lado.
Taehyung quería abrazarlo tan mal. De verdad se estaba poniendo muy sensible, con el corazón haciéndose chiquito por la emoción.
Sin embargo, las últimas palabras del azabache fueron lo que Taehyung necesitó escuchar para confirmar que no se arrepentiría del paso que quería dar.
—Te amo tanto, Kim Taehyung, como no tienes idea. Mi lobo y yo te pertenecemos en cuerpo, alma y corazón. Y si no te lo había dicho desde más antes era porque no quería agobiarte.
—Por todos los murciélagos, Jungkookie, me vas a hacer llorar—admitió conmovido, observando como el lobo con suma destreza colocaba el collar en su cuello—. Yo también te amo, cachorrito. Ya no tengo razón para no expresar esas palabras que siento como la más pura verdad.
—No sabes lo contento que estoy de escucharlo de tu boca, Tae.
—Acostúmbrate, porque te las diré muy seguido—prometió, palpando la hermosa joya que rodeaba su cuello—. Bueno, a ti y a mi dulce lobito.
Jungkook sonrió, sintiendo sus mejillas arder por la mención de su lobo y notando como parte lobuna aullaba con entusiasmo en su interior. Incitándole a que por fin le llamará por ese apodo tan especial y significativo.
—Mi lobo y yo lo agradecemos inmensamente, mi luna de rubí.
—¿Luna de rubí?
Le cuestionó, haciéndose el desentendido para no exponer al lado animal del joven de piel nívea, quien ya se lo había dicho incontables veces en sus tiernos encuentros.
—Sí, no eres solo mi luna como los lobos acostumbramos a llamar a nuestras parejas de vida. Tú eres mi luna de rubí, tan única y especial como tus orbes escarlatas en los que puedo perderme por toda la eternidad.
—Eso es muy romántico, pero Jungkookie...
—¿Sí?
Jeon le interrogó curioso, notando como el vampiro enredaba sus brazos en su cuello. Pegando sus cuerpos de tal forma que la distancia fuera inexistente entre ellos.
Motivo por el cual, el peligris aprovechó a susurrar muy cerca del oído del lobo unas palabras que serían como el mechero que caía sobre la hierba provocando un incendio, dejando una mordida cariñosa en su lóbulo. Consiguiendo que el azabache se estremeciera desde la cabeza a los pies.
—Hazme el amor, cariño.
—¿E-Estás seguro?
—Segurísimo, tanto que he venido preparado.
Ante esa confesión, los ojos del menor se abrieron mucho más de la impresión. Su vampiro era atrevido, pero jamás imaginó que lo sería tanto como para darle a entender que esa intención yacía implícita en la sorpresa que realizó para él. Ahora todo tenía sentido, pues por algo se estaban quedando lejos de la mansión. Evitando molestar a sus amigos. Y de paso, gozando de más privacidad y cero posibilidades de interrupciones cuando se sumergieran en su burbuja de amor.
—Entonces, supongo que la comida podrá esperar.
—Claro que sí, ni hambre siento.
—Ni yo, bendita la hora en la que comí esa ensalada que Hobi hyung preparó—respondió con Jungkook con una sonrisa confiada. Unas arruguitas formándose cerca de sus lindos orbes—. Disfrutemos de nuestra velada, mi dulce vampiro.
—Contigo siempre.
El azabache se separó para tomarlo en sus brazos, cargándolo de imprevisto sobre su hombro, con dirección a la tienda de campaña que les daba la bienvenida, tan orgulloso de mostrarle su gran fuerza. Una actitud que era parte del cortejo constante que su especie acostumbraba a realizar con sus parejas.
Mientras que, el peligris pensaba que su lobo era de lo más adorable, por lo que queriendo aprovecharse de la posición, quiso darle un beso en la mejilla, pero el menor alcanzó a girar su rostro, porque no quería que notará el intenso calor en su dermis.
Con dicha acción consiguió que el joven de orbes escarlatas riera suavemente, dándole al lobo la certeza sobre que esa cautivadora risa era de las cosas más bonitas que pudo escuchar a lo largo de su vida. Y se esforzaría en seguirla provocando cada día como había estado haciendo hasta ahora.
Importándole muy poco lo que el destino estuviera planeando para ellos.
(Contenido +18, si no es de tu agrado. Puedes saltar esta parte e ir al otro capítulo. Gracias.)
Jungkook había dejado caer sobre la cama a Taehyung, acomodándose encima suyo para comenzar un beso que delataba las ganas de ambos. Se pasaron varios minutos probando los labios ajenos, con sus lenguas jugando entre ellas, conociendo hasta el rincón más escondidos de sus bocas, hasta que el lobo necesitó parar para tomar un poco de aire para sus pulmones.
—Tus latidos son muy fuertes, cachorro.
—Lo siento, yo...
La disculpa se escapó de sus labios sin pretenderlo al sentirse cohibido por la oscura mirada de su pareja. No obstante, el lobo no sabía que el vampiro estaba comenzando con un juego de provocaciones que esta vez no podría ignorar ni soportar.
—No, está bien, cariño. Pero me gustaría que su ritmo se acelerará mucho más.
El peligris comenzó a desabotonar su camisa, mordiendo su belfo inferior sin querer quitar los ojos del menor, mientras el collar que el susodicho le regaló resaltaba sobre el apetecible lienzo canela que pronto comenzaría a marcar.
—Vamos, Kookie, tócame. Déjate llevar que no me voy a romper.
—¿Estás consciente de lo que estás pidiendo? —sus colmillos picaron gracias a que su libido aumentaba con cada gesto del mayor. De la misma forma en que su aroma a cedro terminó cubriéndolos por completo a los dos—. Porque ahora sí no me podré detener.
—Yo soy el que te lo está pidiendo. Por hoy puedes dejar de ser tan considerado conmigo, amor. Pero si todavía tienes tus dudas, con gusto te dirigiré.
—Gracias, Tae. Haré mi mayor esfuerzo.
—Ya lo creo, y como siempre te saldrá perfecto. Solo sigue tus instintos.
El joven de cabellos oscuros asintió e intuyendo la razón por la que el vampiro decidió mostrar más de su piel, movió su boca hacia ese hermoso cuello que desprendía esa fragancia a romero que amaba. Con el único fin de repartir besos y mordiscos que lograron hacer suspirar al mayor.
Sin duda estaba haciendo maravillas con solo esa acción.
Eventualmente, decidió ir bajando un poco más, por lo que quitó los botones restantes y degustó de la piel suave de aquel torso que tenía a su disposición. Dándole especial atención a los pezones oscuros que yacían despiertos, luciendo tan atrayentes como para que pasará su sinhueso por dicha zona con ganas de explorarla con calma.
Mordisqueando de vez en cuando, dejando marcas que no desaparecerían en días como también sería el caso de ese cuello y clavículas tan bonitas. Logrando escuchar uno que otro gemido ahogado, que fue aumentando de nivel cuando descendió hasta cerca del ombligo del joven de orbes escarlatas.
Tal parecía haber encontrado un lugar sensible en su luna de rubí y lo disfrutaría a más no poder. El vampiro se sentía adormecido por el tacto del menor, a tal punto de que el calor lo estaba invadiendo como nunca antes a pesar de su fría temperatura.
Por lo que cada tanto, entre besos y caricias se fueron quitando la ropa mutuamente hasta quedar en ropa interior.
Jeon examinó el cuerpo de su amor hasta grabárselo de lo memoria, detallando cada lunar que encontraba en el camino, apretando con cariño los muslos canela y besando desde las pantorrillas hasta los pies. Encantado por esas piernas largas que podían volverse su perdición al querer que todo un siempre se quedarán como su cinturón.
Sin embargo, antes de que el lobo pudiera concentrarse en estimular con su boca la erección de su novio, en un fugaz movimiento Kim los cambió de posición. Jungkook ni siquiera vio venir el quedar tumbado boca arriba, mientras su pareja se acomodaba a horcajadas en su regazo.
—Alto ahí, Jungkookie. Quiero hacer algo mejor.
El azabache estuvo de acuerdo, expectante por la razón por la que el mayor le detuvo. Ya habría más ocasiones en las que pudiera probarlo.
—Que lindas vistas tengo—halagó el peligris, pasando sus manos por ese abdomen trabajado—. Eres tan bonito, lobito.
—No más que tú, mi luna de rubí.
Taehyung sonrió ladino al percibir ese color azul en los orbes ajenos. El lobo estaba muy presente, más que complacido por la situación que estaban viviendo. Lo que le facilitaría pedirle permiso para lo que quería hacer.
—¿Me dejarás dominarte por un rato, cariño?
—Con gusto, mi dulce vampiro.
La parte animal del menor ni siquiera lo dudó, porque desde la mordida que recibió en su celo se sentía mucho más dócil a cualquier pedido del joven que era su adoración.
—Entonces disfrútalo.
Los dedos del peligris no tardaron en tantear los pezones erectos, pellizcándoles y acariciándoles hasta conseguir que de la boca del azabache se escapará un quejido.
—Eso es, cariño—le alabó al verlo con los ojos cerrados y la boca entreabierta—. Mereces un premio por ser tan obediente y confiar ciegamente en mí.
Acto seguido, el vampiro inició un vaivén sobre la pelvis ajena con la única intención de estimular la masculinidad impropia, que con cada minuto que pasaba estaba más dura. Pero lo que terminó por encender más al azabache fue sentir la mano grande del contrario apretar su cuello, haciendo la presión justa para hacerlo delirar ante la falta de aire.
Nunca previó algo así por parte de su vampiro, pero no reparó en ello por ser jodidamente satisfactorio.
Estaba siendo dominado con todas las letras de la palabra. Y por más raro que fuera al tratarse de un lobo alfa como lo era él, Jeon se encontraba gozándolo en demasía de tal forma que sentía rozar esa cúspide sin retorno.
Cuanto Taehyung detuvo el agarre que estaba haciendo, lo siguiente que Jungkook percibió fueron sus labios adueñándose de su boca en un beso pasional por unos segundos.
—Gracias por cumplirme los caprichos, lobito.
—No hay de qué, pero ahora es mi turno, vampiro travieso.
Con la voz en una octava más baja de lo normal, volviendo a tomar el control de su cuerpo, el azabache de orbes chocolate ayudó al vampiro a quitarse la última prenda que le faltaba. Descubriendo por primera vez su perfecta desnudez, admirándolo como la más preciosa joya.
—Estoy siendo bendecido.
—Ay, Jungkookie... No seas dramático, si tengo lo mismo que tú.
Taehyung bromeó, causando que el contrario soltará un suspiro. Su Jungkookie nuevamente tenía el control de su cuerpo, sus ojos chocolate le exponían.
—Me matas el romanticismo, Tae.
—Lo siento, pero ya hemos sido lo suficientemente románticos cariño—acarició el cabello azabache con lentitud y dijo—. Quiero que me cobres el favor.
—Eso es lo que haré, bonito. Ni lo dudes.
Ya ninguno de los dos quería más juegos previos.
Por lo que, sin querer perder más tiempo, Jungkook también se quedó sin nada que lo cubriera, mientras Taehyung buscaba entre su ropa regada en el piso lo que le serviría para no sufrir tanto la intromisión del azabache.
Entre sus manos tomó el botecito de lubricante, extendiéndolo hacia su pareja.
—¿A esto te referías con venir preparado?
—Sí, ya sabes que alguien preparado vale por dos.
Jungkook rio suavemente, esperando a que el mayor se acomodará sobre la mullida superficie para iniciar con su preparación. Las palabras sobraban entre ellos, porque esa complicidad tan natural era suficiente para que entendieran lo que el otro quería hacer.
El lobo se acomodó entre sus piernas, teniendo el gusto de poder tantear con sus dedos la entrada de su pareja. Pasando sus dedos tan superficialmente como para hacerle sentir escalofríos.
Estaba amando jugar con los sentidos del mayor.
—Apúrate, Jungkookie.
—Ya voy, no te desesperes. Tenemos todo el tiempo del mundo, mi dulce vampiro.
El peligris asintió ligeramente, detallando expectante como el joven de piel nívea empapaba sus dedos de aquella sustancia viscosa que su amigo hada le ayudó a conseguir.
Un dedo ingresó con sumo cuidado a su apretada cavidad, haciéndole sentir un leve escozor que hace mucho tiempo no experimentaba. Mientras que la otra mano del lobo se tomaba el gusto de acariciar una de sus piernas, en un gesto de distraerle de la incómoda sensación.
El proceso con dos dedos más no demoró en volverse una realidad, percibiendo movimientos circulares y de tijeras que conseguirían extenderle tan bien. Los melosos piropos del azabache tampoco se hicieron esperar, consiguiendo que el calor que invadía su vientre bajo solamente incrementará.
Volviéndolo un necesitado de algo más grande.
Aquellas falanges hacían un magnífico trabajo ahora que el dolor se convirtió en puro placer, rozando superficialmente ese punto que lo haría enloquecer. Sin embargo, jamás se podrían comparar con lo que realmente quería.
—C-Cachorrito, por favor.
Rogó con un tono de voz quebrado al estar callando con su mano lo mejor que pudo sus pecaminosos gemidos y luciendo unos ojos brillosos por las lágrimas contenidas.
—Mejor dime alfa —demandó, lamiendo muy cerca de su miembro. Su clara orden y aliento caliente fueron suficiente para que el vello de su cuerpo se erizará—. Ya te había dicho que me gusta que me llames cachorro, pero en estas situaciones prefería que me dijeras así, Tae. Porque desde este momento serás parte de mi manada.
—Pero somos de diferente especie.
—Eso es lo de menos, mi luna de rubí. Tú eres mío, yo soy tuyo para siempre.
—De acuerdo, alfa. Mi alfa.
Los orbes oscuros del azabache parecían contener galaxias por la calidez que se desbordaba de su pecho, dejando por instante de lado la sensación punzante que atacaba su masculinidad. Porque con esas palabras sentía que ya había ganado el mismísimo cielo. Mientras el vampiro destilaba el regocijo que le provocó escuchar ese juramento que significaba una eternidad juntos.
Como siglos atrás soñó, pero no pudo ser.
El lobo retiró sus dedos del cálido interior de su novio, quien lamentó la sensación de vacío. No obstante, sabía que aquello no duraría por mucho tiempo.
Jeon se inclinó para dejar un casto beso en la boca del mayor, antes de susurrar muy cerca de su oído unas contundentes palabras.
—Voy a entrar, me avisas si duele.
El vampiro ni siquiera quiso responderle, por las ansias que le carcomían el alma. Así que asintió rápidamente, porque finalmente podría unirse con su adorado lobo.
El menor tomó las piernas del peligris, colocándoselas a cada lado de la cintura para posicionarse y alinearse en la entrada que estuvo preparando por largos minutos.
Jugó con la cabeza de su miembro, acariciando sutilmente, porque al no haberse tocado hasta ahora, el lobo creía que con eso sería suficiente para hacerle terminar.
Cosa que no quería, porque planeaba hacerlo cuando su virilidad se viera resguardaba por las paredes internas del vampiro.
Esas que prometían apretarlo tan exquisitamente.
Un gruñido se escapó de su boca al lograr su cometido, degustando la lasciva imagen de su pareja con los fuertemente cerrados por la intromisión, mordiendo sus labios para seguramente no soltar algún improperio.
Y eso que apenas iba por la mitad.
—¿Estás bien, mi vampiro?
—D-De maravilla—Kim murmuró entrecortado, acariciando uno de los brazos ajenos para darle seguridad de que podía continuar sin problema—. Puedo con esto y mucho más, cariño.
Una vez más Jungkook se acercó lo suficiente para iniciar un beso intenso con Taehyung, ingresando de una sola embestida. Amortiguando el gemido que quedó atrapado entre ambas bocas. Al tener el permiso de su novio, los movimientos que debía ejercer dieron rienda suelta creando un perfecto vaivén.
Su pelvis chocaba de lleno contra el voluptuoso trasero del mayor, quien no desaprovechó en arañar la amplia espalda del azabache, además de dar uno que otro apretón en esos gruesos muslos que le volvían loco.
Los amantes se separaban cada tanto para recuperar oxígeno y continuar siendo colmillos, saliva, y lujuria por los fogosos besos compartidos.
Los minutos siguieron transcurriendo con esa rutina, hasta que en un abrir y cerrar de ojos, fue Jungkook el que invirtió la posición, quedando con el peligris encima suyo. Taehyung apenas fue consciente del cambio, pero se sostuvo de los antebrazos del menor como pudo.
—¿Q-Quieres que te monte?
—Por favor.
—No tienes ni que pedirlo, alfa.
El joven de ojos escarlata pegó sus pechos gracias a que su novio estaba recargado en una de las almohadas. El miembro en su interior no salió de su interior en ningún momento a pesar de todo, regocijando aún más al animal interno del menor. Sin embargo, al tener las riendas de la situación, el peligris optó por sacarlo y meterlo por cuenta propia, masturbando levemente con su mano libre, mientras se sostenía del hombro ajeno con fuerza.
Su novio gimió ronco por la efímera sensación. Tan estrecho.
—Me moveré, ¿bien?
—Yo también, mi dulce vampiro.
La pareja se dedicó una sonrisa cómplice, con ambos moviéndose al mismo tiempo. El vampiro realizaba movimientos circulares, intercalando dicha acción con certeros sentones sobre su falo, mientras el lobo aportaba dando estocadas certeras y acompasadas que derretían al vampiro como mantequilla.
Haciéndolo gritar cuando por fin encontró su próstata, pulsándola con esa ferocidad tan característica de los lobos. Enterrándose en lo más profundo de aquel cálido lugar que lo envolvía tan bien. Degustando de la manera tan bonita en la que su vampiro maldecía cada vez que entraba y salía.
Sin duda había sido una magnífica idea el tener su primera vez fuera de la mansión, porque a este paso Taehyung creía que se quedaría sin voz, mientras su collar ondeaba suavemente sobre sus clavículas gracias a las embestidas que recibía por parte de ese miembro palpitante.
Sus pieles yacían perladas en sudor, haciendo la situación mucho más erótica de lo que ya era. El vampiro podría afirmar que nunca antes su temperatura consiguió elevarse tanto como ahora. Por lo que su mano no tardó en querer buscar su pronta liberación, lo necesitaba con urgencia.
No obstante, fue detenido por el lobo.
—No, hagámoslo juntos mi vampiro.
Pero antes de que respondiera, el azabache golpeó fuertemente su punto dulce con una habilidad que no creyó poder poseer. Se sentía como todo un experto, feliz de seguir sus instintos como su pareja le sugirió.
—Mghh... ¡Sí!
—Eso es, mi luna de rubí. Pero luego de eso quiero que te salgas inmediatamente de mi regazo.
—¿Por qué? Ah...
El azabache apretó su cadera, bajando por la curva de su trasero hasta masajearlo con cariño. Amasando con verdadero gusto los firmes glúteos. No era muy buena idea que hiciera eso si quería que le prestará atención, pero tampoco tenía intención de detenerlo—. No quiero lastimarte con mi nudo.
—¿N-Nudo?
Sí, en medio de la acalorada situación en la que se encontraban recordó de que trataban los nudos. Decir que no se sintió nervioso sería mentir en grande. Porque él no era un lobo y no sabía que tan difícil sería tolerar algo de esa magnitud. Ya que prácticamente se quedarían enlazados por un buen rato.
Lástima que cuando se está caliente no se piensa con claridad.
—Anúdame y márcame al mismo tiempo.
—¿Qué? No...
—Te dije que podía—aseguró, sin el mínimo ápice de duda—. Confía, no me dañarás.
Por más excitado que Jeon estuviera, su poca racionalidad le hizo notar que marcar a Taehyung no tendría una consecuencia mala. Ya que al tratarse de dos sobrenaturales enamorados a pesar de ser tan distintos, la mordida sería recibida adecuadamente por parte del mayor. Sin embargo, el tema del nudo era lo que le traía conflictos al no saber muy bien que podría pasar, pero por esa misma razón trataría de no moverse mucho como para hacerle daño.
No podía negarle una petición a su amado de orbes escarlatas.
—Además, de que quiero morderte también para que sepas como funciona realmente cuando se trata de nuestras parejas.
Prácticamente tendrían una marca mutua, lo que lo volvía mucho más especial para el par de enamorados. Y según las palabras del vampiro, con eso descubriría la manera en la que actuaba el afrodisiaco de su mordida.
—Será como digas.
Sus bocas se unieron una vez más, luchando una batalla perdida, porque no importaba quien tuviera mayor dominancia en el acto, ya estaban completamente rendidos en ese gesto. Bebiendo de sus suspiros, y acariciando sus almas en ese momento tan íntimo, mientras el clímax parecía estar cada vez más cercano conforme sus cuerpos seguían siendo uno solo.
Por lo que, no queriendo aplazar su liberación, la pareja separó sus rostros con el único fin de acomodarse en la curvatura del cuello contrario. Mimando la zona con sus belfos, oliendo sus perfumes naturales, hasta que sus colmillos rozaron la piel que anhelaban romper.
Marcándola en un gesto de pertenencia y de ese amor que se fortalecía con el pasar de los días.
Taehyung fue el que dio el primer paso, disfrutando de la deliciosa sangre que degustó en el proceso, mientras su mordida activaba el éxtasis del menor en cuestión de segundos.
Los filosos dientes de Jungkook crecieron un poco más antes de clavarse en la tierna piel, desgarrándola con precisión. A la par que su nudo se formaba, asegurando que su semilla llenará al vampiro que no demoró en dejarse ir sobre ambos abdómenes, al sentirse exageradamente estimulado.
Mío. Solo mío.
Fue lo que ambos pensaron de manera inconsciente cuando la bruma del placer los hizo alcanzar el paraíso en brazos ajenos, encerrándolos en esa burbuja de la que no hubieran querido salir por nada del mundo. Sin embargo, no todo es como uno quiere.
Por lo que fue una pena que aquel pensamiento fuera la llave que no sabían que requerían, para que en cuestión de segundos se les cayera la venda de los ojos, mostrándoles recuerdos tan borrosos, pero tan claros a la misma vez.
¿Qué demonios había sido eso? Ni siquiera la parte lobuna del azabache pudo escaparse de la confusión que lo embargó de un momento a otro.
Por eso, cuando los enamorados despertarán del sueño que les hizo desfallecer después de entregarse completamente al otro, tendrían que hacer hasta lo imposible para descubrir de que trataban las jugarretas del destino.
Continuará...
No diré nada, espero les haya gustado. Síganme en Instagram para hablar de sus teorías locas, con respecto a lo sucedido en este capítulo, me encuentran con el mismo user de aquí. Nos leemos pronto, les quiero mucho. Estás son las imágenes referenciales del capitulo, ya que si me ponía a describirlas a detalle seguramente todo quedaba más largo de lo que ya fue.
Así se ve la tienda de campaña por dentro y por fuera.
El collar que Koo le regaló a Tae.
Y los outfits.
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