❁ཻུ۪۪Capítulo 41~狼と人間

Cada una de sus acciones tomaba sentido por lo que estaba experimentando. Estar tan mimoso con Taehyung había sido una consecuencia de su celo, pero en ese preciso instante se sentía tan patético por su tonto descuido.

Sin embargo, dicho sentimiento cambió bruscamente a uno de completa ansiedad al percibir con sus sentidos desarrollados ese aroma que lo volvía loco y las fuertes pisadas acercándose con dirección a la habitación en la que se encontraba.

Hasta que escuchó como alguien detenía a su pareja a medio camino, y ya fuera por el calor que lo embargaba o porque sentía que no era correcto escuchar la conversación que comenzaba a desarrollarse en medio del largo pasillo, Jungkook decidió volver a la cama.

Cubriéndose tan solo con una fina sábana blanca, mientras se quitaba la parte superior de su pijama, la cual estaba un tanto empapada por su sudor, quedando únicamente con el pantalón de seda oscuro.

Cualquiera que lo viera podría creer que tenía fiebre. Pero la realidad era que su cuerpo estaba ardiendo por un calmante o una pronta liberación.

No obstante, en ese preciso momento, cierto vampiro estaba tratando de ser persuadido de desistir de su idea por cierto brujo pelinegro que estaba siendo acompañado por su mejor amigo.

—Taehyung-ah, no hay necesidad de que entres a ver a Jungkookie. Hobi ya se está encargando de una pócima especial para apaciguar el celo.

—Pero Yoongi hyung. Mi cachorro debe estar sufriendo.

—Un poco, pero él me comentó que no había conversado contigo sobre esta situación, así que lo mejor será que no te arriesgues de esta manera.

—¿Acaso lo dices porque Jungkook pueda hacerle daño a Tae?

Ante el cuestionamiento de Jimin, Yoongi negó muy convencido, porque esa no era la razón. Él sabía de sobra que el azabache preferiría cortarse las manos antes de causarle algún sufrimiento al vampiro que adoraba como a una divinidad.

—No es por eso, pero quizá por el simple hecho de que te quiere tanto, ceda a sus instintos y no se pueda controlar—explicó, tratando de disimular el sonrojo que se extendió en su tez pálida—. Tú sabes en qué sentido estoy hablando.

Taehyung notó como sus mejillas se encendían con fuerza ante la insinuación de lo que quizá pasaría si cruzaba la puerta de su habitación. Demonios, sí que lo tenía muy en cuenta, pero confiaba en el joven de piel nívea a ojos cerrados. A estas instancias podría meter sus manos al fuego por él y por eso nadie le haría cambiar de idea, no cuando tenía un plan infalible.

—Créeme que entiendo tu preocupación y aprecio tu advertencia, hyung. No obstante, correré el riesgo.

El brujo soltó un suspiro. Si esa era la decisión del peligris ya no tenía otra razón por la que intervenir. Esperando que el lobo no se fuera a enojar con él por no llegar hasta las últimas instancias.

—Entonces ve. Le diré a Hobi que deje la pócima en la puerta por si al final deciden ocuparla.

—Gracias, Yoongi hyung.

—Mucha suerte con lo que sea que vaya a pasar, TaeTae.

El rubio le guiñó un ojo, teniendo una leve idea de lo que su amigo podría estar planeando. El vampiro simplemente asintió, mientras veía como la pareja se retiraba por donde le habían seguido.

—Adiós.

Era ahora o nunca.

Kim se posicionó al frente de la puerta, girando la manija de esta con lentitud como si con ese simple gesto dejara cualquier ápice de duda atrás, evitando que el nerviosismo lo inundara hasta sobre pensar la decisión que había tomado con un exceso de determinación.

No, no podía dar vuelta atrás.

Era la pareja de Jungkook, y si existía algo, así fuera lo más mínimo para conseguir apaciguar su tormento, lo haría sin importar qué.

Sin embargo, el peligris nunca imaginó que cuando pusiera un pie dentro de aquel lugar inundado por el exquisito aroma a cedro que el lobo poseía, una mano se afianzaría en su muñeca hasta terminar siendo acorralado sobre el mullido colchón.

—¿K-Kookie?

—Tae... —en una octava más baja, el azabache susurró su nombre—. ¿Qué crees que estás haciendo?

—Quería verte.

Una risita se escapó de los labios ajenos, mientras esos ojos que usualmente eran de color chocolate ahora se veían tan azules como los que poseía en su forma lobuna.

Delatando su estado más primitivo.

—Acaso no aprendiste de los cuentos que me leías... —las manos de Jeon atraparon las suyas sobre su cabeza, dejándolo inmóvil. Mientras acercaba su rostro peligrosamente a su cuello. Todo gracias a que su lobo se encontraba muy en la superficie como para actuar osado con el mayor, porque en otras circunstancias se aseguraría de pedir permiso cada cinco segundos—. Que una ovejita no debería entrar a la cueva del lobo.

El vampiro se lo pensó por un momento, sintiéndose entusiasmado por la manera en la que le hablaba y trataba. Adoraba cuando su novio era un cachorro necesitado de mimos, pero la faceta de alfa no le desagradaba, le fascinaba.

—Si mal no recuerdo, eso solo aplica si la ovejita es totalmente indefensa.

Jeon asintió suavemente con un movimiento de cabeza ante la respuesta lógica de su pareja. Por un momento se había dejado llevar por el calor que revolucionaba sus sentidos, pero no planeaba hacer ningún otro movimiento atrevido. Todavía contaba con el raciocinio de su lado humano.

Aunque después de ese tono de voz cargado de confianza del mayor, el cual sin querer apretaba el botón correcto para dejarlo quieto, la tarea se le complicaba mucho más. A fin de cuentas, solo ese joven de ojos escarlatas tenía tanto poder sobre él.

—Cierto. Justo ahora no tengo a una ovejita a mi merced. Más bien es un tigre que podría hacer lo que quisiera conmigo, porque jamás podré defenderme de sus ataques.

—Jamás te atacaría, Jungkookie.

O no en el sentido literal, porque el otro me está llamando más de lo que debería.

—Pero yo sí—se incorporó, alejándose lo más que pudo del mayor. Sacándolo de su nube de pensamientos pecaminosos—. ¿Por qué entraste, Tae?

En ese preciso instante, cualquier rastro de coquetería se esfumó para dar paso al tono preocupado que delataba su miedo por la situación.

El temor a sí mismo, porque nunca antes tuvo una presencia que provocara tantas cosas en su interior. Su celo siempre fue calmado por pociones, pero ahora estaba Taehyung y desconocía que tan malo podría ser aquello.

—No quiero hacerte daño. Mi lobo está un poco descontrolado como podrás notar, mucho más sin la pócima de Hobi Hyung.

—¿Es por mí?

—Sí—aseguró, sintiéndose más agitado que antes. Sus colmillos picando por marcar hasta quedar satisfecho con los resultados—. Por eso vete de aquí ahora que tienes tiempo.

—No lo haré, porque sé que jamás harías algo que pudiera herirme

—Tae...

—Por favor, cachorrito, ni siquiera pienses en eso como una posibilidad, ¿sí? —el vampiro tomó su rostro entre sus manos, y dejó un casto beso en esa linda nariz que adoraba mimar—. Eres bueno, muy bueno, Kookie, alguien como tú solo sabe cómo amar, nunca como hacer daño.

El lobo ronroneó cual gatito, olvidando lo caliente que se sentía por unos segundos. Pero, aun así, Jeon no se fiaba al cien por ciento de su lobo interior. A fin de cuentas, seguía siendo un animal, y no quería asustar al vampiro con cualquiera de sus impulsos. Además, las inseguridades que esa gente mala le infundo en el pasado no desaparecían por completo.

—Pero mi parte lobuna...

—Cierto, tu lobito—lo interrumpió, pidiéndole con una mirada que lo dejara continuar con lo que le quería decir—. Esa parte de ti tampoco me hará nada.

Taehyung guío su fría mano hasta el pecho del contrario, acariciando con ternura la dermis aperlada, hasta percibir como el corazón ajeno retumbaba con fuerza dentro de la caja torácica. Provocando que el cuerpo ajeno se estremeciera ante el dulce tacto del mayor. El lobo interno movía su cola y aullaba feliz en el proceso. Pues se sentía maravillado al escuchar lo mucho que su pareja le aceptaba, tanto que podía percibir su amor sin hacer el mayor esfuerzo

—¿Sabes la razón?

—¿P-Por qué?

—Porque ese lindo lobo es quien me ha arrullado en las noches, me permite montarme en su lomo para dar paseos, siempre está pendiente de mí, hace que me sienta protegido cuando lo he necesitado, y, sobre todo, me demuestra lo que es ser verdaderamente amado.

El peligris mostró su sonrisa cuadrada en todo su esplendor, mientras Jungkook notaba como sus ojos empezaban a cristalizarse por esas cariñosas palabras, muy a pesar de la bruma de calor que nublaba su poco raciocinio siguiera latente.

Ese vampiro era su vida entera, eso y más.

—Así que por esta ocasión déjame cuidarte como tú lo haces, Jungkookie.

El menor asintió levemente, fijándose en cómo el contrario retiraba con su pulgar la emoción que se desbordó de sus orbes color zafiro. Luego atrayéndolo por el brazo para que se dejara caer sobre la cama, mientras Kim con destreza se ubicaba encima de su regazo. Acercando sus labios a su oreja para pronunciar unas cuantas palabras antes iniciar lo que sea que tuviera en mente.

—Llegaremos hasta donde hay que llegar, porque por tu actitud puedo intuir que deseas que nuestra primera vez sea especial.

—Sí, quiero que sea así. Porque no me parece justo que sea por simple desahogo, cuando lo que más quiero es adorarte como se debe, Tae.

—Yo también anhelo que sea de esa manera, cariño—concordó, acunando el rostro del azabache. Porque, aunque no lo pareciera, el joven de orbes escarlatas también estaba sucumbiendo a la tensión que se palpaba en el ambiente—. Te haré sentir bien cachorro. Confía en mí, porque yo confió en ti. Tan solo déjate llevar y déjame guiarte.

Y esa promesa bastó para que el azabache se entregara sin límites a una de las experiencias que quedarían marcadas en su alma y corazón por toda la eternidad.

Jungkook sentía como se derretía con cada caricia y beso que Taehyung dejaba en su rostro. Porque el peligris era tan suave contra su corazón, que fácilmente podría morir feliz al tener esos mimos recorriendo todo su cuerpo.

Un deseo que no demoró en cumplirse, pues el vampiro ni corto ni perezoso comenzó a delinear con sus labios la mandíbula, cuello y clavículas del lobo, mientras sus susurros hechos de miel impactaban tan cerca de su oído, logrando erizarle la piel.

Si, por ahora su lobo estaba más que satisfecho con eso.

Porque realmente con solo tener las atenciones del vampiro estaba más que contento.

Un detalle que sorprendió a Jeon, pero que más pronto que tarde lo conversaría con su otro yo para no quedarse con la duda de su extremo control.

No obstante, de un momento a otro Jungkook reparó en el hecho de como su pareja tomaba sus manos, las cuales habían estado afianzadas con firmeza en su cintura para bajarlas hacia su redondo trasero.

—Tienes mi permiso para tocar, cachorro. No solo yo debo disfrutar.

El susodicho pasó saliva con dificultad, embobado con esa imagen tan dominante de su precioso novio arriba suyo. Sentado a horcajadas como para facilitarse la tarea de iniciar un suave vaivén sobre su pelvis, estimulándolo con éxito teniéndolo al borde de la locura.

—¿Te gusta esto? —interrogó contra los belfos que tenía a su disposición, obteniendo un muy ronco sí. Mientras las palmas abiertas de las manos del azabache amasaban la zona en la que se encontraban situadas por decisión propia, robándole el aliento en el proceso—. Mmghh... Me alegra que la respuesta sea positiva, Jungkookie.

—Quiero besarte, Tae—rogó, buscando alcanzar los labios rojizos del mayor. Esperando escuchar más de esos sonidos de satisfacción que se escapaban del peligris cada vez que apretaba y acariciaba sus glúteos bien dotados—. Por favor.

Escuchó una melodiosa risita y acto seguido, los labios del vampiro se apoderaron de los suyos en un beso que no demoró en volverse hambriento. Tan embriagador como los que habían compartido antes, pero a la misma vez más fogoso que cualquier otro.

Ambos se sentían borrachos por ese húmedo contacto en el que sus lenguas buscaban un ganador, y que definitivamente no deseaban que terminara tan pronto por la falta de aire por parte del azabache.

El susodicho resistió lo más que pudo. No obstante, el peligris decidió darle unos cuantos segundos para que recuperara oxígeno, mientras continuaba restregándose en la erección de su novio con la propia.

Sus aromas mezclándose en el ambiente eran una auténtica maravilla para el sentido del olfato del lobo, a pesar de que el suyo fuera mucho más intenso.

—Tae, no creo que aguantar tanto.

—Ni yo, cariño. Pero debes hacerlo—demandó, mordiendo su labio inferior—. Hazlo por mí, amor.

Las voces de los dos sonaban rotas, aunque poco importaba cuando el magnetismo que los unía como imanes causaba estragos satisfactorios en sus sistemas. Como pudo Jeon movió su cabeza como contestación, sin notar el apodo que su novio le dio. Cerrando momentáneamente sus ojos para inhalar más de esa fragancia a romero gracias a la posición en la que estaban, donde el cuello de Taehyung quedaba tan cerca de su nariz.

Y en ese preciso instante, sucedió la inimaginable. Los iris de Jungkook cambiaron a un color morado vibrante como el que Taehyung vio tiempo atrás. Reemplazando el azul cielo que delataba que era un hombre lobo. Aquel detalle fue el necesario para sacar de su trance al vampiro cuando sus miradas finalmente se cruzaron.

—¿Jungkookie?

—Soy su lobo, mi luna de rubí.

Era la primera vez que escuchaba ese apodo de parte del menor. Por lo que no fue difícil que sus mejillas de pan se sonrojaran por las mariposas que atacaron su estómago de improvisto. Ansiando prontamente escucharlo de los belfos del mismísimo Jungkook, pues seguramente le daba vergüenza por lo meloso que sonaba. Había sido una linda sorpresa que su lobo se mostrará, pero sin pretenderlo la timidez lo invadió por esos ojos tan profundos que lo analizaban sin parpadear.

—¿Estás asustado por mi aparición?

—¡No! —exclamó, no quería que la otra parte de su novio fuera a hacerse ideas raras después de las cosas que le había dicho—. No me lo esperaba, ya que no pensé que fueras capaz de tomar el control sobre el cuerpo de Jungkookie.

—Me tranquiliza saber que me aceptas. Y respondiendo a tu duda, lo he hecho muy pocas veces, pero si estoy aquí es porque yo mismo quiero darte la solución para apaciguar mi celo y que la promesa de esperar un momento mejor no se rompa antes de que mi poca racionalidad se acabe.

—Entonces te escucho lobito travieso—el peligris acarició los cabellos oscuros, invitándole a hablar, mientras gozaba del grave ronroneo del licántropo—. Gracias por ser tan atento. Sabía que podía confiar en ti, así que dime que puedo hacer.

El joven de piel nívea sonrió ladino, tomándose el atrevimiento de robar un beso de esos labios de corazón que yacían hinchados por los dulces contactos que estuvieron compartiendo.

—Lo siento, es que eres demasiado precioso para mí.

—Y tú eres un encanto, lobito. No tengo nada que disculparte. Al contrario, gracias por ser tan cuidadoso, tomar en cuenta mi opinión y estar al pendiente de mi consentimiento.

—Es porque se trata de ti, mi luna de rubí. Debo cuidarte y tratarte como un tesoro.

—Por todos los murciélagos, eres más cursi que Jungkookie.

—Es una cualidad que ambas partes en este cuerpo poseemos, así que lo mejor será que te acostumbres.

—Créeme que lo hago, pero eso no evitará que me sienta como un adolescente enamoradizo.

—Pues tanto para mí como para Jungkook será un gusto enamorarte cada día por toda la eternidad. No te arrepentirás de darnos esta oportunidad, ya verás.

Taehyung estuvo de acuerdo con eso, dejando un beso en la nariz ajena. Notando como las manos que habían estado en su trasero, ahora estaban colándose por debajo de su camisa. Causándole escalofríos en su piel naturalmente helada, por las delicadas caricias que dejaba en su espalda baja.

La cual vale recalcar era una de las zonas erógenas que poseía y que tiempo atrás descubrió lo mucho que provocaban en él. Hasta mantenerlo adormecido y necesitado de mucho más. Por lo que fue un tanto complicado para el vampiro atender lo que debía hacer. Sin embargo, cuando fue consciente de dicha petición por parte del lobo quiso reír, porque también era lo que tenía planeado hacer.

Y ahora que tenía el visto bueno para actuar, nada podría detenerlo.

Además de que de cierta manera también se beneficiaría, pero para eso debía estar concentrado o la jodería, pues Jungkook no estaba en sus cinco sentidos como para ponerle un freno.

Cuando Jungkook volvió en sí mismo, luciendo sus ojos de color zafiro, casi se atraganta con su propia saliva al ver como Taehyung estaba entre sus piernas. Subiendo sus manos hasta su abdomen marcado, para luego descender hasta su parte exageradamente sensible. Acariciando el marcado bulto en sus pantalones con devoción y parsimonia.

Decir que esa estampa no existió en su mente sería mentir, pero verla por fin convirtiéndose en una realidad podría ser lo suficiente para hacerlo tocar el cielo.

Sus pupilas se dilataron demasiado y su voz salió en un tartamudeo cuando consiguió formular una interrogante.

—¿Q-Qué estás haciendo, Tae?

—Esperando que vuelvas a mí para consentirte, cariño.

—¿Acaso...?

—¿Debo rogarte para hacerlo? —los brillantes colmillos relucieron en esa sonrisa cuadrada que Jeon amaba, mientras esos ojos escarlatas le detallaban expectantes por obtener una respuesta positiva—. Tendré cuidado.

—No tenías ni que mencionarlo—consintió, pasando su dedo índice por los belfos impropios—. Mi dulce vampiro puede hacer lo que quiera conmigo.

—Bien. Entonces continuaré cumpliendo mi palabra.

Por última vez con sus dígitos palpó dicha zona sensible cubierta por una fina tela. Antes de ubicar sus manos a cada lado del pantalón de su novio para ir bajándolo junto a su ropa interior, revelando por primera vez su miembro deseoso por atención.

Una que solo Kim podía darle.

—Que interesante vista, cariño—lo halagó, pasando suavemente sus dedos por el falo impropio, empapado de ese líquido que delataba la excitación del azabache. Muy seguramente él estaba igual o peor, pero en ese momento solo le interesaba velar por la liberación del joven de piel nívea—. Me pregunto si será igual de impresionante cuando lo tenga aquí—señaló su boca, empleando ese tono seductor que aceleraba el corazón del lobo, mientras masajeaba lentamente el falo despierto—. Supongo que debo descubrirlo, ¿no?

La manera en la que Taehyung le susurraba esas cosas lo estaba volviendo loco, pero poniendo su mayor empeño simplemente decidió contentarse en las espectaculares caricias que recibía en su virilidad que por algunos años solo conoció su propia mano.

Sin embargo, esos dedos largos y fríos fácilmente podían ser comparados con los de un ángel que descendió del mismísimo cielo, porque no demoró en volverse un desastre de gruñidos guturales cuando la húmeda cavidad bucal se apropió de su miembro.

Por inercia, el azabache comenzó a mover sus caderas, embistiendo contra esa garganta con tanta habilidad. Como si no fuera un inexperto que recién estaba poniendo en práctica lo que sabía en teoría gracias a las explicaciones incómodas que sus hyungs le dieron cuando su cuerpo comenzó a cambiar.

Sus falanges se enredaron en los cabellos grises, jalándolos levemente por la euforia que lo consumía gracias al increíble trabajo que Taehyung estaba realizando con su boca. No obstante, como todo lo bueno, eventualmente debía acabar. Y eso sucedió después de que el azabache diera unas últimas estocadas y se dejara ir con fuerza en ese lugar tan cálido que no deseaba abandonar.

El vampiro acabó tragando toda la semilla de su chico bonito sin derramar ni una sola gota, hasta que le tocó alejarse para ver con sus propios ojos como el cuerpo del susodicho temblaba, buscando recomponerse rápidamente para formular unas cuantas palabras y ceder a los instintos que incrementaron al alcanzar el clímax.

Y que le decían que termine lo que comenzó.

Sin embargo, Jungkook no contó con que Taehyung otra vez se posicionaría encima suyo cuando todavía se encontraba muy sensible.

—No digas nada, cariño. Quédate quieto.

—¿Por? —el menor se quedó en shock cuando notó la lengua de Taehyung recorriendo la zona de su cuello, provocándole un audible jadeo—. ¿Q-Qué?

—Voy a morderte, Koo—respondió muy seguro y juguetón—. Justo aquí puedo sentir tu pulso acelerado...

—Tae...

Oh no, otra vez estaba duro como una roca. Detalle que no pasaría desapercibido para el mayor, pues su erección estaba rozando muy cerca de su muslo.

—Y otra cosa muy grande también—bromeó, batiendo sus espesas pestañas—. Relájate, ni lo sentirás. Espera, si lo harás, pero no de la forma en la que imaginas.

El azabache le dio permiso al darle más acceso a esa parte, porque siendo honesto no es que tuviera miedo de ser mordido por esos filosos colmillos. Era todo lo contrario. Su impresión fue causada por la ilusión que aquella mención desató en su ser.

Porque tiempo atrás, cuando Taehyung se puso mal al no ingerir su pócima con la que reemplazaba la sangre que organismo necesitaba, Jungkook con gusto quiso ofrecer su cuello para que se alimentará hasta saciar su hambre.

Sin embargo, el mayor se había negado rotundamente, por lo que ahora no entendía el motivo para ese brusco cambio de opinión.

¿En qué podía ayudarle?

La respuesta era en mucho, pues cuando los vampiros mordían a sus presas, tenían la opción de inyectar un tranquilizante que los hiciera sentir lo suficientemente bien como para tolerar el escozor de un par de colmillos clavándose en la tersa piel. Algo que no sucedía cuando se trataba de un método de defensa o transformación vampírica.

A veces hasta podía funcionar como un afrodisiaco cuando de sobrenaturales se trataba, pero el objetivo de Kim no era motivar al lobo para que terminé tirándosele encima, sino adormecerlo hasta volverlo a sus sentidos poco a poco.

La piel de Jeon se rasgó en cuestión de segundos. La sensación de tener a su hermosa pareja succionando su sangre, mientras inyectaba ese sedante en su organismo era la gloria. La adrenalina de la mordida del vampiro que le estaba generando fue capaz de hacerlo tocar el cielo con las manos, hasta que el cansancio se apoderara de su ser, logrando que sus parpados se cerraran en su totalidad.

Kim se separó, lamiendo los restos de ese elixir de color rojizo que escurrió de sus belfos. No bebió mucho gracias a la concentración que puso al realizar dicha acción, pero eso no evitaba que creyera que era deliciosa tal y como se lo imaginó.

—Eso es, buen chico—le regaló un cumplido, besando su frente con muchísima delicadeza. -Duerme tranquilo, cariño.

Y así, el vampiro se dedicó a limpiar el desastre que habían causado en cuestión de minutos, cubriendo el cuerpo de su chico con la sábana que tenía a su disposición para luego dirigirse al baño a encargarse de su propio molesto problema. Antes de salir de la habitación sintiéndose triunfante por lo que logró y queriendo confirmarle al resto de sobrenaturales que seguramente esperaban ansiosos por noticias en la sala, la buena nueva sobre la superación exitosa del celo de su adorado hombre lobo.

Continuará...

Me ahorro mis comentarios, porque quiero leerlos a ustedes. Ojalá haber cumplido sus expectativas o si no se esperaban nada de lo que mostré, espero haberles sorprendido de la mejor manera. Gracias por continuar leyendo esta historia. Los espero en mi Instagram para colapsar juntos, me encuentran con el mismo user de aquí.

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