Futuro...
En la Institución de Jubilados de Ciudad Cidica
Yacía un hombre de 56 años sentado en su silla mientras miraba a la ventana con calma, pensaba que quizás la carta que había escrito no habría llegado a su destino, y eso lo desanimó un poco, pero fue consolado con el ligero golpe que su Watch Car negro le dio para demostrar su apoyo...
¿Quién lo diría?, los legendarios Kai y Blood no son nada más que un vestigio de lo que en algún punto fueron el Watch Car y el hombre más fuertes de la historia de la liga, ahora son nada más un viejo junto a su amigo Watch Car que lo acompañaba para ver dicha ventana.
Mientras miraba la ventana, tomaba un vaso de agua que lentamente se calentaba por la exposición al sol. El hombre miraba y seguía mirando la ventana, hasta que una de las amables enfermeras tocaba la puerta de la habitación.
¡Sr. Hensley!, ¿Esta despierto? - Preguntaba gentilmente.
Ah si Rosalie, pasa. - Amable responde el viejo.
Buenos días, Sr. Hensley, ¿Ya comió y tomó su medicina? - Preguntaba mientras se acercaba al anciano para revisar sus signos vitales.
Por supuesto que si, sabes que jamás he dejado de tomar mi medicamento. - Con una sonrisa débil pero honesta contestaba la cuestión de la jovencita. - ¿Qué se te ocurre hacer para hoy eh?
Pues voy a terminar mi turno en unas 2 horas, por lo mientras me quedaré con usted, ah si... Tiene visitas. - Decía con un rostro qué denotaba su distraída mente.
¿Son mis hijos?
Nop, es alguien como de su edad o más menor, de hecho debe estar afuera..
Oh vaya... Pues déjalo pasar...
Claro, bueno... Ya acabamos, sus signos están muy bien, le recomendaría hacer ejercicio por estos días, el sol esta agradable y el aire esta muy bonito.
Tal vez lo haga más tarde, gracias por la recomendación.
De nada señor.
La enfermera salió de su habitación para regresar con un anciano que podría ser muy especial para el ya jubilado Kai.
Aquí le dejo a su visita, nos vemos.
Gracias Rosalie.
Al voltear, miro por primera vez en un montón de años al destinatario de aquella carta que había escrito.
Miraba encandilado por la cenil belleza de aquel viejo que con una sonrisa le dijo...
Para haber pasado 41 años... Te vez demasiado bien, incluso para alguien con cirrosis... Lo siento por el comentario... Hola Kai, hace rato que no te veía...
Hola.... Jinoel... Eh, yo... Te, te ves muy bien... Incluso con leucemia... Te ves bien.
Gracias, alcohólico...
Buena esa, en fin... Supongo que...
Ya la leí... Mira, ya desperdicie mi tiempo con esta tontería... No me queda mucho tiempo de vida y no puedo seguir fingiendo que quiero estar lejos de ti... Asi que solo bésame como puedas, ¿Si? - Hablaba con seriedad pero calmado.
Claro que si, Dios... Hace mucho que no te veía...
Acercando su ya débil físico con el del contrario, tomó por las mejillas al viejo de ojos azules y lo besó como nunca había besado a nadie.
El cenil Jino buscaba con ternura e ímpetu el placer de por fin besar al hombre que había deseado por mucho tiempo, ya había pasado tiempo de su viudez y no había nada que lo detuviera.
Eran viejos pero no eran lentos a la hora de darse el amor que nunca se habían podido dar, los besos escalaron a tener a ese viejo de ojos negros mirando con mucho cariño a ese otro anciano que lo veía con ese vigor que alguna vez lo caracterizó en su juventud.
Esos ojos azules que había deseado mirar por muchos años por fin estaban en su radar, y como seguramente a ninguno de los dos les quedaba mucho tiempo, ¿Pues qué más iban a perder?
Después de ese encuentro que había rejuvenecido a esos dos, pasaron los días que les quedaban juntos, Kai presentó a su amado a sus hijos.
En un principio su hijo mayor, Michael, no estaba muy de acuerdo con la nueva relación de su viejo, pero sabiendo todo el infierno que su otro padre le hizo pasar, y viendo que tal vez este sería el último ápice de felicidad egoísta que su padre tendría, aceptó con algo de reserva.
Mientras la hija menor, Zoe, quien ni siquiera sentía algo de cariño por su otro padre por haberle rotó la promesa de jamás abandonarla, se sintió feliz de que su padre por fin encontrará a ese amor perdido que era altamente referenciado en las fotos y en la boca de su padre.
Pasaron alrededor de 3 años más, y como era de esperarse, la vida tanto del cirrotico como del leucemico acabó después de una noche apasionada.
Nada mejor que morir al lado de quien has amado y extrañado toda la vida, ¿No?.
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