Six
Los chicos se encontraban reunidos en la pequeña sala de estar para, como lo habían planeado la noche anterior, escuchar lo que Jungkook tenía para decir.
Sólo que nadie había pronunciado media sílaba aún; los dos amigos terminaban el té verde que Yoongi les había preparado –sustituyendo al desayuno que habían negado anteriormente– mientras que el último mencionado descascaraba minuciosamente una mandarina y Taehyung, bueno, él se dedicaba a admirar el exterior por la ventana desde su asiento.
Estaba un poco más relajado que la noche de ayer debido a que el día había amanecido tal y como le gustaba; hacía un clima asqueroso con el cielo gris por las bajas temperaturas y una ligera capa de niebla rodeaba el entorno. Y el chico disfrutaba realmente de días así. Se llevaba bien con el frío, le gustaba. En cambio el calor lo irritaba en demasía, aunque debía reconocer que, ya que su modesta cabaña no contaba con un sistema de calefacción moderno, de no ser por la vieja estufa de carbón que tenían, habrían muerto de hipotermia hace mucho.
Pero el hecho de que hacía un día bonito –a su parecer–, lo relajaba, no significaba que se sintiera cómodo con la presencia de Jungkook compartiendo su mismo espacio.
Aún no era capaz de sostenerle la mirada por mucho tiempo sin sentir vergüenza de por medio.
¿Por qué demonios sentía que volvía a tener dieciséis años cuando ya era un adulto de veinticinco?
Jungkook le hacía sentir de esa manera incluso si no lo hacía adrede.
Hace un par de años atrás le preguntaba a su almohada cómo estaría Jeon en ese entonces, qué estaría haciendo, cómo luciría. Y ahora que lo tenía frente a él para apaciguar sus obsoletas dudas no tenía el valor ni de mirarlo a los ojos, vaya fiasco.
A decir verdad, una parte de él se sintió en aquel entonces un poco patético por pensar tanto en un amor unidireccional que no conocía ni su existencia.
Pero ahora estaba ahí, frente a él, no en su imaginación sino en carne y hueso, por lo que armándose de valor mentalmente llevó su mirada hacia el receptor de sus pensamientos y al ver que mantenía su vista fija en la taza de té que bebía, lo tomó como luz verde para escudriñarle cuidadosamente.
Había cambiado bastante, para bien, eso desde luego; su cuerpo lucía más desarrollado que ese joven de dieciocho años que recordaba, su complexión se había vuelto atlética, pasando desde sus manos firmes que sostenían gentiles la taza, hasta sus brazos fuertes y con músculos que lucían definidos incluso por debajo de la tela de su fina camisa de diseñador, el cabello negro y levemente ondulado que se partía por la mitad sobre su frente, su nariz más perfilada de lo que la recordaba, seguida de unos labios de tamaño proporcionado, ligeramente brillosos debido a la bebida ingerida, y no pudo evitar quedarse admirándolos por más tiempo del que tenía planeado.
Cuando subió la vista hacia los ojos de Jungkook, notó que este lo miraba de igual forma con una ceja enarcada; lo había pillado embobado mirando sus labios.
Taehyung, cuyo rostro en menos de tres segundos había pasado por todas las escalas de rojos existentes, quitó su vista de golpe llevándola hacia un lugar más seguro: de vuelta a la ventana.
Ahora sí que su cara se le caería de la vergüenza.
"Esto, exactamente ¿dónde queda?" preguntó Jimin con genuina curiosidad rompiendo el silencio.
"Si te refieres al pueblo, sigue siendo parte de Seoul" contestó el peliclaro masticando un trozo de mandarina mientras se masajeaba la parte posterior del cuello. "Es sólo que queda un poco apartado de la ciudad. A una hora con veinte minutos, para ser exactos"
"Ya veo. Nunca antes había venido por aquí" informó dejando su taza de té nuevamente sobre la pequeña mesita de cedro en el centro tras haber dado un último sorbo. "¿Padeces de la cervical o algo así?" inquirió preocupado al ver como el peliclaro seguía sobando diligentemente su nuca.
"No lo sé. Después de anoche, lo más seguro es que sí" masculló Yoongi de mal humor dirigiéndole una mala mirada a Tae, quien le correspondió con un leve encogimiento de hombros, dándole a entender que su salud lumbar le era irrelevante.
Y es que en efecto, como había asegurado, Yoongi durmió en el suelo.
Incluso si en medio de la madrugada se coló sigilosamente en la cama, no consiguió otra cosa más que una patada en el trasero a los diez minutos cuando el menor se dio cuenta de otro peso sobre el colchón.
"¿Podemos hablar ahora?" cuestionó Jungkook echando un vistazo a la hora en su reloj. "Tengo una reunión en unas horas"
Yoongi miró hacia donde estaba Taehyung, esta parte le correspondía a él.
El anterior mencionado se enderezó en su asiento, haciendo un esfuerzo por dejar su batalla emocional a un lado. Esto era su trabajo, y como tal, debía ser serio.
"Q-quiero que me digas desde cuando empezó. Y cómo"
Bravo, Taehyung. Sigue tartamudeando, se reprochó.
"Fue hace unos cinco años atrás aproximadamente. Tuve una situación desagradable con una chica y ella decidió vengarse" contestó el pelinegro sin querer entrar en detalles.
"¿Cómo sabes que fue ella?" interpeló el brujo dudoso. "Es decir... ¿Hizo o dijo algo que dejara claro que había sido ella y no alguien más?"
"Lo hizo" asintió. "Dijo que la desesperación me ahogaría y que mis malos actos me descuartizarían vivo en mi consciencia" explicó con la voz un poco ausente. "Dijo que mi corazón se haría pedazos" había pasado un tiempo, pero recordaba ese momento con claridad como si hubiese sido hace unos días.
Taehyung y Yoongi no pudieron evitar torcer el gesto ante lo dicho por Jungkook.
"Toda maldición cuando es lanzada sobre alguien vivo tiene consecuencias para su receptor. Pueden ser físicas o psicológicas. Incluso ambas a la vez" explicó Taehyung intentando que su voz sonara lo más firme posible. "Así que tu caso no debe ser la excepción"
"Y no lo es. Yo..." murmuró haciendo una pausa por unos instantes. "Tengo pesadillas casi cada día, al principio no era así, pero al pasar el tiempo se hicieron más frecuentes. Las únicas excepciones fueron cuando perdía el conocimiento y... Y ayer" terminó de explicar frunciendo el ceño confundido, no había caído en cuenta de que, efectivamente, había dormido mejor que bien.
"Esta casa está rodeada por un conjuro protector que Taehyung refuerza con su sangre cada luna llena" le informó el peliblanco ignorando el asombro en la cara de Jimin. "Entidades indeseadas no pueden entrar"
"¿Eso quiere decir que tengo un demonio detrás mío?" preguntó Jungkook alarmándose.
Yoongi se llevó otro trozo de fruta a la boca.
"No podemos estar seguros. Todavía no nos dices cómo actúa... lo que sea que tengas"
"No puedo mantener una relación seria con nadie" habló después de tomarse unos segundos en una honda respiración. "Siempre que tengo sexo con alguien, esa persona termina encontrando lo que parece ser su alma gemela. Siempre en siete días, no importa qué. A simple vista no parece un gran problema, pero la cosa se complica cuando tienes que aceptar que la persona que amas te abandonará tarde o temprano por alguien más" concluyó frente a la mirada atónita de sus anfitriones. "Lo he comprobado lo suficiente como para asegurar que no son imaginaciones mías"
Taehyung se encontraba pasmado en su asiento descodificando lo mejor que podía la explicación de Jungkook. Pero se le estaba haciendo complicado; en todos los años que llevaba dentro del mundo y los conocimientos de la magia negra, que prácticamente eran su vida entera, jamás había oído hablar de tal maleficio.
"Nadie ha dicho que lo sean" replicó Yoongi. "Es sólo que es la primera vez que escucho algo así. No sabía que existiera un hechizo capaz de hacer tal cosa" murmuró. "Y yo que creía haberlo visto todo..."
"Nos dijeron que no era un hechizo. Sino algo más" aclaró Jimin obviando el nombre de Ji Eun, no sabía qué tipo de relación pudo haber tenido con el peliclaro o con Taehyung incluso, y no quería pecar de indiscreto.
El último mencionado al escuchar las palabras de Jimin sintió un rompecabezas en su mente armándose de a poco.
"Dijiste que tenías pesadillas ¿Qué es lo que ves?" se dirigió a Jungkook.
"Sombras" respondió al instante. "Muchas de ellas. Y de aspecto humanoide. Aveces gritan, otras tantas murmuran cosas"
Taehyung se quedó unos cuantos segundos pensando en silencio con la vista clavada en la desgastada alfombra que recubría la madera del piso.
Lo que Jungkook describía lucía y se comportaba como la idea especulativa que tenía en su mente, y las palabras de Jimin servían para confirmárselo. Si no era un hechizo, entonces sólo podía pensar en una cosa.
"Creo saber qué es lo que es. Al principio no lo pensé, pero entonces lo que dijo Jimin hace un rato cobró sentido en mi cabeza" explicó bajo la mirada expectante de aquel par. "Creo que es un Égrègore"
"¿Qué es eso?" inquirió Jimin, que lucía más nervioso y asustado que el propio Jungkook.
"Es un ente creado para cumplir una tarea o un deseo específico del humano que lo creó. Pueden ser inofensivos o malignos, eso depende del propósito que le hayan dado" explicó. "La persona que te maldijo debió de haberte odiado demasiado, porque para crear uno se requiere de una gran liberación de energías"
"Ahora que sabemos lo que es puedes deshacerlo, ¿no es así?" preguntó Jungkook ansioso.
"La persona que lo creó también puede destruirlo" valoró. "Quizás si le pides perdón a la chica ella pueda..."
"No servirá" lo interrumpió mientras negaba con la cabeza. "Ella no tiene idea de cómo hacerlo. Me pareció que no mentía" agregó el pelinegro recordadando la culpabilidad en el rostro de Ji Eun.
"Entonces eso quiere decir que se ha vuelto más fuerte" razonó en un murmullo. "Claro, cinco años ha sido mucho tiempo..."
"Pero tiene solución, ¿verdad?" interpeló Jimin arqueando una ceja al escuchar una risita de Yoongi.
"Por supuesto. No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, ya sabes" le aseguró este último. "Así que es eso, o que finalmente muera la persona. Lo que es muy común si eres víctima de magia negra"
La fría impavidez con la que Yoongi pronunció aquellas palabras hicieron a Jimin tragar pesado.
"Taehyung, escucha" llamó Jungkook, y el mencionado sólo pudo pensar en cuan bien se oía su nombre pronunciado por aquellos labios.
No, Tae, trabajo ¿recuerdas? se reprendió mentalmente volviendo a enfocar su cerebro en lo que Jungkook tenía para decirle.
"Puedo pagarte lo que sea. Pero ayúdame, por favor" aunque Jungkook hablaba con serenidad, sus ojos tenían un brillo extraño y opaco que le resultaba triste de presenciar.
Todavía si incluso no tenía ni remota idea de qué hacer o cómo destruir ese maleficio tuvo clara una cosa: lo ayudaría.
No sabía todavía la forma pero quería hallarla por él.
Así que sin más accedió con una pequeña sonrisa, que seguro estaba, había parecido más una mueca.
Ya sabemos que Yoongi es un poco demasiado sincero xd
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