Neuf

Taehyung ojeaba concentrado el grimorio que habían logrado desenterrar, bajo la analítica mirada de Yoongi que yacía de pie junto a su sillón mientras que Jungkook y Jimin estaban sentados al frente expectantes.

A este paso la sala de estar de su casa dejaría de llamarse como tal, sala de juntas le vendría mejor.

El grimorio de su abuela estaba lleno de conjuros –a parte de restos de tierra, por obvias razones–, invocaciones a demonios de diferentes rangos, y preceptos sobre la magia prohibida y la nigromancia; recordó cuando su abuela lo instruía, esta última era una de las ramas del ocultismo que menos le agradaba.

No se debía al hecho de tener que urgar entre las víceras de los muertos, sino que la animación y el control de esos cuerpos sin vida era algo que requería un nivel de concentración extremo. El proceso de la no-muerte es delicado y pesado. Sólo lo logró dos veces en el pasado, debido a que quería complacerla y que su abuela estuviese orgullosa de él, pero siempre terminaba extenuado y sangrando por sus globos oculares.

Perdido en sus pensamientos, casi pasa una página por accidente, hasta que Yoongi golpeó su hombro y leyó algo en concreto que le llamó la atención abriendo en grande sus ojos.

"¡Lo encontré!" chilló levantando en alto el libro.

"¿En serio?" preguntó Jungkook parándose casi de un salto seguido de Jimin. "¿Qué clase de idioma es ese? No entiendo nada" frunció el ceño mirando la arrugada y manchada página que marcaba Taehyung con su dedo analizando a fondo lo que decía.

"Es yoruba" le explicó el peliclaro. "Casi todo el libro está escrito en esa lengua, y en latín"

"¿Entonces?" le insistió Jimin a Taehyung. "¿Puedes decirnos qué dice?"

El último mencionado ya no estaba tan contento como antes, efectivamente dieron con una solución plausible, mas tenía la ligera impresión de que sus palabras en ese entonces iban a ser una soga en su cuello pronto.

Pero Jungkook merecía saber, así que ignorando ese mal presentimiento, se aclaró la garganta antes de leer.

"La sombra del Egregor es fuerte y densa y, como tal, desafortunado sea el que more bajo esta.

Envenena tu sangre y luego tu mente, juega con ella porque le gusta. Y cuando se aburre, la quebranta por completo.

Dado que nace de varias formas, también es destruído de igual modo.

Empero todas coinciden en un mismo elemento:

Una poción de vital importancia con la esencia de su víctima. Desde la raíz donde actúa su maleficio y la fuente de este, hasta un sacrificio humano, alguien puro en cuerpo y entrañas. Consúmase en la hora que el velo se debilita bajo la luna correcta hasta que los primeros rayos del sol derritan las invisibles cadenas"

"Sigo sin entender nada..." murmuró Jungkook haciendo que Yoongi soltara una risita baja.

Taehyung supo lo que esa risa significaba; nada bueno, eso seguro. Ya podía sentir la vergüenza de antemano.

"Taehyung, explícate mejor ¿Quieres?" exigió el pelinegro.

"Sí, Tae. Anda" animó Yoongi sonriente. Y Taehyung encajó las uñas en la tapa del libro sólo para no rasguñarle la cara.

"La única manera de librarse de ese ente es eliminando la base del maleficio gracias a la cual se alimenta. Es decir, tu sufrimiento por la soledad..." explicó mirando la alfombra en el suelo como si fuera lo más interesante del mundo "debido al sexo" murmuró.

"¿Y qué es eso de sacrificio humano?" tanteó Jimin espantado. "¿Tendremos que matar a alguien?"

"No, no en este caso" negó dogmáticamente. "La única forma es que Jungkook termine encontrando también a su alma gemela o..."

"O..." le insistió Jungkook impaciente.

"O que te acuestes con alguien que sea virgen" soltó atropellado.

Tanto la cara del pelinegro como la de Jimin eran un poema en ese momento.

"Debe ser una broma" le reprochó el mayor a Taehyung, quien volvió a mirar la alfombra en automático. "¿Cómo se supone que haga eso? No voy a seducir a una menor de edad y a mi edad ya nadie es tan puritano"

"En realidad... Taehyung lo es"

Y ahí está la soga se dijo Taehyung interiormente enviando una mirada asesina a Yoongi.

El par de amigos volteó a verlo al instante, tan asombrados como si a este se le hubiera trepado una cobra a la cabeza. Taehyung no quiso más que ahorcarse ahí mismo.

"¿Pero tú...cuántos años tienes ?" balbuceó Jimin sin salir de su asombro.

No se imaginó ni por asomo que Taehyung fuese un mojigato con el carácter que se cargaba. Además, tenía un físico bastante atractivo, debía admitir.

"Veinticinco ¿Algún problema?" respondió a la defensiva intentando evitar que se le empañaran los ojos, y antes de que la cara se le pusiese más roja de lo que ya estaba se puso de pie para abandonar la sala.

"No tienes que hacerlo" pronunció Jungkook en un gesto comprensivo antes de que llegara a dar un paso siquiera. "Ya bastante has hecho por mí. Por lo menos ahora sabemos como librarnos, de esto. Con un poco más de tiempo... podré encontrar a alguien"

Tiempo. Eso era algo de lo que Jungkook carecía, ambos lo sabían.

"Yo... me lo pensaré" susurró antes de abandonar casi corriendo su sitio.

Desde su habitación escuchó sus voces ininteligibles y posterior a eso, la puerta cerrándose. Supuso que todos se habrían marchado ya. A Yoongi le tocaba el turno de noche otra vez, habrá aprovechado el aventón.

"Maldito Yoongi"

No entendía en lo más mínimo el comportamiento de su amigo.

Él no era así, ni siquiera le gustaban lo suficiente las personas como para considerarlas dignas de su atención por más de dos segundos, y ahora con ese par se relaja como si los conociese de años.

¿Se había propuesto como tarea personal descubrir en cuántos segundos su rostro pasaba del blanco al rojo? Porque a este paso iba a obtener un Record Guiness.

Ahora que estaba completamente solo, se dejó pensar en lo que le estaba haciendo estragos a su sistema nervioso en estos momentos.

Todo se reducía a un amasijo de sentimientos que no le permitían pensar con claridad; su corazón estaba contento, su cuerpo ansioso y su cabeza le advertía, sea cual sea su decisión, no ilusionarse.

Si Jungkook iba a estar con él sería por pura necesidad, nada más, y una vez hubiese acabado todo, él estaría listo para rehacer su vida, con alguien que esté a su altura.

Le daba miedo caer por Jungkook y una vez este se vaya –porque estaba seguro de que se iría– él se sentiría más miserable que antes.

Le daba miedo defraudar la memoria de su abuela al alimentar sentimientos por él.

Por el contrario, si se negaba, no tendría por qué preocuparse de ésto.

Mas las venas negras en el brazo de Jungkook le alarmaron demasiado como para no querer hacer algo al respecto.


Jungkook descendió de su Mercedes negro, no sin antes despojarse de la chaqueta a juego de su traje quedándose sólo con la camisa negra bajo esta. Últimamente no hacía tanto frío en comparación a los días anteriores, por lo que no la necesitaría.

Estaba nervioso, para qué negarlo. No sabía si Taehyung aceptaría o no. Consideraba que era una decisión a tomar realmente importante, por lo que realmente comprendería al chico si este se negaba.

Soltando un suspiro se animó a tocar la puerta frente a él. Después de unos dos intentos más en los que estuvo convencido de que nadie abriría, la puerta de madera chirrió, dejando ver a un Taehyung sorprendido del otro lado.

"Jungkook..." masculló.

"Hola" saludó con una sonrisa de labios unidos. "Uhm... ¿Puedo pasar?"

"Oh. Claro" balbuceó Taehyung haciéndose a un lado cuando se aseguró que el hombre frente a él no era una mala jugada de su cerebro. "Hace cuatro días que no vienes"

El pelinegro arqueó una ceja mientras que el otro se reprendió mentalmente; eso había sonado como un reproche.

"Dijiste que lo pensarías. Así que quise darte tiempo" contestó mientras se descalzaba.

"Ya veo..."

"Si estás ocupado puedo esperar que termines" propuso notando las manchas grises en las manos del chico.

"No te preocupes. Puedes acompañarme" contestó luego de sopesar sus opciones.

No quería que Jungkook lo viese trabajar pero por otro lado, sería descortés dejarlo solo tanto tiempo siendo que Yoongi aún dormía plácidamente a pesar de ser ya pasadas las dos de la tarde.

Jungkook ingresó en una pequeña habitación ubicada en el pasillo que quedaba en dirección contraria a donde se encontraba la habitación en que había dormido la vez pasada.

Despacio, empezó a recorrer las estanterías empotradas en la madera. Sobre estas se encontraban algunas bolsas que contenían pequeñas plumas negras con diminutas pintas blancas, gruesas velas de distintos colores, tizas blancas, distintos tipos de hierbas e inciensos junto a unos frascos que contenían polvos de diferentes texturas que Jungkook prefirió no saber para que eran.

Mientras tanto Taehyung, que había tomado asiento sobre el futón en el suelo, lo observaba algo ansioso recorrer su pequeño espacio personal. Se sentía expuesto, y no le gustaba.

Cuando Jungkook terminó su pequeña exploración tomó asiento junto al chico.

"¿Qué haces?" inquirió curioso.

"Un muñeco vudú" masculló enredando unos mechones de cabellos cobrizos en un pedazo de lana para introducirlos y empezar a coser la tela de la figura del muñeco.

"¿Por qué tienes las manos manchadas?" preguntó Jungkook después de un segundo de haber asimilado lo dicho por Tae. No sabía por qué se sorprendía aún, francamente.

"Oh, es ceniza de muerto" contestó limpiándose las manos en los holgados pantalones de algodón que llevaba.

"¿Le dicen así o es realmente... eso?" Jungkook estaba a cuadros.

"No, ese es su nombre, ya que literalmente es lo que queda de la cremación de un cuerpo" explicó sin dejar de coser esta vez. "Tengo un contacto que trabaja en los servicios funerarios. Él me la provee de cadáveres no reconocidos por sus familiares, o indigentes"

"¿Una persona te las provee?" repitió perplejo. "¿Eso es legal siquiera?"

"Seguramente no, pero no me importa. No es a mí a quien meterán tras las rejas" se encogió de hombros. "Y sí, Jungkook, una persona ¿Cómo se supone que las consiga entonces?" rebatió un poco irritado. "No voy por ahí profanando tumbas. Tengo mis límites"

El pelinegro calló para no importunar más a Taehyung, en cambio decidió observarlo mientras cosía un brazo del muñeco de tela.

Sin embargo, de soslayo notó un grueso libro un poco diferente a todos los que yacían apilados a una esquina; este tenía la tapa de un material similar al cuero, de color azul oscuro y en su centro una estrella dorada de seis picos.

Jungkook estiró un brazo para alcanzar el peculiar libro.

"¿Puedo leerlo?" preguntó el pelinegro antes de abrirlo.

Taehyung le dio una mirada a Jungkook en su dirección e inmediatamente volvió a tensarse.

"Puedes, pero no creo que vayas a entender nada" respondió tratando de imitar la normalidad en su voz.

El pelinegro torció el gesto cuando abrió el libro, las únicas palabras que entendía estaban en inglés y parecían ser hechizos. El resto estaba en latín.

"¿Este es tu grimorio?" inquirió recibiendo una leve afirmación como respuesta.

Hojeaba el libro con curiosidad y se entretenía descubriendo los extraños símbolos e imágenes, hasta que se detuvo en una página en específico que llamó su atención.

El lenguaje en el que estaba escrita le recordó al propio grimorio de la abuela de Taehyung, y en la parte superior de la hoja yacía resaltante en tinta negra el título de dicho escrito.

"¿Qué significa Kadara?" preguntó repasando con el dedo índice las letras.

Taehyung sonrió ante la pregunta.

"Es Destinados en yoruba" explicaba mientras ensanchaba la sonrisa. "Mi abuela me contó una vez esa leyenda, y me gustó tanto que decidí incluírla en mi libro. ¿Quieres oírla?"

Sin esperar una respuesta del pelinegro, tomó el libro de sus manos y lo colocó sobre su regazo antes de empezar a leer.

"Un Emperador de un poderoso reino cuyo nombre se perdió tras el paso de los años, conoció a la que sería su esposa, gracias a la intervención de una poderosa hechicera capaz de ver el hilo rojo. El Emperador le pidió a la hechicera que siguiese su hilo rojo para conocer a la mujer de su destino, y así lo hicieron. La búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con un bebé en los brazos, ofrecía sus productos. Al llegar allí, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: "Aquí termina tu hilo". Sin embargo, al Emperador no le hizo demasiada gracia que su destino se entrelazara con esa mujer tan pobre, por lo que enfureció, creyendo que era una burla de la hechicera. Así, empujó a la campesina que aún llevaba a su bebé en brazos, haciéndole caer. El bebé, una niña, se hizo una gran herida en la frente que dejó una cicatriz muy particular. A la hechicera, por su parte, ordenó que le cortaran la cabeza. Pero lo que no se esperaba fue lo que pasaría muchos años después, cuando llegó el momento de casarse. Se le recomendó que se casara con la hija de un general muy poderoso, y para su sorpresa, el día de la boda, cuando le vio la cara se dio cuenta de una realidad: la mujer tenía una cicatriz muy particular en la frente, fruto de una caída siendo un bebé.

Las relaciones humanas están predestinadas por un hilo rojo que los Dioses atan al dedo meñique de los destinados a convertirse en almas gemelas, y vivirán una historia importante no importa cuánto tiempo pase o las circunstancias que se encuentren en la vida.
La arteria cubital conecta nuestro corazón con el dedo meñique y dicha vena (hilo rojo) se extendería por el mundo hasta unirse a la arteria y llegar al corazón de otra persona.

El hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse... Pero nunca romperse"

"Es hermosa" aseguró Jungkook con una sonrisa que no le llegó a sus ojos.

"¿Pasa algo?" se preocupó Taehyung al presenciar el cambio en su estado de ánimo.

"Nada importante, es solo que..." suspiró tratando de ponerlo en las palabras correctas. "Me casé y me enamoré de una mujer que creí mi todo cuando terminó siendo el de otra persona. Incluso papá dos meses después de que muriera mamá ya tenía a alguien calentando su lado de la cama" bufó. "Si la quería, no se le notó demasiado"

"No hay una fórmula Jungkook" consoló haciendo a un lado la piedra que se le sentó en estómago cuando este mencionó a su ex esposa. "Pero dicen que el corazón lo sabe. No importa si te has enamorado antes o no, tu arteria palpita diferente cuando estás con esa persona" sonrió amplio mostrando su dedo meñique.

Por unos segundos, Jungkook se perdió en esa peculiar sonrisa, formada por unos rosados labios que curiosamente, tenían forma de corazón.

"Voy a hacerlo. Vamos a destruir esa cosa" declaró Taehyung nuevamente, haciendo al pelinegro salir de su burbuja. "Y antes de que me digas algo, no me siento obligado a hacer nada y definitivamente tampoco es lástima. Lo hago sólo porque quiero hacerlo contigo" Jungkook arqueó una ceja y Taehyung se sonrojó ante el disparate que salió de su boca. "E-es decir, que lo deseo. ¡N-no de esa manera! Me refiero a..."

Maldición, una cosa sonaba peor que la otra. Yo y mi estúpida lengua.

Antes de que pudiera seguir soltando más cosas sin sentido, Jungkook posó su dedo índice sobre los labios del menor.

"Está bien. Sé lo que quieres decir" rió. "Gracias" le sonrió genuinamente, como hace ya bastante tiempo no hacía.

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