Huit

Jungkook miraba a un Taehyung nervioso rehuyendo de su vista mientras repiqueteaba los dedos una y otra vez sobre la superficie del reposabrazos del mullido sillón donde estaba sentado, y a decir verdad, el gesto le estaba irritando un poco.

Desde que habían llegado –Jimin y él– habían estado esperando a que Taehyung mencionase el asunto por el cual estaban ahí en un principio, pero el chico parecía tomarse su tiempo para reunir las palabras en su mente, o reunir valor, juzgando por las miradas discretas en busca de auxilio dedicadas a Yoongi, quien –a unos metros, cómodamente echado en el sofá– parecía no enterarse de nada al estar más pendiente de la tele que de su entorno.

"Puedes hablar. Está bien" le instó amable a Taehyung. Dudaba que lo que este fuera a decir sea peor que lo que ya habían escuchado.

"Lo siento" suspiró. "Revisé todos los antiguos libros que tenía y no decían nada que fuera realmente de ayuda"

"Bien. Eso no es algo peor, pero tampoco es bueno" sopesó el pelinegro desganado.

"¿Nada?" insistió Jimin con una mueca de preocupación en el rostro. "Quizás haya algo que pudiste haber pasado por alto..."

"No. Ya he revisado página por página, sin éxito" negó apenado el joven brujo.

"Bueno, siempre puedes utilizar el grimorio de tu abuela, sabes" propuso Yoongi como si nada sin despegar la vista de la pantalla e ignorando la mirada horrorizada que le dirigió Taehyung.

"¡¿Estás loco?!" chilló indignado llevándose una mano al pecho. "E-eso es deshonroso y degradante y..."

"Y lo más razonable" sentenció Yoongi interrumpiéndolo antes de silenciar la TV y voltearse. "Tu abuela dedicó toda su vida a la brujería. Tenía más experiencia que tú en esto. Sé que la idea te parece incómoda, pero es el único hilo del que no hemos tirado"

Por mucho que le costase admitirlo, Yoongi tenía razón; era casi imposible que en todos sus años al servicio de la magia negra su abuela no se haya topado con casos similares al de Jungkook.

De haber alguna solución, tendría que estar ahí.

Así que suspirando pesado y reticente aún a la idea, accedió.

"Bien" enfurruñado se puso de pie, dirigiéndose hacia Jungkook quien imitó su acción. "Vamos a buscarlo entonces"

"Claro, ¿necesitas ayuda con algunas cajas o algo?" sondeó. "¿Dónde está?"

"En el cementerio"

Jimin abrió en grande sus ojos, y a Jungkook se le fue el alma del cuerpo.

¿Había oído bien?, ¿El cementerio?

No temía poner un pie allí, en lo absoluto. Pero una cosa era una visita esporádica al lugar, como hacía cada año, y otra muy distinta era desenterrar un muerto.

"Está desolado a esta hora. Nadie nos va a ver" agregó Taehyung en cuanto vio la cara de espanto de Jungkook.

El pelinegro agradeció internamente el pequeño intento de Taehyung por calmarlo. Que sólo sirvió para alarmarlo aun más.

Un cementerio. Vacío y casi anocheciendo. En este pueblo que queda por sólo Dios sabe dónde...

Estaba seguro que de haber una dirección oficial que respondiera a la expresión 5to Infierno sin duda sería ese poblado, por lo apartado que estaba.

"Yo prefiero quedarme aquí, si no les molesta" anunció Jimin tomando asiento junto a Yoongi en el sofá. "Dos personas son más que suficiente" sonrió.

Jungkook rodó los ojos ante el evidente escaqueo de Jimin, mas no dijo nada.
En cambio, vio como Taehyung se perdía tras una puerta lateral a la cocina, volviendo al poco rato con una pala y una bolsa mediana de color marrón de aspecto áspero y algo raída.

"Listo. Vamos"

Después de una media hora caminando y otros minutos, la leve aprensión que sintió hacia el plan se desvaneció.

Ahora estaba cansado, con una leve capa de sudor recubriendo su frente e irascible gracias a los molestos mosquitos que empezaban a rondar a su alrededor si bien el sol no se había puesto todavía.

El mutismo de Taehyung tampoco ayudaba a que el trayecto fuera ameno.

Entendía que el chico se sintiera cohibido a su lado después de lo incómodo que resultó ser su primer encuentro, pero le molestaba su timidez y le hacía sentir incómodo.

Como si leyera sus pensamientos, su acompañante decidió hablar tras aclararse la garganta.

"Ayer no tuve la oportunidad de hablar a solas contigo" detuvo sus pasos volteando hacia Jungkook, mostrándose inseguro. No quería que el mayor tomara de mala forma su atrevimiento. "Hay algo que no nos contaste"

La expresión del pelinegro que hasta entonces había estado relajada, se endureció al instante.

"No sé qué estás insinuando. Todo lo que tenía para decir, lo dije ayer en la mañana" respondió a secas.

"Si es así, entonces no te importará que vea tus brazos ¿verdad?"

Taehyung dejó caer la pala y la bolsa a sus pies, antes de darle oportunidad a Jungkook de rebatir, agarró firme su brazo izquierdo retirando de un tirón la manga de su fina camisa de seda roja hasta el codo, y ante lo que vio no pudo evitar soltar un jadeo; las venas que recorrían su antebrazo estaban más marcadas de lo normal, y ennegrecidas.

Jungkook apartó con brusquedad su brazo acomodando la manga nuevamente con aparente serenidad, pasando por alto la consternación de Taehyung.

El último sabía que Jungkook, al llevar tanto tiempo con la maldición, era imposible que no tuviese más que pesadillas latentes.

Una entidad como el Égrègore, multidimensional como era, tenía una mayor fuerza y poder sobre los sueños y miedos más profundos de su víctima, los cuales alimenta cuando duerme, mientras que a su vez, este se nutre de su desesperanza y dolor.

"T-tus brazos..." balbuceó. "¿Desde cuándo...?"

"No digas nada de esto a Jimin. No quiero que se preocupe o exagere de más" exigió comenzando a andar nuevamente.

"¿Exagerar?" repitió escéptico. "¡¿Cómo puedes ser tan inconsciente?!" no quería gritarle pero la poca importancia que Jungkook le daba al asunto lo sobrepasó. "¡Esto es grave! E-es cuestión de tiempo que..."

"No lo digas" Jungkook volteó para encarar a Taehyung y el chico fue capaz de ver por un segundo sobre su máscara; Jungkook por fuera se mostraba impasible, pero en sus ojos veía vulnerabilidad. "No quiero saberlo, así que no lo digas. Lo único que quiero es acabar con esto de una vez por todas"

Sus palabras eran firmes y autoritarias.

¿Entonces por qué sentía tanta desolación y sufrimiento envolverlo cuando se permitía vagar por esos profundos ojos?

Taehyung tuvo la necesidad de abrazarlo fuerte, sin embargo, consciente de que eso sería demasiado, se conformó solo con envolver su mano sobre el antebrazo de Jungkook en una caricia sutil.

"Lo harás. Haré todo lo que esté en mis manos para que así sea" aseguró. Y Jungkook se sorprendió interiormente de –por primera vez– no encontrar inflexión en su voz. El chico que tenía enfrente lo miraba con una determinación abrumadora. "Es una promesa"

Decidiendo no perder más tiempo del que ya habían malgastado, emprendieron de nuevo la caminata.

Ahora entendía por qué Taehyung se había negado a que utilizara su auto; el camino al cementerio del poblado se resumía en vegetación frondosa a ambos lados y un sendero un poco estrecho de tierra compacta y hierba. Aveces recto, otras veces sobrepasando alguna loma empinada.

Lo que no entendía es por qué tan lejos; llevaban casi una hora de camino y todavía no se visualizaba ni una miserable lápida.

"¿Cuánto más tardaremos en llegar?" se quejó. "Lo único que veo son árboles a cada lado"

"Falta poco" Taehyung suspiró cansado.

"Lo mismo dijiste hace quince largos minutos" reprochó con la mandíbula tensa.

"Luces como alguien que se ejercita ¿No se supone que deberías tener más resistencia?" rebatió burlesco, mas quiso abofetearse mentalmente al instante.

Cierto, el Égrègore...

"Antes lo hacía. Ahora ya no tanto" contestó el pelinegro pasados unos segundos. "¿No pudiste mantener el libro contigo?" espetó de repente.

"¿Para qué iba a querer yo el libro de mi difunta abuela?" rebatió arqueando una ceja.

"Para casos como estos donde no sabes nada ¿quizás?" eso sonó más brusco de lo que planeó en un principio. No tenía derecho a reclamarle algo a Taehyung.

"¡Una bruja no utiliza el grimorio de otra bruja!" vociferó indignado. "Tengo un orgullo, ¿sabías?"

Nuevamente reinó el silencio hasta que el joven brujo se detuvo abruptamente.

"¿Escuchas eso?" preguntó repentinamente emocionado mirando hacia las ramas del árbol a su derecha.

"Sí, son las ganas que tengo de llegar ya" bufó. "Agiliza el paso"

"¡Oh, por las garras de Samael!" exclamó matando la poca paciencia que le quedaba con Jungkook. "¿Quieres detenerte?, ¡Solo será un segundo!" pidió haciendo que el chico voltease en su sitio.

"¿Qué es?" se obligó a preguntar a regañadientes.

Taehyung, que al instante volvió a mostrarse eufórico, le sonrió en grande.

"Escucha"

Jungkook agudizó sus oídos, aunque no tuvo que hacer esfuerzo alguno ya que, prácticamente, estaban en medio de la nada y silencio era lo que más abundaba sin contar el sonido del follaje de los árboles meciéndose por el viento. De pronto, una débil pero hermosa melodía se escuchó en el aire.

"Es... el canto de un ave" murmuró a los pocos segundos.

"De un Mirlo" especificó. "Mira, allí" le señaló en dirección a la copa de un árbol a unos metros de distancia, una pequeña ave de plumaje negro brilloso posada sobre una de sus ramas. "El canto es débil porque el invierno está próximo a comenzar. En primavera puede oírse en todo su esplendor" le explicó Taehyung fascinado, aún observando el ave. "Algunos afirman que su canto es incluso más bello que el de un Ruiseñor. Nunca he oído cantar a uno, pero estoy seguro de que no hay nada más bello que esta melodía" comentó en voz baja.

Jungkook le dio la razón en silencio; su canto era tenue pero melódico, relajante, casi mágico.

"Parece que sabes mucho acerca de ellas"

Jungkook miró a Taehyung nuevamente por unos segundos hasta que se acercó y sacudió sutilmente una hoja en el cabello de este. Decir que el chico se quedó embobado con el inesperado gesto sería decir poco.

"Me gustan los animales" murmuró cohibido.

Al cabo de unos pocos minutos más, llegaron por fin a su destino.

Tal como Taehyung aseguró, se encontraba vacío, no había rastro de un cuidador siquiera. Las lápidas que yacían sobre el césped sin podar, tenían diferentes formas y tamaños, y lucían tan abandonadas y descuidadas como la misma hierba alrededor de estas.

Se detuvieron frente a una en la que Jungkook pudo divisar sobre la inscripción el nombre de Lee So Ah, y a juzgar por las fechas había fallecido hace unos siete años atrás aproximadamente.

"¿Estás bien?" preguntó Jungkook al notar la expresión un poco sombría del chico, quien asintió en respuesta.

"Dame. Yo lo hago" tomó la pala de la mano de Taehyung. "Esta situación debe ser un poco difícil para ti" añadió ante el ceño fruncido del chico.

"No me molesta desenterrar un cadáver, si eso es lo que crees" soltó una risa nasal. "Además, son sólo huesos lo que queda ahora. Pero si insistes" articuló encogiéndose de hombros.

Jungkook le miró fijamente. Ese chico tenía una mentalidad extraña, pero paradójicamente comenzaba a divertirle un poco.

Era como un bálsamo refrescante para su estresante día a día.

"Sólo por curiosidad..." murmuró haciendo presión con el pie sobre la pala. "¿Hay algún hechizo que sirva para hablar con un fantasma?" preguntó empezando a cavar.

"Oh, sí. Varios, de hecho" respondió observando a Jungkook en su faena. "Realizas un polvo que consista en mezlar almizcle, madera de áloe, azafrán, tomillo, esperma de ballena y sangre de una Abubilla. Cuando el polvo se quema sobre la tumba, la forma etérea del muerto se hará visible" respondió casi en automático, su cerebro no captaba otra cosa que la mandíbula de Jungkook tensándose por el esfuerzo y la gota de sudor que le recorrió la nuez de Adán. "E-es una de las formas menos arriesgadas..."

"¿Dónde demonios se consigue esperma de ballena?" inquirió de forma retórica el pelinegro.

"Lo sé. Tengo sentimientos encontrados con este hechizo" musitó.

Jungkook siguió haciendo lo suyo, los músculos de los brazos le ardían por el esfuerzo pero debían de terminar rápido antes de que el sol se pusiera en su totalidad.

Y todavía quedaba la hora del camino de regreso. Gimió para sus adentros y comenzó a cavar con más fuerza.

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