¡Nuestros anhelos!
Midoriya estaba de pie en la cocina terminando de revolver su improvisado estofado. Tomó la cuchara y dio una probadita arrugando la nariz de inmediato. ¿Quizás si le colocaba un poquito más de pimienta...? Tomó el frasco, pero la tapa se deslizó y casi vació el contenido íntegro en la olla.
—¡Por All Might! —dio un pequeño grito. No podía tener tan mala suerte en la vida. Kacchan amaba el picante, pero esto definitivamente ya era demasiado. Tomó su teléfono tecleando lo más rápido que pudo “¿cómo arreglar un desastre culinario?” pero justo cuando apenas comenzaba a leer sobre la “armonía de los sabores” se percató de que el agua del baño había dejado de correr. Miró el estofado una última vez, casi podría jurar que este se había movido de forma extraña, inclinó su rostro, ahora que lo veía detenidamente se parecía un poco a Grimer, exhaló resignado, en un rato se ocuparía de eso, no podía dejar a Kacchan esperando, debía asegurarse de desinfectar sus heridas y colocar sus vendajes, incluso cuando su estofado parecía más un secuaz del equipo Rocket que algo comestible.
Colocó la cocina a fuego lento y se dispuso a buscar todo lo necesario para su misión: vendas, apósitos, solución antiséptica y algunas cremas cicatrizantes que le habían indicado en el hospital, con todo listo se dirigió hacia su habitación luego de darle un tiempo prudencial al rubio para no encontrarlo en calzones ni mucho menos, su pulso se aceleró, ok, quizás pensar en Kacchan en calzones no era la mejor de las ideas en ese momento. Carraspeó un poco e intentó ignorar el hormigueo incómodo en sus dedos.
—¿Kacchan? —lo llamó con timidez. Tocó un par de veces y aún no obtuvo respuesta, preocupado de que algo le hubiese pasado terminó de entrar sin aviso, pero su cerebro se fue de vacaciones cuando cierto cenizo fornido cruzó su campo de visión. Kacchan se frotaba la cabeza con una toalla mientras pequeñas gotitas caían de su cabello deslizándose por sus clavículas hasta su torso desnudo. Midoriya se quedó embobado viendo la escena ¿Acaso sería posible sentir envidia del agua?, pero antes de que siquiera pudiera decir algo, sus ojos bajaron al ajustado jogger de algodón que vestía el cenizo.
—Puff —la risa salió a borbotones incapaz de controlarla y Bakugou alzó una ceja particularmente ofendido—. Lo siento, lo siento —balbuceó Midoriya aún sin dejarse de reír.
—¿Se puede saber qué es tan gracioso? —gruñó Bakugou cruzándose de brazos.
—Es evidente que no es tu talla —se carcajeó— pareces...
—¿Parezco...? —Bakugou siseó con un borde afilado en su voz.
Deku volvió a reír, había desarrollado inmunidad hacia ese tono hostil desde hace mucho.
—Pareces uno de esos profesores de yoga... —balbuceó entre risas y Bakugou le torció los ojos.
—Fue la única mierda en tu closet medianamente decente —gruñó para luego sentarse en la cama.
—Ohh vamos, las pijamas de All Might no estaban tan mal —sonrió mientras se sentaba en la cama. Bakugou se giró para verlo de frente y fue entonces cuando Midoriya se percató de la cercanía de ambos. Sus dedos cosquilleando—. Bueno, yo... Tengo que... —El rubio ensanchó su sonrisa—. Tengo que encargarme de tus heridas —terminó de decir.
Tosió un poco y empezó a colocar todo lo necesario en la mesita de noche. Respiró profundo, podía hacer esto. Bakugou se reclinó un poco hacia atrás, estaba ligeramente sentado y Midoriya tragó saliva nuevamente ante la visión de aquel hombre en su cama, quizás debía pellizcarse, esto podría ser un sueño, él ya había tenido sueños extraños, podía ser una posibilidad...
—¿Y bien? —la voz de Bakugou lo sacó de sus pensamientos. Parecía algo divertido, como si sospechara que era capaz de colocarlo nervioso solo con su proximidad.
—Lo lamento —carraspeó un poco e intentó controlar su pulso. Tomó un algodón con una pinza y empezó a limpiar la herida. Ambos se quedaron callados, apenas sus respiraciones perceptibles en el silencio de la habitación. El cabello húmedo de Kacchan desprendía la fragancia de su shampoo, era suave y agradable y se mezclaba con el aroma natural de su piel. El rostro del peliverde comenzaba a sentirse caliente.
—¿Sabes? —dijo mientras seguía limpiando la herida— Nunca te agradecí por cuidar de mí... Digo, no tenías que hacerlo, ni siquiera te pregunté si estabas de acuerdo...
—No fue nada, nerd. —aseguró, su tono extrañamente amable.
Midoriya sacó el ungüento y empezó a aplicarlo con mucho cuidado.
—De una u otra forma siempre terminas herido por mi culpa... —el arrepentimiento anudado en su voz—. Lo lamento, si hubiese sido más cuidadoso, tal vez...
Kacchan lo miró fijamente, su rostro serio.
—¿Podrías dejar de hacer eso?
—¿De hacer qué? —Pestañeó confundido.
—Eso. —Hizo un gesto con la mano exasperado— Crees que debes cargar con el peso de todo tú solo... Es un hábito de mierda, déjalo de una puta vez.
Midoriya se rio un poco.
—Me parece que tienes el mismo mal hábito —esta vez su voz salió un poco más relajada.
Bakugou bufó, pero aun cuando parecía el mismo energúmeno de siempre, para Midoriya fue fácil detectar esa casi imperceptible sonrisita en su rostro. Era extraño, pero conocía tan bien a Kacchan como para saber que no estaba verdaderamente enojado, todo lo contrario, sus regaños escondían preocupación. Midoriya sonrió de vuelta, la cercanía que compartían era tan agradable que casi parecía irreal.
Cuando por fin terminó de ajustar las vendas, soltó una bocanada de aire aliviado. Si era honesto consigo mismo, jamás había tenido que concentrarse tanto para poder realizar un simple vendaje, pero era sumamente difícil cuando el hombre más atractivo sobre la faz de la tierra estaba sobre su cama, medio desnudo, desprendiendo ese delicioso aroma a caramelo y con un cuerpo que francamente era la definición exacta de la palabra: perfección.
Terminó de revisar que todo estuviese correcto, cuando su mano rozó el pecho del rubio.
—Estás caliente... —comentó distraído hasta que se dio cuenta de que Bakugou lo miraba con una sonrisa extraña—. Lo que quiero decir... Es que... ¡Tu piel está caliente! No que tú seas caliente... Bueno, tu piel es parte de ti y eso te hace caliente, pero... —El sonrojo llegaba hasta sus orejas mientras el rubio no dejaba de reír.
—¿Caliente, eh? —La sonrisa burlona se ensanchó por todo su rostro.
Midoriya abrió su boca para replicar el comentario, pero ambos se detuvieron cuando un olor a chamuscado llegó a la habitación.
Midoriya palideció.
¡No, no, no, no, no!
—Nerd… —Bakugou estaba aguantando la risa con todas sus fuerzas.
Pero el pecoso solo se echó a correr para encontrar una nube de humo en toda la cocina. Casi se puso a sollozar cuando su pobre estofado era apenas un pegote en el fondo de la olla. Hasta las pobres zanahorias habían quedado carbonizadas. Estaba a punto de llorar mientras abría la ventana tratando de que el humo abandonara el departamento.
—Oh vamos, no está tan mal —Bakugou le daba una mirada a la olla.
—No es gracioso —Midoriya se volteó evitando verle el rostro. Su cuerpo estaba frío y sus mejillas ardían mientras sentía sus ojos humedecerse.
Bakugou lo jaló hacia él y por un segundo Midoriya sintió que dejaba de respirar. Los brazos de Kacchan ofreciéndole consuelo en un apretado abrazo.
—Te digo que no importa, hasta yo he quemado un par de platillos alguna vez —su tono de voz fue suave y Midoriya le miró con ojos llorosos.
—¿En serio? —preguntó incrédulo—. No te imagino haciendo nada mal, eres increíble en todo lo que haces… Incluso el Katsudon te queda delicioso —dijo en voz baja.
Algo brilló en los ojos del rubio.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó con una ceja alzada.
Midoriya se separó. Su corazón bombeando como loco y las palabras indecisas en su boca ¡Kacchan jamás le había preparado Katsudon! No al menos como un adulto…
—Siempre has cocinado increíble —respondió rápidamente—. Estoy seguro de que hasta el Katsudon te debe quedar genial —Bakugou lo miró con cierta duda, pero Midoriya agregó rápidamente entrecerrando un ojo—. Entonces… ¿Pedimos pizza para cenar?
Bakugou exhaló.
—Con extra de pepperoni —respondió tirándose en el mueble.
Midoriya respiró aliviado al ver que el cenizo no había insistido más con el tema.
—Un par de pizzas con extra de pepperoni en camino —dijo mientras tomaba su teléfono.
—Vaya que eres un nerd —Bakugou se rio.
Una hora más tarde el aroma del queso fundido llenaba el aire. Ambos estaban tirados en el suelo de la sala disfrutando de su pizza mientras veían juntos otro episodio de “Los 100 quirks más raros de la historia”
—¿Sabes? El quirk de la villana que nos atacó es realmente interesante —balbuceó Deku con la boca llena sin despegar la vista del programa—. Tiene la capacidad de aumentar el ácido láctico en los músculos haciendo que estos se atrofien y eso provoca la sensación de inmovilidad, es un quirk increíble —terminó por decir.
Bakugou apoyó su mano en su quijada mientras lo veía con una ceja alzada.
—¿Si recuerdas que intentó matarme?
Midoriya casi se ahogó con la comida.
—¡Claro que lo recuerdo! —dijo alterado. En realidad era imposible olvidarlo, especialmente cuando había omitido la parte en que había perdido el control cuando la mujer volvió a ponerse de pie intentando llegar al rubio. Si Todoroki no hubiese estado allí, quizás no habría quedado algo de Genevié para enviar a prisión… Se sacudió esos pensamientos. Ver a Kacchan en ese estado no era algo que quisiera recordar—. Solo hablaba de su quirk, es un buen don, es una pena que su portadora lo utilizara de esa manera —terminó por decir.
Bakugou tomó otro pedazo de pizza.
—¿Lo qué te pasó fue planeado? —preguntó. Desde que habían salido del hospital no habían hablado del tema.
—No, fue un accidente —Midoriya suspiró—. Al parecer el sujeto que me transformó debía una fuerte suma de dinero y cuando llegaron a extorsionarlo utilizó lo único que tenía como pago.
—Información —completó Bakugou.
—Sí, fue fácil reconocerme. Luego…
—Buscaron a la persona más cercana a ti y la siguieron —las palabras se sentían como arena en su boca.
Midoriya asintió no muy seguro de qué decir.
—Creo que deberíamos dormir —dijo Bakugou poniéndose de pie. Francamente no tenía ánimos de escuchar a Deku decir alguna mierda sobre el maldito de Todoroki.
—Lo lamento, por supuesto que debes estar cansado —Midoriya se puso de pie y lo acompañó hasta el cuarto.
Cuando por fin Bakugou se encontró solo en la habitación, exhaló una gran cantidad de aire, mientras se tiraba boca arriba en la cama. Maldita sea, ni siquiera podía pensar en paz… ¿A quién mierda se le ocurría poner un afiche de All Might en el techo? Definitivamente no sabía cómo carajos iba a dormir, su vida parecía una tragicomedia. Al menos el cuarto del nerd estaba impregnado de su aroma, sus sábanas, su ropa, bueno, técnicamente la mitad de su ropa, la remera era suya después de todo, aunque ya no oliera a él.
Jodida mierda. ¿Qué carajos iba a hacer? ¿Cuál era el puto plan? ¿Había un puto plan en primer lugar? Hundió su cabeza en la almohada. Vivir con un mocoso de 6 años era una cosa, pero el maldito de Deku adulto era algo completamente diferente. No sabía qué mierda decir, cómo carajos comportarse. No quería cagarla, no de nuevo, también tenía que buscar el momento para disculparse… ¡Disculparse! ¿Cómo te disculpas por algo así? Ni siquiera entendía como el nerd podía ser tan jodidamente amable, mentira, Deku siempre era de esa manera, siempre con esa sonrisa, con esa estúpida voz. Su corazón se apretó, ¿sería tan egoísta querer recuperar eso? ¿Tenía el derecho de desear ser parte de la vida de Deku de nuevo? No estaba seguro de la respuesta, pero no soportaría alejarse, no de nuevo.
Había sido un idiota, quizás lo seguía siendo, pero aun así sabía que Deku era lo más importante en su vida. Encontraría la manera de demostrarle que había cambiado, que podía ser todo lo que siempre había querido, el hombre que él se merecía, luego le rogaría, incluso si tenía que arrodillarse e implorar su perdón y si Deku aún lo quería, si había una maldita posibilidad se aseguraría de hacer a ese pecoso la persona más feliz sobre la maldita faz de la tierra. Ese era el plan.
A la mañana siguiente, Midoriya despertó con la mitad del cuerpo afuera del sillón. Intentó ponerse de pie, pero el tirón de sus adormecidas extremidades no lo ayudó demasiado. Bueno, en definitiva Todoroki había sido amable, dormir en el mueble era HORRIBLE. Le dolía el trasero y ni hablar de su pobre espalda.
—Buenos días —la voz de Kacchan casi lo hizo tropezar contra la mesita mientras se dirigía al baño a lavarse la cara.
—¡¿Kacchan qué estás haciendo?! —El rubio estaba de pie en la cocina con la estufa encendida. El aroma de lo que sea qué estaba cocinando llegó hasta sus fosas nasales haciendo que su estómago diera un pequeño gruñido.
—El desayuno, ¿qué crees que hago? —dijo mientras le extendía una taza de café. Midoriya se frotó los ojos perplejo.
—Se supone que debes estar de reposo, no puedes...
—Deku, no pensarás que me voy a quedar todo el día en cama como un inútil de mierda —Midoriya abrió su boca para replicar, pero la verdad no podía imaginarse a Kacchan obediente siguiendo las indicaciones del médico. Suspiró resignado sentándose en la barra del comedor.
—Al menos dime que preparas algo saludable, se supone que debes seguir una dieta especial, ayer fue solo una excepción...
—Es saludable, es tocino y huevos. —Sonrió de forma pícara.
—Kacchan, estoy completamente seguro de que el tocino y los huevos no forman parte de un desayuno saludable.
—¿Y los All Might Aros sí? —Señaló la repisa.
Touché
Ambos se miraron y sonrieron, la complicidad estaba en el aire al igual que el aroma a café recién colado. Midoriya dio un mordisco a su tostada y cortó un pedacito del tocino y por un momento se sintió en el cielo.
—¡Kacchan esto está delicioso!
El rubio le sonrió complacido. Su sonrisa enorme y sus ojos brillando como si sintiera una infinita satisfacción tan solo por esas cuatro palabras.
Así es como siempre debió haber sido, porque Midoriya no podía pensar en algo más perfecto que ese momento. Incluso algunas veces se permitió fantasear con esto: con Kacchan en pijama en su departamento junto al aroma a caramelo que hacía pensar a sus sentidos que había azúcar en el aire.
Seguía enamorado. Lo sabía, lo sabía porque desde que abrió los ojos esa mañana podía ver cómo los rayos del sol se torcían en la figura de Kacchan y lo hacían parecer incluso más brillante de lo que ya era, pero decidió guardarlo y siguió comiendo su desayuno sin decir nada más. Su corazón estaba demasiado acelerado y al parecer tratar de apaciguarlo con una taza llena de cafeína, no era la mejor de las ideas.
Y entonces, en medio de ese silencio, uno que era cómodo y cálido a la vez no pudo evitar preguntarse cómo el amor era capaz de hacerlo sentir tan miserable y otras veces como si fuera a morir de la felicidad que sentía en el pecho. No quería que sus días con Kacchan terminaran, ya no estaba seguro de poder vivir sin ellos, pero tenía miedo, porque una vez se sintió de esa manera y toda esa calidez se rompió dejándolo desecho. No quería correr el riesgo, estaba asustado. ¿Cómo podría reponerse de nuevo?
Kacchan no lo sabía, pero él jamás pudo empezar de nuevo y la única vez que se convenció de que debía dejar todo atrás y darle una oportunidad a alguien más, la vida se había confabulado para llevarlo de nuevo a sus brazos y dejarle en claro que por más que se esforzara, era imposible olvidar a su primer y único amor.
Porque sí, quería mucho a Todoroki, era imposible no hacerlo, pero lo que sentía por Kacchan... Ese ardor que le quemaba el pecho jamás lo había sentido por nadie más. Y mientras el rubio habla y sonríe, Midoriya se pregunta qué se sentiría acariciar su rebelde cabello y ser tomado por sus fuertes brazos.
Quería decirle que lo amaba. Quería decirle que no le importaba el pasado, quería tantas cosas... Pero las guardó muy dentro en ese lugarcito donde metía y encajonaba sus más grandes anhelos. Porque aunque deseaba decirlo, aunque estaba seguro de sus sentimientos, aún tenía muchísimo miedo.
Holis💕, como siempre muchísimas gracias por leer🤧
Este capítulo es patrocinado por la vida de nuestro pixel🙏 Siento que al fin puedo respirar luego de estas semanas horribles en el manga😭
Agradecimientos especiales:
Nuestra portada y banner fue realizado por la talentosa: Pizza_Tefi ¡Muchas gracias por tan bonito trabajo! ¡Lo amé!❤️
Mil gracias a mi perfecta beta que es un amor de persona Lectmex
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