¡Noche de películas!

—Creo que va a llover. —Midoriya se asomó por la ventana, el cielo estaba de un tono grisáceo y la brisa movía las cortinas de un lado a otro. Una corriente helada le hizo abrazar su cuerpo.

Bakugou estaba sentado en el mueble, viéndolo de reojo.

—Nerd, cierra la ventana, me estoy congelando.

Midoriya asintió. Miró por un momento a Katsuki, una idea había estado dando vueltas en su cabeza todo el día. Apretó sus puños y agarró una gran cantidad de aire y con ella un poquito de valor.

—¿Te gustaría ver una película? —preguntó mientras veía todo menos el rostro del rubio.

—¿Qué tienes en mente?

—Mmm, bueno, creo que vi que van a pasar una esta noche, es viernes de terror, o algo así. —Pasó su mano por detrás de su cuello.

—¿Terror? ¿Me estás jodiendo?

Midoriya negó con la cabeza.

—Nerd, no te gustan las películas de terror, aún recuerdo la última vez que...

—¡Kacchan no hace falta que lo digas!

Bakugou sonrió.

—¿De cómo me tuviste que llevar con Recovery Girl luego de dislocarme el brazo? —La sonrisa se extendía por todo su rostro mientras el de Midoriya estaba cada vez más caliente.

—¡Eso fue por culpa de Denki! —Sus cachetes inflados mientras se cruzaba de brazos.

—En parte también fue tu culpa, ¿quién carajos se asusta viendo "las ovejas asesinas"? Tiene que ser por mucho la peor película de terror de la puta historia.

—¡Kacchan, eran ovejas! —Levantó sus manos—. ¡Y asesinas! —enfatizó con sus ojos bien abiertos.

—¿Y por eso me tenías que dislocar el brazo cuando Denki saltó gritando Beeeee? —Bakugou se empezó a reír.

—Pensé que era la oveja, ya déjame. —Giró su rostro, sus mejillas encendidas.

—Y aún así quieres ver... —hizo una pausa— ¿Qué carajos es lo que vamos a ver?

—La bruja de Blair —Entrecerró un ojo.

Bakugou alzó una ceja.

—¿La bruja de Blair? Dime qué es una puta broma.

Midoriya negó.

—Al menos espero que esta vez no me arranques el brazo.

Midoriya le sacó la lengua haciendo que Bakugou se echara a reír.

—Si te sirve de consuelo, la imitación barata de Pikachu obtuvo su merecido ese día.

Midoriya sonrió ante el recuerdo. Ver a Denki disfrazado de oveja siendo perseguido por Bakugou por todo el campus era algo imposible de olvidar.

—A todo esto, nunca te pregunté... ¿De dónde sacaste el disfraz? —Deku dejó salir una pequeña risita.

—Se lo pedí a la cola de caballo, aunque la muy idiota no me lo quería dar.

—Y luego obligaste a Denki a utilizarlo —hizo una pausa mientras sujetaba su mentón— ¿Cómo fue que terminaste llamando al juego?

—Asesina a la oveja —sus ojos brillaron.

—Me parece que Denki aún debe tener pesadillas sobre esa noche —confesó Izuku.

—Eso espero —aseguró el rubio.

Ambos terminaron riendo con una mirada cómplice. Midoriya podía sentir el calor y el hormigueo en las palmas de sus manos. Escuchar a Kacchan reír, todo parecía salido de un sueño.

—¿Hacemos palomitas? —preguntó Midoriya mientras se dirigía a la cocina con los latidos más acelerados de lo que le gustaría.

—Creo que por el bien de esta cocina, yo haré las palomitas, tú solo quédate por ahí. —Le revolvió los rizos verdosos.

—¡Kacchan! —Deku se quejó, mientras su rostro adquiría todas las posibles tonalidades de rojo.

La noche cayó mientras Bakugou se encargaba de las palomitas y Midoriya de las bebidas, dejaron los demás bocadillos en la mesa a excepción del platón de palomitas que sostenía el rubio en la mano. Ambos terminaron sentados en el mueble con una manta encima, la lluvia golpeaba el cristal de la ventana, mientras el apartamento permanecía a oscuras. Gracias a la tormenta la temperatura había bajado considerablemente. Deku tenía las piernas flexionadas sobre su pecho y sus dedos enroscados. Kacchan tenía razón, las películas de terror no eran su fuerte, ya se estaba arrepintiendo y apenas habían transcurrido 30 minutos.

Bakugou, al contrario de él, estaba con la espalda reclinada en el respaldar del mueble concentrado en la pantalla. Midoriya se terminó arrimando un poquito más hacia el cuerpo cálido del rubio, se estaba muriendo de frío y había algo reconfortante en tener a Kacchan a su lado junto al aroma de la mantequilla en el aire. No estaba seguro de sí la repentina cercanía incomodaría al cenizo, pero el mencionado no pareció enojarse cuando apoyó con mucho cuidado la cabeza en su hombro. Su corazón estaba a punto de salirse de su pecho y ya no estaba seguro de si era a causa de la película o de algo más.

—Kacchan, tenías razón, esto fue una mala idea. —Deku permanecía medio oculto envuelto en su manta como una especie de tamal.

Bakugou se rio.

—Has pasado por cosas mucho peores, que esta tonta película de terror. —Giró su rostro levemente mirándolo de reojo.

Deku seguía con un ojo abierto y otro cerrado mientras trataba de concentrarse en la escena y no en la respiración del rubio haciendo estragos sobre su piel.

—¿Quién en su sano juicio se queda a acampar en ese bosque? —dijo entre dientes—. No tiene el menor sentido, es obvio que... —Su vista quedó fija en la pantalla mientras la rubia corría tratando de que lo que sea que la estaba persiguiendo no la alcanzara. Sudor frío empezó a recorrer la espalda de Midoriya, mientras la música de suspenso aumentaba erizando los vellos de su piel—. Ay no...

—Ay, sí —sonrió el rubio, pero el grito de la chica no fue lo único que hizo un estruendo en la sala.

Pelusita había salido desde una esquina saltando directo hacia ellos. El tazón de palomitas salió disparado por el aire mientras ambos proheros daban un grito al mismo tiempo cayendo de espaldas junto con el mueble.

—¡Maldito animal! —le gritó Bakugou extendiendo su brazo aún en el piso en un fracasado esfuerzo por atrapar al minino, pero este lo esquivó corriendo a toda velocidad— Casi haces que me dé un puto infarto —le terminó de gritar.

Midoriya no podía dejarse de reír mientras lloraba. Su cuerpo temblaba por el susto, pero ver la expresión de desconcierto del rubio cuando pelusita saltó le hizo explotar entre un ataque de risa y nervios. Ambos habían terminado en el suelo por culpa suya.

—Pensé que tú eras el valiente —balbuceó entre carcajadas mientras apretaba su abdomen y su cabeza permanecía apoyada en el pecho del rubio.

—Fue tu maldito gato con complejo de terrorista —se quejó Bakugou boca arriba, pero ahora también se había empezado a reír. Esto era lo más estúpido y divertido que le había pasado en mucho tiempo.

Deku se seguía riendo, pero su risa reflejaba felicidad, era tan malditamente adorable, con sus rizos hechos un desastre y sus pómulos rosados.

Deku lo miró, sus ojos humedecidos y una sonrisa que hacía estragos en su corazón.

—¿Estás bien? —le preguntó Midoriya inclinándose hacia él, su tono lleno de preocupación.

—Dejando de lado el hecho de que tu gato casi nos mata del susto, sí, estoy bien, nerd —le sonrió de nuevo. Sus rostros estaban jodidamente cerca, más de lo que habían estado alguna vez. Su mano acomodó uno de los rizos del nerd y este se quedó inmóvil. Electricidad corrió por sus dedos cuando acarició el contorno de su rostro. Su corazón a punto de salirse de su pecho. ¿Qué mierda estaba haciendo? Pero Deku no se apartaba, no parecía rechazarlo, se acercó un poco más, sus respiraciones chocando.

—Deku, yo... —pero las palabras quedaron en su boca cuando la maldita criatura infernal apodada como pelusita hizo otra triunfal aparición.

Midoriya volteó a ver al animal y luego cayó en cuenta de la cercanía de ambos. Se separó de un golpe y se puso de pie rápidamente. Sus mejillas ardiendo como si sufriera de un grave caso de insolación. Le extendió una mano a Bakugou para ayudarlo a ponerse de pie, pero fue incapaz de verlo al rostro, estaba demasiado avergonzado como para hacerlo. ¿Qué se suponía que había estado a punto de hacer? Su corazón seguía bombeando desenfrenado. Bakugou tampoco dijo nada, ambos habían quedado en un silencio incómodo.

Pelusita volvió a maullar dándole a Izuku la distracción que tanto necesitaba, tomó al gatito entre sus brazos para buscar una lata de atún. El minino ronroneó ante los mimos de su dueño. O pelusita tenía hambre o andaba un poco territorial, de otra manera no podía entender el comportamiento tan extraño que había tenido su mascota. Midoriya recordó la última vez que el gatito había mordido a Todoroki. Pelusita tenía una personalidad difícil con los demás, aunque con él fuera un animalito tan dulce. Ahora que lo pensaba se parecía un poquito a Kacchan.

Luego de arreglar la explosión de palomitas por toda la sala y volver a colocar el mueble en su lugar, ambos se fueron a descansar, el ambiente estaba algo tenso y ninguno de los dos habló demasiado en el proceso. Midoriya sentía su cabeza hecha un desastre, sus pensamientos iban y venían en todas las direcciones: la cercanía con el cenizo, sus recuerdos, estas últimas semanas y todo lo que había acontecido en ellas. Exhaló con pesadez, ya era imposible seguir ignorando sus sentimientos por Kacchan, aún sabiendo que el mencionado jamás le correspondería. Volvió a suspirar, en realidad lo más probable es que no estuviese ni cerca de sentir lo mismo que él, seguramente su amabilidad solo se debía al hecho de que había madurado y de que tal vez deseaba recuperar su fracturada amistad.

El pensamiento le provocó una punzada en el estómago. No debía ilusionarse, conocía en carne propia las consecuencias de dejarse llevar por sus sentimientos. No repetiría los mismos errores, también debía buscar el momento para darle una respuesta a Todoroki, aunque no estaba muy seguro de cómo hacerlo, aun así, no podía seguir manteniendo sus esperanzas, no cuando su corazón al parecer le seguía perteneciendo a la misma persona después de tanto tiempo. Cerró sus ojos con fuerza mientras se cubría hasta la cabeza con la manta. Solo deseaba poder conciliar el sueño y lograr descansar.

En algún momento se debió quedar dormido, porque cuando abrió los ojos estaba el rubio en pijama con una expresión de preocupación tallada en el rostro mientras lo agitaba con cuidado. El corazón de Midoriya latía desenfrenado y tenía una película de sudor por toda su frente. Llevó una mano hacia su pecho, su cuerpo temblaba ligeramente.

—¿Ka-kacchan? —tartamudeó y se percató de que estaba llorando. Limpió sus lágrimas con la manga de su camisa.

«Otra vez no» pensó Midoriya aún temblando.

Bakugou no dijo nada, solo lo tomó con fuerza entre sus brazos. Permanecieron así por unos minutos, hasta que la respiración de Izuku se estabilizó.

—Deku —la voz de Katsuki fue profunda. Sujetó su rostro y obligó a Midoriya a verlo a los ojos—. ¿Qué carajos estabas soñando?

El corazón del peliverde se estremeció.

—Nada, Kacchan, te juro que estoy bien —su voz inestable.

Bakugou afianzó su mirada.

—No me mientas, estabas llamándome.

Midoriya giró su rostro, las lágrimas de nuevo deslizándose hacia sus mejillas. Mordió sus labios con fuerza incapaz de confesarle que aún seguía con las mismas pesadillas después de tantos años.

—Nunca se han ido, ¿no es así? —inquirió como si leyera sus pensamientos.

Midoriya negó aún incapaz de verlo a los ojos. Incluso después de tanto tiempo había cosas que le eran imposibles de olvidar.

Bakugou lo tomó del brazo y lo hizo ponerse de pie llevándolo hacia la habitación.

—Ka-kacchan —balbuceó, su corazón latiendo contra su pecho con tanta fuerza que por un momento pensó que se saldría—. ¿Q-qué estás haciendo?

—Vas a dormir en una puta cama decente.

—Pero, tú, yo... —balbuceó.

—Cállate —dijo tomándolo del brazo y haciendo que ambos quedaran acostados en la cama—. Solo duerme y por un jodido momento deja de pensar.

Izuku quedó congelado cuando Bakugou jaló el cobertor hacia ambos y lo abrazó con fuerza. ¿Iban? ¿Iban a dormir juntos? ¿En la misma cama? Bakugou no dijo nada más, su respiración era lenta y tranquila y Midoriya no podía creerse lo que estaba pasando. Esto seguramente debía ser un sueño dentro de otro sueño.

Deku trató de obligar a su cuerpo a relajarse, pero era demasiado difícil cuando Kacchan lo estaba abrazando y todo el calor que desprendía su cuerpo lo abrumaba. Trató de apartarse un poco, seguía aterrado de incomodarlo, pero justo cuando hizo el intento, el rubio lo jaló hacia su pecho y susurró medio dormido:

—Descansa, estoy aquí.

El corazón de Midoriya dio un vuelco, el calor envolviéndolo. ¿Qué se suponía que iba a hacer con todos esos sentimientos?

Buenas noches melocotones💕 ¿Un capítulo algo corto? En mi defensa el que sigue ya está listo, quizás lo suba en un rato o tengan por seguro que mañana en la nochecita❤️

¡Muchas gracias por leer, siempre me rio un montón con sus comentarios y los atesoro muchísimo!

Un abrazote.
Gaby.

Agradecimientos especiales:
Lectmex

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