Los recuerdos están al acecho
Iba a aclarar esto mas atrás, pero supongo que es divertido imaginármelos pronunciando "quesho" tal cual jijiji) Kesshō se pronuncia Kes - shooo (las "eses" se pronuncian como si estuvieran separadas y la ō se alarga en japonés). Así que no es como decir queshito (quesito) xD. ¿Debería hacer un cómic burlándome de ésto? Jejeje Lloyd "el chico queso" vino a salvar el día 😂
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Los golpes incesantes en la puerta me despiertan. Gruño como un gato al que quieren bañar y me retuerzo en la cama. Quisiera que inventaran unas cobijas que aislen el sonido, o unas almohadas. Es imposible tener una noche de sueño decente siendo súper héroe...
—Lloyd, cariño ¡Es hora de levantarse! —me dice mi mamá, del otro lado de la puerta—. ¡Vas a llegar tarde a la escuela!
Respondo con otro gruñido.
—¿Qué es lo que dices? —pregunta sarcástica, pero aun con tono dulce.
—Vooooy —me veo obligado a responder, en tono quebrado.
Camino en modo zombi hacia el baño, en donde me lavo los dientes. Estoy por salir a la cocina cuando termino deteniéndome frente al espejo que colgué en la puerta.
—No otra vez —lamento, inclinando la cabeza hacia atrás.
Casi salgo, con mi mamá, y a la escuela... ¡Vestido como Kesshō!
Y es por éso que puse ése espejo ahí. Últimamente salgo a atender mi misión personal en las noches y regreso a casa en la madrugada, a punto de caer inconsciente en mi cama. A veces lo hago, y termino despertando con todo y traje. Por fortuna, mi mamá no es de ésas que entran al cuarto sin permiso...
Me cambio a una camiseta verde militar, con las mangas grises, unos jeans de mezclilla, mis convers negros y una gorra para ocultar el almohadazo.
Tomo mi mochila y mi patineta, y salgo casi que echando humo del apartamento. Y claro, diciéndole a mi mamá en la carrera:
—¡Te quiero ma, nos vemos en la tarde!
Mi mamá dice algo que no alcanzo a escuchar porque ya estoy afuera. Patino todo el camino hacia el instituto. Tengo que ver a unas personas allí, con urgencia.
⚡🌋⚡🌋⚡🌋⚡
—¡Pero si es el joven "Ojeras Garmadon" en persona —exclama uno de mis mejores amigos, Jay, cuando me acerco a él y a mi otro amigo, Cole, en los casilleros.
—Tengo que hablar con ustedes después de clases —les digo, intentando ignorar sus miradas de desaprobación.
—No me digas —exclama Cole, con sarcasmo—. ¿Vas a disculparte por ir a atrapar villanos en la noche, a pesar de lo que te dijimos nosotros y tu tío?... más vale que no tenga nada que ver con Pythor...
Me rasco la nuca y sonrío con inocencia, a modo de disculpa. Sólo esas tres personas saben de mi "secreto", de hecho Cole es otro de los justicieros de Ciudad Ninjago. Jay es más que nada una rata de laboratorio. Nos ayuda construyendo cosas tecnológicas... o más bien a mí. Cole es un poco más tradicional.
—Por cierto ¿Qué tal la cacería de Pythor? —me pregunta Jay, en voz baja y cerrando su casillero de golpe.
—Escapó —susurro.
Cole se da la vuelta de inmediato y nos mira con una expresión asesina. Parece que nos ha escuchado... Se supone que lo de atrapar a Pythor es secreto entre Jay y yo...
—¿Quiere decir que tú lo sabías? —cuestiona el pelinegro, apuntando s Jay con el dedo índice—. ¿Lo has estado ayudando a atrapar a Pythor?
Jay me mira buscando auxilio. No es culpa suya, fui yo el que le rogó que me ayudara a rastrearlo. Pythor es tan astuto y escurridizo que, de no ser por mi amigo, no lo habría encontrado ayer.
—Es increíble —resopla Cole, haciendo ojos de huevo cocido.
Lo vemos alejarse (posiblemente a su aula) gruñendo y casi que echando humo por las orejas. Nunca es bonito cuando se enoja.
—Tengo la sensación de que no nos hablará en todo el día —comento, sintiéndome culpable.
—Sabes como es, aunque tiene un punto.
Junto las cejas, resignado por su comentario. Jay lanza un suspiro y me mira directamente a los ojos.
—Lloyd, no puedo seguir ayudándote. Lo que haces no está bien ¡Y lo sabes! —estoy por reclamarle pero me interrumpe con un "shhh" prolongado e incómodo—. Te estás exigiendo demasiado... y estas obsesionado.
—Puede ser, pero si no intervengo entonces ¿Quien detendrá a Pythor y cobrará justicia? ¿La policía?
Jay no dice nada más. Abro mi casillero y comienzo a buscar entre todo el desorden. Siempre me digo que voy a acomodar, pero con cada día que pasa sólo me vuelvo más ocupado.
Quizás la policía podría atrapar a Pythor... si no estuviesen tan preocupados en rastrear a Kesshō. Tienen poco más de un mes persiguiéndome y, conociendo al jefe de policía, no se va a detener hasta verme en la celda más sucia y alejada.
Frunzo el ceño, mientras intento dar con mi libreta de física. De por sí estoy molesto por no encontrarla, me irrito más al darme cuenta de que Jay sigue atrás de mí, viéndome enloquecer como si nada.
Lanzo un suspiro y dejo caer la cabeza.
—Escucha, necesito hacer ésto —murmuro, sin mirar a Jay—. Pythor merece ser atrapado, ¿Cómo es que nadie se da cuenta?
—Si nos damos cuenta —reprocha Jay, desde atrás—. Pero quizás lo mejor sea que le dejes eso a súper héroes más experimentados; Bûmeran Seiun o incluso Basalto podrían atraparlo. Céntrate en villanos más... fáciles.
Aprieto los párpados, más molesto. No me extraña que meta a Bûmeran Seiun a la conversación, después de todo, es su ídolo. Jay jura que es un androide, pero a veces inventa cada cosa... que ya no sé si creerle o no. Por otro lado, Basalto es el nombre que toma Cole como súper héroe. Él es disciplinado y fuerte, no dudo que pueda contra Pythor, pero aún así... quiero ser yo quien atrape a ése monstruo.
Me doy la vuelta hacia Jay.
—Ésta no es la batalla de Bûmeran Seiun ni la de Basalto. Es mía
Jay me dedica una mirada de pena absoluta. Parece que quiere ayudarme, pero de un modo distinto a en el que yo lo necesito.
Lo paso de largo para dirigirme al salón. Los últimos días sólo he recibido miradas de pena o de odio, no importa en qué dirección mire. Estoy cansado de todo éso.
—Además —murmuro, deteniéndome—. Es lo que Kai habría querido.
Escucho que Jay suspira.
—No Lloyd, te equivocas. Kai querría que lo superaras y siguieras adelante.
Inclino un poco más la cabeza. Las libretas se resbalan de mis manos sudorosas.
<<—No puedo>>, pienso, incapaz de admitirlo en voz alta.
Siento un nudo en la garganta, como si una auténtica soga me apretara y asfixiara.
<<—No puedo hacerlo...>>
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