Extra 7: Cualquier cosa que desees.
[CAMERON]
La risa de Haruka llegó a mis oídos, era alegre, cálida y dulce, amaba escucharlo reír de esa manera, pocas veces lo hacía y cuando era esa forma, mi corazón latía frenéticamente y deseaba correr a su lado.
Y aunque en ese momento quería abrazarlo y llenar su rostro de besos, algo me detuvo un segundo, tal vez fueron lágrimas que se negaban a caer de mis mejillas, probablemente era el nudo en mi garganta que no parecía querer desaparecer.
Froté mi rostro con fuerza y traté de calmarme, las personas alrededor me miraron algo sorprendidos pero continuaron su camino sin mirarme de nuevo, lo cual agradecí.
Mis brazos rodearon la espalda de Haru, sus músculos se pensaron un momento y luego se relajaron al darse cuenta que se trataba de mí, suspiró y yo dejé caer mi rostro en el pequeño hueco de su hombro y su cuello, su olor llenó mis sentidos, olía tan bien, tan familiar, el era mi hogar justo ahora.
—No tienes que decir nada, amor — susurró, asentí suavemente y las lágrimas por fin corrieron libres mojando su camisa blanca y luego su piel.
Nos quedamos así durante algún tiempo, realmente no entiendo cuando o como pasaron los minutos, solo recuerdo estar ahí, en aquel pequeño espacio que Haruka tenía destinado para mí, en silencio solo escuchando el sonido suave y conciliador de su respiración.
—Vamos a casa, Cam — me susurró, su voz dulce y triste me hizo alejarme para mirarlo, sus preciosos ojos azules tenían lágrimas, gruesas lágrimas que hacía que el color se viera algo turbio.
Besé sus labios por un segundo, luego se encargó de limpiar mi rostro con ternura.
—¿Cameron? — la voz de Shawn hizo que dejara de mirar el rostro amable de Haruka, volteé y él se quedó callado mientras nos miraba a ambos por turnos.
—Está bien, Shawn, no es como si esperara algo diferente de nuestro padre — me encogí de hombros y él aclaró su garganta.
—Lo lamento, Cam, Haruka — su tono de voz fue serio, Haru asintió levemente, luego que me miró.
—Vamos, Cam — deslizó su mano a la mía y sonrió de lado, sus dedos y los míos se entrelazaron suavemente.
—Sí.
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El aire frío de esa tarde se coló en mi abrigo, Haruka volteó a verme mientras caminábamos tranquilamente hasta el hotel donde nos quedamos.
Su sonrisa era ligera y en algún momento tembló mientras me miraba con aquellos ojos azules.
Haru no preguntó nada, simplemente me pidió ir a casa tan pronto pudiéramos y si era lo único que él quería sería feliz de poder complacerlo hasta el final.
Sabía que no me había equivocado de decision, probablemente lo lamentaría más adelante, pero esa sonrisa, el sonido de su voz, el olor de su cuerpo y la forma en que me miraban me hacían convencerme aún más de que no sería de esa forma.
Caminaba de su mano ahora en tanto no la soltara todo, todo estaría bien.
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[HARUKA]
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Susurró mi nombre, luego sus labios tocaron los míos y me besó con insistencia, tanta que era difícil saber lo que en verdad pensaba.
Sus manos tocaron mi cuello con sutileza, un contraste que asustaba mucho en comparación a la forma en que sus labios tocaban los míos. Lo dejé besarme tanto como quisiera, si esa era la forma en que desahogaría su frustración y enojo, estaba bien para mí, siempre lo estaría.
Cameron era para mí lo único que valía la pena, lo que necesitaba. Por estar con él haría cualquier cosa, no importaba qué o por qué a su lado.
Sus manos quitaron los botones de mi camisa, cuando estuvo abierta por completo, sus manos se presionaron con fuerza sobre mi abdomen, mordió mi labio y se alejó mientras jadeaba de forma suave, sus ojos oscuros me miraron, había lágrimas en ellos, quise poder alejarlas por completo aunque sabía que era imposible.
Sus labios se detuvieron en los míos otra vez, su lengua se tomó el tiempo para recorrer mi boca, saboreando cada rincón, luego pasaron a mi barbilla y mi cuello, Cameron hacía siempre ese recorrido, sabía que me volvía un desastre con aquello, sonreí.
Presionó mi rostro contra la puerta de madera, sus manos tomaron mis caderas con fuerza mientras se movía lentamente, un gemido largo y tembloroso escapó de sus labios y pronunció mi nombre en voz demasiado baja.
Atrajo mi cuerpo hacia él de nuevo, hizo que voltear a verlo y nos miramos de frente por algunos segundos, sus manos presionaron mis mejillas suavemente, alejó cuidadosamente el cabello que había caído sobre mi frente y sonrió, besó mis labios poco a poco, de forma tierna y lenta.
Tomó mi mano y me llevó hasta la habitación, mientras nuestra ropa quedaba tirada sobre el suelo de madera de la entrada.
—Te amo, Haruka — susurró, su cálido aliento recorrió mi rostro y se acomodó entre mis piernas, sus preciosos facciones me miraron desde arriba.
Se movió con facilidad dentro de mí y sus caderas presionaron con fuerza, haciéndome gemir, sus labios se presionaron contra la parte interna de mi muslo, sonrió.
❁❁
Cameron rodeó mi cuerpo con sus brazos, limpio las lágrimas que caían por sus mejillas y me dio un ligero beso en los labios.
Sus dedos recorrieron los contornos de mi rostro y su cuerpo lleno de un tenue rubor me cubrió con cuidado. Nos quedamos en silencio, lo escuché respirar con dificultad y suspirar un par de veces, sus manos delinearon figuras sobre mi piel, Cameron era suave.
—Haru… — susurró después de un tiempo, mis pestañas revolotearon por unos segundos antes de poder acostumbrarme a la luz de la lámpara, Cameron dejó escapar una suave risa contra mi cabello.
—¿Te desperté? — negué con la cabeza, sus brazos me estrecharon un poco más cerca suyo, su cuerpo desnudo me dio la bienvenida de nuevo.
—Perdón, por hacerte viajar a este estúpido lugar — una nota discordante en su voz flotó en el aire de aquella habitación, me mordí el labio.
—Era necesario, Cam, iré a donde sea que vayas, no importa qué.
—Gracias… No hablemos más de este asunto, ¿sí?
—¿Estás seguro?
— Te elegiré siempre, no importa lo que pase. Desde el primer momento en que te vi y hasta ahora y dentro de mucho tiempo voy a amarte, Haruka.
Guardé silencio.
—¿Haru?
Guardé silencio de nuevo.
—¿Cariño? — me levanté de la cama con la mirada oscura de Cameron sobre mí.
Me vestí tranquilamente mientras él me miraba, se puso de pie, pero levanté una mano para que se quedara en su lugar, me miró sin entender, pero hizo lo que le pedí.
Busqué dentro de mi portafolios y cuando al fin encontré lo que buscaba, caminé con pasos lentos hasta donde se encontraba.
Tomé su mano y me arrodillé frente a él.
—Cualquier cosa que desees. Cualquier cosa que necesites hacer… Tus sueños, tus ilusiones, cada día, cada estación que aún nos quede por vivir. Tus pensamientos, incluso los más extraños, prometo que viviré cada momento por ti, por hacerte feliz, por ser la persona que mereces. Te amo, Cameron.
Suspiré.
—Cameron Joseph Hawk, ¿Te casarías conmigo?
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