21. No estoy dispuesto a amar a alguien más.
—K, estoy enamorado de ti.
Fueron solo cinco palabras. Cinco palabras que me dejaron frío, un poco nervioso. No pude contestar nada, solo presioné una vez más mi mano con la suya y lo miré.
Sonreí a la nada mientras veía como Cameron manejaba rumbo al estacionamiento. Entre al edificio sintiéndome más cálido, un poco más ligero y feliz. Subí al ascensor directo al departamento, mientras cargaba mi mochila en el hombro. El pasillo estaba en silencio, podía escuchar el leve murmullo de una televisión encendida que venía de alguno de los departamentos contiguos, presioné el código de acceso a la casa de Cameron y la puerta se abrió con un suave clic.
Aspiré el suave aroma a hojas de té y café que se mezclaban en el ambiente de la estancia. Bajé la mochila del hombro y la dejé sobre el suelo, me quité los zapatos y los alineé cercanos a la entrada. Coloqué el abrigo sobre el perchero de madera y encendí la luz para iluminar la sala, mis ojos se clavaron con los de ella. Sonrió de lado, luego me indicó el sofá frente a ella, caminé despacio hasta llegar ahí.
—Disculpa, yo...
—Cállate — susurró, la miré y volvió a sonreír.
Nos quedamos ahí en silencio. Después de unos minutos, las pisadas tranquilas de Cameron recorrieron el pasillo, la puerta volvió a abrirse con un clic, me moví incómodo en mi lugar y en silencio.
—Cariño, ¿te gustaría algo de pasta para cenar? —La voz de Cameron recorrió mi cuerpo, me estremecí ligeramente.
—¿A quién llamas "cariño", Cam? — preguntó Leah, volteé y vi a Cameron de pie frente a la puerta mirando fijamente a Leah, pero su expresión no decía nada, no había sorpresa o disgusto en ella.
—¿Qué haces aquí? —Su voz sonó tranquila, casi aburrida de alguna forma.
Cerró la puerta detrás de él y se quitó los zapatos, los dejó junto a los míos. Lo vi quitarse el abrigo con tranquilidad y caminar suavemente hacia la cocina donde dejó la bolsa de papel con los comestibles que había comprado en el supermercado.
—No vas a contestar, ¿Qué haces aquí? —Su voz llegó desde la cocina, luego sus pasos volvieron hasta nosotros, me regaló una sonrisa y se acercó a mí.
—¿A quién llamas "cariño", Cameron?
Él la observó durante mucho tiempo, fui capaz de contar cada uno de los latidos de mi corazón, mis manos sudaban. Cameron suspiró tan pesadamente que por un momento fue lo único que pude escuchar claramente.
—No estoy de humor para escuchar estupideces de tu parte, Leah.
—¿Qué hace él aquí? — preguntó.
Cameron acarició mi mejilla con el dorso de su mano, sonrió cálidamente en mi dirección, me sentí bien.
—¿Por qué debería contestarte?
—Él está aquí contigo, entra a tu casa y simplemente pasas todo el tiempo a su lado. Lo buscas y él te busca. Yo...
—Leah, estoy con él ahora — susurró.
Su mano acarició de nuevo mi mejilla, cerré los ojos un momento disfrutando del suave toque. Cuando volví a abrir los ojos, las lágrimas en el rostro de Leah caían apresuradamente por sus mejillas.
—¿Por qué? ¿Por qué él? ¿Es un... es hombre? ¡¿Es un maldito hombre?! ¿Es por él por quién me tiraste a la basura después de todo este tiempo? ¿Qué puede darte él que no pueda ofrecerte yo? ¿Qué? ¡Maldita sea!
—Cálmate, Leah.
—¿Cómo diablos quieres que lo haga? He gastado mi tiempo y gran parte de mi vida en ti, Cameron. Y ahora resulta que estás al lado de este sujeto. ¿Acaso todo lo que pasamos juntos no fue suficiente para ti? ¿Las noches y días que pasé a tu lado no fueron suficientes? ¿O simplemente jugaste conmigo? ¿Con lo que sentía por ti? —Los gritos de Leah, llenaron la estancia.
Cameron se acercó a mí y susurro suavemente un "Ve a la habitación". Examiné su rostro, su mirada estaba concentrada en la chica de cabello cobrizo que lloraba en su sala de estar, pude ver ahora preocupación y enojo en su semblante, suspiró pesadamente, y yo me puse de pie para ir a la habitación.
—¿Qué diablos has hecho con Cameron? ¿Crees que eres mejor solo porque está contigo ahora?—Las preguntas de Leah me tomaron por sorpresa, me detuve y ella se puso de pie para quedar a mi altura, Cameron llegó detrás de mí.
—Déjalo, esto es un asunto que debemos arreglar tú y yo, nadie más. Ve a la habitación, iré en unos minutos. —Asentí, Leah volvió a hablar.
—¿Cuánto va a durar que estés con él? ¿Siquiera te gustan los hombres, Cameron? ¿O acaso simplemente te dio curiosidad cómo es hacerlo con un hombre? ¿O su bonito rostro te gusto? Probablemente lo botaras tan pronto te des cuenta que es un hombre igual a ti.
—Basta Leah. Sígueme hablaremos en mi estudio. —Dio media vuelta y caminó por el pasillo poco iluminado, Leah se quedó de pie junto a mí, observamos cómo su espalda desapareció en la oscuridad y el sonido de una puerta al abrirse de golpe.
—No te pongas muy cómodo en esta casa, Cameron va a deshacerse de ti tarde o temprano, como lo hizo conmigo y ese día voy a reírme en tu cara. Maldito estúpido. —Después de esas palabras siguió a Cameron dentro del estudio.
❁❁❁❁❁❁
Escuché el murmullo de voces, también como algo era golpeado contra una mesa de madera, me vi tentado a dejar la seguridad de esa habitación y correr a ver lo que pasaba, pero simplemente me quedé ahí en silencio.
Las palabras de Leah habían dolido, pero no tanto como creí que lo harían o como antes lo habían hecho. Si mi historia con Cameron era corta o larga, si vivíamos una vida juntos o no, estaba bien, al final él me hacía feliz y esperaba poder hacerlo yo también sin preocuparme mucho.
Cameron ya sabía mi historia, y aun me miraba con amor y su calidez no se había ido, eso me bastaba ahora y sería feliz de poder recordar eso en un futuro.
Pasó una hora y luego otra.
❁❁❁❁❁❁❁❁❁
Desperté y mis manos buscaron por instinto el cuerpo de Cameron al otro lado de la cama, lo encontré.
—Hey, hola — susurró, acarició mi cabello negro con una mano y sonrió.
Parpadeé un par de veces antes de poder enfocarlo del todo.
—¿Leah? — pregunté, tragué y me senté sobre las sábanas, Cameron recorrió la habitación con la mirada, luego suspiró.
—La lleve a casa hace horas, no te preocupes. —Sin embargo, evitó mi mirada. Acaricié suavemente su cuello y seguí el recorrido de los lunares en él.
—¿Cómo está?
—Lo superará con el tiempo.
—Pero...
—No te preocupes, estamos juntos y eso es lo que importa.
—¿Qué pasa? —Acerqué mi mano a sus labios, él besó la punta de mis dedos, uno a uno, me estremecí.
—¿Cam? — pregunté, él se encogió de hombros. Luego una risa algo ronca recorrió la habitación, guardé silencio.
—Ven, cariño — murmuró, me acomodé entre sus brazos, jamás me sentí tan feliz.
—Cameron.
—¿Sí?
Me acerqué a su rostro, besé sus labios, Cameron pasó una de sus manos por mis cabellos, mientras su cuerpo se colocaba aún más cerca del mío. Olía a menta y café, respiré la suave fragancia y me acurruque contra su cuerpo, dejó un suave beso sobre mi cuello, tan ligero como una pluma y fue suficiente para hacerme sentir tranquilo, en casa. Su mano pasó de mi cabello a mi mejilla, delineó con suavidad mis labios y posteriormente mi barbilla, se detuvo y volvió a mi cabello.
—¿Qué es lo que te gusta de las manos? — preguntó, mi cuerpo se sintió un poco más pesado, me moví incómodo entre sus brazos, observé las sombras que entraban por la ventana al suelo de madera.
—Me gusta... me gusta su forma. Me gustan las manos delicadas y fuertes. Me gustan las manos grandes, de dedos largos y como las venas se marcan a través de la piel. Eso es lo que me gusta.
—¿De cualquier persona?
—Sí.
—¿K?
—Mmm...
—Descansa. —Me dio un beso en la mejilla y suspiró.
—N-no tienes que preocuparte, Cameron. No estoy contigo ahora por algo tan superficial como las manos...
—¿No?
—En un principio es lo que quería, me gustan tus manos, es verdad, pero no es solo eso. Me gusta... Tú me... Tú me gustas— susurré, la risa de Cameron vibró en mi propia piel, sus labios dejaron otro beso en mi cuello.
—También me gustas, K. Me gustas mucho. Eres hermoso y estaría bien si pudiera tenerte aunque solo fuera por mis manos, pero me alegra que no solo sea por ello.
—Tus manos... No, ahora prefiero los lunares en tu cuello, tu olor, el sonido de tu voz y la forma en que tus brazos me rodean cuando más lo necesito...
—¿Sí?
—Sí.
—No quiero perderte de nuevo — susurró suavemente mientras sus brazos me presionaban un poco más fuerte, enterró su rostro en el espacio entre mi cuello y mi hombro, pude sentir las lágrimas calientes cayendo de sus ojos a mi piel.
—N-No lo harás, Cameron.
❁❁❁❁❁❁
[CAMERON]
❁❁❁❁❁❁
K, se quedó dormido después de unos minutos. Podía escuchar su respiración tranquila y pausada en el silencio de mi habitación, su cuerpo se sentía ligero y cálido a pesar de la noche fría, una de sus manos se había aferrado a la mía antes de quedarse dormido, y aún seguía de esa manera, y yo solo esperaba que jamás me soltara de nuevo, que me mantuviera junto a su cuerpo, que me dijera que nunca iba irse otra vez.
Los gritos de Leah inundaron de nuevo mis pensamientos, sabía que tal vez había cometido una estupidez al no definir mis intenciones en el momento en que estuvimos juntos, pero ya no podía seguir haciéndole creer que teníamos una oportunidad de estar juntos.
Que podría llegar a amarla si me lo proponía porque no era de esa manera, quizá nunca lo entendió, quizá simplemente se aferró a mí porque siempre estuvimos juntos y después de la muerte de Hye, sencillamente no volvimos a separarnos, no era mi intención herirla, pero ya lo había hecho.
Me levanté de la cama con cuidado, mi mano se resistió a dejar la de K, pero aun así lo hice. Mis pies tocaron la fría madera del suelo, me estremecí ligeramente y salí de la habitación. Mi estudio no era un lugar demasiado grande, había un escritorio de madera oscura ocupando la mayor parte del espacio, junto con un par de sillas, un librero cubriendo la pared, un sofá pequeño y un par de plantas.
Me dejé caer sobre mi silla y cerré la computadora que se encontraba abierta sobre el escritorio, busqué en el segundo cajón y encontré el marco con la fotografía que Hye y yo habíamos tomado meses antes de su muerte. Su sonrisa ligera y fácil, su cabello oscuro cayendo desordenadamente sobre su rostro levemente sonrojado, sus ojos cafés brillando en esa tarde de hace tantos años atrás, mientras yo la miraba de esa forma que no podía explicar.
Deslicé mis manos temblorosas sobre el cristal del cuadro. Recordaba lo triste, lo perdido que me sentí cuando Hye ya no estaba conmigo, recuerdo lo mucho que me dolió decirle adiós y lo mucho que en ocasiones duele recordarla en las tardes o noches frías. Amaba a Hye, no porque fuera correcto hacerlo o porque fuera la primera persona de la cual me enamoré, no. Amaba a Hye, por la persona que realmente era, ella fue feliz durante toda su vida, lloraba cuando tenía que hacerlo y era amable con todo el mundo.
Ella era una persona tranquila y fuerte, sus emociones no le impidieron alcanzar lo que quería y muchas veces pensé que me dejaría atrás porque era brillante y su luz propia muchas veces solía eclipsar a todos incluyéndome, sin embargo, ella siempre me dio la mano para caminar a su lado y me hacía sentir seguro, fui feliz a su lado. Sonreí porque podría seguir observándola durante años y ella jamás volvería, pero aun seguía amándola en el fondo de mi corazón.
Dejé la fotografía a un lado, y busqué mi teléfono entre los documentos, hojas sueltas y libros que se encontraban en la madera del escritorio. Cuando lo encontré, busqué entre la galería de fotografías que almacenaba, un par de ojos azules me miraron algo inexpresivos, una línea se dibujaba en sus labios, su cabello caía desordenado sobre su frente, era la única fotografía que tenía de K.
La forma en que amaba ahora a K, no tenia nada que ver con la forma en que amaba a Hye, ella estaba en mi mente en algunos momentos, pero justo en este momento de mi vida, ese par de ojos azules que me miraban casi aburridos era todo en lo que podía pensar, era todo por lo que deseaba seguir adelante.
Leah tenía razón en uno de los puntos, a mí no me gustaban los hombres, nunca había tenido intención de estar con uno, y lo sabía desde que era más joven y ahora mismo estaba lo bastante seguro para decir que no me gustaban. Pero de la misma manera en que Hye fue para mí la persona más hermosa e importante en mi vida y la amaba. K era ahora la persona más hermosa e importante en mi vida justo ahora y estaba seguro que lo amaba más de lo que podría admitir.
No me enamoré de K porque fuera un hombre o por sus preferencias, tampoco por su obsesión con las manos, me enamoré de K porque siempre me hacía volver a él, aun cuando yo no lo deseaba así. Me enamoré de él porque era alguien demasiado cálido y sus ojos solían decir más de lo que sus palabras lo hacían, todos podrían pensar que era alguien frío y sin expresiones, pero nadie sabía realmente lo frágil que era y lo mucho que se avergonzaba de sí mismo.
K... Él era alguien demasiado sencillo, él era una persona hermosa y aun cuando en muchas ocasiones mentía trataba de dar lo mejor de sí mismo. Amaba a K por muchas razones, una de ellas era porque sabía que me amaba de la misma manera que lo hacía yo, quizá no lo había dicho, él era alguien demasiado difícil y obstinado, pero estaba seguro que en algún momento, con el paso del tiempo lo haría.
Sonreí porque podría observar a K durante años y seguiría amando todo lo que veo en él, sus ojos azules, su piel aceitunada, la forma en que era solo cinco centímetros más bajo que yo, el sonido de su voz y esa forma extraña de no completar algunas frases, la pequeña mancha en su costado que parecía tinta derramada sobre la suave piel de su abdomen, la forma de su cuello. Su sonrisa que en muchas ocasiones era más burlona que alegre, la manera en que odiaba el café y lo bebía para aparentar porque era incapaz de decirme que no le gustaba. La forma en que me miraba por algunos momentos.
Recordé entonces las palabras que Leah, gritó.
—"¿Cómo diablos te enamoraste de un hombre como él? ¿Cómo es que lo amas a él y no a mí? ¿Por qué? Sabes que va a dejarte cuando menos lo esperes o serás tú quien se canse de jugar con un tipo como él y después vas a arrastrarte de nuevo a mí"
—"Lo siento, Leah. Aun cuando él me arroje a la basura y me rompa el corazón en muchos pedazos jamás voy a volver a ti, jamás. No estoy dispuesto a amar a alguien más que no sea Hye y K. Encontré a alguien que es más importante para mí, perdón — susurré"
Guardé mi teléfono en el cajón y salí del estudio de vuelta a K.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top