4 Quédate a mi lado

Todos esos días quedaron grabados en mi memoria. Además en la piel tengo algunas de las cicatrices de esas torturas insoportables que no parecían acabar nunca.

-¿Qué vas a hacer?-me pregunta pregunta el tío Mihawk antes de entrar a la guarida del ejército Revolucionario.

-¿Eh?

-Estarán ahí.

-Los ignoraré.-sabía que se refería a los mugiwara.-Bueno, a todos menos a...

-A Mei.

-¿Y si no me perdona? Me comporté con ella como un imbécil cuando no tenía la culpa de nada.

-No seas tonto. Te perdonará.

-Eso espero.

Entré nervioso pero cuando vi que todos posaban sus miradas en mí me bloqueé. Por suerte ninguno de ellos eran de la banda.

-Ya estáis aquí.-me dice un hombre rubio de unos treinta años casi cuarenta.

-Es un placer volver a verle Sabo-san.-le respondí sonriendo.

-¿Qué tal te va como Shichibuckai?-posa una mano sobre mi hombro.

-Me las apaño. Después de que Akainu fuese encerrado todo ha sido más fácil.-digo sobándome la cicatriz que tenía en la frente.

-Ten en cuenta que ahora todo será más fácil.

-¿Kaito?

Detrás de Sabo había una mujer que parecía un poco más joven que yo. Era peliazul y de ojos negros.

-¿M-Mei?-pregunto anonadado. Había cambiado un montón desde la última vez que la vi. Su cabello era más largo y cada vez se parecía más a Vivi, aunque tenía algunos rasgos de Luffy.

-¡Kaito eres tú!-me abraza sorprendiéndome. Yo no sabía como corresponderla. La había tratado muy mal y a ella no parecía importarle.-Te he echado mucho de menos. Has crecido. Ahora me sacas un poco más de una cabeza. ¿Kaito?

-¿S-sí?

-¿Estás bien? No tienes buena cara.

-Eh, pues verás yo...

-¡Kai-kun!-me llamó una voz infantil.

Tanto Mei como yo nos giramos y vimos a una pequeña peliazul que iba de la mano del tío Mihawk.

-¡Ven con el primo Kai Nao-chan!-la llamo.

Ella vino corriendo a mis brazos y yo la cogí. Dracule Naomi. Es mi prima de dos años. Mi tía quería llamarla Nami pero decidimos optar por un nombre más parecido. Así que escogimos Naomi.

-¿Dijiste primo?

-Sí. Naomi es mi prima. Venga Nao, saluda.-no sé por qué, pero creo que a Noami no le agradaba Mei.

-Kai es mío.-tanto Mei como yo nos reímos.

-Vaya Kaito. Ya veo que tienes una prometida.

-Que se le va a hacer. Nací así de guapo.

-Y así de arrogante.-detrás de Mei vi a los demás.

Por suerte ellos no me vieron a mí. Me levante y cogí a Nao en brazos mientras con una mano ayudaba a Mei a levantarse.

-Oye Mei. Me tengo que ir. Ya nos veremos.

-Eh sí. Adiós.-su voz sonaba apagada y triste.-Espera. Hay alguien que quiere enseñarte algo.

-Dame un minuto para dejar a Naomi con mi tía y vamos.

-Te acompaño.

Con Mei dejé a Nao con la tía Nojiko y después fuimos hasta una sala donde estaba Kento-san. Kento-san era el mejor amigo de mi madre. Siempre que nos venía a visitar cuando yo era pequeño papá se ponía celoso al ver a mamá abrazarlo.

-Hola Kai. Bienvenido.

-Un placer estar aquí. ¿Qué quería enseñarme?

-Mejor que hablen ellos.

Se aparta y había dos personas detrás suyo con una aura azulada rodeándolos.

-Hola, hijo mio.

-¿P-papá?

Mamá se intento acercar a mí y abrazarme, pero en cuanto me tocó un brazo yo di un paso hacia atrás. Eso los extraño. Pero yo tenía mis motivos.

-No os acerqueis.-di otro paso, pero me caí.

-Kai, hijo, sentimos haberte dejado solo.

-No es por eso. Ya os vi marcharos de mi lado una vez, no quiero volver a verlo.

Salí corriendo. No podía. Sencillamente no podía verlos. No porque sintiese rencor sino porque empezaba a recordar toda mi vida con ellos.

-Kaito...-me llama Mei mientras se arrodilla a mi lado.

-No puedo Mei. No puedo.-escondo más la cabeza.

-Nami-san me ha dicho que quiere que tengas esto.-me entrega un sobre. Lo abrí y vi que eran fotos que tomaron cuando era pequeño.-Me ha dicho que así te acordarás de ellos.

-No necesitaba estas fotos para acordarme de ellos. Ya lo hago cada día.-apoyo la cabeza en la pared.-Oye Mei. Lo siento.

-¿El qué?

-Lo que paso hace diez años. No tendría que haberlo pagado contigo.

-No pasa nada Kaito.

-Puedes llamarme Kai.-la abrazo.-¿Cómo has sido capaz de perdonarme?

-Porque desde que éramos unos niños, tú me has gustado Kai.-me besó la mejilla.

-Y-yo...-no sabía que contestar.-Oye Mei, lo siento pero no creo que sea buena idea que salgamos.

-¿No sientes lo mismo por mí?

-No es eso. Tú también me gustas, pero, no quiero perder a nadie más. Sobretodo si es alguien tan importante como tú.

-No me vas a perder como a ellos.

-No quiero correr el riesgo. Entiendeme.

-Está bien.-se levanta.-Yo no pienso seguir esperando a que te decidas. Cuando quieras estar conmigo, ven a buscarme. Pero no te prometo que esté disponible.

-Joder...soy idiota.

-Kai...-oí a mi lado. Era la voz de mi madre.

-Aléjate de...-no pude decir nada ya que me abrazó.

-Kai, por favor escúchame. No pierdas a Mei. Tú y ella no os merecéis nada de esto.

-Pero mamá, yo no quiero perder a nadie más.-le respondo.

-¿Quién te ha dicho que Mei-chan tenga que luchar?

-¿A qué te refieres?

-Vosotros no tenéis nada que hacer en esta guerra. No pintáis nada. Jamás os tuvisteis que ver implicados, ni siquiera tendríamos que haber permitido que leyeses esa carta.

-Pero tengo que ayudar a Sabo-san.

-No me queda mucho tiempo. Escucha, Mei y tú podéis estar juntos. La guerra no os lo va a impedir. Creeme. Para algo soy tu madre. No la pierdas ni dejes que se vaya de tu lado.

-Mamá...está bien.-salí corriendo a buscar a Mei.

Para mi desgracia la encontré hablando con un tipo. Ella no parecía estar muy contenta. Parecía que la acosaban y eso no me gustaba.

-Venga guapa. Ven un rato conmigo. Te lo pasarás bien.

-Por última vez. No quiero ir contigo. Odio a los babosos como tú.

-Venga, no seas estrecha.-la sujeta del brazo.

-¡Te he dicho que...!

-¡Mei-chan! Por fin te encuentro.-la cogí de la cintura y le besé el cuello haciendo que se sonrojase.-¿Dónde estabas? Tenemos que irnos.

-Kai...-le guiñe un ojo y ella entendió.-Ya voy.

-¿Ocurre algo? ¿Este tipo te molestaba?-lo miro. Alto, pelinegro y de ojos rojos. No parecía gran cosa.

-Oye tú. Nos has interrumpido. Estábamos hablando.-dice molesto.

-¿Ah sí? Bueno, he interrumpido porque me parecía que a mi NOVIA no le agradaba tu compañía.

-¿N-novia?

-Exacto.-interrumpe Mei.-Kai y yo estamos juntos.-me abraza.

-Espera...¿Eres Roronoa Kaito? ¿El Shichibuckai?-pregunta asustándose.

-Así es. Bueno...Mei,¿te acuerdas que les hago a los que tocan lo que es de mi propiedad?

-Déjame que recuerde...¡Ah sí! Primero les cortas las extremidades y después los abres en canal.-se inventa sobre la marcha. Yo tuve que reprimir la risa que me estaba aguantando.

-Como me gusta que me lo recuerdes.

En cuanto posé la mano sobre Wado ese cobarde salió corriendo con el rabo entre las piernas. Mei empezó a reír levemente pero después empezó a carcajear a lo que me sumé.

-¡Jajaja! ¡Abrirlo en canal! ¡Jajaja! Que imaginación que tiene la pequeña Mei.

-Pequeña será tu prima. Aquí donde me ves soy toda una señorita.

-¿Así que delante mío tengo a una señorita pirata?

-No te hagas el gracioso. Se te da fatal. Ya puedes soltarme. Ese tipo se fue.-intenta separar mis manos de sus caderas, pero yo solo la agarre más fuerte.

-¿Y por qué iba a soltar a mi novia?

-¿Cómo que a tu novia?

-Lo que oyes Mei. Eres mía. Y no te pienso compartir.-me acerqué a ella y nuestras caras estaban a diez escasos centímetros.-No pienso permitir que te me vuelvas a escapar.-la besé.

-¿K-kai?

-No digas nada Mei. Yo fui el estúpido que se fue dejándote sola. Te dejé escapar durante diez años. Sólo di que quieres estar conmigo. Sino es así te dejaré ir. Me lo tengo merecido.

Mei no dijo nada. Estuvo un rato inmóvil. No sabía como tomarme eso. Estaba a punto de soltarla pero ella me abrazo todavía más fuerte.

-Mei..di algo. No sé que hacer.-digo un poco nervioso.

-No digas más. Y sí. Quiero estar contigo.

-Entonces, Monkey.d.Nefertari.Mei, ¿quieres ser mi novia?

-Claro que quiero Roronoa Kaito.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top