SUPERMAN REGRESA
"Tú le darás a la gente un ideal al cual aspirar. Te seguirán, tropezaran y fracasaran. Pero con el tiempo, se unirán a ti en el sol. Con el tiempo, los ayudaras a lograr maravillas".
-Jor-El (El Hombre de Acero)
¿Qué es la vida ante un alma destrozada?
¿Las heridas infligidas por un tirano podrían sanar?
¿El recuerdo del sacrificio de un amigo podría perdurar para siempre?
Clark a menudo se preguntaba esto. Su alma estaba tan fragmentada gracias a Darkseid, desde el primer día que lo capturo e hizo que el torturador Desaad lo matara una y mil veces de formas diferentes.
Creían que lo habían roto, pero gracias a la ayuda de Lois y de Bruce, Clark pudo volver a la luz
Después de seis meses de estar ayudando en las tareas de reconstrucción y ver como el mundo sanaba poco a poco, Clark Kent regreso a su hogar en Smallville.
Cuando Clark y Lois aterrizaron en la tierra, miraron a su alrededor. Fueron a la granja Kent.
El apenas y la recordaba, sin embargo sintió una sensación de calma y tranquilidad cuando llego.
-Nos trajiste aquí – dijo Lois – Te acuerdas...
-Esta es mi casa – respondió el con confianza –
Ella estaba orgullosa de él. Se dio cuenta de que sus manos descansaban sobre su abdomen. No podía soltarlo, ni siquiera por un segundo; porque estaba muy feliz de tenerlo de vuelta, pero también por el miedo a que desapareciera.
Lois dio unos pasos y extendió la mano. Él la tomó y ella lo llevó a la casa. Cuando entraron, ella lo miró con cuidado en caso de que se confundiera o se enojara con el espacio vacío. Clark se sorprendió levemente, pero eso fue todo. Ella sostuvo su mano todo el tiempo mientras deambulaban de una habitación a otra. En el pasillo de arriba, se detuvo y miró fijamente la puerta abierta al antiguo dormitorio de sus padres. Luego, giró a la izquierda y entró en su habitación. Se quedó mirando el lugar donde solía estar su cama.
-Esta era tu habitación, Clark.
-Si... ya recuerdo – el asintió levemente – ¿Dónde están mis padres?
Esto era motivo para estar nerviosa de nuevo, pero sobre todo sintió simpatía por él.
-Tu madre fue reubicada en uno de los centros para personas mayores en el pueblo – le contesto ella. Clark puso una mirada de preocupación – Pero no te preocupes. Tu madre está a salvo.
-¿Donde esta papá? – el aún estaba confundido –
Ella suspiró y tomó sus manos entre las suyas, haciéndolo mirarla.
-Clark... tu padre falleció hace años.
Sus ojos se desviaron de los de ella, hasta un punto en que parecía desvanecerse. Parecía triste, pero no sorprendido. Debió de haber tenido un presentimiento. No podía soportar verlo así. Ella presionó su mano izquierda contra su mejilla para que él la mirara.
-¿Cuánto recuerdas de antes? – preguntó ella, tratando de distraerlo –
-¿Antes de que?
-Antes de que... – ella hizo una pausa, sus ojos cayeron al centro del pecho de Clark – Antes de que murieras.
Él lo pensó por un minuto, y luego comenzó a recordar.
-Un monstruo. Había un monstruo – dijo él. Tenía la imagen de Doomsday en la cabeza – ¿Qué le pasó?
-Lo mataste. Lo llevaste a la atmosfera y exploto por el rayo de Luthor... ¿Recuerdas algo más?
-Hubo una explosión... y luego oscuridad.
-Simplemente haz una lista de las cosas que quieres que te recuerde – dijo Lois, tomándolo de la mano –
-¿Dónde vivíamos? – Clark le pregunto. Pequeños fragmentos venían a su mente de nuevo – Ya no vivía aquí.
-Te mudaste conmigo y conseguiste un trabajo en la ciudad. Trabajamos juntos... ¿Sabes dónde?
-En el periódico – murmuró Clark. Lois sonrió, pero su corazón se aceleró ante el tono más bajo de su voz – Así es. Se llamaba The Daily Planet. Éramos reporteros.
Ella sonrió, feliz de que Clark comenzara a recordar su vida.
-Este era mi hogar. Yo crecí aquí con mis padres, Jonathan y Martha – Clark sonrió. Toda su vida ahora pasaba frente a sus ojos. Y entonces, gracias a su súper oído, capto el sonido de un motor que se aproximaba a la granja – Alguien viene.
Lois ya sabía de quien se trataba.
Tres años habían pasado desde la muerte de su hijo y Martha aún estaba luchando por sobrellevarla. Había ido a visitar la tumba de Clark más temprano en la mañana y en el momento en que se acercó a ella se había derrumbado allí mismo. La última vez que sintió un dolor así fue cuando perdió a Jonathan. Luchó por hacer frente, pero después vino el Régimen y las cosas habían empeorado para todos. Ya no había tiempo de llorar por quienes había perdido.
Ella amaba a ese niño más que a nada y lo único que quería hacer era protegerlo y cuidarlo. Martha estaba orgullosa del hombre en el que se había convertido y le encantaba verlo en la televisión salvando vidas cada vez que salía como Superman, a pesar de que había algunas personas en el mundo que pensaban que él era una amenaza para la sociedad y que debería dejar este mundo. Porque para ellos él no pertenecía aquí, especialmente la habían hecho enojar cuando lo culparon por la destrucción de Metrópolis y de otras ciudades del mundo después de su batalla con Zod.
Y casi tres años antes, solo para descubrieron que Lex Luthor, el pequeño de mierda, era el que estaba detrás de todo; de la invasión de Zod, de la ocupación de Darkseid, de todo. Ese malcriado y egoísta mocoso le había robado al único hijo que tenía y ahora estaba completamente sola.
Sin embargo, tuvo ayuda. Lois la visitaba algunas veces cuando podía y le pasaba medicinas y víveres, incluso después de la invasión. Lo último que supo de ella, fue de hace un año, cuando se unió a una banda de contrabandistas. Pero le había dicho que tenía un plan para así tal vez, derribar a Luthor.
Seis meses después de que la invasión y el Régimen hubieran pasado a la historia y una semana después de haber visto a su hijo en televisión, Martha supo que Lois había tenido razón; en especial esa mañana que la había llamado para que fuera a su antiguo hogar.
Martha abrió la puerta de su camioneta vieja, y lo primero que vio al bajar fue a un hombre con barba con un traje negro muy parecido al de su hijo. Martha lo supo... sabía que era él. Las lágrimas asomaron por sus ojos mientras él le sonreía.
-Hola mamá – cuando Clark le hablo, Martha jadeó en estado de shock y asombro –
-Clark, cómo... esto es imposible – ella lloro y se llevó las manos a la boca –Por favor, dime que no estoy alucinando – Clark tomó las manos de su madre y las colocó en sus mejillas –
-Mamá, soy yo... tu hijo, que está vivo y bien frente a ti – dijo Clark – No estas alucinando.
Martha envolvió sus brazos alrededor de él y lloró en su pecho cuando Clark le devolvió el abrazo y comenzó a llorar también.
-Oh Clark, eres tú, te extrañe tanto...
-Te extrañé tanto, mamá – dijo Clark, quien luego besó a su madre en la cabeza –
Ambos se quedaron allí, en la entrada de la granja Kent y lloraron lágrimas de felicidad, con Lois viéndolos desde la entrada de la casa, feliz de que Clark se hubiera reencontrado con su madre. Solo se separaron cuando Martha volteo a ver la casa abandonada.
-Siento que la casa este así, pero me sacaron y...
-No te preocupes mamá, lo reconstruiremos... cada centímetro cuadrado.
-Pero Clark... ¿sabes cuánto costara eso? – dijo Martha – Me iría mejor vendiendo el terreno y alquilando un apartamento. No creo que este lugar vuelva a funcionar.
-¿Te olvidaste mamá? Tienes un equipo de construcción de un solo hombre como hijo – Clark la volvió a abrazar – Tendré este lugar en funcionamiento de nuevo en poco tiempo.
Martha abrazó a su hijo y luego indico a Lois que se acercara, para abrazarla también. Parecía el final de una era, pero el comienzo de algo nuevo. Mientras Martha miraba alrededor de la granja, no vio destrucción, vio nuevas posibilidades...
Cualquier problema que les aguardara a futuro, los afrontarían juntos.
***
Ya ha pasado un tiempo desde que regrese a mi hogar.
Desde el primer día que volví, levante lo que pude aquí y seguí adelante, asegurándome de que mi deber como Superman no interfiera en mis obligaciones del hogar.
Después de semanas de arar la tierra y plantar las semillas, llego el día cuando recogí la primera cosecha de maíz y trigo. Me convertí en el nuevo promovedor de granos de la zona, asegurándome un contrato con el nuevo gobierno y las empresas de alimentos.
Ahora que ya no hay un LexCorp que acapare el mercado, las micro empresas como la mía han salido adelante.
Estoy a punto de casarme con Lois, y mi madre está más feliz que nunca. Sé que tres años de nuestras vidas que Luthor nos robó no volverán así como así, pero nos esforzamos por seguir adelante y ver un futuro más esperanzador.
Sé que estoy sanando, sé que lo hago.
Así que vuelvo a volar, justo como la primera vez.
Me paré en medio del campo de trigo y miré hacia el sol.
Rayos de luz blanca atravesaron la escasa capa de nubes y tocaron mi rostro. Podía sentir mi fuerza ardiendo en mi cuerpo. Me sentí nervioso, asustado, eufórico. No pude evitar darme la vuelta y mirar hacia el cálido y semi-brillante sol.
Caminé tocando el trigo, viendo a las mariposas que se arremolinaban en el lugar. Podía sentir su vida... me volví a sentir vivo.
Caminé y caminé tan serenamente hasta que llegué a un punto desconocido aun para mí.
Allí, el sol estaba a mi alcance. Allí, los cálidos rayos de un sol blanco de primavera me atravesaron como metal líquido, nutriéndome y curándome. Junté mis pies, de cara al sol brillante.
Estiré los brazos, como si con ellos pudiera sostener al sol. Postre mis palmas hacia afuera, hacia la bola brillante de calidez y vida. Giré mi cabeza hacia el cielo y miré hacia las nubes blancas que se movían lentamente. Un escalofrío de asombro recorrió mi cuerpo y mis ojos se cerraron. Algo increíble estaba a punto de suceder.
Ahí, tan claro como como veía a Lois o a mi madre, estaba mi padre... Jonathan.
Puedo imaginármelo como el último día en que lo vi. Su gorra roja en su cabello y su camisa naranja con cuadros.
Me sonreía tan cálidamente y sentí al fin que estaba completo. Y podía escucharlo...
"Vuela hijo, es hora"
Por un momento más me quedé allí, y luego me incliné hacia adelante y salte, para después volver a bajar.
En caída libre, el viento helado primaveral pasó por mis oídos con la fuerza de un huracán. Mis palmas permanecieron extendidas y el único cambio notable fue el ligero arco de mi espalda. La vida se vertió en mis venas y parecía que respiraba por primera vez en mi vida. ¡Mi cuerpo temblaba de emoción con ganas de moverme, de entrar en acción, de vivir!
Abrí los ojos y mi cuerpo fue paralelo al suelo a 750 millas por hora. Las nubes se apartaron de mi camino, el viento me atravesó el cuerpo mientras mis brazos se enderezaban frente a mí, con los puños cerrados. Grité a todo pulmón y volé hacia arriba en un solo momento.
Las nubes volaron fuera del camino mientras abría un camino directo hacia la fuente de mi energía, el sol. El cielo se oscurecía cuanto más alto subía, más rápido me movía. Rompí la marca que incluso tenía la primera vez que volé. Cuando recobre la consciencia por la emoción, había alcanzado el borde de la troposfera.
Floté en medio del espacio, con el sol brillando con todo su esplendor en mi rostro. Podía sentir mi capa fluir detrás de mí en gravedad cero. El sol era celestial, hermoso, cálido.
Con las estrellas como mis guías, justo fuera del alcance de la asfixia y fuera del alcance de la gravedad de la Tierra.
Escuché mi corazón en mis oídos, sentí la sangre en mis venas.
Eso es la libertad, me dije. Eso es la vida.
Y luego mire al planeta azul que tenía por debajo.
Este es mi hogar.
Este es mi mundo.
Siempre voy a proteger a la humanidad, y siempre estaré aquí.
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