SIN MIEDO
No te di las alas para no ir a volar
Y no sabes que esto no es un adiós
Porque todo lo que soy es quien eres
Quién eres
A veces duele, no sé cómo estar aquí
A veces cuestionas si algo es real
Pero si llamas a las estrellas, estás llamando mi nombre
Joe Jonas & Khalid – Not Alone
Planeta Mogo, Sede de los Nuevos Guardianes.
-¡Jordan, los Guardianes están llamando a por ti!
Hal gimió mientras dejaba caer el escudo que había estado preparando contra el recluta Ke'Haan y esquivó exactamente el gigantesco puño verde que el nativo del planeta Varva le disparó. Otra Green Lantern entro a escena e interrumpió el entrenamiento.
-Bien, hay que darle un respiro a este niño – aprobó Hal, enderezándose de su postura de combate –
-Gracias – respondió Laira, que había entregado el mensaje de los Guardianes –
-¿Qué quieren ahora? – pregunto Hal a la chica del planeta Jayd, una de los Lanterns reclutados después de la primera Batalla de Oa contra Darkseid. Ella se encogió de hombros –
-Quién sabe. Han estado llamando a un montón de Lantern. También Saint Walker de los Blue Lanterns está aquí – respondió ella –
-Genial – dijo Hal secamente –
Varios Lanterns muy jóvenes tuvieron que ser reclutados después del ataque de Darkseid, y ahora que la guerra había terminado y Los Green Lanterns sobrevivientes tenían tiempo para respirar, los Guardianes y los Linternas superiores los estaban poniendo a prueba.
Con un suspiro, Hal abandonó el campo de práctica mientras se dirigía hacia el Salón de los Guardianes. Laira entró suavemente en su puesto vacante y tomó su turno para entrenar con Ke'Haan.
Desde el final oficial de la guerra, los tres Guardianes restantes habían sido una presencia constante en su salón, ahora completamente restaurado a su esplendor mientras trazaban planes para el futuro. La traición de Sinestro y el posterior levantamiento de Darkseid, había hecho que los Green Lanterns estuvieran estancados durante demasiado tiempo.
Ahora las cosas debían cambiar.
Los rumores sobre posibles acciones abundaban entre los miembros del Corps, entre ellos sobre el papel que tuvo Hal Jordan en la guerra en el planeta.
Así que fue un poco impactante, una vez que estuvo parado frente a los Guardianes. Ahora que todos lo miraban con severidad. Ranakar, uno de los Guardianes más viejos, empezó a hablar:
-Hal Jordan... ¿crees que tienes lo que se necesita para ser un Green Lantern? – dijo el hombrecillo azul –
-¿Disculpe? – Hal se quedó boquiabierto –
-Me escuchaste perfectamente, Jordan.
-¿Estás cuestionando mi habilidad? – preguntó Hal –
-Tu habilidad es evidente. Estamos cuestionando tu compromiso – dijo sin rodeos Lianna, la única Guardiana femenina y compañera de Ganthet–
-Estamos avanzando hacia un nuevo amanecer – dijo Ganthet, aquel que había confiado plenamente en Hal Jordan y había liberado a IO, la entidad de la Voluntad – Uno que implica nuevos desafíos y nuevas amenazas de las que no teníamos conocimiento anteriormente. Debemos cumplir con inmensas responsabilidades.
-Créame, estoy consciente de eso – Hal se puso algo molesto – Aunque su tono no me gusta...
-¿No pedirás una disculpa? – preguntó Ranakar, mientras los demás Green Lanterns lo miraban confusos desde sus asientos. Ganthet y Lianna no fueron menos severos, pero aún no estaban emitiendo juicios – Tienes un poder inmenso, pues pudiste destruir a Darkseid con no menos que con tu fuerza de voluntad. Pero por tus acciones pasadas como Parallax... aun dudamos de ti y de tus intenciones.
-¿Puedo hablar sin rodeos? – preguntó Hal, dirigiendo su pregunta a Ganthet, quien inclinó la cabeza en señal de asentimiento –
-Miren... – dijo Hal – Entiendo los deberes de un Green Lantern. Realmente lo entiendo. Pero deben entender que lo que esperan de nosotros es completamente irrazonable. Dijeron que las responsabilidades de un Green Lantern son inmensas y usaron exactamente la palabra correcta. El alcance de lo que tenemos que hacer es increíble, pero ustedes esperan que lo hagamos sin respaldo – Hal se paró en medio del salón y señalo a todos y cada uno de los maltusianos azules – ¿Cuándo fue la última vez que todos se bajaron de sus sillas y salieron a ver cuán vasto es un sector galáctico? – Lianna y Ranakar lo miraron molestos por su arrogancia y altanería, solo Ganthet vio a Hal con orgullo – Y también tenemos nuestras responsabilidades con nuestro propio planeta de origen... ¿saben en cuántos problemas se mete la Tierra? Por alguna razón atraemos a todos los locos del universo, y la Justice League no es lo suficientemente fuerte para lidiar con ellos. Yo fui joven y estúpido cuando recibí el anillo, hace ya casi una década. Y era demasiada la presión para lidiar con ocultar mi identidad y mis deberes como Green Lantern. Incluso las autoridades me declararon como desaparecido por dos ocasiones.
-Kilowog – Ganthet se dirigió hacia el bolovaxiano que estaba a lado de Hal como apoyo – ¿Abogas por el regreso de Hal Jordan a sus funciones completas?
-Si alguien merece ser un Green Lantern... si hay alguien que pueda cumplir con los absurdamente altos estándares de perfección que esperan, ese es este poozer humano – dijo Kilowog con orgullo, sonriéndole a Hal y dándole una palmada al humano en la espalda – Podrá ser un idiota, pero como dicen en su planeta... los tiene bien puestos en su lugar.
-Entonces, para ser claros – dijo Lianna con algo de desafío y desagrado ante el comentario de Kilowog – Hal Jordan... ¿Estás dispuesto a cumplir con tus responsabilidades como Green Lantern? ¿Con todas?
-No es que no esté dispuesto – Hal los miro con incredulidad – Todos los Green Lanterns estamos dispuestos, o de lo contrario, no hubiéramos aceptado el anillo. Quieren que los Green Lantern Corps mejoremos y sigamos adelante, entonces necesitan marcar los cambios a lo grande. Los humanos podremos ser una raza joven y estúpida... pero también podemos aprender. Una humana pudo enseñarle a las Star Sapphires el verdadero significado del amor, y un hombre sin ningún tipo de poder pudo comandar una resistencia que puso en jaque al ejército de Darkseid – esta vez, todos lo vieron con orgullo. Todos notaron como el valor de un humano y las enseñanzas de sus amigos eran apreciadas por los Guardianes al hablar con nada más que la verdad. Tal vez los humanos eran jóvenes en comparación con otras especies, pero valía la pena confiar en ellos – Me preguntaron si estoy comprometido con el Corps. Mi respuesta es sí. Creo que el universo necesita a los Green Lanterns, y me siento honrado de volver a ser parte de ellos. Pero por el amor de mi Dios y de todo lo bueno en el Universo... no puedo ocuparme de las amenazas de la Tierra y patrullar todo un sector galáctico yo solo, ¡No es factible, y es ridículo que piensen que cualquier Green Lantern puede hacerlo!
-Sí... – dijo Ganthet con todo el entusiasmo mientras Hal lo veía – Quizás tienes razón – y sin decir nada más, el Guardián le soltó a Hal un anillo nuevo – Dáselo a quien consideres adecuado, Jordan.
Hal lo tomo y sonrió. Él ya tenía al candidato perfecto.
***
Coast City, Planeta Tierra.
El viaje de Kyle Rayner al museo de arte fue bruscamente interrumpido cuando pasó por un sitio de construcción justo cuando algo se partió donde no debería haberlo hecho. Kyle solo se dio cuenta de que había evitado por poco ser aplastado por un bloque de hormigón cuando registró un repentino destello verde y miró hacia arriba para ver que dicho bloque de hormigón estaba suspendido por una mano brillante.
Siguió el rastro de luz de la construcción y encontró a Green Lantern en el otro extremo. El héroe bajó el bloque de cemento y se volvió hacia Kyle.
-¿Estás bien, chico?
Demasiado sorprendido para decir algo, Kyle asintió en silencio.
Green Lantern sonrió y no oculto el brillo alegre en sus ojos.
-¡Cuídate niño! – dijo Hal, ofreciendo un pequeño saludo antes de despegar para reanudar... lo que sea que hicieran los héroes como él cuando estaban fuera de casa –
Kyle quedó bastante desconcertado por todo el asunto.
-Oye, chico, ¿estás bien? – dijo uno de los trabajadores de la construcción, que había notado que su lugar de trabajo casi había sido el escenario de una muerte espantosa –
-Estoy bien – dijo Kyle. Salió de su aturdimiento y miró hacia donde Green Lantern había volado – Ese era Hal Jordan, Green Lantern... ¿verdad?
El trabajador sonrió, mayormente de alivio, pero también había algo de cariño.
-Sí. No pensé que lo volveríamos a ver, para ser honesto, especialmente por que antes de la invasión se convirtió en Parallax... pero es un poco agradable tenerlo de vuelta. ¿Seguro que estás ¿bien?
-Sí, estoy bien – Kyle prometió –
Después de una breve despedida, Kyle continuó su camino, aunque se aseguró de evitar cualquier otra construcción mientras reflexionaba sobre su sorprendente encuentro.
James Jordan ya le había contado a su compañero artista todo sobre cómo su hermano era Green Lantern, y el mismo Kyle había visto y escuchado todas las noticias sobre la batalla masiva en La Fortaleza de la Soledad, donde aparentemente Green Lantern fue la pieza clave sobre la victoria sobre Darkseid. En cualquier caso, las especulaciones sobre si el Green Lantern de Coast City había regresado habían sido abundantes durante semanas, incluso en Coast City.
Y sin embargo, Kyle nunca esperó ver al hombre mientras estaba en una excursión de la prepa, y mucho menos tener una interacción directa con él. Jim le hizo preguntas cuando Kyle le contó sobre su experiencia cercana a la muerte, pero luego afirmó que todo estaba bien y que se cuidara cuando anduviera en la calle.
Kyle negó con la cabeza y sonrió para sí mismo mientras entraba a su departamentito. Eso era algo que recordaría por el resto de su vida.
Superman seguía siendo el héroe más grande, pero Green Lantern también era genial.
***
Coast City siempre se caracterizó por ser una ciudad ligada al ejército. La Base Aérea Edwards estaba a solo un kilómetro de Camp Hawkins, que era donde los Marines tenían su base de entrenamiento.
Hal creía que vería muy cambiada a su ciudad natal; que la invasión de Darkseid y la había destruido y que el Régimen la había moldeado a su gusto, pero cuando olio la sal del Océano Pacifico y el F-18 de la base Edwards voló sobre su cabeza mientras Hal pasaba en su moto por la carretera, se alegró de haber estado equivocado y alzo el puño en señal de victoria.
Hal Jordan sabía que había llegado a casa.
Era domingo. Significaba que no había entrenamientos ni ejercicios para los soldados; un día libre.
Después de dormir, la mayoría de los marines y otro personal equipado con parrillas y cerveza se dirigieron a la playa. El día era caluroso y perezoso. Desde su ventana, Hal podía ver a otros llenando sus autos con toneladas de basura inútil, música a todo volumen y risas que lo hacían querer unirse. Gruñó. Hacía demasiado calor para correr persiguiendo una pelota pero... parecía divertido.
Tenía que buscar a John Stewart, así que fue a la playa y después de dejar la motocicleta cerca de la carretera, dio un paseo por la orilla. Si deliberadamente dirigía sus pasos al lugar de diversión de sus compañeros de vuelo, al menos no lo admitiría.
♫
Say it was the right time
To walk away...
When dreaming takes you nowhere
It's time to play...
♫
La voz de Kenny Loggins comenzó a sonar en la bocina.
Tenía que ser la elección de Hal al poner la música.
Escondido de forma segura detrás de sus gafas de aviador, sus ojos encontraron rápidamente al marine afroamericano. John lo estaba observando muy probablemente desde que escuchó el rugido de la moto de Hal porque cerraron sus miradas casi de inmediato.
-Entonces, ¿qué pasa, John?
-Apuesto seis dólares a que venceremos al otro equipo.
-¿Y quién es el otro equipo? – Hal tenía los ojos fijos en los de un pelirrojo del otro lado de la red. El pelirrojo atrapó la pelota de voleybal, sin interrumpir el desafío que tenía contra Hal y John –
-Se llama Guy Gardner, y es un presumido – le dijo John a Hal –
Guy estaba rebotando la pelota mirándolo con una pequeña sonrisa formándose en sus labios. John Stewart siguió la línea de visión de su amigo y levantó una ceja.
-Extraño. Dijo que no jugaría.
-Entonces supongo que cambió de opinión – Hal se rio entre dientes – Muy bien, ¡juguemos!-
♫
Bodies working overtime
It's man against man
All that ever matters
Is baby, who's ahead in the game
Funny, but its always the same...
♫
Hal se quitó rápidamente los zapatos, la chaqueta y la camisa. John también estaba sin camisa, vestido solo con una sudadera azul que le llegaba hasta las caderas. Rotaron a posiciones delanteras directamente opuestas a través de la red.
Otros marines se voltearon para ver el juego creando una multitud demasiado entusiasta; creció muy rápidamente. De alguna manera, ambos avanzaron hacia la red y entre ellos, le enseñaron el dedo de en medio a Guy y a su compañero.
El pelirrojo ya se estaba poniendo rojo de ira.
-¿Por qué tan agresivo, Jordan? – le dijo Guy al provocarlo –
-Me dijeron que había un idiota que necesitaba modales – Hal le contesto, poniendo esa sonrisa burlona que tanto lo caracterizaba. Guy movió su cara aún más cerca de la de Peter (su compañero) sosteniendo su mirada enojada –
-Uuuu... delicado – y de repente, Guy empujo a Hal a través de la red, que cayó en la arena y sobre su trasero –
-¡Cabron! – le grito Hal. Guy estaba provocándolo de nuevo y el impetuoso piloto ya hervía de deseo vengativo –
¡Bien! ¡Él les mostraría a todos quién era el mejor!
Y así comenzó el juego de voleibol asesino.
John saco y Guy inmediatamente remató la pelota. Hal se zambulló para atraparla, pero terminó con la cara enterrada en la arena caliente.
¡Mierda, esto significaba guerra!
Otros marines vieron cómo degeneraba rápidamente en algo más que un simple juego. Fue feroz y era obvio que ambos equipos se lo tomaron tan en serio como sus competencias de vuelo, pero había mucho más allí.
Hal y John se enviaron más sonrisas burlonas y triunfantes. Estaban alardeando, pero no de esa forma típica de "soy mejor que tú". Era más como "Mira, qué genial soy".
Del otro lado de la red, Peter estaba lanzando silbidos y eso llamó la atención de Hal por un momento, pero no hubo tiempo para preguntarse de qué se trataba.
Después de varios remates con la pelota, Hal y John estaban más concentrados en intentar clavar la pelota de voleibol en la cara de sus rivales que en presumir o incluso en ganar.
♫
My heart is working overtime
In this kind of game
People get hurt
I'm thinking that the people is me
If you wanna find me, I'll be...
Playing, playing with the boys
Staying, playing with the boys
♫
El punto final: la pelota voló por el medio y por supuesto, tanto Hal como Guy subieron. Hal la golpeo y Guy bloqueó, pero la pelota salió volando de su antebrazo cubierto de sudor.
-¡Sí! – Hal grito y choco las cinco con John –
Por primera vez en la historia, Guy perdió un juego y Hal podría sentirse mejor al bajarle sus humos al pelirrojo.
Guy actuó tan tranquilo como siempre y se acercó para estrechar la mano del Green Lantern de Coast City. Él estaba sonriendo. Probablemente pensó que las manifestaciones de pura alegría de Hal eran ridículas e infantiles. Él era mejor que eso.
-No seas tan presumido, Jordan. Fue pura suerte – le dijo Guy al alejarse –
Sus palabras carecían de su filo habitual. Por una vez, Hal parecía relajado y contento, sonriéndole a John como si fueran amigos de años.
Guy actuó con madurez sobre su fracaso, pero eso no significaba que Hal haría lo mismo.
¡Había ganado y se lo iba a mostrar al mundo entero! ¡Finalmente había pateado el trasero de otro tipo en su propio ámbito! ¡Era casi mejor que volar!
♫
Playing, playing with the boys
I'll be staying, playing with the boys (with the boys)
After chasing sunsets
One of life's simple joys
Is playing with the boys (playing with the boys)
♫
El hombre afroamericano le dio una cerveza a Hal mientras el mismo se secaba el sudor de su cabeza. Era el apogeo de la tarde, y después del partido de voleibol los marines se empezaron a dispersar por la playa. Pero aun así, su corte de pelo militar y su sudadera del USMC lo hacían destacar entre los presentes.
-Estuvo muy bueno el partido – le dijo John a Hal mientras que el piloto se tomaba su cerveza – Le diste en la cara a ese idiota.
-Es algo que disfruto hacer de vez en cuando, pero cuéntame de ti. ¿Te volvieron a enlistar en los Marines? – le pregunto Hal –
-Como instructor de prácticas – le contesto John con algo de tristeza – Al parecer ya me consideran viejo a mis treintaicinco años.
-Pues... es sobre las prácticas sobre lo que quiero hablar. Vine por que quiero preguntarte algo – preguntó Hal mientras John lo veía con algo de cautela – ¿Viste lo que puedo hacer con el anillo?
-Si... fue un espectáculo genial el que diste en la Fortaleza – el ex marine y soldado de la Resistencia sonrió – ¿Pero qué tiene que ver conmigo?
-Los Guardianes están cambiando, el universo está cambiando, y voy a necesitar algo de apoyo si voy a cuidar este sector y ser miembro de la Justice League – y entonces, Hal saco de su chamarra el anillo de Green Lantern que los Ganthet le había dado – ¿Aceptarías ser un Green Lantern?
John Stewart lo miro boquiabierto y sonrió. Toda su vida había luchado por un propósito mayor a el mismo, y después de haber ganado la guerra contra Darkseid sentía que aún tenía que hacer algo bueno por el mundo.
-Si – dijo John sin titubeos – Acepto...
"John Stewart, el anillo te ha elegido", escucho John mientras una voz hablaba en su cabeza.
Y sorpresivamente, el anillo se adhirió a él y salió disparado de la playa.
Entonces, John Stewart aprendió a volar y ahora sería entrenado en Mogo para convertirse en el segundo Green Lantern de la Tierra.
Sin embargo, Hal se quedó en el suelo.
Aún tenía un pendiente en la Tierra.
***
La noche era fría a pesar de que se encontraban en una playa de la costa de California. Después de todo era invierno y los pocos rezagados que paseaban por la playa no se percataron de la silueta de Hal mientras encendía una fogata con leña. La leña prendió bien, la había encontrado entre las dunas de arena. Era suave y estaba seca. Y pronto consiguió un fuego pequeño pero vivo.
Hal se arrodilló junto al fuego y abrió la caja que contenía todas sus pertenecías anteriores a la guerra, las que había tomado de su habitación de la ocasión en que dejo su diario en la cama de su hermano... Cuando estuvo encerrado en Oa, se preguntó qué ocurriría con aquellas pertenencias. Creyó que terminarían en manos de sus hermanos y que éstos tal vez las tirarían a la basura. Pero ahora estaban de nuevo en manos de Hal y no había nadie a quien pudiera entregárselas.
Y él no podía quedárselas. Ahora se daba cuenta. Cuando llego al nuevo cuartel después de volverse a dar de alta en la Marina, sintió la tentación de ver sus cosas, pero no podía pasar por esa tortura.
De modo que observó las llamas que danzaban y decidió guardar sus pertenencias. La mayoría eran fotos de su adolescencia, en su entrenamiento, en la feria con sus padres y hermanos, y con Carol. Hal examino esa foto, que era una donde estaban en Ferris Aircraft delante de un avión Mustang P-51. Habían tenido una cita donde Hal la había llevado a volar por las nubes de Coast City, y al aterrizar, mas felices que nunca por supuesto, fue cuando se tomaron la fotografía. Hal dejó caer la foto con tanta ternura como un guerrero colocando el cuerpo de su hijo sobre una pira funeraria, colocándola suavemente en el fuego.
En lugar de observar cómo se quemaba, prefirió mirar hacia el mar, donde las olas parecían pequeñas y suaves y la niebla nocturna cubría las estrellas. De pronto oyó una voz a sus espaldas:
-¿Vienes a Coast City y no llamas a tu hermano?
Y al voltearse se encontró con su hermano; Jim Jordan, que aparecía entre la oscuridad.
-¿Cómo me encontraste? – le pregunto Hal –
-Kyle Ryner, el chico que salvaste en la construcción en la mañana... es mi vecino. Vive con sus padres en un departamento al lado del mío – le contesto su hermano – Sabia que si estabas en un lugar seria por aquí. Esta tan cerca de la base Edwards.
Hal miró hacia el fuego y vio que la foto ya se había convertido en cenizas. Hal prosiguió admirando el fuego, y Jim se sentó a su lado.
Permanecieron sentados un buen rato sin hablar hasta que Hal dijo, sin dejar de mirar el fuego:
-No podemos seguir manteniendo el silencio.
-Tienes razón – contestó Jim –
-Debemos hablar con la verdad – dijo Hal – Y la verdad es que me porte mal contigo durante un buen rato.
-No vas a volver a hacerlo, ¿verdad? – preguntó Jim sonriendo –
-Eres mi hermano, Jim. Y lo último que quise hacer fue lastimarte.
-Ya lo sé, Hal. Tengo que pedirte una disculpa por lo que paso entre nosotros cuando mamá murió. Lo siento tanto...
-Es lo que intento decirte. Tú y yo somos familia, y creí que al ser Green Lantern estaba haciendo lo correcto. Si te culpo por lo ocurrido, te perderé para siempre.
-¿De qué estás hablando? – preguntó Jim –
-Eres un buen tipo, Jim – dijo Hal – No sé qué haya sucedido contigo en todos estos tres años, pero sé que al menos tu si hiciste lo correcto. Tal vez podamos ser una familia otra vez.
Jim comprendió exactamente lo que Hal le estaba ofreciendo: era mejor que el perdón. Jim asintió con la cabeza.
-Pero yo quiero que sigas con esta misión – añadió Jim –
-¿A qué te refieres? – Hal sintió que se ponía furioso –
-Sé que volviste a ser Green Lantern. Dicen que tú fuiste la luz más brillante que lucho contra los ejércitos de Apokolips – insistió Jim, como si eso lo explicara todo – Entiendo tu deber, y todo lo que has hecho es más importante que yo.
-Esta vez no te dejare atrás – Hal le insistió, pero los dos sabían que no había ningún argumento por parte de Hal que pudiera hacer cambiar a Jim de idea –
-Bueno, pues cumple con tu deber en el espacio y como héroe – dijo Jim – Pero debes volver con vida. Nunca más volveré a juzgarte. Si llega el momento de escoger entre tu hermano y tu deber como Green Lantern, escogerás a tu deber. ¿De acuerdo?
Hal lo miró, muy serio. Jim se refería como si él fuera el último hermano que le quedara... ¿Por qué?
-¿Qué sucedió con Jack, Jim? – le pregunto Hal, aunque ya conocía la respuesta –
-Acompáñame mañana al cementerio. Hay algo que tienes que ver antes de que vuelvas a las estrellas.
Jim abrigó la esperanza de que reirían y bromearían, y que incluso irían a tomar juntos una cerveza. Pero Hal permaneció sentado, observando el mar monótono y el cielo sin estrellas.
Hal y Jim se reunieron en la tumba de sus padres y Jack la tarde del Lunes. El primero llevaba una botella de whisky y el segundo tres vasos. Jim colocó los vasos en fila sobre la lápida de Jack y Hal vertió una medida de whisky en cada uno. Los dos hermanos tomaron cada uno un vaso, dejando el tercero para su hermano fallecido.
-¿Cómo fue? – le pregunto Hal a su hermano –
-En los primeros bombardeos de los cruceros de Apokolips – le contesto Jim, tratando de reprimir ese mal recuerdo – Apenas hace un mes pude poner la lápida.
-Carajo, amigo. Esto es para ti – Hal levantó su copa hacia Jack y se bebió su bebida de un solo trago –
Jim hizo lo mismo, pero no vació su vaso. Sin embargo, Hal lo rellenó cuando volvió a llenar el suyo.
-Todavía sigo esperando verlo en la casa – comentó Jim –
-No... – Hal estaba bebiendo su segundo trago de whisky más lento que el primero, pero definitivamente parecía que tomaría un tercer trago antes de que terminaran ahí. Menos mal que Jim los había llevado al cementerio – Nunca podré olvidar que pude haberles advertido de la invasión a tiempo... no hice nada al respecto.
-Hal, no puedes seguir castigándote por eso. Si Jack estuviera aquí, te diría que te calles. ¿No es así, Jack? – Jim preguntó a la lápida silenciosa –
Hal negó con la cabeza.
-No asumo la culpa, Jim. Lo reconozco. Sé que la muerte de Jack no fue culpa mía, pero pude haber salido de Oa cuando Carol me lo propuso. No es la primera vez que sucede y no será la última, aun con mi anillo de vuelta. No siempre seré lo suficientemente bueno – Hal afirmó con naturalidad – Tendré que vivir con eso. Haré todo lo posible para mantener el número muy bajo, pero habrá más Aces, Carols y Jacks... tendré que aceptar eso. Y tendré que seguir adelante cada vez, y compensarlo con las personas que puedo salvar. Como con mis compañeros Lanterns y contigo.
Jim le devolvió la sonrisa.
-Sí, lo hiciste bien con ellos. Es una pena que te tengan estacionado en la Tierra.
Hal se rió entre dientes.
-Sera hasta que resuelva algunos asuntos por aquí. Después me volveré a ir, y no sé cuándo volveré.
-Bien... pues yo estoy contento – Jim sonrió – Incluso si perdiera la apuesta.
-¿Qué?
-Jack siempre pensó que eventualmente te arreglarías con tus compromisos. Yo era menos optimista – confesó Jim – Así que hicimos una apuesta. Ahora le debo cinco dólares.
-Un poco temprano para declararte ganador, ¿no?
-Nah. Tengo un presentimiento – Jim dejó su copa en la lápida de Jack y sacó su billetera. Muy deliberadamente, sacó un billete de cinco dólares y, con una mirada significativa a Hal, lo colocó debajo del vaso de whisky de Jack –
La sonrisa de Hal era amplia y genuina.
-Gracias, Jim – Hal miró el dinero que pesaba bajo el cristal de la lápida – ¿Si sabes que alguien va a venir y recoger eso?
Jim se encogió de hombros.
-No me lo voy a perder. Además, es el tipo de cosas que Jack haría.
Hubo silencio durante un largo momento, excepto por el silbido del viento y el susurro de las hojas en los árboles del cementerio. Hal terminó su segundo whisky y, tal como había predicho Jim, se sirvió una tercera porción, aunque más pequeña.
Había muchos recuerdos ahí. Podía sentirlos: anhelo, pérdida, preocupación, desesperación, amor; pero no solo eran de sus padres. Dos generaciones de la familia Jordan habían estado en ese lugar.
Hal se quedó de pie en el centro durante un rato, y asimiló todo. ¿Su vida pudo haber sido diferente? ¿Y si hubiera tomado unas decisiones diferentes, si hubiera hecho carrera en la Marina y se hubiera comprometido con Carol?
Tal vez no. El significado de la vida que estuvo buscando estuvo en el futuro desde el principio y él no quería cambiar nada.
-Lo encontré en mi cama de la infancia hace como dos meses, y debo decirte que ya me lo leí todo – le dijo Jim a Hal mientras sacaba el Diario de Vuelo de una bolsa en su chamarra – Te entiendo Hal, y debo decirte que no es hora de rendirte.
Hal lo contemplo un rato, pensando que Jim quizás nunca lo hubiera leído. Estaba tan contento de que su hermano si lo hubiera encontrado.
-Hay una última página en blanco, Hal. Termina tu relato – le dijo Jim, feliz de ver como una sonrisa se iluminaba en el rostro de su hermano –
Hal se irguió en una postura recta e hizo que su anillo se encendiera. Lo empuño y brilló con una luz verde y fuerte. Ambos se quedaron contemplándolo.
Las formas de luz dura que Hal había hecho aparecer provocaron que tanto el cómo su hermano rieran de felicidad.
Tal como los recordaba, Hal había hecho aparecer las formas de Jessica y Martin Jordan, de su hermano Jack y de su amigo Barry Allen, aquel que había viajado a través del multiverso para salvar a todos y se aseguró de que Hal cumpliera con su deber. También estaban ahí la Green Lantern Arisia Rrab, Ace Morgan; su compañero de vuelo, y Carol Ferris... que había desaparecido tan trágicamente de la vida de Hal.
Brillaban cubiertos por una intensa luz y les sonreían a ambos.
Amar también es dejar ir, Hal recordó las últimas palabras de Carol, que se aplicaban tan bien a este momento.
Sin hacer otra cosa, las figuras se convirtieron en polvo de estrellas en un tono verde, y ascendieron hasta los cielos.
Hal los extrañaría muchísimo.
La gente era lo más valioso. Habían sido su vida y su luz. No podría haber sobrevivido a todos los retos en sus años como Green Lantern ni haberse podido enfrentar a Darkseid si no hubiera sido por la bondad y fortaleza de sus amigos y la generosidad de los seres queridos que habían confiado en él.
Y por Bruce, se recordó.
Sin más que decir, Hal se volteo hacia su hermano, que aún estaba perdido entre sus propios pensamientos, y con un tono alegre le pregunto:
-¿Ya has ido a volar?
-Luche en la Resistencia – le contesto Jim, viendo hacia el suelo – Me subieron a un Black Hawk y fui artillero.
-No me refiero a eso. Me refiero a esto.
Hal volvió a activar su anillo y construyo un avión Mustang P-51 a tamaño real, justo como el que su padre volaba para Ferris Aircraft. La construcción de luz dura se veía tan real; la hélice, los engranajes, los controles, todo estaba hecho a medida de uno real.
-Me refiero al estilo Hal Jordan.
Jim no sabía muy bien como seria esa sensación, pero estaba más apuntado que nunca a compartir esta nueva experiencia con su hermano Hal.
***
Diario de Vuelo de Hal Jordan.
Última página.
Lo damos por hecho.
Hay muchas cosas que damos por hecho.
Es la naturaleza humana; cobijarte en tu propio microcosmos de vida. Nunca dar un paso atrás y contemplar.
Eso es... contemplar. Es lo que hice, lo que finalmente pude lograr con un poco de ayuda.
Perdí años de mi vida, amigos y familia.
Pero me gane una segunda oportunidad.
Volé a casa.
Ahora ya no doy nada por hecho, en especial el anillo.
Un extraterrestre moribundo me lo entrego, era miembro de un grupo de policías espaciales conocidos como los Green Lantern Corps.
La primera vez que lo use lo sentí pesado e incómodo, pero entonces mis pies dejaron el suelo, y volar fue tan fácil; como pedir un deseo, pero sin turbulencia, sin ruido. Y sin tiempo para detenerme y ver las estrellas. Volé tan rápido y las deje atrás.
Jim no me dice nada, pero creo que también sobrevivió a esta guerra por una razón. Él es todo lo que me queda; mi esperanza se habría extinguido si no lo hubiera encontrado.
Claro, si le preguntaran a otras personas, les dirían que ese es mi problema... que siempre lo fue.
Solía ver a mi padre todas las mañanas cuando me escapaba del inicio de clases para ir a curiosear a la Base Edwards.
A las siete y cuarto pasaba volando por el horizonte con su F-16 sobre nuestras cabezas en la pista.
Era todo un espectáculo, era magnifico.
Mamá nunca me preguntaba donde pasaba los primeros quince minutos de mi día; le daba miedo preguntarme.
Ella temía lo que significaría para mi futuro, hasta que un día, le pidió a mi papa que hablara conmigo para que ya no fuera a verlo a la base. Ella tenía miedo por lo que su trabajo significaba, y temía por que yo quisiera seguir sus pasos.
Desde entonces ella me llevo a la escuela, y papá dejo de volar sobre la base.
Nos mirábamos mutuamente en la cena; ambos estábamos decepcionados.
Las primeras cinco noches lloraba hasta quedarme dormido, pero la sexta fue diferente.
Papá me despertó en la madrugada, me dijo que agarrara mi chamarra y subimos al auto. Me dijo que me llevaría a: "Ver las estrellas".
Don Rickels (el vigilante de la caseta) era un viejo amigo suyo, y con solo verlo lo dejo pasar. Subimos hasta lo que en ese entonces creí era la maquina más asombrosa creada por el hombre; un avión Mustang P-51 hecho en la Segunda Guerra Mundial por el ejército de nuestro país.
La pintura parecía fresca, el blindaje recién pulido, y los motores rugían como si estuvieran listos para ofrecernos la mejor experiencia de nuestras vidas.
Vimos las estrellas; desde los cielos parecían más grandes... podía estirar mis manos y agarrarlas.
Volamos hasta el amanecer, y nunca dijimos una sola palabra a nadie.
Una de las mejores noches de mi vida la guarde solo para mí... hasta que lleve a Carol.
Fue poco después de que entrara a trabajar a Ferris Aircraft, y antes de que me volviera Green Lantern, claro.
Estábamos viendo si podíamos ser algo más que jefa y empleado, así que decidí que tendríamos nuestra cita en la Base Edwards y la llevaría a volar, justo como mi padre hizo conmigo aquella ocasión.
Al principio ella estaba temerosa de que yo sacara un avión sin el permiso de un superior, pero cuando puse mis pies en el asiento y le tendí la mano para que subiera, Carol le perdió el miedo a lo que vendría.
Ella solo era una niña que amaba volar, que creció sobre el asfalto de la propiedad de su padre. Cuando Carl Ferris tuvo el infarto, Carol tuvo que renunciar a la Marina para tomar las riendas de la empresa, y desde entonces no había estado realmente en el aire.
Pero Carol era como yo; el cielo era su vida.
Ahí arriba ella era otra persona; era una chica cautivada por el aire. Libre de los cheques y del papeleo que conllevaba dirigir un negocio.
La tensión era alta y nuestros corazones latían más fuertes que el viento. Para ella era romance autentico. Para mí también.
Moríamos por besarnos desde que dejamos el suelo, pero mantuve el avión en el aire solo para dejar la tensión entre nosotros.
Cuando bajamos, valió totalmente la espera.
El tiempo se detuvo mientras que nuestros labios se fundían en una llama de pasión y deseo. Como nos hubiera gustado quedarnos así para siempre...
Viéndolo ahora, después de lo que paso con esa cosa de Star Sapphire, mi conversión a Parallax y lo que Darkseid le hizo... haberla dejado ir fue de los peores errores de mi vida, y he cometido varios.
Y los sigo cometiendo, pero ahora la diferencia es que pasare el resto de mi vida tratando de corregirlos.
Cuando lleve a Jim en el avión que construí con mi anillo, pude notar como tosió al momento en que dejamos tierra.
El casco de luz verde no le quedaba tan bien en la cabeza.
El Mustang P-51 hecho de luz dura era más de cinco mil kilogramos de energía pura esforzándose para mantenernos a los dos en el aire.
Trabajando duro, hice que las turbinas estallaran. El avión tembló.
Tan pronto como rompimos la barrera del sonido, Jim contuvo su aliento.
Acelere. Golpee una burbuja de aire.
Obligue a Jim a respirar de nuevo, y después lo lleve hacia las alturas.
Y entonces lo sintió, esa libertad y alegría que yo también sentí cuando mi padre me llevo a volar hacia ya tantos años.
Jim le grito a las estrellas, finalmente aprendió como volar.
Con un pequeño y alegre saludo, Jim alzo su pulgar y salimos disparados hacia más arriba.
Bajo el poder del anillo, hice que el avión se elevara más allá de la atmósfera superior en poco tiempo, y pronto apareció la Luna. Sin embargo, en lugar de ir de regreso, nos tomamos un momento para volar en el espacio.
Voltee la vista hacia abajo en el globo azul y verde al que llamó hogar, y luego contemple la vasta extensión del cosmos.
Todo lo que mis ojos podían ver; desde las estrellas distantes que brillaban contra el vacío hasta las estaciones espaciales en órbita sobre la Tierra... todo lo que tengo para protegerlo y vigilarlo.
Cada planeta y estrella para monitorear y cada ser vivo para protegerlo. Es una responsabilidad inmensa, pero ahora más que nunca, sé que estoy preparado para la tarea y que no hay algo más que prefiera hacer.
Este es mi hogar. Este es mi sector. Sé exactamente quién soy y lo que tengo que hacer, lo que siempre estuve destinado a hacer.
Soy un Green Lantern del Sector 2814.
Fui uno de los fundadores de la Justice League.
Fui piloto de la Marina y un soldado que peleo contra los ejércitos de Apokolips.
Pero por encima de todo, soy Hal Jordan, el hombre que venció al miedo.
En el día más brillante...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top