LA FANTÁSTICA REDENCIÓN DE SELINA KYLE

Un año antes...

A medida que se acercaba la medianoche, la frialdad de su traje táctico rozo su piel, dejando una sensación vigorizante a su paso. Selina estaba todavía fantasmal en el balcón del último vagón del tren rápido, sus guantes de cuero negro que le llegaban hasta el codo vagaban por los lados de su cuerpo curvilíneo. Los ojos verdes que estaban ocultos debajo de la máscara capturaron la luz ámbar deslustrada que se reflejaba en las nubes del cielo de Gotham que se oscurecía.

Parpadeó rápidamente, su mirada llegó a los vagones aledaños y sus labios peligrosamente rojos se tensaron cuando la sensación de peligro invadió sus venas. Los recuerdos de su pasado acechaban dentro de su mente, permitiendo que los demonios que ella creaba silbaran frías palabras de sus oscuros pecados.

En su mano enguantada, una pistola Beretta .70 era apretada firmemente, esperando encontrar a la víctima, a aquel que tanto le había quitado.

Cuando sus instintos entraron en acción, Selina se levantó las gafas de infrarrojos. Su cuerpo ágil se agachó más sobre sus talones y los dedos se agarraron a las grietas entre los vagones.

Cada que aparecían los guardias de la víctima, los soldados del Régimen, ella solo paso una garra por el cuello de todos y cada uno... se lo merecían. Ella se sentía condenada. Sintió que cada fibra de su cuerpo se congelaba; frío como el hielo implacable.

"¿Es esta la vida que quiero?", se preguntó. El sonido de la puerta del vagón VIP cerrándose detrás sacudió sus sentidos. Instantáneamente miró por encima de su hombro tenso y sus ojos fulminaron con un brillo diabólico a un hombre alto y distintivo. Sus cortos mechones oscuros fueron azotados por el viento y ella vio algunos rizos sudorosos descansando en su frente. Su cuerpo esbelto y densamente musculoso se apoyó contra el marco de la puerta en una postura amenazante.

La oscura mirada de Selina Kyle fulmino con odio al alcalde Yorinobu Nakano. Estaba vestido con un traje negro elegante y planchado.

-Cuánto tiempo sin verte, guapo – ronroneó ella con voz enérgica, levantando la pistola contra la frente de este –

-Nadie le roba al nuevo alcalde de Gotham City... ¿Me oyes, Selina Kyle? Ninguna perra sin valor invade mi espacio personal – Su cuerpo se acercó más, inclinándose a solo unos centímetros del rostro pálido de Catwoman – Elegiste el lugar equivocado para entrar, gatita...

-Cálmate, Yori... – lo interrumpió Selina haciendo que su mandíbula erizada se apretara – No cometas el error de lastimar a una pobre e indefensa mujer con tacones – Dejó que las palabras colgaran entre ellos por un momento – Nunca me llames perra cobarde – Sus palabras fueron suaves, pero bajo la máscara, las oscura mirada de sus ojos se convertían en miradas amenazadoras – Vamos, sé que me extrañaste... aquella vez que te robe en tu Pent-house en Tokio.

-Esos días terminaron, Selina – Yorinobu sacó su pistola, sus dedos dudaban en apretar el gatillo – ¿Por qué estás aquí en Gotham? ¿Otro atraco o es algo personal?"

-Cariño... – Selina dejó escapar una risa fría – Siempre es personal para mí.

El hombre japonés extendió una mano y agarró un puñado de cabello de Selina, y luego tiró de ella frente a él. Desafortunadamente, no la conocía tan bien como solía hacerlo. Con la misma rapidez con que sus nudillos le rozaron la espalda, Selina le rodeó la muñeca con la mano, le retorció el hueso y le quitó la pistola de los dedos. Su pistola encontró un lugar acogedor bajo la curva de su barbilla.

La boca de la pistola se hundió dolorosamente en una vena. Yorinobu se quedó helado. Su otra mano estaba cómodamente en su bolsillo, presionando un dispositivo de alarma.

-Tienes dos segundos para soltarme, Selina – gruño el hombre –

-Tú eres la razón por la que he estado viviendo en este infierno – Selina definitivamente tenia ojos de odio – ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué los asesinaste?

-Adelante, mátame – gruño Yorinobu, admitiendo su destino – No tienes a nadie que llore por ti. Si me matas, caerá sobre ti todo el peso del Régimen. Tu solo eres una ladrona... El único que llorara por ti es el pobre idiota que pensó que tenías corazón...

-Esto es por los chicos del orfanato, el que incendiaste – gruñó Selina, apretando el cañón de su arma contra la manzana de Adán de Yorinobu – Yo crecí ahí... y destruiste mi hogar, así como el de esos niños.

-¿Fuiste una mocosa huérfana? – dijo el, tratando de hacer que su voz sonara burlona – Se resistieron a la reeducación del Régimen, no tuve otra elección más que hacer una demostración de fuerza.

Al escuchar esto, Selina hirvió en rabia. La mirada burlona y fría del hombre japonés la lleno completamente de odio. Le había arrebatado la vida a esos niños, y ahora ella lo mataría también a él. La justicia era tan poética...

Selina no dudo más y apretó el gatillo, y casi al instante, acabo con la vida de Yorinobu Nakano, otro lacayo más de Luthor.

Fue entonces que un objeto fue clavado a través de la licra de su traje. Selina lanzo un grito ahogado mientras él desconocido giraba el mango de la hoja en su hombro y se inclinaba hacia su rostro.

-Me pregunto si vas al cielo o al infierno, Selina Kyle – era un hombre en una armadura negra, con un casco tan pesado con gafas rojas brillantes y propulsores en la espalda. Era David Hyde, mejor conocido como Black Manta –

Selina se congeló, sus ojos verdes se agrandaron mientras Manta sacaba la hoja y miraba la sangre que goteaba de la punta.

Otros dos personajes entraron a escena. Uno era un gorila con una armadura, Gorila Grodd, y el otro era un hombre de mediana edad, vestido con un gran abrigo azul y traía en las manos una pistola avanzada que emanaba hielo. Era Leonard Snart, mejor conocido como Captain Cold.

-No te emociones, Manta – dijo Snart, deteniendo al de la armadura negra – Sabes que Luthor quiere hablar con ella – y fue entonces que saco un aparato redondo y lo puso en el suelo del vagón. Una figura holográfica emano de este. Era de un hombre calvo y estaba vestido con un traje muy fino, y en su brazo tenía el estandarte del Régimen. Era Lex Luthor, y traía una oferta para Selina Kyle –

-Selina Kyle... Catwoman – dijo Lex, bastante entusiasmado – Perdona que haya enviado a estos caballeros tan distinguidos, pero no tenía tantas opciones.

-¿Tu... mandando a tus perros de ataque? – respondió ella, molesta – ¿Por qué no me sorprende?

-Estoy aquí para decirte algo, así que considérate especial – Lex continuo manteniendo su tono – El mundo está cambiando... se dirige a un mejor lugar. ¿Ya terminaste de jugar? ¿Acabaste con el juego del gato y el ratón? Por qué tengo algo que te puede interesar.

-Nunca me tuviste catalogada como tu tipo de ayuda – dijo Selina – Pero si llegaste hasta aquí tienes mi curiosidad...

-Las personas que vertieron miel en tu oído nunca terminaron bien, pero seré breve... puedo ofrecerte una oportunidad para un propósito mayor en la vida, para mostrarte a tu verdadera "tu" – Lex sonrió – ¿Qué eliges, Selina, heroína o villana?

-Yo siempre me he mantenido al margen de todo lo que los héroes y sus antítesis estén planeando... – contesto ella –

-¿No crees que es hora de que nosotros salgamos de las sombras y entremos a la luz? Como estos caballeros aquí presentes – y señalo a Manta, Grodd y Captain Cold – Debes de aceptarnos e ir a la luz.

-Ya había quien sacaba la luz en mí – y como si un sentimiento triste surcara su mente, Selina pensó en su hermana, y luego en otra persona – Aun hay alguien que saca la luz en mí... – contesto ella, con una mirada desafiante – Así que no te necesito.

-Pero el ya no está contigo, la última persona que sacaba la luz en ti ya no está... – dijo Luthor, riendo – En tu ausencia, él ha avanzado y ha tomado su propio lugar en el mundo. No te necesita y nunca te ha necesitado. Nosotros, nuestra liga, necesita a alguien como tú... fría, calculadora, alguien que no flaquee en cumplir sus objetivos.

-¿Siempre me consideraron una de los suyos? – pregunto Selina, haciendo hincapié en las palabras de Lex –

-Siempre... pues no eres una buena persona, Selina Kyle, y nunca lo serás – Lex puso una mirada cansada, harto de hacer entrar en razón a Catwoman – Las buenas personas no controlan el mundo, y tú puedes hacerlo... a nuestro lado. No hay nada para ti en Gotham, ni en ningún lado, solo con los que son iguales a ti.

Selina no quiso dar una respuesta a Lex Luthor, pues aunque ella sabía que había algo de verdad en sus palabras, lo detestaba. Había matado a los niños en Gotham, había matado a su hermana y había matado a una cuarta parte de la población mundial. Las victimas de Selina Kyle no se comparaban a todo el genocidio que Luthor traía detrás.

-Vete al diablo, Lex...

Al decir estas palabras, Selina pateo el dispositivo de proyección, arrojándoselo a Grodd en la cara. Captain Cold apunto hacia ella, pero Selina rápidamente saco su látigo de la cintura y de un movimiento con la mano, hizo que Snart desviara su disparo hacia Black Manta, congelándole brevemente el casco.

Selina corrió después de patear a Snart en el rostro. Se fue hasta el último vagón y de un movimiento rápido con el látigo, se enrosco en el primer señalamiento que encontró y salió del tren.

Había pasado tanto de eso, pero las palabras de Lex Luthor aun resonaban en su mente. Había llegado el momento de demostrarle a todo mundo que no era una mala persona.

***

Las Vegas, Nevada.

Ahora...

Tomando aire, Diana iba a comenzar a hablar para dar instrucciones, pero Kalibak se plantó justo enfrente de ellas y todo se fue al diablo.

-¡Ahí está otra vez ese hijo de perra! – grito Tatsu –

-Métele el acelerador, Catwoman – indico Diana. No se hizo esperar cuando Selina ya había pisado el pedal a toda velocidad –

-Tenemos que destruirlo... Pero debe ser en un lugar apartado – dijo Diana – Donde la gente no salga lastimada

-Se dónde – respondió Selina, sin quitar la vista del camino – El casino abandonado en la autopista a Los Ángeles.

El Chevrolet salió como rayo por la avenida principal y Selina sonrió cuando vio que Kalibak las empezaba a perseguir. Con fortuna caería en su trampa. Cuando Diana pudo darse cuenta, ya iban a mil kilómetros por hora bajando por la calle.

Había un cruce. Selina hizo que el coche derrapara formando una curva perfecta y, casi sin perder velocidad, continuó su camino por las calles de Las Vegas. Diana miró por la ventana trasera y vio cómo Kalibak venía corriendo en cuatro patas, arremetiendo contra el vehículo. Otro golpe lo siguió.

-¿Aquí es cuando se agitan las cosas? – pregunto Tatsu –

Selina se limitó a no responder en la pregunta de Katana. Le dedicó una sonrisa rápida a Tatsu mientras giraba el volante hacia un costado, perdiéndolos por la calle. Cuando casi lo había pasado, Selina volvió a acelerar y empujó suavemente la palanca por la parte trasera.

Sin embargo, Kalibak llego por una calle lateral y continuo la persecución. Luego de varias embestidas, adelantos y maniobras, el auto entro al carril que iba en sentido contrario y gano terreno.

-Catwoman... ¿estás loca? Harás que nos maten – dijo Diana expresando su enojo –

-¡Estas bastante loca! – grito Tatsu cuando Selina casi se estampaba con otro auto – ¡¿No puedes conducir como una persona decente?!

-¡Cállense y déjenme manejar! – contesto Catwoman, eufórica – Les estoy salvando la vida

-Entonces písale y sácanos de aquí – contesto Diana, sosteniéndose del asiento –

Selina así lo hizo, sin dejar nunca de acelerar.

En un arrebato de furia, Diana alisto su "lazo de la verdad" y planeo algo. Selina dio un giro brusco al volante, dando vuelta, logrando asi que Diana pudiera lanzar el lazo hacia los pies de Kalibak, que perdió por un momento el equilibrio de sus pies, estampándose contra unos locales que estaban cerrados.

-¡Por fin! – grito Diana – De haber sabido que estabas tan loca para manejar, te hubiera quitado el volante

-Por eso le gustas a Wayne, están igual de locos los dos – dijo Tatsu, poniendo una sonrisa irónica –

-Hemos llegado – Selina les respondió, ignorando sus comentarios –

El Chevrolet entro en el casino abandonado, que era un espacio grande de casi un kilómetro de ancho a todos lados. Salieron de auto y tanto Diana como Tatsu, se prepararon para el combate.

Katana saco la espada Soultaker y Diana se puso en posición con su espada y escudo en lo alto.

-¿Si sabes usar eso? – le pregunto Diana a Katana, señalando la Soultaker –

-Mejor que a ninguna otra cosa – contesto Tatsu, orgullosa – Te quedaras sorprendida de lo que puedo hacer con esto.

-Ya estoy lista – dijo Selina, mostrando sus garras y desplegando su látigo –

-Tú te apartas de esta batalla – dijo Diana – Necesito que te ocultes, y si de alguna forma caemos, contacta a la Resistencia y dile a Batman que la Ecuación Anti-vida está en Kahndaq, en un lugar llamado como "La Roca de la Eternidad".

-Ocúltate bien y no salgas hasta que hayamos acabado con ese maldito – dijo Tatsu –

-Solo quieren toda la diversión para ustedes – Selina muy a sus posibilidades, quería participar, pero tuvo que tragarse su orgullo y ocultarse – Que no las maten...

-¿Lista? – pregunto Diana a Tatsu –

-Siempre – respondió la guerrera japonesa con firmeza, tomando posición de combate –

Se escucharon unos azotes en la puerta principal. Era Kalibak, que había roto la puerta muy violentamente.

Wonder Woman y Katana no le dieron oportunidad a Kalibak de tomar la delantera y lo expusieron a una avalancha de sus técnicas más peligrosas. A Tatsu le sorprendió la habilidad y la destreza de Kalibak, ya que a pesar de su tamaño pudo detener rápidamente los golpes de la Soultaker, golpeando a todos los lados de la hoja. Tatsu se encontró apenas capaz de anticipar sus movimientos locos pero precisos, y si Diana no hubiera estado ahí para ayudarle, se habría visto rápidamente asediada por el bruto.

Tatsu se entretuvo luchando contra las garras de Kalibak en forma de guadaña y lo distrajo mientras Diana atacaba usando su escudo o espada. Diana casi fue víctima de los ataques coordinados de la criatura varias veces, y rápido aprendió su lección poniendo su escudo a su alrededor en todo momento. Esta barrera protegió a la amazona de los golpes fuertes de Kalibak.

Gracias al escudo de Diana, pudo crear una defensa muy duradera. Con sus tiaras mágicas y sus bloqueos perfectamente sincronizados con su escudo, fue capaz de desatar destellos cegadores generados por la energía de la luz que le permitieron escapar y distraer a su oponente. Con una fuerza nueva y descomunal, Tatsu lazo una estocada con la espada que pudo empujar a Kalibak a un muro cercano, haciendo que el edificio de concreto lo aplastara en el proceso. Finalmente, con su espada, Diana pudo enviar una oleada de fuego que fue lo suficientemente potente como para quemar el perímetro del monstruo de Apokolips.

Tatsu se alegró de nunca haber tenido que enfrentarse a esta temible guerrera, que representaba una gran amenaza cara a cara contra Kalibak. Con su estrategia combinada, cada una empezó a dar vueltas alrededor del monstruo para destrozar su armadura. Diana continuó lanzando estocadas mientras Tatsu usaba a Soultaker para arrancar grandes porciones de su armadura. Se quedaron cerca, esperando que atacara con sus guarras izquierdas. Justo cuando lanzó su ataque retrocedieron. Diana realizo un esquivo ágil y Tatsu escapo usando una granada de distracción.

Luego, Tatsu activo su espada para congelar una de las manos de Kalibak. Diana lo golpeó con su espada, que después de un par de intentos mostró signos de desgaste. Finalmente se hizo añicos y despojó a Kalibak de una de sus extremidades mortales. Sin embargo, no se rendiría y clavó su otra garra en el suelo mientras gases nocivos salían de esta al momento de hacerlo.

Diana tuvo la suerte de haber puesto su escudo alrededor de ella y de Tatsu cuando la mano de Kalibak se extendió más allá del concreto en el que estaba incrustado. La huesuda cuchilla de la mano las golpeó, haciendo que la amazona y la guerrera oriental salieran volando por los aires.

La visión de Diana se volvió blanca, y la fuerza contundente del dolor la hizo gemir. Agarró débilmente la muñeca de Kalibak.

Hubo otro golpe... Una segunda vez, Diana se quedó flácida, todo el peso de su cuerpo suspendido sobre el suelo por el agarre del bruto de Apokolips.

Kalibak retrocedió por tercera vez... y luego dejó caer a Diana.

Esto ya no era una pelea. Diana ni siquiera sabía si alguna vez lo había sido.

Esta era una sesión de tortura. En el suelo, su visión se volvió borrosa. Estaba luchando contra las náuseas.

Se llevó una mano a la cabeza e incluso el contacto más breve le dio ganas de gritar de dolor.

Selina veía todo el panorama tan desalentador. Todo dolía. Ella estaba tan cansada, con tanto dolor, que ni siquiera podía decidir si quería intentar salvar la vida de la amazona. Los únicos sonidos que podía oír, más allá de la respiración de Wonder Woman, eran los sonidos de manos de metal golpeando carne y la sangre salpicando el suelo. Por lo que podía oír, Catwoman pensó que Diana ya ni siquiera tenía ganas de gemir de dolor.

Ella quería retirarse, irse de ahí, pero...

"Te he dicho más veces de las que puedo contar que eres una buena persona con mucho que ofrecer al mundo. No para controlarte o manipularte, sino porque es la verdad. Y sigues demostrando que tengo razón, pero tú sigues diciéndome que estoy equivocado".

Y los propios pensamientos de Selina surgieron en protesta.

"Yo estoy en lo correcto. Tú te equivocaste... Bruce. Dejo la toalla ¿Cómo pase de ser una ladrona a enfrentar a un ejército de las estrellas? Esto va más allá de mi entendimiento".

Nada por un momento. Pero sintió el retumbar de sus propios recuerdos dentro de su cabeza. Lo que vendría después iba a ser grande.

Vio algo claramente, no solo en el sonido, sino en una vista vívida y clara. Selina estaba sentada en un sofá en su apartamento diminuto, con la cabeza apoyada en el hombro de su mamá y Maggie en su regazo. Veían la televisión, una cinta VHS para ser precisa.

Era una sobre un títere de madera que intentaba convertirse en un niño de verdad, y el pequeño bicho en su hombro le decía que hiciera lo correcto y volviera a casa.

Y ese pequeño bicho dijo, con una voz clara como una campana...

"Siempre deja que tu conciencia sea tu guía".

Había sido su película favorita en su niñez, con la que podía creer que las cosas eran mejores y podía hacer lo correcto... ¿Por qué pensaba en eso? ¿Por qué se le venía a la mente esa película?

¿Acaso era su subconsciente diciéndole que hacer?

Y Catwoman... realmente no podía discutir con eso.

"Muy bien... Me levantaré. No dejare que la maten".

Hizo fuerzas con su voluntad, luchó contra su insistencia de huir y se dio la vuelta al abrir los ojos y vio a Kalibak apoyado contra la pared, con los brazos cruzados sobre la abolladura en la parte delantera de su armadura.

-Que bien... – dijo Kalibak – Eres otra terrana a la que voy a azotar – Catwoman se limitó a mirarlo – Puedes correr. Tienes dos horas si tienes suerte. Pero, de cualquier forma, te atrapare, así como a tu amiga aquí en el suelo.

"Ve a esconderte, Selina. Corre... eres buena corriendo"

Kalibak estiró el cuello para que sus ojos se posaran en Diana.

-Me divertiré un poco con la amazona, y luego iré con la japonesa – señalo a Katana, aparentemente inconsciente – Puedes tener dos horas de tu vida, o dos segundos de mi respeto. No puedes tener ambas.

La pobre amazona.

Catwoman parpadeó.

Y como tenía los ojos cerrados durante esa burbuja de tiempo, algo del tamaño de un universo se le dio a conocer.

A Maggie... pudo visualizarla tan claramente como si pudiera ver a Kalibak sobre Diana.

Su hermana le puso la mano sobre su hombro, reconfortándola ante todo lo malo que había pasado desde la invasión y entonces le dijo:

"No me pudiste salvar, Selina. Pero está bien... por que si puedes salvarla a ella. Te amo, pero debes de seguir adelante y patearle el trasero a ese imbécil".

La verdad.

Por fin.

Ella estaba parada a las puertas de la muerte sin importar lo que hiciera, y toda la ira y la autocompasión que era capaz de sentir en ese momento se desvaneció durante ese parpadeo.

¿Por qué debería estar enojada?

¿Por qué debería sentir lástima por sí misma?

Pasó los treinta y tantos años de su vida para llegar ahí. El dolor, las golpizas que recibió, el tiempo en el orfanato que cumplió, la soledad, la espera, todo sucedió para que ella pudiera venir aquí a este viejo casino, para poder pararse sobre una amazona rota y condenada y encontrar la verdad. Al final de todo.

¿Cuánto de la vida de Selina Kyle se había dedicado al autoengaño? ¿Cuántas veces había intentado ser una buena persona? ¿Cuántas veces había fallado? ¿Cuántas veces se había reído?

¿Cuánto de la vida de Selina Kyle había pasado librando una exitosa guerra de una sola mujer contra una niña asustada que estaba aterrorizada de saber lo que era? Y todo para...

Para que Selina muriera en ese casino.

Era demasiado tarde para mentirse a sí misma.

Y así el parpadeo terminó, y una vez más, sus ojos se posaron en Diana.

La pobre amazona.

Catwoman podía dejar que Kalibak la cortara en pedazos mientras ella se arrastraba y corría.

O podría interponerse entre ellos, protegiendo a Diana de cualquier daño... y luego morir en dos segundos, y luego Kalibak la cortaría en pedazos de todos modos.

Pero eso eran dos segundos más que llegarían a vivir.

Fueron dos segundos más para esperar que ocurriera un milagro.

Catwoman se preguntó qué era su propia vida en contra de eso.

Y ella tenía una respuesta.

Mientras contemplaba a Diana en el suelo, empapada en sangre, jadeando por aire, uno de los grandes misterios de la vida fue respondido por ella.

Por eso lo haces... Bruce. Por eso salías todas las noches. Proteges a quien lo necesita, al débil. Les das esperanza...

Catwoman miró al suelo y se posiciono entre Kalibak y Diana. Simplemente era quien era ella. Finalmente... y por fin, lo descubrió.

No era una heroína, no era una villana. Era una buena persona que intentaba hacer lo correcto a su manera.

-Si te atreves a tocarla, tendrás que pasar a través de mí – Selina al fin lo dijo, con todo el orgullo en sus palabras –

-Tienes mi respeto, pero no mi piedad – y Kalibak se lanzó al ataque –

Selina se lanzó contra Kalibak, que lanzo sus garras fuertes contra ella, pero la agilidad y astucia de Catwoman le ayudaron a esquivar el golpe.

Diana miró hacia arriba para ver que Catwoman había saltado sobre la espalda de Kalibak y estaba pasando sus garras por la cabeza de Kalibak, para después pasarse a sus ojos. Kalibak rugió como un animal cuando Selina le rasgo por completo el ojo izquierdo, nublándole su visión temporalmente.

Kalibak extendió la mano detrás de él, agarró a Catwoman por el torso y la arrojó sobre su casco, tirándola al suelo del casino con tanta fuerza que rebotó cuando su espalda tocó tierra. Diana pudo escuchar su chillido mientras trataba de traer aire de regreso a sus pulmones.

Diana jadeó de ansiedad y luego recuperó rápidamente la compostura, cuando tomo rápidamente su espada y volvió a tomar posición de combate. Tatsu aprovecho, tomando la Soultaker con ambas manos y golpeando a la monstruosidad, que tomó represalias bloqueándola con su brazo destrozado.

El milagro que Selina tanto había esperado por fin llego. Pudo contemplar el momento antes de cerrar los ojos para abrazar su victoria.

Cuando Katana le destrozo el brazo a Kalibak, le dio a Diana la oportunidad de envolver su lazo alrededor del cuello de la criatura, inmovilizándolo momentáneamente. Tatsu aprovecho y le hundió el metal de su espada en el cuello a Kalibak, haciendo que este se derrumbara en el suelo.

Era inevitable, estaba acabado. Un fuerte destello salió de su cuello antes de que al fin le empezara a salir un líquido viscoso de todo el cuerpo. Era su sangre. Lentamente se empezó a desintegrar, y antes de que al fin desapareciera, Tatsu le clavo la Soultaker en el pecho, apresando su alma en la espada mágica.

Diana y Tatsu soltaron un suspiro de alivio ante su pequeña victoria. A pesar de su triunfo, su trabajo aún no estaba completo, y habría muchas más batallas antes de que todos pudieran estar realmente a salvo.

Llegaron junto a Selina, que estaba tirada en el suelo.

-No tenías por que hacer eso... que tonta eres – dijo Diana, tratando de levantar a Selina – ¿Por qué? ¿Por qué me salvaste?

-Yo no te salve, solo te di el tiempo suficiente para que tú te salvaras – Selina le contesto, aun tratando se sentarse e ignorando el dolor en su cadera y hombros – Creo era lo correcto.

-No lo puedo creer... que hayas sido tú – comento Tatsu –

-¿No puedes creer que una ladrona haya dado lo mejor de sí para arriesgarse por alguien a quien no conoce? – Selina puso una sonrisa enmarcada –

-Para mí no eres una ladrona... una ladrona no se comporta así frente a una adversidad – y entonces, Diana le tendió la mano – Gracias.

Selina le acepto el saludo, comprendiendo que ahora estaba en un nuevo nivel. Ahora luchaba junto a la Resistencia, que planeaba librar al mundo de la tiranía de Darkseid. Selina al fin pudo confiar en alguien que no fuera ella o Batman, por fin se sentía como en casa.

-Qué bueno que todas nos llevemos bien, pero ya debemos irnos – Selina rompió el silencio –

-Sí, las fuerzas del Régimen acordonaran Las Vegas – y entonces, Diana saco un control de un bolso aledaño a su cadera, activo un botón y en pocos segundos tenia a un Flying Fox volando hacia su posición – Ya llame al transporte...

-¿Iremos a Kahndaq, verdad? – pregunto Tatsu –

-Así es... es hora de ir por la Ecuación Anti-vida.


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