JURAMENTO

Extracto del Diario de Vuelo de Hal Jordan.

Esta es la segunda vez que escribo una nota que ningún hermano debería escribir: una nota de despedida. La primera la redacté cuando estaba pudriéndome en los calabozos de Oa, y te explicaba mis razones para permanecer ahí como reprimenda por mis crímenes como Parallax

Pero ahora estoy de vuelta en la Tierra, combatiendo en esta guerra.

Jim... nos alejamos de la manera más cruel posible. Durante casi cinco años ya, he suspirado por ti, he tratado de encontrar un camino para volver a ser digno del apellido Jordan. Piensas que estoy muerto, pero no, todavía no. Yo estoy vivo, y vivo para ti.

He visto como el planeta de los Green Lanterns fue destruido...

Volví a volar un F-18 en una batalla por la libertad del planeta...

Fui hasta las profundidades de Atlantis, me volví a ganar mi anillo y burle a la muerte de una forma en que ni yo estoy seguro... pero ahora, solo quiero volver a verte, Jim.

Estoy escribiéndote esto para el caso de que me sobrevivas y que Darkseid también lo haga. Y no solo que vivas, sino que lo hagas manteniendo tu libre albedrio, sin ser convertido por la Ecuación Anti-vida difundida por Darkseid.

Un refrán muy sabio dice: "La historia la escriben los vencedores". No te escribo acerca de la historia, sino de la esperanza. Alguna vez tuvimos una vida juntos, Jim. Una vida hermosa, y al honrarla también incluyo a Jack y a nuestros padres. Por favor, recuerda esa vida, la brisa del mar, las risas y las alegrías simples. Esa fue nuestra juventud. La enfermedad de mamá y la invasión de seguro te hicieron crecer demasiado rápido, y tu confusión sobre quien te ama realmente y quiere lo mejor para ti es explicable.

Yo te perdono todo. Y por favor, haz tú lo mismo, y perdona que los haya abandonado y mi traición sobre aquella vez que fui Parallax. Hoy voy a pelear en la batalla más importante en la historia de la humanidad. Si tengo que dar mi vida, pues que así sea. Ese es un pequeño precio a cambio de la tuya, pero las vidas de mis amigos y el futuro del Universo son un precio demasiado alto.

Muchas veces he perdido la esperanza en mí, pero nunca en ti. Solo lamento no poder ver al hombre en el que te convertirás, Jim. Por favor, deja que mi sacrificio te guíe por el camino del bien.

Y ahora tengo algo muy importante que decirte. Si, como digo, y este plan acaba como me temo, entonces habré sido apresado y Darkseid me va a torturar. Y debes entender que debido al vínculo de amor hacia ti, Darkseid y sus huestes irán por ti. Lo confirme con Carol Ferris y con otros seres queridos de mis amigos... Darkseid nunca se detendrá.

Yo estoy en paz conmigo mismo. Ya no tengo miedo...

Pero si por alguna razón no has muerto aun, por favor, escóndete y vete lo más lejos que puedas a la primera oportunidad que tengas. Esta es mi última petición. Si Jack está contigo, dile que también lo quiero. Los quiero a ambos.

Ahora que vuelvo a tener el poder del anillo, puedo transportarme tan rápido como una bala a cualquier parte del mundo. Si has encontrado este diario donde tengo la intención de dejarlo, en la cama de tu infancia, en casa de nuestros padres en la calle Hamilton en West Beach, Coast City, entonces podrás entender el por que hice lo que hice a lo largo de mi vida. Es todo lo que tengo para legarte.

Es un mundo cruel, James Jordan. Haz lo que esté a tu alcance para mejorarlo. Así como yo haré lo que pueda para salvarlo.

Tu hermano que te quiere, Hal.

***

Cuando Bruce y Dick volvieron a entrar a la Fortaleza, lo primero que vieron fue una cara conocida, que tenían rato de no saber de ella. Diana Prince acababa de llegar por medio de magia junto a su madre y un puñado de amazonas, al igual que con Katana. Esta última traía cargando un gran bulto envuelto con una gruesa sabana café.

Casi al momento de verse, Bruce y Diana corrieron el uno hacia el otro y se abrazaron. Ambos estaban felices de saber que estaban a salvo.

-Creí que no llegarían. Oliver me dijo que Waller te había puesto un rastreador y...

-Pero estoy aquí... ¿no? – interrumpió Diana – Pude completar mi misión y traje la Ecuación Anti-vida. Aquí esta... – y Diana le hizo una seña a Tatsu para que se acercara con el objeto –

Katana pudo descubrir el objeto, pero para la sorpresa de Bruce, no era lo que esperaba. Solo veía ente el un objeto piramidal con un fuerte resplandor rojo.

-¿Así que esto es por lo que Darkseid esta tan empeñado en conquistar la Tierra? – pregunto Bruce –

-Yo... tuve una visión. No sé cómo explicarlo – comenzó a decir Diana – Esta cosa, de alguna forma, le quita el libre albedrio a las personas. Aquel que sea su portador, será poseedor de poderes inmensos. Solo Darkseid puede soportarla pero... puede ser destruida.

-¿La carga Havok funcionara? – le pregunto el –

-Puede ser... sí, estoy segura. Pero creo que hay una trampa – para este punto Diana ya no sabía que decir. Su visión no había sido muy clara y temía que solo hubieran sido tretas de su mente – Cuando destruí la Ecuación, y a Darkseid, yo estaba detonando personalmente la bomba. No sé qué quiera significar, pero me supongo que no es nada bueno.

"¿En cuantas líneas del tiempo destruyes al mundo, solo por que no tienes las bolas para morir tú?"

"Tienes que hacer sacrificios por un bien mayor, Bats..."

"No tienes las bolas para hacer lo necesario, y nunca las tendrás"

Bruce recordó todas estas palabras en su mente. De alguna forma, habían tomado sentido en lo que decía Diana.

Al parecer, alguien se tenía que sacrificar para destruir a Darkseid y la Ecuación Anti-vida.

Bruce lo sabía muy bien.

-La tenemos. Ahora tenemos todo para tenderle la trampa a Darkseid. Es todo lo que importa.

Sin hacer otra cosa más, Bruce, Diana, Katana y Nightwing echaron a andar para reunirse con los demás. Bruce seguiría al pie de la letra su plan original. Si los demás querían seguirlo, el con gusto moriría a su lado, y los que no serían libres de irse.

Se abrieron camino de ahí hasta la entrada de la Fortaleza, donde encontraron a Barbara, a Jason y a Oliver esperándolos.

-Parece que tenemos ahora todo a nuestro favor – dijo Barbara, viendo a Wonder Woman y a Katana llegar junto a sus amigos – Pero no se ven tan convencidos...

Barbara no tenía ni idea. De hecho, aunque tuviera de su lado a los héroes presentes y a las amazonas que habían llegado con Diana, Bruce no sabía cómo convencería a los demás para que se unieran a él.

-Prefieren pelear solos o rendirse – dijo Bruce, mirando hacia atrás – Yo prefiero pelear, pero aún no sé cómo lo hare.

-¿Y tú Grayson? – pregunto Jason a Dick –

-Quiero pelear – contesto Dick – No me voy a mover de aquí.

-Yo también – dijo Diana – Todos queremos. Pero por lo visto hay problemas – Diana hizo hincapié a sus palabras señalando a los soldados de la Resistencia que peleaban y discutían a su alrededor. No querían dar su vida por una causa perdida –

-Se siente tenso el ambiente – menciono Oliver – Los chicos se irán, y nos quedaremos solos. Pero aunque sea, supongo que tienes un plan... ¿no, Bruce?

Batman miró a los demás y en verdad consideró tomar en serio las palabras de Oliver. Sería una locura... ¿cierto?

-No creo que nosotros siete seamos suficientes – dijo Jason, algo cabizbajo. Oliver le asintió con la cabeza –

-¿Hemos llegado hasta aquí para esto? – pregunto Barbara –

Y en ese momento, todo su alrededor se ilumino por una luz verde. La más brillante que hubieran visto jamás. Oliver señaló detrás de ellos. Cuando voltearon para ver qué había, vieron a más de una docena de soldados atlanteanos y a Arthur junto a ellos. También había casi una centena de soldados de la Resistencia comandados por Deathstroke. Casi a su par también estaba Floyd Lawton. Era el grupo con la apariencia más ruda que Bruce jamás había visto. Y eso que él había estado en los peores tugurios donde deambulaba la escoria de Gotham City. Al grupo también se les había unido Detective Marciano y Starfire, que aterrizaron volando casi al lado de Batgirl.

Uno del grupo era el que los había reunido a todos. El que iba hasta adelante era Hal Jordan, que ahora otra vez vestía su uniforme luminoso de Green Lantern.

-Se lo que le ocurrió a Barry – le dijo Hal a Bruce. Él le devolvió una mirada de perdón. Sentía que no había podido salvarlo – Pero creo en el ideal por el qué se sacrificó – siguió diciendo Hal – Nos gustaría ayudarte. Al menos algunos de nosotros. Creo que estos han sido unos tres años difíciles para todo el mundo. Todos abandonamos lo que fuimos al igual que nuestros ideales. Todos tuvimos que hacer lo necesario para sobrevivir.

Bruce recorrió con la mirada los rostros que se ofrecían de voluntarios. Casi todos ellos eran humanos, excepto los atlanteanos y las amazonas que ahora se empezaban a unir al grupo para estar junto a la Princesa Diana. Pero no importaba de dónde provenían, todos se veían dispuestos a pelear.

-Todo lo que hice... lo hice porque tenía miedo – explicó Hal Jordan – Y cada vez que terminaba algo malo, solo quería olvidarlo. Solo quería sobrevivir y darme una pequeña esperanza de que todo sería mejor. Ahora que perdí a Carol y a toda mi familia, sigo preguntándome si ella querría eso para mí... si mis padres querrían eso para mí. Que siguiera escondiéndome como una rata dejando que mis amigos peleen mis batallas – Los soldados detrás de Hal Jordan asintieron para demostrar que sentían lo mismo – Ahora me doy cuenta que lo único que tengo es a ustedes. Sin eso, todos estamos perdidos. Todo lo que hayamos hecho habrá sido en balde. No podría lidiar conmigo mismo si me doy por vencido ahora. Nadie de nosotros podría. Así que hoy voy a pelear, y le diré a Darkseid en la cara que se valla al diablo.

Bruce no sabía qué decir. El que Hal Jordan, de entre todas las personas, estuviera dispuesto a poner su fe en él, al igual que los otros soldados, lo halagaba. Nunca había tenido a tanta gente dispuesta a arriesgar sus vidas solo porque creían en su causa. Creían en él.

-Darkseid no nos ha enfrentado a nosotros. No a todos nosotros unidos – dijo Dick Grayson, parándose frente a todos y mostrándole su apoyo incondicional a Bruce –

-Es hora de recuperar nuestro planeta – concluyo Hal. Él no era de los que dudaban ante una oportunidad, aunque fuera una tan mínima como esta –

-Bien – les dijo Bruce a todos, que estaban alineados, dispuestos a seguirlo – Yo sé que solo somos un puñado de soldados, algunos muy jóvenes que se hicieron guerreros en el calor de la batalla – y señalo a Dick, a Jason y a Barbara, mostrando que a su corta edad ellos eran muy valientes – He jugado con fuego, y es posible que me queme. Aquellos que quieran retirarse, no los juzgare. Todos somos libres, tenemos libre albedrío – pero nadie se movió. Todos se quedaron en sus lugares, dispuestos a seguir a un hombre que nunca se movería del suyo. Que siempre se quedaría parado ahí, de frente haciéndole cara a todos los males. Bruce sonrió, viendo que sus palabras tenían efecto en los soldados – Muy bien. Entonces pongámonos manos a la obra, y démosles a esos extraterrestres la bienvenida que se merecen. Hoy será un privilegio ser de la Tierra. Esta historia quedara para la posteridad por nuestros descendientes. Todos recordaran este día como aquel en que sacamos al mundo de las sombras... ¡El fin del mundo se cancela hoy!

Todos se le unieron en un grito de guerra, de valentía. Estaban dispuestos a proteger su hogar, su planeta, a sus seres amados... y si no, al menos todos se cargarían a un gran número de Parademons antes de morir. Bruce sonrió, algo que no pensó que volvería a hacer en ese día. Se maravilló con los soldados y con lo pronto que habían decidido alzarse y seguir luchando, sin importar las probabilidades de éxito. Fue entonces cuando entendió lo que había estado haciendo durante todo ese tiempo. Para ellos era algo natural. Todos se movilizaron, dispuestos a tomar sus puestos de combate.

Hal Jordan, que ya tenía todo lo necesario, le habló mientras los soldados se dispersaban.

-Bruce, yo estaré ahí contigo, pero... ¿Cómo sabias que el anillo me volvería a responder? – pregunto el, aun con algo de confusión –

-Fácil. Eres un loco adicto al peligro con la voluntad de hacer las cosas bien – contesto Bruce, dándole un apretón de manos a Hal – Yo siempre creí en ti.

-¿No estarás hablando de ti? – contesto Hal, riendo –

Bruce solo sacudió la cabeza ante el comentario. Y no porque Hal hubiera sido brutalmente honesto, pues ya estaba acostumbrado, sino por la forma en que Hal Jordan había convocado a los demás para apoyarlo.

Ya se estaba retirando, cuando paso junto a Slade Wilson. El mercenario lo tomo del brazo, haciendo que Bruce se detuviera.

-No estoy acostumbrado a ver que la gente se una por una causa común, y menos en circunstancias como esta – le dijo Deathstroke –

-¿Ahora entiendes mi esperanza? – Bruce solo le respondió alzando casualmente los hombros y sonriendo amablemente, como si no fuera para tanto –

Y sin que Bruce lo viera, Slade también puso una media sonrisa. Ahora más que nunca creía en poder derrotar a las fuerzas de Apokolips.

A Bruce le pareció un comentario extraño, pero cuando se dio cuenta de que otra vez estaba sonriendo, entendió como eran de adecuadas las palabras de Hal Jordan. Había pasado mucho tiempo desde que sintió que pertenecía a algún lado.

Ni cuando era un vigilante en Gotham, o cuando tomo el control de la Liga de Asesinos. El pertenecía aquí, junto a Wonder Woman, a Detective Marciano, a Aquaman, a Superman, y a Green Lantern. El pertenecía a la Justice League. Era el hombre que peleaba a la par de los dioses.

Ahora, toda la Resistencia, esta gente era más su hogar que cualquier otro lugar desde que salió de Gotham tres años atrás. A pesar de cuán desquiciada pareciera la misión que los había unido, Bruce parecía haber encontrado un ideal claro por el cual pelear.

Esta va por ti Barry. Tu sacrificio no será en vano.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top