EL VUELO DE HIGHBALL
Extracto del Diario de Vuelo de Hal Jordan.
Con todas las ciudades y provincias alrededor del mundo alarmadas ya por los primeros informes procedentes de Gotham City, y azotadas por oleadas de ataques de la Resistencia cada vez más crecientes...
Con términos como "levantamiento" y "libertad" pronunciados finalmente por todas las personas...
Y con la infraestructura, los medios de comunicación y los sistemas de transporte derrumbándose en todo el mundo...
... el mundo ya estaba listo para la guerra, tambaleándose en medio del pánico generalizado.
Y entonces estallaron las revueltas en todo el mundo bajo el estandarte del murciélago.
Comenzaron con puntos de control y con oficinas del gobierno. Las bombas caseras eran efectivas, pero por que no mejor pensar en grande.
Los chicos comenzaron a grafitear las paredes con la Batiseñal, y cuando las fuerzas del orden salieron a reprimir la revuelta, los soldados de la Resistencia salieron del subsuelo y comenzaron a acribillar a los soldados del Régimen.
Las alarmas no tardaron en silenciarse y las hordas de guerreros del murciélago salieron de sus sótanos para reclamar el planeta.
No podía quedarme fuera de esto.
Ya he piloteado para contrabandear mercancía, y ahora lo hare para pelear por mi planeta.
Voy a tomar un F-18 y voy a hacer mi magia... el terror en el cielo.
Aunque ya no sea un Green Lantern, no he perdido la chispa y creo que nunca la perderé.
Le voy a enseñar a todos que Hal Jordan no se ha ido, y tal vez solo así pueda volver a ser el de antes.
***
Base aérea de la Resistencia, cerca de la frontera con Canadá.
Hal Jordan y los pilotos del Escuadrón Bravo acamparon cerca de la base aérea, que estaba escondida entre árboles cubiertos de vegetación y chatarra del Día Omega. Estaban lo suficientemente lejos de las ciudades principales como para que las fuerzas del Régimen no pudieran detectarlos con visores o sus drones de vigilancia.
La velada fue hogareña de una manera completamente inesperada, con calidez, comida e historias. John Stewart avivó una fogata mientras otro de los pilotos preparaba la cena, el piloto mostró habilidades gourmet que asombraron a Hal. Pero mientras observaba al soldado picar y saltear hábilmente el sarten, se admitió a sí mismo que no debería haberse sorprendido.
John mencionó la conversación anterior con Batman y finalmente reconoció que Hal había sido testigo de la ira del jefe de la Resistencia.
-¿Eres idiota? – le preguntó a Hal –
-No – dijo Hal –
-Es lo que creo, hiciste encabronar al jefazo – dijo John Stewart, como si hubiera terminado –
-Al menos me dejo volver a volar – dijo Hal – He esperado mucho tiempo por una oportunidad como esta, no voy a arruinarla, ¿de acuerdo?
-¡Oh vamos, Hal Jordan se ve tan sincero! – Joseph Nichols, el piloto que estaba cocinando, dijo desde su lugar junto al fuego –Además, dicen que era el piloto más cabron de la Marina en su época.
Los demás se rieron de eso, pero John no se conmovió.
-Eso no prueba nada.
-Mira, soy de los pilotos más capaces que aún quedan, ¿ves alguna otra opción? – Hal Jordan señaló las montañas que los rodeaban –
-Solo espero que sepas lo que estás haciendo – John le respondió – Solo quiero volver a Detroit y retomar mi carrera de arquitecto.
John sonrió por primera vez que Hal había visto. Otro de los soldados alrededor de la fogata hablo por el.
-Como si supieras que vamos a sobrevivir a Metropolis.
Todos se rieron de John Stewart, quien los fulminó con la mirada, pero la tensión se había roto. Todos se acomodaron junto al fuego, y Nichols y John Stewart comenzaron a contar historias de aventuras.
Incluso Hal se relajó un poco, riendo y poniendo los ojos en blanco ante las obvias exageraciones. El mismo no dijo muchas, solo una que trató de mencionar. Hal no tuvo que entrar en muchos detalles, ¿algo sobre una reina Star Sapphire, explosivos y gladiadores en Malthus?, pero claramente el recuerdo era profundamente personal para el, y por eso prefirió ya no decir nada.
Mientras Hal escuchaba las historias, estaba seguro de que el tiempo que pasó en la cárcel de Oa fue solo un contratiempo en su viaje como un Green Lantern a una vida de aventuras. Estaba con las personas adecuadas, en el lugar adecuado, en el momento adecuado. La vida iba a ser más interesante que nunca.
En lo que Hal permaneció en silencio, revisó la ropa del equipo y encontró una vieja chamarra de piloto que le quedaba muy bien. Se lo mostró a John Stewart con un gruñido inquisitivo.
-Adelante, de todos modos, no nos queda bien a ninguno de nosotros – dijo John Stewart y asintió –
Con la chamarra en su cuerpo, el ex piloto de alguna manera parecía un poco más decente, pero aún le faltaba cortarse el cabello y afeitarse un poco la barba.
Hal comió con el grupo; tomó cucharadas de frijoles y la carne sintética junto con el alcohol casero que Nichols repartió después.
John miró a Hal. Su rostro se endureció de nuevo.
-¿No creen que deberíamos decirle al Green Lantern a qué nos enfrentamos? – preguntó John, señalando con la mano a Hal – No va a ser fácil.
-Puede que aún no haya entrado en combate con las fuerzas del Régimen, o que ya no tenga mi anillo, pero soy inteligente en la calle – le respondió Hal sin levantar la mirada – Antes de ser un Green Lantern ya volaba, así que...
-Pues más te vale, si queremos sobrevivir a mañana, será mejor que cooperes con nosotros – dijo John Stewart – Pero, ¿qué te está motivando?
-Sí, ¿cuál es tu triste historia, Green Lantern? – preguntó Nichols –
-¿Quién, yo? – preguntó Hal – Bueno, estoy ansioso por suicidarme y Batman me odia – comenzó Hal, pero todos negaron con la cabeza –
-Eso no es lo que quiero decir. Estás detrás de algo, conozco la mirada. ¿Por qué te uniste a la Resistencia? ¿Venganza? – le pregunto John Stewart –
-Nah, no es venganza – dijo Nichols, mirándolo con algo más que malicia – Míralo. En todo caso, es una niña.
-Oh, una niña, cuéntanos sobre ella, Hal, ¿es agradable? – preguntó John, saltando de su roca. Se inclinó hacia delante y sonrió – ¿Esta ciega o algo así?
-Había alguien... se llamaba Carol Ferris – dijo Hal de mala gana, mirando el fuego y perdiéndose en sus propios pensamientos – Ella era... Star Sapphire, y se hizo la reina de Zamaron. Pero después del ataque de Darkseid no se que paso con ella.
-Tus cosas de Green Lantern – John sonrió irónico – Pero ¿cómo sabes que Darkseid ataco ese planeta?
-Solo lo sé. Si Carol siguiera viva, ya habría venido aquí. A ella le importaba la gente de la Tierra...
-Personalmente, me niego a creer que Darkseid haya matado a todas las Star Sapphires o a todos los Green Lanterns – dijo Nichols, sirviéndose café de la olla junto al fuego – Además, tú eres Hal Jordan. El Green Lantern de la Tierra; superhéroe y fundador de la Justice League.
-Y también me convertí en Parallax y casi condeno al planeta – les contesto Hal muy a secas –
John se rio entre dientes.
-Me sorprende que te rindas tan fácil – le dijo John, casi con decepción en su labia – Te creo que seas un destructor de mundos y un aspirante a tirano, pero no creo que seas alguien que se deje derrotar o que piense de forma pesimista.
Hal se recostó y pareció impresionado. Ni siquiera había pensado en el resto de la galaxia. Nadie en esos planetas había hecho mucho por él, por lo que no estaba seguro de por qué debería jugarse el cuello por ellos. Pero John Stewart y los otros soldados era parte de algo que Hal aún no comprendía por completo. Lo más cerca que había estado de luchar con un ideal de esperanza había sido cuando era un Green Lantern, pero eso ya se había desvanecido.
-Hal Jordan, lo único que debes aprender a hacer es hacer lo que digo, cuando lo digo. Mañana a esta hora Metropolis y todas las demás ciudades ocupadas ya estarán bajo nuestro control – y entonces, John Stewart saco un casco de piloto de una mochila cercana a él y le dirigió a Hal una mirada evaluadora. Luego, le dio ese casco en sus manos – Necesitarás un casco si vas a volver a volar.
El casco se sentía bien en su mano. Hal noto que era blanco y tenía dos bolas de fuego en los lados.
En la parte superior, tenía pintado "HighBall", que era el nombre clave que Hal usaba cuando era piloto en la marina, cuando volar significaba todo para él.
Era hora de volver a la acción.
***
Hal tenía recuerdos de amar a sus padres hace mucho tiempo, pero eran distantes y borrosos.
La pasión adolescente y la confusión adulta que sentía por Carol tal vez fue amor, pero no estaba seguro.
Pero lo que sabía, de lo que estaba seguro, era que ya amaba al avión F-18 en el momento en que lo vio.
Su corazón dio un vuelco doloroso, como lo había hecho la primera vez que se había puesto su anillo de Green Lantern, pero esto era diferente de alguna manera. Era la cosa más hermosa que jamás había visto. Ningún otro avión de combate se había visto nunca así.
Era un avión ligero, un avión hermoso, gris y elegante. Unos dientes de tiburón destacaban en el tren de aterrizaje (probablemente añadidos por los pilotos) y los misiles recién puestos en las alas hacían que se viera como una verdadera máquina de guerra. Era velocidad, era elegancia, era... de Hal.
John Stewart hizo un gesto cariñoso hacia el avión.
-Aquí estamos. Los orgullos y alegría del Escuadrón Bravo – dijo John señalando hacia los aviones –
-Parece que has hecho algo de trabajo – dijo Hal, acariciando el escudo de metal –
-De hecho, llevamos casi un año trabajando en estos, Hol... – dijo John, todavía pronunciando mal su nombre – Después de que nos unimos a la Resistencia, Batman nos encomendó buscar en todos los viejos aeródromos y deshuesaderos que pudiéramos para tener unas fuerzas aéreas decentes. Ya casi un año restaurando, modernizando, agregando características y consiguiendo armas.
***
Los primeros escuadrones ya estaban abandonando el aeródromo cuando Hal entró en la cabina por primera vez, sintiéndose como si estuviera regresando a casa. John Stewart se sentó relajado en el avión continuo al de Hal, luciendo tan cómodo como Hal supuso que siempre lo estaba.
El panel de control despertó algunos recuerdos bastante poderosos en él: las luces y los sonidos sacaron pensamientos de su mente que no había considerado en años.
-Hice mi primera práctica oficial con la Marina en uno de estos – dijo Hal en voz baja –
-Sabes lo que haces entonces – le respondió John –
-Ojala mi papá estuviera aquí. Él voló en un F-14 como piloto de combate, pero... – las palabras de Hal se apagaron. Los recuerdos se nublaron mientras recordaba las imágenes, sentía las emociones poderosamente, pero no podía articular más –
-Pero simplemente no sucedió – John terminó por él, y Hal asintió –¿Tú y papá son cercanos? – Hal negó con la cabeza. John vio el gesto a través de la cabina de su avión – Sí, yo tampoco – dijo John. Hizo una pausa y luego sonrió – Me llevaba mejor con mi mamá y con mis hermanos. Eran las mejores personas que pude hacer conocido.
Hal asintió y se recostó, preparándose para contar la única historia que podía recordar sobre su madre, pero se sacudió hacia adelante cuando el radio en su casco chillo por primera vez.
-Dagger 2-5 a Bravo 0-1 – dijo el de control refiriéndose a John Stewart – Usted y su escuadrón tienen permiso para despegar.
John Stewart parecía infeliz pero resignado.
-Está bien – dijo John a través del radio, conectándose a una terminal – El rumbo a Metropolis esta fijado. Solo mantengan sus dedos en el control y traten de no estropear nada.
Hal prendió los motores del F-18, comprobó los alerones laterales y después fijo la vista en el medidor de combustible para asegurarse de no tener fugas. Cuando los motores estuvieron lo suficientemente calientes, Hal empujo la palanca hacia adelante.
La pista frente a él se convirtió en velocidad pura, y aunque el avión se mantuvo estable y seguro dentro de su eje, Hal todavía se sentía como si hubiera sido empujado hacia atrás.
Los demás aviones dejaron la pista detrás de él, y lo único que tuvieron ante ellos era el cielo y la batalla que se les venía.
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