[Relato de la víctima]
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⌇❐ Crónica de una muerte buscada
⌇❐ PetitPau
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«¿Qué mierda sucedió?»
La interrogante flota en algún rincón lejano de mi cabeza, haciendo un eco estruendoso que me aturde y me hace zumbar los oídos mientras trato que mis párpados respondan la orden de no continuar cerrados, sin éxito.
Puedo oír la pregunta repetirse como un disco rallado una y otra y otra y otra vez, pero no logro ni siquiera entender por qué me la hago.
«¿Acaso...? ¿Acaso sucedió algo realmente? »
Pensar me hace doler el cerebro.
El dolor se extiende intenso y penetrante, mientras intento una vez más aclarar mis ideas. Pero no hay nada. Solo ese cuestionamiento en loop que me enferma y dispara al demonio los niveles de ansiedad.
Finalmente abro mis ojos, y descubro que todo gira a mi alrededor de forma vertiginosa. No sé si es mi garaje el que baila con un ritmo frenético y borroso o si son mis ojos que giran dentro de mis cuencas sin ningún control, ignorando abiertamente todas mis intenciones de enfocar. Soy consciente de pronto, como una revelación sorpresiva, de que estoy en el suelo con el pecho aplastado contra el piso de cemento, como si hubiese caído hacia delante.
Sin embargo no siento más que este dolor uniforme que abarca ya toda mi cabeza. Ni siquiera percibo el frío del material en mi mejilla.
«¿Qué mierda sucedió? »
No sé si es el peso de mi mismo impidiendo la expansión de mis pulmones, pero me siento ahogar de una forma desesperante. Quiero moverme pero mi cuerpo pareciera tener su propia autonomía porque no me hace caso, ni siquiera puedo darle movimiento a mis dedos a pesar de ver a una de mis manos estirada cercana a mi rostro.
«Mierda. Necesito entender que pasa.»
Recuerdo haber venido hacia esta parte de la casa por ruidos.
Sí. Algo parece comenzar a iluminarse en mi cerebro de forma perezosa: había oído cosas caer y vine creyendo que era el jodido gato del vecino. Ese estúpido gato que mea al lado de mi auto y raya todo lo que encuentra con sus malditas garras del infierno.
Sí. Vine corriendo, enfurecido para echarlo a las patadas.
Vine.
Pero...
¿Qué aconteció luego?
No puedo hilar eso con mi situación actual, en el piso y con el mundo girando cual trompo.
«¿Qué demonios sucedió?»
—¿Pensabas que no encontraría tu casa, Yoongi?
La voz llega a mí de un emisor fuera de mi visual que me congela los huesos.
Lo reconozco.
Es él. Está aquí.
Vino a buscarme.
Diviso entre el caos borroso y danzante en el que estoy sumido a la zapatilla de alguien que sí puede estar parado, a diferencia de mí. La suela, está peligrosamente cerca de mi cara, quizás debatiéndose si pegarme una patada que finalice esta agonía desesperante.
Comprendo entonces.
Me encontró.
«Jodida mierda.»
Todo cobra de pronto sentido, con las últimas partes del rompecabezas de los hechos acomodándose en mi memoria. Recuerdo el dolor, la vibración en mis vértebras acompañando el sonido del metal al impactar en mi nuca antes de volver a esta semi-consciencia hace apenas unos segundos atrás, y entiendo todo: no me caí solo.
Mis extremidades siguen pasando por alto todos mis intentos de huir de allí, ni siquiera se dignan a dar al menos un ligero espasmo que me demuestre que aún les llegan mis órdenes.
Estoy a su merced. Acá y ahora. Es su venganza. Una "devolución de cortesía", por así decirle, y que estoy convencido que querrá que pague con mi jodida vida.
«Estoy jodido.»
—¿Te pensabas que ibas a salirte con la tuya, hijo de puta?
Quiero gritarle algún improperio que incluya mi pene en la oración, pero en vez de eso solo toso salpicando con un rojo furioso el blanco de las zapatillas que tengo frente a mí, consiguiendo así un insulto de parte del dueño de ellas. Cada sacudida me hace sentir un dolor inexplicable, que nubla mi visión hasta oscurecerla considerablemente en cada espasmo, como si lo que tuviera atragantado en mi garganta fuese lo último que me queda de consciencia antes de quedar en el más absoluto negro.
«¿Así va a extinguirse mi vida?»
Algo sale de mi boca sin control. Lo siento deslizarse, caliente y despacio, vertiéndose como una cascada intermitente por mis labios. Sé que no es saliva, aunque no puedo verla estoy seguro de eso e intento contenerlo, con las alarmas internas que me gritan que lo retenga con todas mis fuerzas, como un instinto de supervivencia irracional.
Por supuesto no puedo hacer nada, mi boca no se cierra, mi lengua no se mueve, mis extremidades aún no las siento.. y el liquido sigue cayendo, escurriéndose de mi, yéndose de a poco.
La desesperación me ahoga peor que mis pulmones colapsados, porque entiendo que estoy frente a un hecho que no puedo detener: mi muerte.
«Me muero.»
Mi asesino se aleja de mí cuerpo inerte, yo lo veo alejarse mientras de a poco los colores se van apagando desde la periferia y quiero llorar de la desesperación que me invade al notarlo.
Morirme me aterra. Pensaba que no, pero lo siento ahora, mientras la oscuridad me rodea y oigo lejano el eco de cosas caer estrepitosamente. Estoy cada vez más lejos de allí, de él rompiendo todo el sitio.
Siempre esto fue una posibilidad, un riesgo de mi "oficio", pero nunca creí realmente que llegaría a pasarme.
No, nunca lo creí. No así.
Todo se apaga con lentitud, hasta que los ruidos se transforman en murmullos: me estoy yendo.
«Pero no quiero irme.»
Debería dejarme llevar por la oscuridad, pero sé que nada bueno aguarda para gente como yo ahí, así que me aferro con determinación a los sonidos que me rodean y las pisadas del hijo de puta que se pasea por mi garaje silbando con tranquilidad.
«Me voy a quedar.»
Lucho contra la fuerza que quiere llevarme hacia el silencio. Siempre fui obstinado, y no va a cambiar aunque esté desangrándome en mi puta casa.
No me voy a ir a ningún lado.
Me niego.
No dejaré este sitio.
Y aunque no tengo un cuerpo con el cual intentar aferrarme con uñas y dientes a este mundo, puedo asegurar que estoy haciendo exactamente eso con mi mente.
«Me voy a quedar acá.»
Insisto en permanecer, hasta que eufórico puedo distinguir como con lentitud empiezo a dejar la negrura atrás y los murmullos empiezan a definirse nuevamente.
Lo estoy consiguiendo.
—¿No es maravillosa la justicia?— Lo oigo decirle a mi cadáver para el instante en que finalmente me despego de la oscuridad absoluta y vuelvo a ver mi cochera, la cual ha dejado de girar. Lo veo también a él, agachado para mirarme más cerca.. Y me veo a mi mismo, en un charco repugnante color rojo.
Ya no estoy más ahí dentro, mi cuerpo es una carcasa vacía y rígida, sin nadie que le importe una mierda alrededor.
La llave para arreglar el motor del auto que había comprado hace tan solo unos meses, yace al lado de mi cráneo roto, empapado de mi propia sangre.
La imagen me enfurece a la vez que me repugna, haciendo que aparte mi vista y la centre en él, que ya se está incorporando y se aleja del cadáver del muchacho que yo solía ser.
—¡PEDAZO DE MIERDA, COBARDE!
Me ignora.
O no me oye, lo cual es más probable. Lo veo sonreír y arrastrar su brazo por la madera de uno de mis muebles, tirando al suelo lo que había allí también.
—¿QUÉ HACES NO VES QUE TODO ESO ES CARO?
Lo veo dirigirse a mi amada mesa de trabajo, donde están mis herramientas más recientes, en las que invertí un maldito dineral. Uno de mis placeres con la plata sucia que consigo. Porquerías caras que de todas formas ni sé usar, pero me encanta exhibir.
—AH NO AHÍ NO. ¡NO TE ATREVAS, MALNACIDO!
Quiero detenerlo mientras le grito otro sin fin de insultos que vienen a mí como una ola de inspiración enfurecida, pero por supuesto, no lo consigo. Mi cuerpo inconsistente atraviesa el suyo de lado a lado, como si yo no fuese más que una brisa ligera que no es capaz ni de ondear su ropa. La sensación que me invade, sin embargo, es tan espantosa y fría, que me hace caer al suelo con el mismo envión con el que me acabo de abalanzar sobre mi asesino.
Me siento desvanecer, en un dolor que me consume, como si mi energía fuese destruida al tomar contacto con alguien vivo.
¿No se suponía que era al revés? ¿No muestran en las películas el escalofrío y el susto de las personas cuando un espíritu los roza? ¿Por qué soy yo quien se retuerce descompuesto, y este hijo de perra sigue como si nada hubiese acontecido?
Lo veo que arrasa con lo que quedaba en pie ahí, con total tranquilidad. Como si no acabara de atravesarlo un jodido fantasma, hecho que ya asumo con una anormal tranquilidad.
—Hijo de puta...— murmuro mientras me arrastro en su dirección, mientras que se aleja para observar el desastre que ha hecho desde una mejor perspectiva.
Lo veo sonreír satisfecho, y juro que si pudiera servir de algo volvería a lanzarme sobre él para golpearlo. Acaba de destruir todo. Acaba de arruinar el espacio favorito de mi hogar.
—Bien. Ya es suficiente.— dictamina sin disminuir su expresión.
Lo veo alejarse con lentitud, lo que me da el impulso necesario para lograr volver a levantarme con dificultad y seguirlo a prudente distancia, con pasos que me hacen vibrar cada fibra, dejando claro que aún no me he recuperado luego de haberlo tocado. Pienso que es irónico. Un chiste de mal gusto, el hecho de seguir sintiendo dolor incluso en este plano.
Aunque tal vez sea mi castigo por quedarme o por no haber sido justamente un "modelo a seguir" en vida. No tengo forma de saberlo, nadie está a mi lado para explicarme un carajo. Estoy solo, siguiendo al causante de mi muerte en silencio, sin tener idea de qué va a suceder conmigo desde ahora.
—Quisiera reportar una pelea— dice él al teléfono celular, cuando ya nos hemos alejado bastante de lo que era mi casa.
—¿De qué mierda estás hablando?— Me quejo indignado, aunque sé que no puede oírme.
—Sí, exacto. No, no conozco a quien vive, pasé por allí y oí gritos. Parecía estar saliéndose de control.
Dejo de escuchar mientras da mi dirección, a la vez que uno cabos y comprendo por qué rompió cuanto había en mi cochera.
Ese bastardo pretendía hacer pasar todo por una discusión que se salió de control.
La ira me invade, mientras me adelanto para ponerme a su lado enloquecido de rabia, sin poder darle el puñetazo que le deseo dar.
—¡NO TE VAS A SALIR CON LA TUYA!
Le grito con furia mientras lo veo lanzar a un tacho de basura el teléfono desechable.
Y una vez más, no soy escuchado.
flykingsquad 2022
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