OO4; el sonido que más amo
La última clase del día en la Universidad terminó, y Taehyung salió del salón de clases acompañado de Jimin, su mejor amigo.
Ambos chicos se despidieron de unos compañeros, y Taehyung se aferró con confianza del brazo de Jimin mientras caminaban animadamente por los pasillos hasta salir del edificio.
—Ah —suspiró el castaño con cansancio, todavía aferrado al brazo de su amigo—. Por fin terminamos con el proyecto.
Jimin sonrió ligeramente, la mirada fija al frente—. Lo mejor es que lo hicimos bien y no desperdiciamos cuatro meses en hacer el trabajo —dijo con voz calmada—. Si nos vuelven a dar otro trabajo así dejo la universidad, no es broma.
Taehyung soltó una carcajada, ahora separándose del pelinegro para darle un poco de su espacio personal.
—No creo que dejar la universidad en estos momentos sea lo mejor —opinó, acomodando su mochila sobre sus hombros—. Aunque entiendo tu punto.
—Taehyung... —comentó entonces el pelinegro, girándose a mirar al castaño—, dejé la universidad dos veces ya, no creas que porque nos queda solo un año más de carrera no lo voy a hacer —dijo con convicción y eso a Taehyung le dió risa—. No me subestimes.
Y otra vez, Taehyung dejó escapar una risa escándalosa.
Taehyung y Jimin se conocían no hace mucho, de hecho se hicieron amigos el primer día de clases y desde aquel entonces no se separaron ni una sola vez.
Jimin es unos años mayor que Taehyung, pero el castaño estaba bien con eso, y con los años que venía conociéndolo sabía muy bien que Jimin cumplía con sus palabras, pero a veces las decía de una forma que le acusaba mucha risa aunque el contrario estuviera hablando muy en serio.
O quizás el problema era simplemente que todo le daba risa. Hasta lo más insignificante.
Cercano a ellos, apoyado en su lujoso auto negro, Jungkook logra escuchar la ya muy conocida risa de su novio, y rápidamente pone atención. Su rostro entonces se ilumina al reconocer aquel sonido que tanto le gusta.
Jungkook entonces ve a unos metros a su novio junto con su amigo, y no pasa mucho tiempo para que Taehyung se percate de su presencia.
Al verlo, Taehyung levanta la mano y la sacude en un movimiento eufórico, saludándolo con entusiasmo y una brillante sonrisa en el rostro. Jungkook simplemente sonríe, y poco después, Taehyung ya se está acercando a él, después de haberse despedido de su amigo.
—¡Jungkook! —una vez que está frente a él lo recibe con los brazos abiertos. Dejó un sirve beso sobre la cabellera castaña antes de que se alejara—. ¿Por qué no me dijiste que vendrías?
Jungkook sonrió y acercó a su novio. Taehyung colocó sus manos en el pecho del pelinegro y levantó la cabeza ligeramente para poder mirarlo.
—Es que quería verte —dijo—. Y también darte una pequeña sorpresa.
Taehyung levantó ambas cejas, expectante. —¿Sorpresa? ¿Qué sorpresa? —quiso saber, visiblemente emocionado.
—Por supuesto que yo —respondió el pelinegro señalándose a sí mismo con el dedo índice. Taehyung hizo una mueca—. ¿Por qué esa cara? ¿A caso no te agrada que tu millonario y atractivo novio te recoja de la universidad?
El castaño lo observó en silencio por unos largos segundos, más que sorprendido tras escuchar aquello.
Su rostro rápidamente paso de no tener expresión alguna a arrugarse en las esquinas de sus ojos, y sus labios se ensancharon en una sonrisa. Poco después soltó una carcajada que provocó que el corazón de Jungkook se acelerara irremediablemente.
El pelinegro observaba, completamente enamorado, a Taehyung, mientras este se descojonaba de la risa, sujetándose el estómago por tanto reír.
Jungkook adoraba verlo reír, amaba verlo feliz en cada maldito segundo.
—Hey, hey, respira... —el pelinegro tomó las manos de su novio en un intento de hacer que se detuviera de reír. Taehyung para ese momento tenía el rostro y las orejas muy rojas—. Ya es suficiente.
Taehyung suspiró, regulando su respiración una vez que la risa cesó. —Lo siento, pero... ¿por qué dices cosas así tan de repente? —lloriqueó esta vez.
El pelinegro se acercó lo suficiente a su rostro, depositando delicadamente un beso sobre su frente y luego sobre la punta de su nariz.
—Me gusta hacerte reír —confesó—. Solo eso.
El rostro de Taehyung para ese momento estaba ardiendo. Por la vergüenza de que su novio parecía burlarse de él.
—Mentira —se quejó apartando la mirada—. Lo haces para burlarte de mi. Siempre lo haces —sus bonitos labios formaron un puchero, que Jungkook moría por besar pero que debía reprimir sus ganas ya que estaban en un lugar público.
Estiró entonces sus brazos, tomando al castaño por la cintura para pegar su cuerpo con el suyo, sus manos luego subieron hasta sus mejillas, acunando con cariño su rostro entre sus grandes y tatuadas manos.
—En parte sí —dijo en broma y Taehyung no dudó en darle un golpe moderado en el estómago—. Es broma, es broma... —rápidamente dijo—. Eres muy agresivo, ¿sabías eso? —cuestionó.
—Tu haces que me vuelva agresivo —gruñó. Para Jungkook aquel sonido parecía al de un pequeño gatito gruñón.
—Pareces un gatito —se tomó la libertad de decirlo en voz alta. Taehyung frunció el seño nuevamente—. Y a lo de antes —se detuvo un momento para pensar en las palabras adecuadas—, siempre te digo cosas ridículas porque amo verte reír. El sonido de tu risa es mi favorito en todo el mundo y pagaría millones por escucharte todos los días de mi existencia.
Taehyung, sin poder contener una sonrisa, le devolvió una mirada afectuosa.
—Espero esos millones entonces —dijo con tono travieso—. De ahora en adelante tienes que darme dinero si quieres escucharme reír —Jungkook iba a decir algo pero lo interrumpió—. Tú mismo dijiste que pagarías millones...
—Taehyung...
—Sé un hombre de palabra —señaló.
Jungkook frunció el seño, se cruzó de brazos y observó a Taehyung en silencio. El castaño por su lado sonreía victorioso, con una mirada traviesa.
—Seré un hombre de palabra al decir que te amo como no tienes idea —dijo el pelinegro repentinamente, sus palabras contrariando su expresión que seguía igual—. Te amo más de lo que puedo expresar, incluso más de lo que puedes creer posible.
Taehyung miró a Jungkook atónito, sin saber qué decir.
Lo que había comenzado como una broma se había transformado en algo mucho más serio con las palabras sinceras de Jungkook.
Ninguno de los dos dijo nada. Jungkook observó a su novio en silencio, contemplando su reacción. Fue entonces cuando vio un brillo en los ojos de Taehyung, que poco a poco se llenaron de lágrimas y entonces se alarmó.
—Cariño, ¿por qué... —el pelinegro intentó decir algo, pero Taehyung se giró sobre sus talones y comenzó a alejarse.
—¡T-Tu me hiciste llorar! —se quejó Taehyung entre hipidos mientras se alejaba, sin darle el tiempo al mayor para decir algo más. Se alejó, sus ojos llenos de lágrimas conforme iba avanzando.
Sin dudarlo, Jungkook corrió tras él, sin importarle que estuvieran en un lugar público y llamaran la atención.
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