I love you, papi... (Frerard)
Frank miraba aquel pequeño conjunto de lencería en su closet. Ese encaje tan fino y delicado que armaba la prenda además de aquellas medias que la acompañaban hacían que su corazón palpitara fuerte. Gerard había pasado semanas concentrado en el trabajo final de su maestría y casi no le prestó atención durante ese tiempo. Entendía que era difícil la situación y que el tiempo apremiaba porque ya no faltaba mucho para la presentación final de su proyecto... pero estaba dispuesto a hacer que su novio se relajara un poco.
Le había citado esa noche a un restaurante cerca de la universidad, sabía que Gerard tenía clases hasta tarde y que saldría cansado. Por eso se ofreció a recogerlo para luego llevarlo a cenar y terminar en su casa para pasar la noche juntos. Hizo el mayor esfuerzo posible para que él le dijera que sí, pero recibió una negativa muy grande que lo hizo enojar mucho. Entendía lo complicado de la situación, pero ese mes entero especialmente se dedicó a la maestría y no había ni un maldito fin de semana que se sentara a compartir siquiera un almuerzo con él.
Pero eso se acabó, no estaba dispuesto a aguantar un segundo más a Gerard y su total abandono. Sabía lo que tenía que hacer y estaba muy seguro que no se iba a poder resistir al verlo luciendo ese encaje sobre su cuerpo tatuado.
Llegó a las nueve a casa de Gerard. Aparcó el auto cerca de la casa y antes que algún vecino lo viera, entró con la llave que su novio le dio tiempo atrás. Sabía que estaba en su oficina porque escuchaba la música desde el salón. Entonces se preparó de inmediato, quitándose los pantalones y dejándose solo la gabardina larga que cubría sus piernas hasta los tobillos y acomodando lo último que faltaba de su atuendo. En aquel bolso que traía consigo, llevaba algunos dildos que usaban cuando estaban más creativos y que Gerard amaba usar en él, además de otros juguetes adicionales elegidos por él mismo para la noche que tendrían.
Apretó los labios y suspiró, era imposible que Gerard le dijera que no si lo veía vestido así porque él amaba cuando Frank le mostraba aquellas prendas sobre su cuerpo, amaba arrancárselas u otras veces solo moverlas un poco y follarlo sin parar. Obtendría lo que quería sí o sí.
—¿Frank? —escuchó la voz de su novio llamarlo, se mordió el labio nervioso.
—Sí, cariño. Soy yo.
—Estoy en la oficina, ven —Frank tomó aire y caminó despacio.
Se paró frente a la puerta y abrió despacio. Primero asomó su cabeza y se encontró con los ojos verdes de su novio mirándolo. Le sonrió y poco a poco fue mostrándose... Gerard frunció el ceño al mirarlo vestido con esa gabardina larga cubriendo todo su cuerpo. Frank entró y caminó hacia él, mirando intensamente a su novio que no entendía absolutamente lo que estaba pasando.
—¿Qué haces? —le preguntó cuándo Frank se sentó sobre el escritorio frente a él.
—Nada, solo vine a verte. Ya que no pudimos ir a cenar fuera... igual podemos hacerlo aquí.
—Mmm... vale. ¿Y qué tienes debajo de esto? —miró a Frank coqueto, jugando con la tira que ataba la gabardina a la cintura de su pareja.
—¿Quieres ver? —enarcó una ceja, Gerard torció la boca.
—No, la verdad es que estoy muy ocupado. La tutora me corrigió unas cosas del proyecto y necesito cambiar eso lo más rápido posible —el de ojos pardos se cruzó de brazos.
—Gerard... —el tatuado frunció el ceño enojado—. Que ni se te ocurra...
—¿Perdón? Siento ser responsable, cariño, pero no puedo darte la atención que quieres ahora. ¡Espera un poco! En un par de semanas terminará toda esta locura y podremos pasar mucho más tiempo juntos, amor... —tomó su mano para dejar un beso sobre ella, pero Frank se la quitó.
—Ah, Gerard por Dios... solo pido una hora de tu tiempo para nosotros y es injusto que me dejes así.
—¿Una hora? Sabes que cuando se trata de ti, una hora es insuficiente, amor... Te juro que cuando esto termine, nos vamos a ir un fin de semana tú y yo solos a donde quieras, ¿bien?
—Mmm... vale. Vale, está bien —contestó bajándose del escritorio y caminando hasta la puerta.
—¡Frankie no te vayas!
El enojo lo estaba consumiendo, parecía que Gerard quería cavar su propia tumba negándose a complacerlo. Entendía muy bien que él estuviera ocupado y que claramente el máster era importante, pero Frank lo necesitaba... quería tenerlo entre sus brazos al menos durante un rato y besarlo sin parar. Solo que las prioridades de Gerard en ese instante eran otras y eso le jodía. Frank era caprichoso, pero había comprendido de buena manera que su novio tenía una obligación muy grande por lo que lo apoyó siempre e inclusive soportó varios desplantes durante meses y no era justo que simplemente le ignorara.
Pero bueno, aunque pensó que su plan funcionaría, no se quedaría con las ganas de ser satisfecho... los juguetes en su mochila lo esperaban.
Caminó de regreso al salón para tomar sus juguetes y luego fue a la habitación principal. Se quitó la gabardina dejando ver la lencería de encaje que llevaba puesta y buscó entre los dildos uno en especial, su favorito; además del lubricante que necesitaría.
Cuando se dio la vuelta, pudo ver a Gerard mirarlo embelesado. Su rostro estaba sonrojado y se mostrará claramente sorprendido... Frank se miraba tan delicioso con aquella tanga cubriendo apenas su miembro, los ligueros decorando sus muslos y las medias haciendo lucir sus piernas más hermosas. Tenía un dildos morado en la mano que lo apretó de la tensión cuando vio a Gerard. Por supuesto que sabía lo que Frank iba a hacer y sinceramente se había calentado solo de imaginar lo que tenía debajo de esa gabardina minutos atrás... pero ahora que sabía lo que había, joder... el proyecto podía esperar.
—¿Qué ibas a hacer? —se cruzó de brazos, Frank se mostró enojado.
—¿Tú qué crees?
—Eres un maldito caprichoso.
—Solo quería un momento para nosotros... ¿no quieres hacerlo? Perfecto, tampoco te voy a obligar —pasó al lado de Gerard para irse a otra habitación, pero su novio lo agarró por la cintura y lo pegó a su cuerpo—. Gerard...
—Joder, me encantas tanto, Frankie... te ves tan caliente con eso puesto —con sus manos recorrió su trasero y lo apretó, sacándole un quejido al menor.
—Era para ti, pero no creo que lo merezcas.
—Oh, bebé... ¿vas a seguir molesto conmigo?
—Me despreciaste.
—Y me arrepiento —se separó de él y caminó al borde de la cama para sentarse—. Ven, cariño... déjame verte mejor.
Frank tiró el dildo y el lubricante al suelo y dio unos cuantos pasos más hacia su novio, quien inmediatamente lo agarró de la cintura y dejó algunos besos sobre las golondrinas de su abdomen. El menor se mordió los labios para no dejar escapar ningún gemido, aún seguía molestó con Gerard y no quería que supiera que estaba disfrutando de sus besos, pero a medida que lo tocaba se le hacía más difícil contenerse.
—Joder... eres un maldito sueño, Frankie —Iero sonrió—. Voy a follarte tan bien...
—Gee...
—No sabes las ganas que tengo de sentirte, amor...
Aunque Frank se miraba tan bien con la lencería y los ligueros, realmente le apetecía tenerlo desnudo frente a él, pero le quitaría las prendas poco a poco porque quería disfrutarlo y que no sintiera que lo que hacía era en vano.
Lo tomó de la barbilla e hizo que se incline para besarlo. Sus labios sabían a fresa y eran tan suaves que le provocaba continuar besándolo sin parar horas y horas. Desgraciadamente el aire comenzó a ser necesario minutos más tarde y tuvo que soltarlo. Frank estaba sonrojado, sus ojos brillaban de deseo y lo percibía ansioso de ser tomado y follado contra esa cama sin pudor alguno.
—En cuatro sobre la cama, ahora —el tono autoritario de Way hizo que Frank sintiera tanto calor en su vientre.
Inmediatamente obedeció, se subió a la cama esperando lo que seguía. Escucho a Gerard quitarse los zapatos y los pantalones, luego el tacto cálido de sus dedos hizo de lado la tanga que usaba, dejando ver su rosada entrada. Un escalofrío recorrió su cuerpo al percibir la textura viscosa y fría del lubricante que él mismo había traído para la ocasión. Soltó un gemido cuando los dedos de su novio recorrieron de arriba abajo su agujero, dilatándolo.
—Joder, Gee... joder... —se mordió el labio al sentir un segundo dedo ingresar, el mayor estampó su palma contra el trasero de Frank.
—Silencio, nene... solo abre esa boquita para complacer a tu papi, ¿bien? —Frank solo asintió.
Gerard no pudo resistirse ante la vista privilegiada que tenía... era un deleite total ver el trasero de Frank tan dispuesto a él. Su boca reemplazó sus dedos y un gemido ruidoso escapó de los labios del tatuado. La lengua de Gerard recorriendo su entrada se sentía tan jodidamente bien, podía sentir que se corría con solo percibirla acariciándole, probando su sabor y provocando esas corrientes eléctricas que recorrían su cuerpo entero. Gerard bajó su boca a sus testículos, los succionó y lamió apasionadamente, los gemidos de Frank lo estaban volviendo totalmente loco.
—Aún no te voy a coger, amor... primero ven y pon tu linda boquita donde pertenece —el menor sintió la cama hundirse, abrió los ojos y pudo ver a Gerard con el mismo dildo que tiró al suelo en sus manos y con su miembro fuera, erecto y esperando a ser atendido.
Frank sintió la necesidad de acercarse de inmediato para complacerlo. Primero recorrió con sus labios la extensión, besando y lamiendo, antes de meterlo a su boca. La punta brillaba por el líquido preseminal, pasó su lengua probando su sabor y luego succionando despacio, robándole suspiros y maldiciones a su novio.
—Vamos, Frankie... chúpame. Sé que es lo que quieres...
Ladeó una sonrisa, amaba escuchar a Gerard tan desesperado. Mojó sus labios con su propia saliva e introdujo el pene en su boca y de inmediato comenzó con ese vaivén tortuoso. Sus manos acariciaban sus bolas, Gerard no paraba de gemir... Frank era el único tipo que podía hacerlo ver las estrellas con una mamada y no podía estar más agradecido que fuera él y nadie más. Lo amaba, realmente lo hacía y no podía dejar de pensar en lo afortunado que era teniéndolo a su lado.
El dildo en sus manos quemaba, quería provocarle a Frank lo mismo que estaba sintiendo, por lo que se acomodó mejor y encendió el aparato. Mientras Frank lo chupaba, él lo penetraba... otro sin número de gemidos salieron de la boca del de ojos pardos. El hijo de puta de Gerard lo estaba torturando, pero no podía quejarse, era lo que quería y las vibraciones en su interior lo estaban volviendo loco. Metió el pene del contrario lo más profundo que pudo en su garganta y lo sacó rápido, dejando un fino hilo de saliva que unía sus labios con la punta.
Repitió lo mismo unas cuantas veces hasta que el mayor dejó el vibrador quieto en su entrada para tomarlo por el cuello y hundirlo más hasta dejarlo sin respiración. Las arcadas se hicieron presentes y en sus ojos se acumulaban unas cuantas lágrimas, pero al mayor poco le importó, siguió follándole la boca de manera desmedida, sumido en esa lujuria y pasión propias de ese momento.
—Papi —alcanzó a decir cuando su boca abandonó el pene de su novio—. Me corro...
—Ni se te ocurra, nene... no tienes permitido correrte hasta que yo te dé permiso. ¿Bien?
—No aguanto más, papi... quiero que me cojas, por favor —pidió entre gemidos fuertes. El dildo dentro de él seguía estimulándolo y Gerard solo se reía al verlo tan desesperado.
—¿Quieres que papi te coja? —Frank asintió desesperado—. ¿Cuánto quieres el pene de papi dentro de ti?
—M-mucho... lo quiero... lo quiero mucho —el mayor besó sus labios superficialmente.
—¿No querías ese juguete con el que te ibas a tocar antes? Ahora que lo tienes no entiendo por qué lloras por mí.
—No es igual... te necesito, te necesito tanto.
—Bien, si me quieres, vas a tomarme y dejarás que te folle la boca un rato más. Tienes que aguantar el dildo mientras lo hago y si te corres, te voy a castigar muy feo, Frankie.
—Está bien, papi... —contestó resignado, pero aun así deseoso de tenerlo dentro de su boca y jugar con él hasta que pudiera tener el momento que quería.
El vibrador en su interior era una tortura divina, la cabeza le daba vueltas y los escalofríos que recorrían su columna vertebral por las sensaciones le estaban dificultando no terminar. Gerard continuaba follándole la boca con tanta pasión, le encantaba ver a Frank así tan doblegado ante él, lo hacía sentir tan poderoso al someterlo de esa manera.
—Papi, no aguanto más —lloriqueó, el mayor vio la desesperación en el rostro del tatuado y supo que era suficiente.
—Bien nene... —quitó con tortuosa calma el vibrador del interior de Frank y este soltó un suspiro de alivio—. ¿Quieres montar a papi?
—Sabes que sí —inmediatamente Frank se levantó, pero antes que pudiera montar a Gerard, este se encargó de quitarle todo lo que aún tenían encima, dejándolo totalmente desnudo.
—Ven, amor... ven y móntame. —El tatuado no dudó en subirse sobre Gerard y penetrarse despacio.
Sintió tan delicioso su miembro dentro de él, se mordió los labios mientras gemía sin parar. El mayor solo lo veía disfrutar, mientras subía y bajaba su cadera. Su interior caliente era un gozo total y se sentía totalmente bien. De su boca también salían gemidos que fueron callados por los labios de fuego del tatuado. Frank lo besó sin dejar de moverse sobre él, sus lenguas jugaban traviesas y sus manos recorrían la piel contraria sin parar. El calor en ambos vientres se volvía mucho más fuerte, mucho más potente... ambos estaban listos para explotar, ninguno aguantaba un segundo más.
—M-mírame a los ojos cuando te corras... no apartes tu mirada de mi —Frank asintió, acelerando más sus movimientos. Abrió los ojos y pudo ver la pasión y lujuria reflejadas en Gerard, en sus orbes verdes que no dejaban de mirarlo en ningún instante.
—Joder... papi...
—Vamos nene... córrete para tu papi —Frank no se contuvo más y esa sensación en su parte baja se hizo tan grande que terminó explotando. Aunque lo intentó, no pudo mantener sus ojos sobre los de Gerard mientras experimentaba su orgasmo, los puso en blanco al sentir su cuerpo ser invadido por todos esos escalofríos deliciosos.
No sintió cuando Gerard se corrió dentro de él, solo se quedó inerte, sujetándose fuerte de los hombros de su novio quien no había parado de mirarlo en ningún instante. Elevó su rostro y lo encontró sonriendo. Inmediatamente se dejó caer sobre su pecho, cansado y bastante satisfecho, a decir verdad. Este lo recibió gustoso y empezó a recorrer su espalda con sus dedos, dejó un beso en el tope de su cabeza y esperó a que este se recuperara un poco.
—¿Estás bien? —dijo el tatuado, Gerard rio.
—Sí, ¿y tú?
—De maravilla.
—Eres un diablo, Frankie... me hiciste caer en tu juego.
—Realmente pensé que no lo lograría.
—Sí... como digas —lo rodeó con sus brazos.
—Es en serio —contestó entre risas—. Pero, no lo hice solo por mí, Gee... sino por ti también. Necesitas un descanso, necesitas desestresarte un poco, cariño. Solo te la pasas metido en esa oficina y eso tampoco está bien.
—Lo sé, amor. Lo bueno de todo es que ya no queda nada para terminar esto.
—¿Igual nos iremos de viaje cuando se acabe todo? —dijo mirando a Gerard quien se rio.
—Obviamente...
—Te amo, papi —se acercó a él a darle un beso en los labios.
—Y yo a ti, nene... te amo más que a mi vida.
---------------------
Ey...
sé que hace años no actualizo este compilado, pero bueno, espero poder publicar algún os después ya que este es el regalo de cumpleaños de mi hermana la Sofi @sxfway_ que fue el día miércoles... todxs díganle feliz cum atrasado a la Sofi que es un sol y es la mejor hermana que el fandom de mcr y la vida me pudo dar y la amo mucho <3
eso
adio <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top