He's a mess (Gerbert)


2004

La cabeza del pelinegro daba vueltas y vueltas y vueltas...

Podía escuchar como las voces externas entraban por sus oídos y giraban en su mente, provocando un caos extremo. Cuando abría sus ojos podía ver todo distorsionado. No sabía si era el efecto del alcohol o de la línea de coca que unos tipos le regalaron detrás del escenario cuando My Chem bajó de dar su show.

La gente a su alrededor lo miraba con bastante desagrado. Normal. Iba por todo el festival vestido con una camisa blanca manchada de sangre, la leva negra que llevaba estaba sucia de lodo y los pantalones que usaba se le caían al caminar porque el corte de estos era de mujer. Sudado, con el pelo grasiento y oloroso a cigarrillo, pegado a su cara y su piel estaba manchada de fango, ya que minutos atrás tropezó con unas personas que terminaron empujándolo sin conocer que él ya estaba bastante borracho y drogado. Necesitaba desaparecer, no quería que nadie más le mirase con pena y asco. Aquellas miradas le dolían demasiado...

Cerca de las doce de la noche, los demás integrantes de la banda comenzaron a buscar a Gerard por las cercanías del recinto. Ese día había caído una lluvia torrencial que había hecho que las demás bandas que faltaban en presentarse Se dividieron en dos grupos y comenzaron a caminar entre las casas rodantes que albergaban a los integrantes de las demás bandas invitadas al Warped Tour de ese año. Ray y Frank estuvieron hablando con algunas personas que encontraron por el lugar, Mikey y Bob se pasearon por los escenarios pensando que lograrían verlo por ahí, sin embargo ninguno de los grupos obtuvo resultado.

Decidieron volver a la casa porque quisieron reconfortarse a sí mismos pensando que Gerard regresaría, porque siempre lo hacía... aunque no en las mejores condiciones, pero igual lo hacía. Sin embargo, aquella mañana cuando despertaron, Gerard aún no había regresado.

—La próxima vez, recuérdenme ponerle un GPS a mi hermano, para así estar seguro de su ubicación —agregó Mikey Way rompiendo con el silencio que había dentro de la casa rodante que estaban utilizando en ese momento. Ray le marcaba al celular mientras que Frank estaba abrazado a una almohada intentando relajarse. La preocupación en sus rostros era evidente y la culpabilidad también se hacía sentir. Todos sabían que no estaba de más haberse quedado un poco más de tiempo buscando a Gerard, pero el cansancio los venció. Y es que tampoco iban a pasar su vida detrás de Gerard cada vez que este se emborrache hasta más no poder, ellos no eran sus padres... Mikey tampoco iba a vivir cuidando los pasos de su hermano mayor. Era injusto para él.

—¡Chicos! ¡Chicos! —Bob entró en la casa rodante con mucho apuro encima, los cuatro muchachos restantes le miraron preocupados—. Encontré a Gerard —inmediatamente Mikey tomó de la muñeca a Bob, le obligó a llevarle hasta donde estaba su desastroso hermano y Frank y Ray detrás de ellos.

La noche anterior, Gerard había terminado lejos de sus compañeros y del recinto en general. Los efectos de la coca y el alcohol estaban pasando poco a poco... pero no esperó que en ese instante, cuando estaba volviendo a estar sobrio, un visitante bastante desagradable se paseara frente a él.

La presión en el pecho comenzaba a asfixiarlo, el miedo injustificado lo tenía al borde del llanto. Casi no podía poner un pie delante del otro sin tropezar, la ansiedad lo estaba consumiendo e incrementaba cada vez que miraba alrededor y no lograba reconocer el lugar donde estaba. Terminó dando vueltas y vueltas —como un loco en ácido o en hongos alucinógenos—, buscando la casa rodante... Desgraciadamente no logró hallar a Mikey o a Ray, así que la desesperación hizo que terminase sentado tras un contenedor de basura...

La noche estaba más fría de lo normal. Tenía su camisa sucia y mojada de su propio sudor... y también de algunas cervezas que se tiró encima estando de broma con algunas personas que iban igual de perdidas que él en la tarde-noche. Sus manos heladas acariciaban sus brazos para así tratar de brindarse un poco de calor... pero de repente, las ganas de llorar le invadieron. Pensamientos ridículos llegaron a su cabeza.

"No vas a encontrar a tu hermano nunca".

"Mejor, así no tiene que lidiar con tu maldita drogadicción".

"Tampoco Ray... tu mejor amigo tampoco merece aguantarte".

"¿Y qué me dices de Frank? Pues también se cansó de tu puta mierda, de que solo quieras coger y que seas incapaz de darle amor que merece... Ja, hizo bien en irse, ¿no?"

Gerard era un completo mar de lágrimas detrás de ese frío y nauseabundo contenedor de basura... y no podía evitar sentirse como uno de ellos, lleno de inmundicia dentro de sí. ¿Por qué no podía morirse de una vez por todas? ¿Cuál era el objetivo de estar vivo si sentía que todo lo que hacía lo lastimaba y lastimaba a demás personas? No tenía ningún puto sentido, no merecía estar respirando si lo único que hacía era meterse pastillas, alcohol y coca hasta perder el conocimiento. Decepcionaba a Mikey, a sus padres y no podía mantener una relación estable porque quien se acercaba a él terminaba cansándose de su falta de motivación y de sus pocas ganas de vivir.

—¿Gerard? —el pelinegro levantó su mirada y pudo observar a un muchacho frente a él. No podía distinguir su rostro por la oscuridad del lugar, pero por la voz pudo saber que era Bert McCracken de The Used—. ¿Qué haces aquí, amigo?

—M-me perdí. No sé dónde está mi bus y... y- —contestó afligido, como un niño perdido que buscaba a su mami. El otro muchacho se acercó más y le extendió su mano para ayudarle a levantarse.

—Oye, tranquilo —contestó, y con algo de atrevimiento comenzó a limpiar las lágrimas del rostro del pelinegro. Luego, Gerard le sonrió como agradecimiento—. Tu bus está bastante lejos de aquí.

—Ya lo creo —Bert le miraba con ternura—. ¿Y qué haces por aquí a esta hora?

—Creo que buscando lo mismo que tú —dijo adelantándose, Gerard le siguió de inmediato.

—¿Conseguiste algo? —inquirió. Bert se giró a mirarlo y soltó una risa burlona.

—Nope, no conseguí nada. Sin embargo, tengo un porro en mi bus, al menos para esta noche y ya mañana iré a buscar algo antes del show.

—Uh, demonios... —comenzó a rascarse el cuello con algo de desesperación, típico de un adicto que necesitaba su dosis—... yo no tengo nada.

—Podemos fumarnos ese porro entre los dos, si quieres —le sonrió luego de terminar la frase.

—¿De verdad me vas a invitar lo único que te queda?

—¿Por qué no? La verdad es que aún algo high y no lo necesito tanto... Así que vamos a mi bus a buscar ese bate —Gerard rió y caminaron juntos tomados de la mano.

Gerard y Bert dormían casi que abrazados en ese pequeño sofá del bus de The Used. La luz del sol ya comenzaba a iluminar todo el interior de la pequeña sala que tenían y la cual estaba desordenada a más no poder.

Cuando Jepha Howard salió de la habitación a la sala y se encontró con aquel cuadro, comenzó a sentir el enojo subiendo por su pecho. Regresó a la habitación para buscar a Quinn quien todavía dormía, pero que al escuchar a Howard decir que Bert había llevado a Gerard a dormir a su bus, inmediatamente se despertó y caminó con él de regreso al lugar. Ni siquiera se molestaron en despertarlos, Quinn se ofreció a buscar a alguien del staff de MCR para que se llevara a Gerard, pero afortunadamente en el camino se encontró a Bob y le comentó lo que estaba ocurriendo. El baterista salió corriendo hasta su bus y cuando regresó, lo hizo con todos los otros integrantes de su banda detrás.

Al ver a Gerard dormido junto a Bert hubieron reacciones distintas: Mikey pudo suspirar aliviado, al fin había encontrado a su estúpido hermano y lo más importante de todo es que estaba bien dentro de lo que cabía. Frank se tragó el enojo y decepción con dificultad, pues... solo habían pasado un par de meses desde su rompimiento con el pelinegro y no creyó que él iría tan rápido hacia los brazos de otra persona. No pudo mirar aquella escena por mucho tiempo, se disculpó con los demás y volvió a la casa. Ray fue tras él para intentar consolarlo un poco, pues casi nadie sabía de la relación fallida que ambos tuvieron en el pasado, únicamente el muchacho del gran afro y Mikey que sospechaba algo, así que no le extrañó la actitud de Iero y más bien, lo comprendió.

—Bueno, ¿y te lo vas a llevar o esperas que también tengamos que irlo a dejar hasta tu bus? —inquirió bastante grosero el baterista de The Used, Mikey Way le miró enojado.

—Ya nos lo llevamos —contestó Bob casi con el mismo tono utilizado por el otro muchacho—, no te preocupes.

En eso, los ojos verdes de Gerard comenzaron a abrirse de a poco, pudo ver con dificultad el enojo en las caras de Quinn, Jepha y Branden, así como también la preocupación en Mikey y Bob. El sermón que se venía por parte de sus amigos y hermano iba a ser magistral, ya podía presentirlo.

—Mikes... —inmediatamente se incorporó y se estiró—... ¿qué hora es?

—Hora de irnos, Gee... Así que levanta tu trasero de ese sofá y camina —dijo Mikey con recelo. Gerard evitó preguntar sobre lo que ocurría así que hizo caso omiso y sin antes darle una pequeña mirada a Bert echado detrás de él, se tomó del brazo de su hermano y salieron del bus.

El regaño por parte de sus amigos y hermano superó sus expectativas. El manager encargado de la gira comenzó gritándole que era un irresponsable por perderse por ahí y que si fuera por él, Gerard había sido echado de la banda hace muchísimo tiempo. Mikey soltó lágrimas de la ira y preocupación bastante justificada a la par que lo regañaba, Gerard ni siquiera podía verlo a la cara de la vergüenza. Él no se defendió, no hizo esfuerzo en buscar una excusa para lograr calmar a su hermano o al otro hombre que era responsable de la banda en ese momento, más bien, dejó que Mikey y el otro hombre le halaran las orejas tal que a un niño malcriado porque bueno, hubiera quedado como un caradura si buscaba algún pretexto barato para sonsacarse la culpa que claramente tenía.

Luego que terminaron los regaños, se dispuso a regresar a las literas por su maleta para buscar algo de ropa limpia y poder cambiarse, pero al disponerse abrir la puerta, este se abrió sola dejándolo frente a Frank. Él era el único que no había dicho una sola palabra desde que regresó... es más, no se tomó la molestia de aparecer en la sala cuando todo el mundo le cayó encima tal buitres hambrientos. Iero tenía sus bonitos ojos irritados y un poco hinchados. La punta de su nariz estaba algo roja y en una de sus manos llevaba un pequeño pañuelo de papel. Llorar por él era algo que había hecho durante los meses siguientes después del rompimiento, cuando no encontraba otra manera que apagar su dolor que no fuera drogarse hasta perder el conocimiento. Era doloroso pensar en todos esos momentos en los cuales se juraron que estarían juntos en cualquier circunstancia... y tal vez estuvo mal pensar en un futuro a su lado cuando el presente era como un pequeño gran presagio de lo que pasaría en la relación, sin embargo el amor lo cegó, lo hizo caer en sus garras lastimeras y venenosas. Le hizo creer que todo sería como un maldito cuento de hadas donde quedarían juntos hasta el fin de los tiempos.

Pero no.

Frank pasó a su lado tratando de no hacer contacto físico con el pelinegro, quien una vez estuvo en su litera, se echó abrazando su almohada. Suspiró. En ese momento tenía muchísimo más sentido lo que pensaba, solo era una basura que... causaba problema tras problema y eso jamás cambiaría si seguía estorbando en la vida de sus seres queridos. Nadie iba a sorprenderse el día que lo encontrasen en su litera, con la nariz llena de coca y su sangre llena de alcohol.

* * * * *

El último día que tocó My Chemical Romance en el Warped Tour, fue la última vez que Bert y Gerard se vieron. Pasaron una noche totalmente desfasada junto a varios integrantes de otras bandas en el bus de New Found Glory que acabó cerca de las diez de la mañana del día siguiente.

Solo un ciego no podía ver la evidente atracción que existía entre Bert y Gerard. Todos en aquel bus podían ser testigos de aquellas miradas cómplices, abrazos y besos en la mejilla fuera de contexto que compartían aquel par de amigos que muy en el fondo deseaban ser más que eso... pero desgraciadamente Gerard tuvo que partir al día siguiente pues, no hace mucho tiempo atrás My Chemical Romance había lanzado su segundo disco "Three Cheers for Sweet Revenge". La gira promocional del álbum no podía esperar a que uno de ellos decida si era prudente o adecuado dar el siguiente paso e intentar conquistar el corazón herido e indefenso del otro.

Pero luego de estar casi dos meses sin verse, solo manteniendo contacto por largas llamadas y mensajes de texto que los mantenían despiertos por horas, el dolor provocado por sus relaciones pasadas se marchaba poco a poco... gracias a la persona detrás del teléfono. Bert había sufrido una pérdida demasiado dura a inicio del año y en vez de buscar algún tipo de ayuda para conllevar el trauma y el duelo, se refugió en el alcohol y las drogas porque no quería sufrir más. Y luego estaba Gerard, que afligido por su depresión, ansiedad y falta de motivación terminó optando por la misma "solución", alejando así a un montón de gente importante y quedándose solo... Sin embargo cuando estaban los dos juntos todo era distinto, no necesitaban estar elevados para sentirse bien... Se aliviaban mutuamente con sus palabras, con acciones y con su compañía. Poco a poco querían ser parte de la vida del otro, estar con él, cuidarlo y quererlo como merecía. Porque a pesar que ambos estaban jodidos, cuando se miraban, sabían que valían la pena quedarse y afrontar el reto.

Por eso cuando Gerard se enteró que ese diecinueve de agosto iban a estar a casi dos horas en avión de distancia el uno del otro, no le molestó tomar un avión desde Pensilvania hasta Massachusetts. Necesitaba ver a Bert de inmediato. La ansiedad, la emoción de verlo y poder estar con él lo tuvo inquieto todo el vuelo, afortunadamente pudo desfogar el mar de sentimientos y sensaciones que tenía en su estómago cuando vio al otro muchacho esperándolo en la entrada del aeropuerto. Unos lentes de sol negros y bastante grandes ocultaban esos bonitos zafiros del vocalista de The Used, que se encontraban encantados de ver el tierno rostro de Gerard iluminado por el sol de aquél día.

—En serio viniste —fue lo primero que dijo Bert cuando tuvo al pelinegro de pie frente a él. Gerard sonrió avergonzado y bajó su mirada.

—Te dije que iba a hacerlo —contestó jugando con un pellejito que tenía en su dedo índice. No podía mirar a Robert a la cara porque sentía que se derretía con solo tener sus ojos sobre él—. Te extrañé —comentó espontáneamente, el otro muchacho se acercó un poco más y tomó su mentón de la forma más delicada posible para proceder a besar sus labios dulcemente. Gerard percibió su cuerpo más liviano al dejarse llevar por la boca de McCracken sobre la suya. Dios, no podía creer que besar a alguien en específico le liberara de tanta frustración que llevaba acumulada en su interior.

—Yo también te extrañé, bonito —Bert abrazó a Gerard con fuerza y escondió su cara en el cuello de este. Way apretó mucho más el abrazo. Ambos querían sentirse mucho más cerca de otro, más queridos...

* * * * *

Cuando The Used bajó del escenario, Gerard esperaba a Bert con los brazos abiertos cerca del camerino de la banda. Las miradas desaprobatorias por parte de los compañeros de McCracken no se hicieron esperar ante la escena tan amorosa que presenciaban. Nunca había habido una pelea o algo que haya hecho que MCR Y The Used se enemisten, pero si de algo eran creyentes era que Gerard estaba lo suficientemente jodido como para poder afectar mucho más a Bert y por ende a la banda. Todos desaprobaban la relación —que no se había hecho oficial— que los dos mantenían y honestamente creían que no duraría mucho, que a final de cuentas se iban a lastimar, que no aguantarían la toxicidad del otro y desertarían a mitad del camino. Obviamente esperaban que fuera Bert el que dañara a Gerard porque él ya había pasado algo demasiado grave con su ex novia y sabían que ya no iba a soportar más dolor... y llegaba a sonar egoísta y malintencionado por parte de ellos, pero la verdad era que no les interesaba un puto pepino lo que pasara con Way.

Ante la mirada furiosa de sus compañeros, Bert tomó de la mano al otro muchacho y corriendo a las afueras del recinto en busca de un taxi. Los dos podían predecir que sería lo siguiente que pasaría y no podían estar más emocionados porque llegara ese momento. Gerard recostó su cabeza sobre el hombro del otro chico y entrelazó sus manos. Necesitaba sentir esa seguridad que solo Robert le brindaba en ese momento.

—Busca en mi bolsillo —McCracken susurró al oído de Gerard, él le miró extrañado pero igual obedeció. Metió su mano con disimulo en el bolsillo derecho de Bert y tanteó una pequeña bolsita que no quiso sacar de su lugar—. ¿Quieres un poco?

—No —dijo seguro. Robert enarcó una ceja—. Si vamos a hacerlo, quiero estar completamente consciente de mis actos, Bert... Y tampoco quiero que lo hagas —el otro pelinegro no respondió de inmediato pero Gerard no esperó una respuesta inmediata de su parte. Solo se acostó de nuevo en su hombro y volvió a entrelazar sus manos, esperando a llegar a ese hotel que ya habían reservado con anterioridad.

Al llegar a dicho lugar, no entraron juntos, esperaron un tiempo prudente para ingresar el uno detrás del otro ya que si bien algunos medios ya rumoraban que entre ellos existía una relación, no querían contribuir a que la prensa siga afirmando esa completa locura de la cual ninguno iba a saber cómo responder.

Bert fue el primero en entrar y cuando Gerard llegó a la habitación, lo abordó de inmediato y empezó a besarlo. Way se dejó llevar por sus besos nuevamente, cedía ante la voluntad de McCracken en ese momento, porque necesitaba sentirlo de otra manera que no fuese tan superficial como un beso o abrazo. El calor en su pecho hacía que pierda la prudencia, la cordura... Bert era todo eso que debilitaba su parte racional y encendía su parte impulsiva, descontrolada. Los besos de él por su pecho prendían un poco más sus ganas de entregarse a sus brazos y dejar que haga con su cuerpo lo que quisiera. Sus caricias le aseguraban que nunca se arrepentiría de dejarse llevar por el éxtasis de la situación. Supo que hizo bien en no haber cedido ante la tentación de estar drogado mientras lo hacía con Bert cuando la faena comenzó.

No iba a negar que se sintió avergonzado cuando comenzó a gemir desesperadamente en medio del acto, pero la verdad era que Bert era maravilloso con sus manos y con sus labios. Lo hizo sentir en la luna con cada beso, caricia y embestida... Dios, agradeció inmensamente no haber cedido ante la tentación de drogarse antes de tener sexo con él, porque estaba seguro que se hubiera dejado ir y no hubiera disfrutado de lo maravilloso que estaba siendo aquel encuentro con su acompañante.

Si algo adoraba Bert de Gerard era esa aura inocente y pura que le trasmitía cuando estaba cerca de él. Mirarlo a sus bonitos ojos verdes mientras tomaba sus manos, ser espectador de esa sonrisa tierna que emergía cuando le decía lo hermoso que era o cuando besaba sus mejillas regordetas y la verdad era que no imaginó lo hermoso que se vería con su rostro sonrojado, húmedo por su propio sudor. Escuchar su voz gimiendo su propio nombre mientras pedía más intensidad en sus penetraciones... Ah, jamás pensó que iba a sentir amor por alguien, Gerard estaba haciéndole cambiar esa ridícula idea que se plantó en su cabeza luego... luego de aquello. Tal vez era una señal para que empezara de nuevo, que deje los vicios a un lado y junto con Gerard, pueda salir de ese mundo lleno de negatividad y oscuridad.

Bert abrazaba a Way mientras que este le daba la espalda. Gerard cayó rendido luego que terminaron de hacer el amor y en ese momento trataba de descansar un poco, solo que McCracken no tenía eso en mente. Él quería que saliesen a dar una vuelta por la ciudad y luego regresar al hotel para follar otra vez, ya que en la madrugada el de ojos verdes tenía que regresar a Pensilvania. El vocalista de The Used comenzó a pasar su dedo índice por la espalda de Way, haciendo que este se estremezca ante el placer que le provocaba tal caricia. Terminó girándose para estar frente a él y le sonrió. La luz del sol de aquella tarde de verano pegó directo sobre el rostro de Gerard, haciendo que sus ojos color esmeralda brillaran con una luz preciosa.

—Salgamos, vamos a comer fuera y luego regresamos...

—No, quiero quedarme aquí todo el día contigo —procedió a abrazarle. Bert besó su frente.

—Pero tengo hambre... y quiero beber un poco. ¿Será que me traen una cerveza aquí?

—Pide un vodka, mejor. Necesito emborracharme.

—Oh, sí... por favor —se besaron castamente. El vicio los unía más—. Me encantaría que te quedases conmigo y juntos regresáramos a casa.

—Ya sabes que no puedo. Los chicos me hicieron un escándalo horrible cuando les dije que vendría a verte y el manager de la banda se enfureció más cuando mencioné que vendría por ti en específico.

—¿Solo él se molestó cuando dijiste que vendrías a verme? —Gerard enarcó una ceja y se incorporó en la cama. Bert le sonrió de lado mientras que este giró los ojos con molestia.

—Pues no me dijo nada, de hecho no me habla desde hace meses, Bert.

—¿Qué ocurre con ese tipo? Es él quien te deja y luego se enoja porque decidiste tener una relación con alguien más. Le voy a partir la cara si decide molestarte.

—Ah, por Dios. Frank se ha mantenido al margen porque sabe que es inútil que ande detrás de mí... como si nada hubiese pasado —desvió su mirada—. Así que no es necesario que le partas la cara a nadie, Bert.

—¿Seguro? —el de ojos azules se incorporó de la misma manera que Gerard, tomó su mano y la entrelazó con la suya. Way sonrió mientras se subía a su regazo para besarlo. El beso se volvió más y más intenso que de un momento a otro, sus miembros comenzaron a rozarse entre sí, provocando que los suspiros desesperados inunden la habitación—. Mierda, Gee...

—Pide la botella ya, no sabes las ganas que tengo de coger estando ebrio...

* * * * *

Ninguno de los dos iba a mentir si dijeran que mantener una relación a distancia era fácil. Cuando Bert estaba de gira con The Used, Gerard estaba ocupado con My Chem. Desgraciadamente no habían topado en ningún maldito festival de música durante esos tres meses que llevaban de relación... y ambos se estaban desesperando por no poder verse.

Pero cuando se enteraron que estarían en Los Ángeles para las mismas fechas de ese diciembre del 2004, saltaron de emoción.

Gerard estuvo primero en la ciudad, MCR tenían varios shows en el estado aquel mes antes de volar de regreso a New Jersey y pasar las fiestas junto con su familia. Bert llegó un par de días después, pero solo por un lapso de tiempo, menor al que estaría su novio en aquella ciudad. Así que una vez llegó, lo primero que hizo fue contactar con Gerard para saber en dónde se encontrarían y bueno... Way tuvo la brillante idea de invitarlo a cenar esa noche en el departamento que estaba compartiendo con los demás integrantes de la banda durante esos días.

Estaba de más decir que obviamente tuvo problemas con su hermano y sus otros compañeros porque de la misma manera que los chicos de The Used, ellos tampoco estaba muy de acuerdo con la relación que Bert y él mantenían, sin embargo, esta vez sacó las garras para defender a su hombre y terminó teniendo una discusión bastante acalorada con sus amigos. Le interesaba un comino si a nadie le gustaba que él saliera con McCracken, o sea... ninguno de ellos conocía lo suficiente a su novio como para opinar sobre él. Era ridículo y simplemente no iba a tolerar más malos tratos hacia Robert.

Como nadie quiso ser testigo de la cena que Way tendría con su pareja en el departamento —y aprovechando el día libre que tenían—, Bob, Mikey y Ray decidieron salir a dar una vuelta por la ciudad esa noche. Pero antes de eso, Toro se sentó un momento a tratar de conversar con su mejor amigo, o sea, era obvio que no quería pelear con él por una estupidez como esa. Entonces mientras Gerard cocinaba, su amigo se acercó a hablarle.

—Oye, ya... lamento lo que dije, Gee... De verdad —el pelinegro giró los ojos.

—Déjame y vete con esos otros imbéciles.

—Pero... ¡ah! —suspiró—. Gee, entiende que no todos vamos a estar de acuerdo con las cosas que haces, peor aún, con quien andas... Sabemos que te gusta Bert, que te sientes muy bien con él y que lo quieres... pero entiende también que no nos parezca la mejor opción para ti.

—¡Pero ustedes no son yo! Yo soy su novio, me gusta a mí, yo lo quiero... ¿Por qué tendría que aguantar que ustedes simplemente hablen mal de él en mi cara y no defenderlo? —Ray torció la boca. Gerard tenía razón—. Cómo sea, Ray... entiende que me molesta sus insultos hacia Bert, como si fuera una mala persona. Te aseguro que él es de las mejores personas que he conocido jamás y nunca me había sentido tan bien con alguien como él.

—Bueno... si tú lo dices... —contestó Ray no tan convencido de sus palabras. Gerard frunció un poco su ceño.

—Al menos es bueno saber que ya sabes quién no se mete a opinar, sería el colmo.

—No entiendo por qué tanta agresividad hacía ya sabes quién... digo, después de todo tú-

—¿Yo qué? Yo no he hecho una puta mierda, así que cállate, Ray —el muchacho frunció el ceño.

—Oye, oye... calma, que según la historia que me él me contó, tú- —Gerard le miró con mucho enojo.

—¿Por qué crees en lo que te dice él? Por supuesto que todo eso es mentira y mira, estoy harto de Frank y de que esté hablando estupideces de mí a mis espaldas. Que me supere, que ya va siendo hora —Ray no respondió nada, más bien decidió alejarse de su mejor amigo de dejarlo a solas, que continuara preparando su cena. No quiso decir nada en ese momento, pero Gerard estaba demasiado equivocado con ciertas situaciones y no comprendía cuando había iniciado ese odio tan fuerte hacia Frank... si solo hace unos meses le decía que él era maravilloso y que lo amaba con locura. Era... extraño, demasiado extraño...

Lo que Ray ni Gerard vieron, fue que su conversación estaba siendo escuchada por el mismísimo Frank. En ese momento, el muchacho de orbes avellanas entraba al departamento después de haber salido a hacer unas compras al centro. Él no estuvo cuando Gerard, Mikey, Bob y Ray discutieron sobre la cena que tendría el pelinegro con Bert ahí mismo. Por una parte estuvo bien, pues llevaba evitando tener conflictos con Way desde que se enteró que este comenzó a salir con McCracken. El golpe de esa noticia fue demasiado duro, le costó semanas de lamentos y lágrimas poder aceptar que Gerard no volvería a él, que había decidido iniciar un nuevo camino con otra persona... y aunque lo negara, lo seguía amando.

Ese amor seguía persistente, casi inamovible e igual de fuerte que cuando estaban juntos. Superar a Gerard había sido una de sus más grandes desafíos en la vida, sin embargo, ahora tenía un motivo demasiado enorme para olvidarlo. Su corazón dolió cuando escuchó las palabras llenas de odio del pelinegro, ¿cuándo empezó a detestarlo así? Lo único que había hecho era amarlo y protegerlo durante ese tiempo, se alejó mucho más cuando supo que él ya tenía otro amor. Ni siquiera le hablaba porque ya era suficiente con sus miradas vacías y palabras frías, no necesitaba saber que no lo quería en su vida de nuevo. Pero aquella insinuación de Gerard... era lo que más le dolía y si él había llenado de mierda la mente de sus amigos sobre Frank... era hora de dejar las cosas claras y empezar a odiar, de la misma manera que Way hacía...

Solo que su odio si era justificado.

A las ocho treinta, un apuesto Bert McCracken tocó el timbre del departamento. Gerard corrió a abrir la puerta y una vez tuvo a su novio frente a él, le abrazó como si nunca le hubiera abrazado. Obviamente los besos comenzaron a hacerse presentes en la escena... Se extrañaron una barbaridad, una terrible barbaridad y estaba claro que no iban a tener pudor alguno a la hora de besarse, por lo que comenzaron a toquetearse en la entrada y entre risas caminaron hasta el sofá donde los besos comenzaron de nueva cuenta. Ah, fue difícil estar separados por tantos meses pero luego se miraban a los ojos y se sonreían con esa felicidad que ya era natural en ambos, y sabían que todo ese tiempo valió muchísimo la pena.

—Y bueno... ¿Qué hay para cenar? —preguntó Bert a la par que encendía un cigarrillo.

—Mmm... hice lasaña, pero primero creo que estaría bien que empecemos con el piqueo antes de entrar al plato fuerte —contestó quitándole el cigarrillo de la boca a Robert y dándole una larga calada. Luego se subió en sus piernas y comenzó a besarlo con muchísima más pasión. La cena solo fue un pretexto para que Bert fuese a verlo, él quería que esa noche lo hiciera suyo sin importar nada. Necesitaba estar entre sus brazos, tocar su cuerpo, saber que el amor que se tenían no acabaría por nada del mundo...

Claro que no se esperaron que alguien regresase antes de tiempo al departamento, la manija comenzó a sonar y Gerard volteó a ver a la puerta. Se bajó de Bert antes que la persona que estaba a punto de entrar al salón pudiera encontrarlos en aquella situación comprometedora... Pensó en Ray o en su hermano y por supuesto que iba a gritarles cuando su novio se fuera, solo que cuando la puerta se abrió y Frank fue quien entró, su cara fue un puto cuadro.

Iero los miró sin interés alguno y camino de vuelta a la habitación que ocupaba en ese momento. Quizás Bert no lo notó, pero por supuesto que Gerard sí que se dio cuenta de los ojos hinchados e irritados de Frank. Tal vez estaba mal... o no era lo adecuado en ese momento pero no pudo evitar no sentirse preocupado sobre por qué él estuvo llorando. Su cara cambió de un momento a otro y Robert sí que notó. Claro que le sentó mal, ¿por qué su novio reaccionaba así al ver a ese enano que le rompió el corazón? No creía que él todavía lo amaba, pues, le habló cosas horribles sobre Frank y parecía tenerle un asco bastante grande, pero ¿por qué sus expresiones fueron otras cuando lo vio llegar?

—Pensé que tendríamos el depa para nosotros solos.

—Eso mismo pensé —dijo en voz baja—. Quizás solo vino a buscar algo y está por marcharse.

—Pues, sino... échalo. Creo que es lo mejor.

—Bert, no puedo hacer eso, amor...

—¿Por qué? Se supone que todos sabían que yo vendría y por eso se marcharon, ¿qué hace él aquí?

—Frank no estuvo cuando discutí con los chicos, no sabía nada —McCracken enarcó una ceja—. Creí que alguien le avisaría pero ya me di cuenta que nadie se tomó la molestia de decirle que no regrese.

—Pues entonces vamos a otro sitio, a un motel cerca de aquí —le tomó del mentón y lo acercó a sus labios para besarlo. En ese momento, la puerta de la habitación de Frank se cerró con fuerza. Gerard intentó alejarse de Robert para que su ex novio no les viera besarse pero como era de esperarse, este no le dejó. Iero se tragó completa la escena del pelinegro besándose con su actual pareja y por supuesto que su corazón volvió a romperse en mil pedazos. Se aguantó las lágrimas como todo un campeón pero... necesitaba sacar el enojo y decepción que llevaba dentro, no le importaba si después de eso Gerard lo iba a odiar mucho más porque iba a ser la última vez que lo vería. Ya lo había decidido, iba a renunciar a la banda.

—Gerard —inmediatamente tanto como Way y McCracken rompieron el beso y lo miraron. Entonces el de ojos verdes pudo ver las dos maletas de Frank frente a la puerta y la confusión fue parte de esa mirada avergonzada que él le regaló—. ¿Puedes hacerme un favor?

—¿Cu-cuál? —se sorprendió a sí mismo cuando su voz tembló y claro que la mirada de Bert se centró en su novio al escucharlo tan nervioso.

—¿P-podrías dejar de meterle mierda a los demás sobre mí y decir la verdad por primera vez en todo este tiempo? —sus ojos se hicieron más grandes de lo que eran... Eso no estaba pasando... no...—. Por favor, deja de mentir acerca de mí o de lo que tuvimos alguna vez. Estoy seguro que tu novio tiene una concepción demasiado distorsionada de lo que fue nuestra relación y mira, no me extraña, la mayoría del tiempo estuviste drogado o ebrio y puedo comprenderlo —Bert se levantó directamente a golpear a Frank, solo que Gerard lo detuvo—. Solo deja de decir que fui yo quien terminó nuestra relación, cuando fuiste tú quien me terminó en ese bar. Y también deja de decirles a los chicos que hablo estupideces de ti a tus espaldas, cuando sabes perfectamente que no he hablado contigo en más de medio año, y si lo he hecho es por cosas meramente de la banda —Bert se soltó del agarre de Gerard y lo miró demasiado confundido, el otro ni siquiera podía mirarlo a la cara—. Por cierto, renuncio. Que les vaya bien en la gira —Frank abrió la puerta y tomó sus maletas.

Lo siguiente que Gerard escuchó fue a su corazón latir con demasiada fuerza. Se sentó de nuevo en el sofá sin dejar de sentir los ojos de McCracken sobre él, juzgándolo sobre todo lo que Frank dijo y lo cual Gerard no refutó en ningún instante.

—¿Sabes, Gee? Mejor me voy porque... porque ahora mismo quiero gritarte muchas cosas fuera de lugar y prefiero que no sea así como termine esto. Adiós.

El llanto comenzó, las lágrimas iniciaron su carrera por las mejillas de Gerard. ¿Qué demonios había hecho? ¿Qué demonios...?

Ahí iba de nuevo, otra persona que se marchaba de su vida por ser un maldito desastre...



* * * * *

He demorado la VIDA en este one shot, pero al fin está aquí y quiero pedir disculpas si el smut no es explicito pero en este OS en específico quería que no sea tan detallado como en el anterior, además que estoy tratando de mejorar mi redacción sobre todo en las partes de smut unu

Espero no tardar tanto con el siguiente OS que si no me equivoco será un completo reto para mí bc será BRALLON, amigas, nunca he escrito Brallon y bueno, trataré de hacer lo mejor que pueda.

Y eso, aio <3 

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