Cap 12: Cita

En la casa Midoriya se encuentra el hijo mayor mirándose continuamente al espejo.

—¿Se verá bien esto?, ¿no me hace ver gordo? —se ajusta la chaqueta.

—¿Izuku?

—Hola mamá.

La mujer entró al cuarto contemplando la vestimenta y presencia de su hijo.

—Pensé que ibas a estar trabajando.

—Decidí pedir el día libre hoy.

—¿Y eso por qué?

—Porque ni-chan tiene una cita hoy.

—¡Tsuyu! —se sonroja violentamente—. Por esto no te cuento las cosas. Y deberías estar en el trabajo.

—Me escapé un ratito.

—Es una hora en ida y vuelta, así que más te vale que regreses rápido.

—Iida-senpai no se dará cuenta. Ha estado muy distraído hoy.

—Y ahora explícanos, ¿cómo es que tienes una cita y no nos dijiste?

—Bueno, porque no las quería preocupar. Además, ya estoy listo, incluso me puse esa mascarilla que me regalaste Tsuyu.

—Con razón tu piel se ve más radiante, jeje.

—Aunque no sé si esto me hace lucir gordo.

—No lo pareces cariño. Tienes un precioso cuerpo. Eres... muy parecido a tu padre.

La mujer se acercó a su hijo y ambos se miraron con los ojos ligeramente húmedos, pero con una sonrisa.

—Él estaría muy feliz por ti —mira a Tsuyu—. Por ambos.

—Y también de ti mamá.

—No quiero interrumpir el momento, pero, ¿no dijiste que tu cita es a las 7? Porque ya son 6:40.

—¡Diablos, se me va a hacer tarde! —toma su cartera y llaves— ¡Nos vemos después!

—Recuerda la protección.

—¡Tsuyu! —grita Izuku antes de salir corriendo hacia el hotel.

En la entrada del hotel, el más joven de los Todoroki miraba continuamente su reloj de correa y mirándose a un espejo pequeño que su querida amiga le facilitó. Vestía un pantalón negro, camisa blanca con un chaleco gris y un pequeño crucifijo de metal que su hermano Natsuo le regaló cuando era un niño.

¿Tal vez le di miedo al final y decida no venir? —pensó—. O tal vez tuvo algo importante que hacer en casa. Eso mismo decía...

—¡Shoto-kun!

El peliverde se posicionó a su lado con una sonrisa. A pesar de haber corrido mucho, no estaba cansado.

Llevaba unos pantalones azul marino, una camisa blanca, una chamarra roja y unos zapatos rojos.

—Lamento tardar. Quería... lucir bien para ti.

A pesar de su pequeña expresión disimulada, en el interior de Shoto este rodaba de ternura.

—Pues te ves muy bien, aun sin esfuerzo —extiende su mano—, ¿nos vamos?

—A donde quieras —acepta el agarre.

—Yo no conozco mucho de aquí pese a que ya llevo una semana, así que tú serás mi guía.

—Entonces no sueltes mi mano.

—Jamás lo haría

La tarde comenzaba a darle paso a la noche y las luces de los negocios comenzaban a encenderse, llenando los caminos de un mágico ambiente.

—Aquí hay muchos negocios, todos son bastante buenos y llamativos.

—La verdad ahora tengo hambre.

—Mmm... —se queda pensando—. Te gusta el soba, ¿verdad?

—Lo... lo recordaste —sus ojos brillan ligeramente.

—Es que conozco un buen lugar. Pueden darte soba caliente o frío. Como prefieras.

—Suena el lugar perfecto para mí.

—Entonces vamos.

Los restaurantes, en su mayoría, usan cortinas en lugar de puertas para que sus deliciosos aromas atrajeran más clientes. El negocio al que entró la pareja tiene el marco de la puerta sujetando un par de telas rojas para recibir a los comensales.

Escogieron una mesa junto a un ventanal e iluminada, como todas las demás, con una hermosa vela, esta de tonos verdes y rojos.

Shoto trató de adelantarse para jalarle el asiento a Izuku, pero descubrió que esas mesas usaban sillones fijos al piso, sonrojándose en el acto.

—No te preocupes por eso Shoto-kun —se sienta.

—Es que... esto hacía Touya para conquistar a Keigo.

—¿Touya?

—Mi hermano mayor.

—¿Tienes un hermano?

—Tengo tres: Touya, Fuyumi y Natsuo. Yo soy el menor.

—Yo soy hermano mayor, mi hermana se llama Tsuyu.

—¿Es la mucama?

—Por lo que veo ya sabes quién es.

—Una vez en el gimnasio la vi, y su nombre estaba en su placa.

A punto de agregar algo más, la mesera llegó lista para tomar el pedido

—Buenas noches, ¿listos para ordenar? —se dirige al heterocromático.

—Soba frío —dice sin ver el menú.

—Ok, veo que ya está informado de nuestros platillos, jeje —anota el pedido antes de girarse al otro chico—. ¿Y usted...? —mira atentamente— ¿Izuku?

—¡Anan-sama! —sonríe

—No... te veía llegar aquí desde hace tanto.

—Lo sé, y la verdad ya extrañaba este lugar.

—Me imagino que pedirás un katsudon mediano con chuleta extra.

—Y a temperatura media —completa.

—Ok, ¿alguna bebida?

—Por el momento no, ¿quieres algo Shoto?

—Am, no. Gracias.

—Sería eso por mientras.

—Muy bien, no tardaremos más de 10 minutos —se retira.

Izuku miró sonriente a la mujer antes de percatarse de la mirada sorprendida de su acompañante.

—¿Tú venías aquí antes?

—Sí, con mi familia... era... cuando mi padre aún no se enfermaba.

El peliverde apoyo sus brazos en la mesa y desvío un poco la vista.

—¿Quieres hablar de eso? Está bien si no...

—¿Me dejarías hablar de eso?

—Claro, solo si quieres. Te escucho.

—Bueno... mi padre siempre nos traía aquí todos los sábados. Aun cansado del trabajo o con algún otro compromiso, no hubo ningún día en el que no nos trajera aquí. Pedíamos nuestras comidas, platicábamos sobre la escuela y el trabajo. Y al terminar entre los cuatro disfrutábamos un helado de vainilla.

El chico suspiró antes de continuar, tratando de calmar la nostalgia de su corazón.

—La única vez que dejamos de hacerlo... fue cuando enfermó de gravedad. Yo tenía 10 y Tsuyu 9. No podía salir del hospital y tenía limitada la comida, así que tampoco podíamos llevarle algo. Papá nos decía que... no importaba el romper esa tradición, que bastaba con que estuviéramos con él. Una vez... logramos convencer a los doctores de dejarlo comer algo del restaurante y accedieron a un platillo específico. Estuvimos bromeando mucho mientras cenábamos ese spaghetti vegetariano. Al día siguiente...

El chico se exaltó levemente al sentir un agarre delicado en su mano derecho.

—Tranquilo, respira. Puedo ver que es duro para ti decirlo y no te forzaré a terminar la frase. Y.... si te hace sentir mejor, el desde el más allá debe estar orgulloso de los maravillosos hijos que tiene y la gran mujer que los ha estado cuidando.

Izuku soltó un pequeño soplo y tapó su boca, para después secar sus lágrimas.

—¿Quieres... comer un helado de vainilla después de la cena?

Shoto ayudó al chico a limpiar sus lágrimas, acariciando sus mejillas mientras le regalaba una sonrisa tranquilizadora.

—Me gustaría.

Así pasaron la pequeña cena en aquel restaurante. Disfrutando y compartiendo los caldos, relatando divertidas anécdotas de sus familias y revelando gustos. Izuku comentó su deseo de conocer a sus cariñosos y algo sobreprotectores hermanos mayores y Shoto agregó que desearía alguna vez cocinar junto a él.

Todo esto sin soltar el tierno agarre de sus manos.

Olvidaron esa noche sus inseguridades y conflictos internos. Reemplazaron esos sentimientos por una cálida llama de ternura y creciente amor.

Regresando rápidamente al hotel, Tsuyu tomó el ascensor para regresar a su piso, rezando porque nadie se percatara de su ausencia

Afortunada desafortunadamente, alguien sí lo hizo.

Cuando llegó a su piso, escuchó el abrir de una puerta, y luego una serie de pasos apresurados hacia su dirección.

—Tsuyu-chan, al fin te veo.

—¿Qué ocurre?

—Nada es que... —se empieza a sonrojar—, yo solo... estaba preocupada por ti. No te encontraba en ningún lado y.... la verdad... quería hablar contigo.

—¿Conmigo?

—Ajá. Quiero platicar conmigo en mi habitación. Pero si no puedes, no hay problema.

—De hecho, mi turno esta por acabar. Y creo que puedo decir que estoy haciendo servicio extra en tu habitación.

—Ah —se sonroja por culpa del doble sentido—, entonces bienvenida a mi cuarto.

—Gracias.

Pasadas las 8, una azabache se encontraba en una mesa del restaurante del hotel, esperando a su cita.

Al ser su primera cena "romántica", se esmeró bastante para lucir bien. Viste su vestido rojo favorito y sus tan elegantes tacones negros, además de unos aretes de mediano tamaño. Además, su cuerpo desprendía un exquisito aroma no solo por su ducha, sino por el perfume que estaba usando.

Revisó la hora en su celular y vio que eran las 8:23, preocupándose por la chica que la había invitado a salir. Tan solo esperaba que se encontrara bien.

—Bienvenida a Sakura's, señorita Jirou —soltó el recepcionista sarcásticamente.

—No empieces Denki, ¿dónde está?

—Primero responde, ¿por qué la tardanza? Ella incluso llegó cinco minutos antes para reservar un lugar. Sabes que aquí se llena en las noches.

—¡¿Ella...!? —se avergüenza—. Ugh, soy la peor.

—Cálmate Kyoka-chan. Ella parece ser muy paciente. Y ahora responde, ¿por qué llegaste tarde?

—¿Tú cómo te sentirías si esta noche tuvieras una cita con una persona poderosamente rica?

—Bueno, entiendo tu punto.

—¿Me veo bien? Siento que me falta algo.

—Solo un poco de confianza. Te ves perfecta Kyoka-chan.

—¡Denki-kun, ayúdanos con una mesa! —grita Mashirao.

—¡Ya voy! —responde animadamente—. Adelante Kyoka-chan, tú puedes, eres la mejor —guiña con complicidad antes de retirarse.

Kyoka se quedó un momento más en la entrada del restaurante, contemplando su vestimenta de chaqueta y camiseta roja, para después dirigir su mirada a la joven Yaoyorozu.

No voy a arrepentirme de nada en la vida —murmura su mantra para finalmente acercarse a la mesa donde la esperaban—. Lamento la tardanza Momo-san.

—¡Kyoka-chan! Que alivio, pensé que te había ocurrido algo.

—Pues ya estoy aquí. Por cierto, pareces una diosa vse sonroja al instante—. ¡Bueno, es que luces celestial! Digo... estas hermosa... tú... eres hermosa.

Este es el punto al que más temor tiene Kyoka: cuando se pone nerviosa es muy propensa a meter la pata.

—Aww, gracias Kyoka. Tú también estás muy bonita esta noche.

—¿Lo crees? —la mira recomponiéndose de su nerviosismo.

—Claro. Siempre eres bonita pero ahora lo eres mucho más.

Un sonrojo menor acompañó las mejillas de la chica mientras agradecía el cumplido.

—No... estoy muy acostumbrada a recibir ese tipo de halagos. Solo de mis padres y Denki.

—¿Denki?

—Mi mejor amigo. Él y yo nos conocemos desde hace 7 años, ¿Creíste que era mi novio? —pregunta coquetamente.

—Eh... ¿no? —ahora es el turno de Momo de ruborizarse.

—Supongo que tu sí debes estar acostumbrada a los cumplidos.

—Lamentablemente. Siempre recibí cumplidos, pero solo de mi físico, no sobre mí. Solo mi ex me daba esos cumplidos.

—¿Tenías un novio?

—Novia, más bien. Las cosas al final no nos funcionaron. Para ella, yo era solo una pieza de exhibición. Solo le gustaba presumir que estaba con ella y no con los demás. Rompí con ella dos meses de noviazgo después.

La vivaz y alegre mujer pronto dejó su porte confiado a uno más tímido. Le costaba hablar de eso, más porque en su primera relación simplemente era un trofeo y un cajero automático.

Suena como una perra —murmura sordamente a los oídos de la pelinegra—. No la mereciste, para nada.

—¿Qué? —al parecer la chica lo malentendió, pues frunció ligeramente el ceño, aunque se calmó al escuchar las siguientes palabras de Kyoka.

—Tú mereces a alguien que no te trate como un trofeo o una cartera. Mereces que te traten como una pieza de arte, una belleza forjada con esmero, paciencia y amor, la cual desborda felicidad, tenacidad y poder. Eres una reina y mereces ser tratada como tal Momo-san. Así que me alegro que hayas terminado esa relación. Tal vez esa chica te quería, hay que reconocer. Pero tú, escúchame bien Momo, tú te mereces alguien que te ame.

El corazón de la chica comenzaba a latir fuertemente, proporcionándole una cálida sensación a su cuerpo, similar a un reconfortante abrazo. Esas palabras son exactamente lo que necesitaba escuchar.

—Y bien. ¿Lista para ordenar?

—Mmm, sí. ¿Y tú?

—Claro que sí.

—Pero no has visto el menú.

—Trabajar aquí tiene sus ventajas. Como por ejemplo saber exactamente que sirven en las noches.

—Entonces vamos a ordenar.

—Oigan, ¿no creen que deberíamos seguir trabajando en lugar de estar espiando desde la cocina?

Ibara, Mashirao, Denki y hasta Rikido estaba observando desde lejos la cita que Kyoka estaba teniendo con Momo.

—Solo un ratito más Ojiro-san —suplica Ibara—, el amor es demasiado maravilloso como para ignorarlo.

—Estoy tan orgulloso de ti, Kyoka-chan —Denki finge limpiarse una lágrima—. Mi niña está creciendo.

—Creí que ella es mayor que tú.

—Sato-san, no me arruines el momento.

—Deja de temblar Tenya-chan. Yo soy la turista y tengo más confianza en el pueblo que tú, un habitante naciente de aquí.

Una peli rosada jalaba del brazo a un nervioso peli azul entre los hogares y negocios del pueblo, como toda una turista emocionada por conocer nuevos lugares.

Apenas ella y Tenya se volvieron a ver, rápidamente lo comenzó a arrastrar hacia una dirección desconocida para ambas. Básicamente solo paseaban.

—Mei, me estas lastimando —protesta el chico, logrando que Hatsume lo suelte al fin.

—Ups, perdona Tenya-chan.

—Gracias —soba su antebrazo—. Ahora que nos detuvimos, podemos tomar con calma la elección de nuestro destino. Hay varios restaurantes, sitios de interés, no sé, hay muchas opciones para...

—¡Vamos a ese lugar! —vuelve a jalonearlo bajo sus protestas.

Entraron a una especie de salón de té, donde no estaban las tradicionales mesas con cojines. El lugar contenía kotatsus, unos 6 para ser exactos, encendidos a pesar de ser verano, pues en el pueblo al caer la noche, el frío aumenta.

—Aún queda una mesa disponible, vamos a tomar asiento.

La pareja se sentó y se acomodaron correctamente, colocando las piernas debajo de la manta.

—Ah, que cómodo —Mei se derrite en la mesa.

—No hagas eso Mei.

—Perdona, es que nunca antes había probado un kotatsu. En nuestra ciudad suele hacer bastante calor, así que nadie tiene de estos.

—Buenas noches, ¿qué les puedo ofrecer? Tenemos una gran variedad de tés, cafés, jugos y postres.

—Para mí será un café americano y unas galletas de nuez, por favor.

—¿Y para usted, señorita?

—Un té de frutos rojos y pastel de chocolate.

—Entiendo, no tardamos —se retira.

—Oye, ¿qué es eso? —señala una caja abierta en la mesa.

—El local tiene hojas y lápices para los niños que vienen aquí, para que se entretengan dibujando.

—Entonces, ¿me das una hoja?

—Pero... son para niños

—Lo sé, pero quiero dibujar. Y tú también deberías hacerlo, ayuda a relajarse.

El chico frunció levemente el ceño. Notaba las buenas intenciones de Mei, pero no tenía tanta seguridad de hacerlo. Pero no es porque no quiera.

Es que no sabe dibujar.

Sin embargo, al ver la mirada de ojos amarillos que lo estaba contemplando, decidió "correr el riesgo", mientras esperaban su pedido.

De vuelta al hotel, Mirio caminaba por el piso 3, vestido sin su uniforme y llevando una bolsa con dulces, palomitas y jugos fríos.

Llegó a la puerta enmarcada con los números 3 1 0, y tocó un par de veces antes de que esta se abriera, dejando salir al peli azul propietario del cuarto.

—¡Mirio-san!

—Hola Tamaki, ¿llegó tarde?

—Estas a buena hora. Adelante.

El rubio entro y se encontró con la habitación llena de muñecos de peluche.

—Cuando vine por primera vez aquí no estaba todo esto.

—Es que... adoro los peluches. Algunos los compré aquí y otros los traje de casa. ¿Te molesta?

—Lo que te haga sentir cómodo no me va a molestar.

—Gracias...

—En fin, vamos a empezar. ¿Quieres ver una película, o conversar?

—Podemos ver una película. Mi favorita está pasando ahora.

—¿Y cuál es tu favorita?

—Aladdín —se sonroja—. Búrlate si quieres.

—¿Por qué lo haría? Aladdín es una buena película. Vamos, traje algunos bocadillos y jugos naturales.

—Está bien —el chico finalmente sonríe.

El par se acomodó en la cama en compañía de los muñecos de felpa de Tamaki, viendo la película y no solo disfrutando de las botanas.

También disfrutando de la compañía del otro.

La ansiedad puede esperar. Ahora Tamaki quiere sentir esta hermosa y única sensación que Mirio le proporciona.

La piscina tiene un horario de apertura y cierre que los huéspedes tienen que cumplir, pero los empleados tienen la ventaja de poder estar en ella a pesar de la hora. Ese es el caso de Katsuki, pues al haber terminado un agotador día de trabajo, se zambulló en el agua fría de la alberca, aguantando la respiración en largos períodos de tiempo.

Se acercó a la orilla para recuperar mejor el aliento, apoyando sus brazos en esta parte y respirando calmadamente.

Se percató de una sombra cubriendo su cuerpo y abrió los ojos para encontrarse con Eijirou.

—¿Eiji?, ¿qué haces aquí?

—Te vi desde mi cuarto cuando me asomé. Pensé que la piscina estaba cerrada.

—Ventajas de trabajar aquí —suelta una risa—. Puedes... acompañarme si quieres.

—¿En serio? Hoy no pude entrar en todo el día

—¿Pero tienes tu traje de baño?

—Puesto desde la tarde.

El pelirrojo simplemente se quitó la ropa y dejo lucir su traje de baño negro.

—Recuerda que los clavados no están permitidos.

—Claro, y tampoco lo es meterse con todo y chanclas.

Ambos se rieron al recordar el cómo se conocieron en primer lugar.

Eijirou camino hasta las escaleras de ingreso y finalmente entró al agua, sumergiéndose y emergiendo en cuestión de segundos.

—Desde que llegaste aquí no hubo un solo día en el que no te metieras aquí. Por eso pensé que te había pasado algo hoy.

—No te preocupes Kats, estoy bien. Pero como te dije, estuve ocupado hoy. Pasé todo el día con mi mamá.

—¿Tú mamá? —alza una ceja confundido.

—Sí, mi madre, mi mamá, la mujer que...

—No necesito esos detalles Eiji.

—Lo siento.

Se quedaron en silencio por unos segundos. Hasta que el de ojos rojos tuvo una idea.

—¡Una carrerita de ida y vuelta!

—¿Qué?

—¡Empieza! —el rubio apenas tuvo tiempo de reaccionar para cuando Eijirou comenzaba a nadar.

—¡Tramposo! —pero no significaba que Katsuki se esforzaría menos.

Arrancaron a diferentes tiempos y Eijirou logró llegar antes en la primera vuelta, pero Katsuki tomó velocidad y ganó la carrera.

—¡Oye, eso no es justo! —protesta Eijirou.

—¡Mira quién lo dice! No me sorprende los premios que debiste obtener por llegar a primer lugar. ¡Haces trampa!

—¡No lo hago! Ser tramposo no es varonil.

—¿Y sabes que tampoco lo es?

—¿Qué?

—¡Esto! —lo empapa de agua.

—¡Vas a ver!

Comenzaron a salpicarse agua entre ellos y a corretearse juguetonamente, acabando cuando Katsuki sujetó fuertemente al chico con un abrazo y provocó sus risas.

—Te tengo tramposo.

—No me tienes, te deje atraparme.

—Sí claro, y mi nombre no es Katsuki Bakugou —lo suelta.

—Gracias.

—¿Por qué?

—Esta noche, fue muy especial. Siempre que entraba a la alberca nadaba para mí. Pero contigo, jugando y nadando sin un fin mayor a la diversión... es simplemente hermoso. Gracias Kats.

La sonrisa sincera de Eijirou quedó eternamente grabada en Katsuki.

—De nada, Eiji.

—Tenemos que salir... —se sonroja— ¡Del agua, no en... una cita!

—También me gustaría salir contigo —murmura.

—¿Qué?

—Que hay que secarnos para no pescar un resfrío.

Contemplando un shot de tequila sin tocar, Hitoshi no podía sacar de su mente la cena tan linda que tuvo con ese mesero rubio.

Una de las cenas más importantes que tuvo fue cuando cerró un trato importante con la compañía Power Loader, la cual no es nada comparable con la cena que tuvo en su cuarto de hotel, con dos sándwiches de pollo y Denki.

Toda su vida ha tenido que actuar como alguien demasiado maduro y profesional. Jamás en su vida convivió animadamente con alguien cercano a su edad. Finalmente pudo conversar con alguien de manera no formal, hablar con un amigo, porque sí, Hitoshi ya considera a Denki un amigo. Descubrieron gustos en común y también diferencias, pero esto solo llamó más la atención el uno del otro.

—Ese shot es demasiado bueno para desperdiciarlo —una voz interrumpe sus pensamientos.

—¿Disculpa? —voltea la vista.

—Llevas minutos observando ese trago y ya tengo ganas de arrebatártelo y beberlo yo.

El chico que se encuentra hablándole era rubio oscuro, ojos azules y una sonrisa burlona.

—Solo me tomo mi tiempo. Por cierto, ¿quién eres tú?

—Oh, perdona mis modales —extiende su mano—. Soy Neito Monoma, el dueño de la compañía Phantom Thief.

—Hitoshi Shinsou, de la empresa Midnight —acepta el apretón.

—¿Midnight? Una gran compañía. Me interesaría una colaboración.

—¿En serio? Tu compañía colaborando con la nuestra suena grandioso.

—¿Podemos discutirlo?

—Podemos programar una reunión, ahora estamos de vacaciones para pensar en eso. —Neito toca sus labios.

—¿Por qué una reunión? Sería mejor una cena tú y yo.

—¿Qué?

—¿Aceptarías una cita conmigo para hacer una colaboración?

Esto dejó un ligero shock en el peli morado. Una sola cena rápida, la propuesta de Neito Monoma, un trato muy beneficioso para ambos...

—Tu vida laboral y tu vida personal son dos cosas completamente diferentes.

Esas mismas palabras le comentó Denki la noche anterior, cuando le reveló que vivía básicamente trabajando y no tenía ningún pasatiempo.

Te lo pongo así Hitoshi. Por un lado, está el empresario presidente de la compañía Midnight, un hombre muy trabajador y responsable. Pero también está el veinteañero fanático de los gatos que merece divertirse. Algo que te puede recomendar alguien más joven que tú es que JAMÁS mezcles ambos polos. Nunca trabajes en tu descanso y no uses tu descanso para trabajar.

Con ese mini discurso en su mente, miró nuevamente al rubio ojos azules.

—Como recomendé, podemos programar una reunión. Ahora los dos estamos de vacaciones. No hay que hacer las cosas por el camino rápido.

Creyendo haber perdido una gran oportunidad, el pequeño Hitoshi se encontraba temblando de miedo, pero tanto él como el Hitoshi grande se sorprendieron al escuchar la gran carcajada que salió de Monoma.

—Me agradas, eso es exactamente lo que quería escuchar. Tienes razón, vine aquí para olvidar el trabajo, no a trabajar más. Ten por seguro que tendremos esa reunión —saca un shot de tequila de quién sabe dónde—. Salud amigo.

—Salud —choca su vaso antes de beber.

Neito giró la cabeza levemente seguido de Hitoshi, descubriendo frente a ellos a Denki.Por alguna razón, el peli morado se asustó, creyendo que se crearía una especie de malentendido entre ambos.

Oh Hitoshi, siempre fuera de la realidad.

—¡Neito-chan!

—¡Denki-kun! —se levanta a abrazarlo.

—¡No sabía que estabas en el hotel!

—Solo por unos días. Necesitaba despejar mi mente y qué mejor forma de hacerlo que en el resort Sakura donde sé que encontraré a mi mejor amigo.

—Ow, Neito-chan.

—En fin, debo regresar a mi cuarto. Oye —disimuladamente señala al chico de orbes violetas—. Ese chico es bastante guapo, deberías hablar con él.

—Ya lo hago, y si es un chico lindo.

—Ok, nos vemos Denki-kun —besa su mejilla.

Hitoshi soltó internamente un suspiro de alivio mientras Denki se acercaba a la mesa.

—Hola Hitoshi.

—Hola Denki. Creí que estarías trabajando.

—Terminé rápido el trabajo y vine a descansar aquí —se sienta.

—¿A un bar? —alza una ceja—. Debes ser mayor de edad para pedir un solo trago.

—Aquí también venden preparados sin alcohol.

—¿En serio?

—Sí, además son baratos.

—Entonces te lo invito.

—No es necesario.

—Tranquilo, tengo bebidas incluidas en mi paquete.

—O.... podemos repetir lo que hicimos ayer. Claro, no necesitamos el servicio a la habitación. Solo conversemos otra vez.

—Eso... me encantaría.

—Juzo, ¿no vas a cenar?

—No mamá, solo voy a estar en mi cuarto.

—Si cambias de opinión te dejo la comida en la estufa. Debo ir a hacer unas consultas. Te amo bebé.

—Yo también, mucha suerte mamá.

El peliblanco cerró la puerta y fue en dirección a su cama. Como todas sus citas acabaron, Mirio lo dejó irse antes para que descansara. Al parecer todos en el hotel tuvieron permiso de tomarse un tiempo extra.

Mientras leía un libro al que le faltaba poco para acabar, escuchó nuevamente la voz de su madre.

—Juzo, parece que tienes una visita

—Ok, déjalo pasar —responde creyendo que se trataba de Izuku o Denki.

Al levantarse para recibir al visitante, se sorprendió al ver que se trataba de Tetsutetsu.

—¿Tetsu?

—Hola Juzo.

—¿Qué haces aquí?

—No te vi en todo el día y, como me dijiste que vivías en la clínica, decidí venir a verte.

—¿En serio?

—Te extrañé Juzo, ¿puedo pasar?

—Claro Tetsu —le da acceso a su cuarto.

Ambos se fueron sentando a la orilla de la cama, Juzo con una sonrisa tímida y Tetsutetsu un poco nervioso.

—¿Todo está bien? —acaricia su hombro.

—Yo... necesito hablar con alguien. Juzo, me permitiste conocerte un poco más, y yo quisiera que me conocieras a mí, ¿puedo ser sincero contigo?

—Cla ... claro Tetsu. No soy quién para detener tu derecho.

El peli gris sonrió satisfecho con esa respuesta.

LAMENTO TAAAANTO MI AUSENCIA MIS AMADOS SERES DE LA CREACIÓN.

Ultimamente me distraigo demasiado y la mayoría de mis deberes los dejo a lo último, por lo que me ocupo realizando tareas. Pero ya pronto entró a los examanes y con eso el período de vacaciones, así que tendré más tiempo de escribir.

CURIOSIDADES

1-Anan, la mesera que atiende a Shoto e Izuku, es Anan Kurose, más conocida como la herína del espacio, No.13, la más adorable proheroína de BNHA.

(Y con el rostro de una diosa)

2-Los kotatsus son unas mesas cubiertas con una gruesa sabana que tienen en su interior un calentador, donde se colocan las piernas para calentarse.

Son algo así

3- Neito Monoma es el estudiante más apasionado de la clase B, aunque también muy competitivo por superar a la clase A. Sin embargo, canonicamente respeta a Denki, y muchos tenemos el HC de que ambos son buenos amigos.

4- Durante mi tiempo libre, terminé la estrutura final para la historia, la cual tendrá unos 37 capítulos, por lo que nos quedan 25 capítulos 

5- Gracias por los nombres que han sugerido para el hijo o hija SeroMina, y, para hacerlo divertido, los pondré en una ruleta y el ganador se sabrá ¿pronto?

Muchísimas gracias por todo el apoyo que le estan dando a este proyecto y por su paciencia.

Los amo.

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