》VI《
Jun se quedó callado un momento, no sabía que decir, no estaba seguro, no le importó demasiado percatarse cuando estaban haciéndolo; por su mente cruzaron miles de cosas, pero estaba seguro de algo, estaba seguro de que Yixing se vino dentro de él.
-Junmyeon, ¿usó protección o no?-
El azabache siguió petrificado, no supo que responder, se aclaró la garganta y pudo articular palabras con algo de dificultad -creo que sí...¿por qué?- JongDae suspiró, habló suave, comprensivo, algo cansado -hermano, si se vino dentro, pues hay la posibilidad de que...tu sabes...te embaraces...pero como si usó, todo bien ¿verdad?- a Jun le empezó a doler la cabeza, demasiadas cosas en su cabeza girando y girando, quería dormir, cubrirse con las sábanas y olvidar todo, todas las mentiras, su vida, y dejar de pensar en todas las cosas que podrían pasar, estas le aterraban.
-¿no solo se embarazan las mujeres?- cuestionó el más bajo -¿es en serio? vas a estudiar medicina y no sabes que a algunos hombres les pasa haha~- dijo entre risas el castaño, quien recibió un pequeño golpe del menor -cállate idiota; bueno, para estar seguros...¿qué debo hacer?- el mayor sonrió nervioso -toma la píldora del día siguiente...por si acaso- solo atinó a decir lo que su novio hacía normalmente cada vez que irresponsablemente el castaño "olvidaba" los preservativos; el azabache asintió -¿y si no funciona? dicen que no son 100% efectivas...- JongDae tomó su celular y le mandó un mensaje a su novio, no sabía bien que decirle a Junmyeon.
Pasaron unos segundos y el mayor de los tres respondió "Si creen que la píldora no funcionará, pueden comprar una prueba de embarazo en la farmacia, se debe hacer la prueba 10 días después del acto...sigan las instrucciones, esperen unos minutos y corroboren, de verdad espero que Junmyeon no esté embarazado de ese idiota..."
Jun escuchó a su mejor amigo leer el mensaje de su novio, aunque este omitió la última parte. Se tensó, de verdad no sabía si Yixing usó un preservativo o no, aquello parecía ser un gran problema; efectivamente sabía como eran los procesos reproductivos y embrionarios tanto en mujeres como en hombres, de solo pensar en un bebe creciendo dentro de él, con todos los problemas (además de responsabilidades) que eso acarrea, se le hacía un nudo en la garganta.
JongDae notó que su amigo estaba muy pálido, así que le dio un abrazo -tranquilo Myeon, no estás solo, pase lo que pase, estaré aquí, Xiumin también te apoyará- el azabache correspondió débilmente al abrazo de su mejor amigo, sus pequeñas lágrimas mojaron el hombro del castaño. Se separaron y sonrieron.
Junmyeon limpió sus lentes y se los colocó, no había rastro de maquillaje en su rostro, volvía a ser el mismo Junmyeon de siempre.
Bajaron las escaleras, se dirigieron a la mesa de la cocina, esta estaba llena de comida, el pequeño sintió escalofríos; cada vez que iba casa del castaño se percataba de las imágenes que estaban colgadas en las paredes, en el medio el hijo de Dios y la madre del mismo, JongDae le dijo que se sentara en la silla del medio, frente a una enorme taza de café, pasaron unos minutos y apareció el mayor con dos rosarios, le entregó uno a Junmyeon, lo miró, y volvió la mirada al castaño, quien rodó los ojos y susurró -tu sabes mejor que nadie como son...- el contrario asintió.
El padre de JongDae apareció, traía su rosario entre sus manos, su libro sagrado y una sonrisa. El castaño era una copia casi idéntica de su padre, misma nariz, mismos ojos, hasta el mismo sentido del humor, pero a pesar de ser tan similares, había una brecha inmensa entre ellos, la cual estaban 100% seguros de que nunca podrían superar. Como debes de estar pensando, el padre de JongDae era homofóbico. (como casi todas las personas pertenecientes a ese pueblo)
Su homofobia era bastante marcada, casi tanto como lo era en el caso de la madre de Junmyeon, aunque había algo que lo diferenciaba de ella, algo bastante simple, el padre de Dae no quería cambiarlo, ni mucho menos "curarlo" con castigos ni penitencias, lo amaba tal como era, aunque su más grande anhelo era que su pequeño le dé una familia, no pensaba en agredirlo ni humillarlo, a veces lo sermoneaba, pero de aquello no pasaba, quería que a pesar de todo lleve una vida de bien, basada en el amor y la fe. No podía estar más lejos de poder hacer entrar en razón a su rebelde hijo.
El señor Kim sonrió al ver a ambos jóvenes sentados -muchachos, es hora de desayunar, no olviden que iremos a misa, cierto, Junmyeon, tu madre acaba de llamar- "mierda" pensó Junmyeon, sus ojos se abrieron al escuchar la palabra "madre" -irás con nosotros al templo, la encontraremos ahí, hoy regresa del retiro- el menor asintió con una sonrisa falsa -Bien, JongDae, hijo siéntate, juntemos nuestras manos, leeré la buena nueva, luego un denario, agradecemos por la comida, y podremos desayunar- los jóvenes asintieron y juntaron sus manos.
***
Terminaron todo el ritual con un Amén, se dispusieron a comer las exquisiteces que el señor Kim había mandado preparar. -Bueno muchachos, me arreglaré y nos vamos directo al templo, no tenemos mucho tiempo- los dos chicos sonrieron y siguieron hablando de cosas sin importancia.
Las 11 am llegaron bastante rápido, ya estaban caminando hacia el templo, este era gigante, blanco, con una estatua de la Virgen María en el medio del atrio, subieron unos pequeños escalones y se encontraron con la estatua, junto a esta estaba la madre de Junmyeon, estaba muy elegante, traía una expresión gris, preocupada, el azabache se percató que su progenitora traía el labio inferior rojo, maldijo internamente, sabía que aquello era un signo de ansiedad, el mismo que podía evidenciar que su madre se la pasó castigándose y aquel labio rojo era el producto del dolor de la intensa penitencia que debía realizarse por haber dejado salir a su hijo.
La mujer volteó, al ver a la luz de sus ojos frente a ella, sano, salvo, completo, en el templo donde "pertenecía" su rostro se iluminó, sonrió ampliamente, acarició su cabello con suavidad, lo abrazó, Junmyeon estaba confundido, no parecía la misma loca que solo lo regañaba y golpeaba, parecía una madre verdadera, correspondió al abrazo. -Mi amor, te extrañé tanto, que bueno que estés aquí, donde debes estar, en la casa de Dios, donde el pecado no puede ingresar- Jun asintió, tomó el brazo de su madre y entraron a la iglesia, los Kim seguían con ellos, la madre se acercó al padre de JongDae, hablaron unos momentos, sonreían, se llevaban bien, se persinaron.
Escucharon la palabra de dios, pidieron por sus almas, se dieron el saludo de paz, Junmyeon recibió un cálido abrazo de su madre, y un par de palmadas en la espalda por parte de ambos Kim.
La madre recibió un abrazo por parte del señor Kim, ella lo miró fría, extraño se dijeron ambos jóvenes.
La misa pasó bastante rápido, ya eran las 12 del medio día y la gente empezaba a salir, bajan la escalera mientras cantaban la última alabanza, Junmyeon caminaba despacio, su madre junto con el señor Kim, no se percató de que su pequeño no estaba junto a ella; para variar, JongDae desapareció entre la gente, así que el azabache se quedó irremediablemente solo.
Junmyeon estaba distraído, sin querer se chocó con un hombre que estaba delante de él, este volteó algo enojado -¿por qué no te fijas? enano- Jun se asustó, este era un hombre gigante, tenía odio en sus ojos, a pesar de estar en la casa de Dios, donde su madre siempre decía que estaría protegido, estaba completamente solo, indefenso, vulnerable.
Aunque como su madre decía los milagros existen y estos suceden cuando menos te lo esperas.
-Perdone usted buen hombre, este pequeño joven no quería chocar con usted, de verdad lo siente- el hombre más alto y aterrador miró al profesor, este tenía una mirada desafiante, pero su voz fue suave, el hombre se fue refunfuñando -¿estás bien pequeño?- Jun se sonrojó, sus lentes se empañaron un poco por el sonrojo que inútilmente intentó esconder, era Yixing, no podía creerlo, de todas las personas que pensaba encontrarse en el templo, nunca se imaginó que se encontraría con el maestro -tu nombre es Junmyeon ¿verdad? el hermano de Suho- se sorprendió, nunca antes lo había escuchado llamarlo por su nombre de aquella manera tan informal -Sí...Buen día profesor Zhang~- el mayor sonrió amplio -buen día, no pensé encontrarte aquí~ ¿y tu hermano? por un segundo pensé que eras él, son idénticos, pero recordé que tu eres el que usa gafas~~-
A Junmyeon por poco le da un ataque, Yixing seguía pensando en él, aquello lo hizo inmensamente feliz. Ahí corroboró que todas las personas de aquel pueblo eran muy creyentes, así no sean las más correctas, asistían cada domingo a misa, y Yixing no era la excepción.
Pero su Dios tenía algo planeado para esa mañana en la iglesia, algo que debía pasar, los problemas estaban por comenzar.
La madre del azabache se percató de que su pequeño no estaba junto a ella, regresó la vista hacia el templo y se encontró con una imagen extraña, su hijo hablando con un hombre joven, parecían amigos, aquello la enojó de cierta manera, se dijo "el templo es para conversar únicamente con Dios".
Sin pensarlo demasiado, se acercó a él y tocó su hombro con algo de rudeza, pero con una sonrisa falsa.
-Junmyeon, ¿quién es? es hora de irnos a casa-
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